7 de abril de 2016

Cómo ayuda la Unión Soviética a España, Harry Gannes (Primera Parte)

Harry Gannes (1900 – 1941), fue un periodista norteamericano editor del diario Daily Worker en los años 30. Fue uno de los fundadores de la Liga de Jóvenes Comunistas, de la que sería también Secretario General. Visitó  China durante algunos años en tiempo de la revolución, relato que contaría en su libro When China Unites An Interpretive History Of The Chinese Revolution, en 1937; igualmente dedicaría gran parte de su trabajo a denunciar el movimiento de No Intervención creado por las potencias capitalistas, Inglaterra y Francia, para beneficio de los rebeldes fascistas y sus sostendedores y amos, Alemania e Italia, y que dejó a la España Republicana aislada internacionalmente, con el único apoyo efectivo de la Unión Soviética.

En este último contexto escribiría en 1936 por encargo de la Internacional Comunista el libro que Cuestionatelotodo, está traduciendo a nuestra lengua. en vista de que hasta ahora nunca había sido publicado en español: How the Soviet Union Helps to SpainCómo ayuda la Unión Soviética a España.

A continuación, publicamos la primera entrega:

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CÓMO AYUDA LA UNIÓN SOVIÉTICA A ESPAÑA (I)

Geográficamente, España es el país de Europa más alejado de la Unión Soviética. Sin embargo, en la batalla contra el fascismo, por la democracia, la libertad y la paz mundial, la Rusia soviética y la España democrática y revolucionaria están inseparablemente la una al lado de la otra.

Cuando se desencadenó en España la salvaje guerra civil para derrocar al gobierno democrático legalmente elegido, simultáneamente, recayeron sobre la Unión Soviética las más acerbas calumnias.

Siendo como es el más activo adalid de la libertad de España, la URSS se convirtió en el blanco principal de los ataques de Hitler y Mussolini.

Relataremos aquí la gloriosa ejecutoria de la Unión Soviética en ayuda de la España democrática y contra la actuación conjunta de las potencias fascistas del mundo.

El vendaval belicista desatado en el ámbito diplomático y propagandístico por los enemigos de la clase obrera, la democracia y la paz mundial contra el más leal amigo de España, la Unión Soviética, no amainó ni por un instante. Pero, sola entre todas las naciones en su valerosa defensa de España contra sus poderosos agresores fascistas de dentro y fuera, la URSS no fue únicamente el blanco exclusivo de las potencias fascistas.
También los hubo, entre quienes se hacen llamar amigos de España e incluso “revolucionaristas”, que criticaron a la Unión Soviética, si bien cada vez con menos fuerza.

Algunos no supieron ver la peligrosa situación que, de intento, habían creado las potencias fascistas, las vacilaciones del Reino Unido y Francia, así como la indecisión y la desastrosa política errática de la Internacional Obrera y Socialista, la dirigencia del Partido Laborista y del Primer Ministro francés Leon Blum. Otros creyeron quiméricamente que, por arte de birlibirloque, la Unión Soviética podría modificar todos los factores políticos, geográficos y militares de Europa y desplazar a España el gran dispositivo defensivo que había erigido en el interior de sus propias fronteras para emplearlo contra la colusión de los dictadores fascistas y contra otras potencias que los toleran y alientan.

Cuando los dictadores fascistas y sus apologistas, como William Randolph Hearst, acusan a la Unión Soviética de “instigar” los sangrientos acontecimientos de España, deberían tener presentes dos hechos fundamentales:

En primer lugar, ¿por qué habría de elegir la URSS al país de Europa que está más alejado de ella, al menos accesible a su ayuda militar, para lo que los fascistas llaman su “vil complot”?

