31 de diciembre de 2021

"Feliz Año, fusil: enséñame a cantar los años nuevos", Juan Gonzalo Rose

Juan Gonzalo Rose (Barrios Altos, 1928-Lima, 1983) destacó por su poesía social. Ingresó a la Facultad de Letras de San Marcos y, como todo joven por aquella época, tomó posición política. Eran tiempos de posguerra, de luchas contra el fascismo, tiempos del general Manuel Apolinario Odría, a quien los intelectuales le causaban urticaria y que, pronto, exilió a un gran grupo de librepensadores hacia tierras mexicanas. 

Imagini pentru juan gonzalo roseAllí Juan Gonzalo estuvo con Gustavo Valcárcel entre otros camaradas peruanos, conoció a Fidel Castro y al Che Guevara, con quienes estuvo a punto de embarcarse en el yate Granma, ese que el 2 de diciembre de 1956 encalló en la costa de la isla caribeña para dar inició a la revolución cubana. César Lévano, amigo del poeta, recuerda que en una conferencia éste dijo “fracasado como guerrillero me dediqué a bohemio”.

El poema que transcribimos a continuación lo creó Juan Gonzalo en la época en que estuvo desterrado en México por su militancia en la Juventud Comunista, incluído en su obra Canto desde lejos, 1957. En él, a punto de llegar el final de año y, en el contexto de la explotación de clase e imperialista, recuerda que no, en realidad, no tienen año nuevo pueblos como el suyo, Perú, sometidos a las ambiciones de la minoría y de las potencias extranjeras,

No tienen año nuevo los pueblos como el mío:
será nuevo paisaje, pero la misma ausencia;
será pañuelo nuevo, pero la misma lágrima;
será nueva mortaja, pero distinta muert
e.

Aunque, como ya habían señalado Marx y Engels hacía años, y después aplicado para construir estados socialistas Lenin, Stalin o Mao, y tal como estaban intentando en aquellos momentos en Cuba los camaradas que había conocido en México, exiliados por el imperialismo de muchos países de Latinoamérica, solamente hay un camino para conseguir que los pueblos y los trabajadores tengan realmente cada año, un año nuevo sin explotación y sometimiento: "feliz año, fusil: enséñame a cantar los años nuevos".

Los versos de Juan Gonzalo Rose nos recuerdan la necesidad de aprender a cantar esos "años nuevos" luchando contra la explotación y el imperialismo, atentos a Mao, cuando nos avisaba de que "el poder nace del fusil", y a las palabras de Lenin en El estado y la Revolución, recordando que "La necesidad de educar sistemáticamente a las masas en esta, precisamente en esta idea de la revolución violenta, es algo básico en toda la doctrina de Marx y Engels"

Año nuevo, de Juan Gonzalo Rose


Año nuevo en la sangre de los asesinados. Año nuevo en la sala de torturas
y en el ojo del hombre prisionero
donde un tiempo sin sol hace su nido.

Año nuevo en la mesa del tirano
y en la percha vacía del destierro.
Año nuevo en la madre y en el hijo
separados tan sólo por un puente.

No tienen año nuevo los pueblos como el mío:
será nuevo paisaje, pero la misma ausencia;
será pañuelo nuevo, pero la misma lágrima;
será nueva mortaja, pero distinta muerte.

Pero violo el contrato con mi alma
y créceme en el pecho un abrazo tremendo:
feliz año, arbolito de mi calle,
feliz año, baúles de mi casa…

Que tenga feliz año
la sombra ya sentada de papá,
los sueños nacionales,
las gaviotas y el mar.

Feliz año, dolor,
rabia del pueblo,
odio del justo,
cólera del santo;
feliz año, fusil:
enséñame a cantar los años nuevos.