Y en segundo lugar, ¿pueden explicar los fascistas y sus partidarios por qué “Moscú” habría de desear una guerra civil en un país en el que el Frente Popular antifascista había resultado vencedor; en una tierra en la que un levantamiento cruento sólo podría despertar infames esperanzas en el corazón sanguinario de los fascistas españoles e inflamar las mentes calenturientas de los belicistas fascistas de otros países?
Los enemigos exteriores de España son, esencialmente, los adversarios de la Unión Soviética. Desde su mismo inicio, la guerra civil en España no fue un asunto “nacional”. En su fase embrionaria, conspirativa, también se trató de antisovietismo. A sabiendas de que no podrían derrotar o esclavizar a la mayoría del pueblo español, que en las elecciones de 16 de febrero de 1936 había expulsado a la camarilla gobernante monárquico-fascista-feudal de los Lerroux, Gil Robles y Calvo Sotelo, los militaristas y reaccionarios españoles recurrieron, antes de nada, a la ayuda extranjera para derrocar al gobierno constitucionalmente elegido. Desde el primer momento de la conspiración, la guerra civil española fue un asunto internacional. Y sólo puede resolverse como cuestión internacional que es.

Los verdaderos conspiradores para aplastar la democracia española fueron los dictadores Hitler, Mussolini y Salazar. Para Hitler en especial, los preparativos de la guerra civil en España formaban parte de sus planes bélicos contra Francia, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Para Mussolini, se trataba de un paso importante para arrebatar a Inglaterra el control del Mediterráneo.

No nos proponemos en estas páginas ahondar en hechos ampliamente conocidos, como la complicidad fascista extranjera en los planes de la conspiración para derrocar al legítimo gobierno español, ni investigar en profundidad el hecho, sobre el que ha dado abundante testimonio la prensa burguesa, de que el general Franco y su junta de fascistas y secuaces monárquicos, terratenientes y capitalistas hubieran prometido a Hitler y a Mussolini cuantiosas concesiones coloniales y bases militares en diversas posesiones españolas, en islas del Mediterráneo y el Atlántico, y en la propia península ibérica.

Tan sólo es necesario recalcar una cuestión innegable en este momento: el objetivo de las potencias fascistas en España era consolidar los preparativos bélicos contra Francia, apoderarse de colonias africanas y en otros continentes, destruir la Unión Soviética y extender el fascismo a los países democráticos.

Desde el primer momento, pues, la Unión Soviética empleó hasta la última gota de su energía, de su poder, de sus posibilidades de acción mundial y de su enorme capacidad para movilizar y dirigir a los trabajadores del mundo y a todas las fuerzas del socialismo y el progreso, para ayudar a España a derrotar al fascismo y a los pirómanos de una nueva guerra mundial.

El principio rector de la URSS en defensa de la España revolucionaria y su gobierno legal y democrático quedó expresado en las encendidas palabras de José Stalin al Comité Central del Partido Comunista de España en los días en que se libraba la más decisiva batalla por Madrid.

El 16 de octubre el camarada Stalin telegrafió el siguiente mensaje a José Díaz, Secretario del Partido Comunista de España:

“Los trabajadores de la Unión Soviética, al prestar toda su ayuda a las masas revolucionarias de España, no hacen otra cosa que cumplir meramente con su deber. Están persuadidos de que liberar a España de la opresión de los fascistas reaccionarios no es un deber que corresponde solamente a los españoles sino una tarea común que atañe a toda la humanidad avanzada y progresista”.

Armas y fascismo

Los primeros disparos que realizaron los fascistas en la guerra civil española fueron efectuados con fusiles suministrados previamente por Hitler y Mussolini. Los conspiradores que querían asesinar la democracia española recibieron un contundente revés y fueron inicialmente derrotados. En Barcelona, Madrid y la Sierra de Guadarrama, fueron repelidos los primeros recios ataques de los experimentados militaristas fascistas, armados con pertrechos de muerte alemanes e italianos.

Los rebeldes españoles dieron un grito de alarma en demanda de ayuda a sus protectores alemanes e italianos. Necesitaban más armas. El pueblo oponía una resistencia que jamás llegaron a imaginar. La lucha iba a ser más encarnizada y se iba a prolongar en el tiempo más de lo inicialmente previsto. El pueblo había perdido el miedo a sus antiguos amos.

Se produjo entonces una terrible decisión contra la democracia española adoptada por el gobierno tory inglés con el respaldo de la política acomodaticia del Primer Ministro socialista francés, Blum.

Mientras las potencias fascistas enviaban todo tipo de armas y municiones a los rebeldes españoles, que se encontraban contra las cuerdas y en riesgo cierto de caer derrotados, el gobierno británico, secundado por el socialista Leon Blum, cortó el suministro de armas al pueblo español.

En julio y agosto, el Primer Ministro Leon Blum, con el propósito, según pensaba, de evitar una guerra mundial, consiguió levantar en realidad un bloqueo contra el legítimo gobierno español, privándolo de un derecho jamás desmentido por las normas internacionales, a saber, el de comprar armas para defenderse de una insurrección. Ni que decir tiene que, hasta ese momento, los gobiernos reaccionarios habían ejercido siempre ese derecho para defenderse de los levantamientos populares revolucionarios. Sin embargo, en el momento en que el pueblo, representado por el legítimo gobierno español, intentó adquirir armas para defenderse de una rebelión fascista, fue el Primer Ministro socialista Leon Blum quien sentó las bases para crear lo que posteriormente se conoció como la farsa de la “no intervención”.

Al mismo tiempo, los fascistas que estaban al corriente de la fecha de la rebelión fijada por sus conmilitones en España acusaron también a la Unión Soviética de enviar armas al legítimo gobierno español, a pesar de que, a todas luces, los fascistas contaron con el efecto sorpresa y la ventaja geográfico-militar.

El 1 de agosto, los gobiernos británico y francés acordaron colaborar para establecer lo que más tarde se llamó el Comité Internacional para la Aplicación del Acuerdo de No Intervención en España.

El Reino Unido insistió en la participación de Alemania, Portugal, Rusia e Italia.

Blum dio su visto bueno de inmediato. Los fascistas italianos y, en especial, los alemanes, pusieron en marcha a partir de ese momento las típicas maniobras dilatorias que les caracterizan.

Francia finalmente fijó la fecha de 17 de agosto como plazo de adhesión al pacto de neutralidad. Las dos potencias fascistas no respetaron la fecha tope; aun así, Blum no permitió que los cargamentos de armas llegaran al gobierno constitucional de España. Siguió negociando con Roma y Berlín hasta el 24 de agosto, día en que Hitler anunció un “embargo” en Alemania de armas para España.

Entretanto, las potencias fascistas, como condición para su adhesión al acuerdo de “no intervención”, exigieron la de la Unión Soviética.

La URSS y la “no intervención”

La Unión Soviética era absolutamente contraria a un acuerdo de “no intervención”. Si hubiera contado con la ayuda necesaria de los partidos socialistas, de los movimientos obrero y antifascista de todo el mundo, además del apoyo de los partidos comunistas, la URSS habría podido parar en seco el movimiento por la “no intervención”. Maxim Litvinov, comisario soviético de Asuntos Exteriores, en su alocución de 28 de septiembre a la Asamblea de la Sociedad de Naciones, expresó con toda firmeza las posiciones de la Unión Soviética contra la “neutralidad” y la “no intervención” como formas de ayuda a los agresores fascistas.

La actuación inicial de Blum a instancias de Londres no sólo creó un peligroso precedente; también contribuyó a enredar y complicar las relaciones, poniendo a la Unión Soviética en una situación difícil y comprometida.

Distinguirse en solitario contra el pacto de “no intervención” en las condiciones creadas por el gobierno francés, encabezado por el socialista Blum, y el gobierno tory británico que dirigía el conservador Stanley Baldwin, era en ese momento lo que precisamente deseaban los fascistas. La URSS dejó clara cuál era su postura.

Para la Unión Soviética no se trataba de que el proyecto de “no intervención” fuera justo o útil para España, si bien consideraba que, de detener efectivamente los envíos de armas de Alemania e Italia a los rebeldes españoles, el pueblo español podría ajustarles las cuentas a sus agresores.

La Unión Soviética no podía enfrentarse directamente a Blum por el pacto de “no intervención”, pues tal decisión habría significado hacer el juego a Hitler y a la facción pronazi del gobierno tory de Londres, que estaba tratando de provocar justamente ese estado de cosas.