30 de diciembre de 2021

Los últimos coletazos del PCE en defensa de la autodeterminación de los pueblos del estado español (discurso de Dolores Ibárruri en septiembre de 1970)

En la reunión del Partido Comunista de España celebrada en septiembre de 1970, en pleno proceso de negociación del partido con las fuerzas antifranquistas y con los gerifaltes del régimen, en aquello que vergonzosamente se llamó la "política de conciliación nacional", y mientras se abrían las manos de sus líderes ("para nunca más poder cerrarlas", como dice el famoso poema de Mario Benedetti) dispuestos a renunciar a la República, a aceptar la monarquía heredera del franquismo y a tragar con una Constitución diseñada por el Movimiento Nacional, Dolores Ibarruri daba un discurso en defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos del estado español, retomando los principios del PCE de la República y José Díaz.
Estatua de Dolores Ibárruri en Glaswow, Escocia

La misma Pasionaria se sorprende, se siente "desconcertada y perpleja", como se puede leer en las primeras líneas de su discurso, del "olvido" del Sec. General del PCE, Santiago Carrillo, y del Comité Ejecutivo de citar entre "los múltiples motivos que impulsan y animan nuestra lucha contra la dictadura" el de la defensa de la autodeterminación de los pueblos de España, "el derecho de Cataluña, Euzkadi y Galicia a disponer libremente de sus destinos".

"De aquí que la clase obrera de nuestro país, como la clase más consecuentemente
revolucionaria, y que lleva en sí misma el futuro de una España socialista, debe ser la más
interesada en la defensa del derecho de estas nacionalidades a la autodeterminación", afirma sin tapujos Dolores Ibárruri.

Se estaba gestando la traición del PCE, ya hundido en el revisionismo "eurocomunista", dispuesto a abandonar a las miles de víctimas del franquismo abandonados en las fosas comunes diseminadas por todo el territorio del estado español, a cambio de repartirse las migajas del poder, en un flagrante abandono tanto de los principios del comunismo como de cualquier vínculo con el Partido Comunista de la II República.

La Pasionaria no duda en señalar el interesado olvido de los derechos de los pueblos de España por parte del partido, algo a lo que se tenía que renunciar para que el PCE pudiera ser aceptado entre los partidos que iban a poner las bases del que luego se conocerá como "régimen del 78", al que Franco no dudaba en referirse, comentándoselo a Juan Carlos de Borbón, elegido por él como sucesor, como "dejarlo todo atado y bien atado" (incluyendo en ese "todo" a los comunistas del PCE).

Por supuesto, tampoco Dolores Ibarruri, dirigente histórica del comunismo español, ejemplo de lucha contra el fascismo en España durante la Guerra Civil y frente al fascismo mundial en la Segunda Guerra Mundial, se libra del contagio de la defensa del pactismo, el olvido de las víctimas del franquismo, y la conciliación no ya con la burguesía, sino incluso con el propio franquismo, consecuencia del revisionismo que ya había infectado a la mayor parte de los partidos comunistas de Europa, incluyendo al propio PCUS en la URSS. 
Imagini pentru el PCE y la rojigualda
El 16 de abril de 1977 el PCE aceptaba la bandera
impuesta por el franquismo en 1939, renunciando a la
tricolor republicana

Así, en el propio documento citado en esta entrada, la Pasionaria defiende las negociaciones del PCE con los partidos antifranquistas, aduciendo que también se formó un Frente Popular durante la República, pero obviando que en aquella ocasión el frente era, precisamente, contra partidos como la CEDA de José María Gil Robles, defensora de una España como la que el franquismo iba a parir tras la muerte de Franco, y antecedente evidente de partidos como serían la UCD o Alianza Popular. En definitiva, en esta ocasión de lo que se trataba era de pactar con el propio franquismo y sus herederos, y no contra él.