De este modo, para enviar armamento a España en las difíciles condiciones creadas, la Unión Soviética dependía del grado de apoyo que se pudiera recabar del Partido Laborista Británico, del Congreso de Sindicatos Británicos, del Partido Socialista francés y de la Internacional Socialista, es decir, de todas las fuerzas antifascistas en unidad de acción con los comunistas. De haber actuado sola, con el movimiento laborista inglés y la Internacional Socialista comprometidos en apoyo del acuerdo de “no intervención”, la URSS no habría estado en condiciones de doblegar a los fascistas en una pugna abierta de envío de armas a España.

Estaba claro que ni el Reino Unido ni Francia habrían participado en el suministro de armas al gobierno legítimo y democrático de España.

El resultado habría terminado siendo una carrera desenfrenada entre la Unión Soviética, por un lado, e Italia, Alemania y Portugal, por otro.

Alemania e Italia no sólo están mejor situadas para suministrar cargamentos de armas a España, sino que también controlan las dos únicas rutas que unen la Unión Soviética con dicho país: Alemania, la del norte, e Italia, la del sur. Además, las armadas de ambos países, construidas para la conquista imperialista, dan a esas dos potencias fascistas una más que considerable superioridad en caso de zafarrancho de envío de armas como el que se habría desatado entre la URSS, sola, y dichas potencias, de consuno.

Cuando el Primer Ministro socialista Leon Blum decretó el acuerdo de “no intervención”, privó a España de la fuente natural de armas y suministros más inmediata y amplia de que disponía para defenderse.

La política británica en España

Entre las potencias imperialistas, el Reino Unido está sumamente interesado en el futuro de España. Cuando los dictadores fascistas planearon instaurar el fascismo en la península ibérica, al Reino Unido se le plantearon una serie de cuestiones contradictorias:

¿Suponía ello una mayor amenaza para su control del Mediterráneo?

¿Cómo afectaría una victoria del Frente Popular en España a las maquinaciones de la política británica de equilibrio de poderes en Europa y al estímulo dado por el gobierno tory al rearme de Hitler?

Si Mussolini se hacía con el control de España y Portugal, ¿qué pasaría con el secular dominio inglés de esas zonas?

Si los antifascistas vencieran a los rebeldes españoles y a sus valedores alemanes e italianos, ¿cómo afectaría ello a las maniobras de los tories para crear un frente reaccionario europeo basado en su propio modelo?

¿No sería cierto que una victoria contra el fascismo en España no sólo consolidaría a las fuerzas de la democracia sino que aumentaría también la influencia de la Unión Soviética en la lucha por la paz y la marcha hacia el socialismo?

Fue principalmente el imperialismo británico el que decidió respaldar al bando de la reacción en España y bloquear los esfuerzos de la URSS por preservar la democracia en ese país.

Preocupado por la posición británica en el Mediterráneo occidental y con la perspectiva de un futuro fortalecimiento de su vieja alianza con la antigua camarilla gobernante en España, el gobierno de Baldwin supeditó su acción internacional a obtener la buena disposición de los venideros dictadores fascistas de España. Al mismo tiempo, los tories ingleses adoptaron medidas para impedir una victoria del Frente Popular que le diera acceso al gobierno legal de España sobre los fascistas.

Una ojeada a las líneas dominantes de la política imperialista británica, trazada por el sector profascista mayoritario del gobierno de Baldwin, explica por qué los tories ingleses lograron convencer a Leon Blum, Primer Ministro socialista de Francia, de plantear la cuestión de la “neutralidad” como un soborno a los fascistas.

Los tories británicos demostraron que estaban dispuestos a sacrificar la paz y la democracia en Europa y aun a poner en peligro sus propios intereses nacionales debido a su posición reaccionaria y profascista, que conllevaba el apoyo encubierto al general Franco.

El examen de los acontecimientos acaecidos desde el estallido de la guerra civil en España pone de relieve que el espíritu que ha inspirado la política dominante del gobierno británico hacia España se basa, principalmente, en los siguientes objetivos:

1. Los tories están empeñados en la derrota a toda costa del gobierno español del Frente Popular. Aunque no son partidarios de una dictadura respaldada en exclusiva por las bayonetas alemanas e italianas, consideran tal posibilidad un mal menor.

2. La abundante información publicada en los periódicos ingleses, franceses y de los Estados Unidos permite afirmar que el Reino Unido ha llegado a un acuerdo particular con Franco, sobre cuyo alcance concreto sólo cabe especular.

3. Cualesquiera sean las concesiones que los fascistas españoles hayan hecho a Roma y Berlín, los tories ingleses dan por seguro que a ellos se las harán mayores.

4. A juicio del gobierno inglés, la prolongación de los combates –aun cuando los fascistas españoles terminaran resultando vencedores– dejaría a España en tal situación de postración económica, que habría de recurrir a los créditos ingleses para sostener su dictadura. Las dos potencias fascistas, Alemania e Italia, no estarían en condiciones de proporcionar a Franco el dinero que éste pudiera necesitar. A cambio de esos créditos, los gobernantes británicos dan por hecho que podrán revocar algunas concesiones ya otorgadas y perjudiciales para sus intereses.

5. Los tories saben perfectamente que una victoria del gobierno del Frente Popular en España no sólo impulsaría el frente popular antifascista en todo el mundo, sino que daría tal ímpetu a las fuerzas de la paz y el socialismo, que debilitaría rápidamente en sus respectivos países a Hitler y Mussolini y desbarataría el juego tory de contar con Hitler como “estabilizador” del continente.

No obstante, una actuación rápida del Partido Laborista y del Congreso de Sindicatos Británicos equivaldría a ponerle gruesos palos en las ruedas a la maquinaria profascista tory.

Blum, convencido de que estaba impidiendo a los dictadores alemán e italiano enviar armas a los insurgentes españoles, consiguió tan sólo, en una decisión sin precedentes, privar al gobierno legal del derecho reconocido a comprar armas para su defensa, que era la defensa de la democracia mundial, de la paz en Francia y de la paz en el mundo.

So color de apaciguar a la facción derechista del Partido Radical Socialista, integrado el Frente Popular francés, que sostenía que el “aislamiento” de la guerra civil española era el mejor medio para preservar la paz, Blum cayó en la trampa que le tendieron los imperialistas británicos.

Londres estimó oportuno que Blum inaugurara el acuerdo de no agresión por muchas buenas razones, las más importantes de las cuales eran las siguientes:

Francia era el país mejor situado para suministrar las armas y municiones necesarias al gobierno constitucional de España. Si Francia llevaba la iniciativa de la “no intervención”, ella misma, en especial, se ataba de pies y manos.

Leon Blum, como dirigente socialista y Primer Ministro de un gobierno apoyado por el Frente Popular, podía influir sobre los dirigentes del Partido Laborista Británico y del Congreso de Sindicatos Británicos, así como de la Internacional Obrera y Socialista y de la Federación Internacional de Sindicatos para que apoyaran la política oficial del imperialismo británico.

De este modo, los británicos pudieron ocultar sus maniobras de ayuda a los fascistas españoles y continuar sus negociaciones secretas con Hitler, Mussolini, Salazar y el general Franco.

Debido al pacto franco-soviético de asistencia mutua, factor de paz tan importante, Blum pudo presionar para que la URSS participara en el acuerdo de “no intervención”.

14 comentarios:

Jairo Aja dijo...

Camarada Forneo le estoy muy agradecido por la traducion de este libro pero quiero hacer un pequeño apunte el autor del libro dice lo siguiente Geográficamente, España es el país de Europa más alejado de la Unión Soviética. Sin embargo, en la batalla contra el fascismo, por la democracia, la libertad y la paz mundial, la Rusia soviética y la España democrática y revolucionaria están inseparablemente la una al lado de la otra.No deberia ser Portugal en vez de España geograficamente el pais de Europa mas alejado de la Unión Soviética.?

Piedra dijo...

Por desgracia al margen de la propaganda tenemos la historia: La Unión Soviética vendió armas antiguas y en ocasiones inservibles a cuenta del oro depositado. A cambio se hizo con las riendas del bando republicano, a través del partido comunista, que contaba por entonces con escasos cuarenta mil afiliados, frente a los más de dos millones de anarquístas, o no se cuantos socialistas, muchos más que comunistas.

En la guerra hubo tres bandos: la república burguesa, el fascismo puro y los ignorados revolucionarios, que triunfaron en parte de España, a pesar de los otros dos bandos y mostraron al mundo como un pueblo organizado y autogestionado es mucho más efectivo que cualquier estado.

Pero ningún estado podía consentir esto, ni comunistas, ni "demócratas" ni mucho menos fascistas y la revolución ESPAÑOLA fue erradicada, firmando con ello la sentencia de muerte de la república, abandonada a su suerte por aquellos que finalmente comprendieron que no defendería jamas sus intereses: los del pueblo.

Saludos (y perdón por el ladrillo, queda el consuelo de que nadie lo va a leer y los que lo conocen, como la historia verdadera, seguirán siendo ignorados).

JL F dijo...

Bueno, pues eso habría que decírselo al bueno de Gannes. Así lo dice él, y así lo hemos traducido. En todo caso, quíen sabe qué tendría él en la cabeza cuando escribió... Quizás, bien pensado, si tenemos en cuenta las Canarias, no podemos decir que se equivocara. En todo caso, es una cuestión menor, en este caso.

Saludos Rojos

JL F dijo...

Piedra, esa es una versión de los hechos, sobre la que no hay demasiados datos. Si consideramos a los verdaderos revolucionarios, como Durruti y tantos anarquistas que sabían que, independientemente de las discrepancias, había que luchar unidos contra el fascismo, entenderemos por qué fue tan importante la ayuda soviética. Dejemos que lo diga Durruti en sus propias palabras o que nos lo cuente Ehrenburg, trasmitiendo sus palabras en su entrevista con él en Madrid:

"CNT-FAI. Milicias Antifascistas, Columna Durruti, Cuartel General.

Al proletariado de la Unión Soviética:

Compañeros, aprovecho esta oportunidad para enviaros fraternales saludos desde el frente de Aragón, donde miles de vuestros hermanos luchan, como vosotros veinte años atrás por la liberación de nuestra clase, oprimida y humillada durante siglos. Hace veinte años, los obreros de Rusia enarbolaron en Oriente la bandera roja, símbolo de la hermandad internacional de los trabajadores. Vosotros habéis puesto vuestras esperanzas en la clase obrera internacional, confiando en que ellos os ayudarían en la gran obra que habíais iniciado. Los trabajadores del mundo no os traicionaron, sino que os ayudaron todo lo que pudieron.

Hoy ha nacido en Occidente una nueva revolución y se vuelve a desplegar la misma bandera que representa nuestro ideal común y victorioso. La fraternidad une a nuestros pueblos largamente oprimidos, el uno por el zarismo y el otro por una despótica monarquía. Confiamos en vosotros, los obreros de la URSS, para la defensa de nuestra revolución. No podemos fiarnos de los políticos que se llaman antifascistas y demócratas. Sólo creemos en nuestros hermanos de clase.

Sólo los obreros pueden defender la revolución española, así como nosotros luchamos por la rusa hace veinte años. Creednos. Somos obreros como vosotros. En ningún caso renunciaremos a nuestros principios ni deshonraremos los símbolos del proletariado, las herramientas de nuestro trabajo, la hoz y el martillo.

Saludos de todos los que combaten en el frente de Aragón, arma en mano, contra el fascismo.

Vuestro compañero B. Durruti.

Osera, 22 de octubre de 1936".

O por Ilia Ehrenburg: "Hablé con él la víspera de su partida para Madrid. Estaba alegre como siempre, animoso, lleno de fe en una próxima victoria. Decía: "Ya ves: tú y yo somos amigos. Cuando ganemos la guerra, ya veremos (...) Ya pensaremos algo. De momento hay que aniquilar a los fascistas."

En fin, lo que se llama el pensamiento práctico y táctico de todo verdadero revolucionario.

Saludos Rojos

Piedra dijo...

Fíjate que la carta y el mensaje van dirigidos al proletariado, a los iguales, a los seres humanos anónimos que luchan y hacen posible todo en este mundo.

Por supuesto, el principal enemigo era el fascismo, pero este solo es una cara del problema, de hecho cuando "fue vencido" el mundo no pasó a ser mucho mejor, eso nadie puede discutirlo, no son interpretaciones, es lo que vivimos.

Saludos. ( y gracias por la paciencia ;-) )

Eduardo dijo...

No entiendo a Piedra cuando dice que el mundo no pasó a ser mucho mejor cuando se venció al fascismo, pareciera que no conoce el General Plan Ost.

Pareciera que no conoce los horrores en los que vivía la clase trabajadora antes de 1917, meta bala era la respuesta. Pareciera que no se da cuenta que hubo un paréntesis, y que el genocidio y esclavitud que renacen en Siria era lo habitual.

La época entre 1917 y 1953 fue la mejor para los trabajadores en 5000 años, incluso hasta 1990.

Cuando no se tiene objetivos, todo es bueno y todo es malo; es lo que le sucede a Piedra. Un marxista no tiene dudas, su objetivo es una nueva civilización, en la cual la clase obrera sea dominante; en ella los individuos tendrán libertad en el colectivo y podrán alcanzar la autodeterminación.

Apuntando a ese objetivo, Piedra resulta incomprensible.

Anónimo dijo...

Ayuda al pueblo español....pero cobrando.Stalin antepuso la defensa del Estado Rusia, por encima de la Revolución. Además, impuso el abandono de la Revolución en España,dejando la dirección de la guerra a la "burguesía democrática".Pretexto que servía para que Francia e Inglaterra no se enemistaran con Rusia.....Si los comunistas chinos hubieran obedecido a Stalin ,nunca se hubiera producido la Revolución China.
No se trata ahora de difundir la teoría revolucionaría sino de Revolucionarla.
Muchos y buenos son los aciertos de Stalin,y graves sus ERRORES ,muy graves .HAY QUE ROMPER CON LA FE CIEGA,instalada en el M.C.
Critica abierta y sin miramientos de los posibles errores de nuestros referentes ¡SÍ,no eran Omniscientes!
Balance y Superación como condición de desarrollo.

JL F dijo...

Totalmente de acuerdo, hay que romper con la idolatria y con la ausencia de crítica en el MC. Pero eso no significa juzgar las cosas de forma antidialectica. Stalin tuvo algunos errores, no se si muchos, pero su actitud con España no creo que lo fuera. Fue el unico pais que ayudo a la Republica (que era burguesa, no trabajadora, no hay que caer en la tentacion de aceptar las manipulaciones de la propaganda fascisa) pero tambien era el unico que se enfrentaba a la amenaza nazi (cuyo principal objetivo era la Union Sovietica). Asi que no se le puede acusar de que ayudara a España cubriendose las espaldas, porque tampoco era cosa de ayudar a una democracia burguesa como la dirigida por Azaña y dejar las puertas abiertas a los tanquis capitalistas de la esvastica. No obsante, seguro que podrian haberlo hecho mejor, pero eso no significa que los españoles hayan de agradecer a los sovieticos, que no a Stalin, que simplemente era la cara, la imagen, de la dirigencia bolchevique, no un dios ni, por supuesto, un dictador, su inestimable, aunque finalmente insuficiente, ayuda. Posiblemente el PCUS tuvo errores mucho mas graves, como el considerar que la lucha de clases interna habia llegado a su fin, lo que provoco que, tras la muerte del propio Stalin, la burocracia ganara finalmente la batalla contra las masas.

Saludos Rojos

Anónimo dijo...

El Estado es un instrumento burgués, y no deja de serlo. No existe el Estado proletario, existe la Dictadura del proletario....
Cuando Stalin y el PCUS rechazaron la existencia de clases antagónicas en la URSSS, se apearon del camino del Comunismo.Es luego comprensible ver la aplicación de políticas reaccionarias ; como subir el sueldo a los técnicos de la sociedad,la persecución-criminalizacion de la homosexualidad, los beneficios a la Iglesia, la instauración de educación segregada por sexos-modo Opus Dei...

"en política no importa tanto quien sostiene directamente determinadas ideas. Lo que importa es a quien benefician esas ideas" Lenin

Para qué asumir que cometemos errores? Para superarlos? Cuando podemos comportarnos como burgueses y tener actitudes liberales..

"Fuera de la lucha de clases,el Socialismo es una frase vacía o un sueño ingenuo" Lenin


Socialismo sin lucha de clases? una falacia, el invento sacralizado de la burocracia Hoxhista, la impostura, anti-dialéctica.
Camaradas, no hay salto cualitativo sin lucha de opuestos.

Anónimo dijo...

REBELDES DE ASTURIAS
¡RENDIOS!
¡RENDIOS AL GOBIERNO DE ESPAÑA!
¡VIVA LA REPUBLICA!
Así de un tajo la II Republica aplastaba militarmente, en mano de Francisco Franco, general de la republica, la revolución bolchevique de Asturias.
(...)Y nosotros exclamamos:¡La revolución ha muerto! ¡Viva la revolución!(...)la burguesía no tiene rey; su verdadera forma de dominación es la República" K.Marx

Anónimo dijo...

Menos Republica burguesa con apellidos populares...y mas Dictadura del Proletario.

JL F dijo...

Esta claro, cualquier socialismo que decrete el fin de la lucha de clases deja de ser socialismo. Asi sucedio en la URSS, en la Albania de Hoxha o en la misma China, hoy gran potencia capitalista.

Saludos

Anónimo dijo...

La URSS colapsó dicen los liberales,deduciendo habitualmente causas internas superficiales.Y los comunistas fue la traición, los espías y la CIA....muy triste.
Un análisis sobre la lucha de clases dentro de la URSS? Sobre contradicciones internas? Asumir que cayó? Eso NO.
Y así nos quedamos en banderas, eslóganes y marginalidades y no afrontamos lo que nos deja Avanzar. La carga del pasado bajo nuestros pies.
Autocrítica para el avance.
Tiene utilidad reivindicar la URSS,conociendo sus victorias y aciertos.Pero mas útil y urgente es conocer sus fallos.Nuestros errores no son los que dice la burguesía.Por eso debemos analizarlos nosotros,hacer balance de la experiencia pasada.
El miedo del enemigo, es que aprendamos de nuestros errores. M.A
¡Reconstitución del Comunismo!

Anónimo dijo...

Lo mas increíble de un "fracaso", es que se intente esconder con dudosos logros.
Las preguntas sobre si la Lucha mereció la pena ¿ Mereció la pena tanto dolor para esto? son formuladas por conciencias débiles, son como el sabio Silenio : han descubierto que lo mejor es no haber nacido y una vez se ha nacido lo mejor es morirse pronto. El no encarar la lucha por las consecuencias de ser derrotados sin comenzar, LA PEOR LUCHA ES LA QUE NO SE HACE, el resto siempre merece la pena. La vida es lucha, brega y transformación , superación de lo decadente y enfermo, no aislamiento ante lo dañino.
Las plantas que crecen en invernadero sin haber experimentado la lucha son débiles. La lucha siempre dejará legado para los que vengan detrás y levanten de Nuevo La Bandera, sin los que luchan no podríamos ni criticar y SUPERAR las erradas formas de Lucha. Es nuestro deber con ellos criticarlas y aprehender. R

"Todos los partidos revolucionarios que han perecido hasta ahora, perecieron porque llegaron a estar satisfechos de sí mismos. Ya no podían ver las fuentes de su fuerza y temían hablar de sus debilidades. Pero nosotros no pereceremos porque no nos asusta hablar de nuestras debilidades y aprenderemos a vencerlas". LENIN

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