En todo caso, ese es otro tema (aunque de aquellos vientos se han producido las tempestades autoritarias, criminales y totalitarias que han soplado durante la "transición" a la "democracia" actual, en la que los herederos de aquel PCE pactista, pedigüeño, abierto a la compraventa ideológica, han abandonado ya totalmente, (y esto se ha puesto vergonzosamente de manifiesto en su actitud chovinista y nacionalista centralista en los acontecimientos que han llevado a la proclamación de la República Catalana en octubre de 2017, y la posterior represión del gobierno español contra el pueblo catalán),  la histórica defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos,  no solo la del PCE de José Díaz, la República y la Guerra Civil, sino la de la propia Internacional Comunista y del Partido Comunista de la Unión Soviética, fiel a los principios del bolchevismo revolucionario hasta el deleznable XX Congreso.

Citamos a continuación un fragmento del discurso de Dolores Ibárruri, "la Pasionaria", en el que se evidencia lo que parece pensaban todavía algunos militantes del PCE sobre lo esencial de la defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos de España a principios de los setenta. Se puede leer completo pulsando en este link.

"Camaradas:

Después de haber conocido, a través de la discusión del informe del camarada Carrillo, lo que pudiéramos llamar torneo de abnegación, de heroísmo, de combatividad y de inteligencia política que ha representado la lucha de nuestros camaradas, de la clase obrera y de los campesinos contra el régimen, y en la que permanentemente se arriesga la libertad y aun la vida, como en Granada, me siento ante vosotros un tanto perpleja y desconcertada.


Y me siento desconcertada y perpleja porque al exponer en esta reunión, y en nombre del  
Comité Ejecutivo, el problema nacional, os comprometo u obligo a añadir, a los múltiples motivos que impulsan y animan nuestra lucha contra la dictadura, uno más: el de la defensa del derecho de las nacionalidades existentes en nuestro país a la autodeterminación, ya que, entre las cuestiones que en la lucha por la democratización de España deberán ser resueltas con prioridad a otras más generales, está el problema nacional, que es en substancia el derecho de Cataluña, Euzkadi y Galicia a disponer libremente de sus destinos.
Imagini pentru jose diaz
José Díaz, campeón de la defensa hasta sus últimas
consecuencias del derecho a la autodeterminación
de los pueblos del estado español

Y ello no sólo porque es de justicia, sino porque la correcta solución de esta exigencia nacional de catalanes, vascos y gallegos, hará más viable la solución de los múltiples problemas políticos, económicos y sociales que han de surgir ante la clase obrera y fuerzas democráticas al desaparecer la dictadura.


En España la cuestión nacional –que con la República comenzó a abordarse– va indisolublemente unida a la lucha por la democracia y el socialismo.


De aquí que la clase obrera de nuestro país, como la clase más consecuentemente revolucionaria, y que lleva en sí misma el futuro de una España socialista, debe ser la más interesada en la defensa del derecho de estas nacionalidades a la autodeterminación.


Por dos razones: Primera, porque en la lucha contra la reacción, que tiene la responsabilidad histórica de que este problema siga aún sin resolver, el peso de la clase obrera puede ser decisivo. Y segunda, porque sólo la participación de la clase obrera en esa lucha puede asegurar la solución del problema nacional de acuerdo con los intereses fundamentales del desarrollo democrático de nuestro país.


Por otro lado, es evidente que la solución del problema nacional, de una manera popular y
democrática, será uno de los más serios golpes a la reacción oligárquica y monopolista, y permitirá
al mismo tiempo establecer nuevas formas de entendimiento y de colaboración entre todos los
pueblos de España.


Cuando, en 1939, el general Franco proclamaba su voluntad «de imperio» en la España
«una y grande», sólo en la oquedad del Panteón del Escorial podía hallar eco y resonancia la histriónica declaración del Caudillo, si los muertos fuesen capaces de reaccionar ante los descomunales disparates de los vivos.

Frente al dictador, se levantaba la historia multisecular de los pueblos peninsulares en lucha permanente por sus derechos y libertades, defendidos y mantenidos en el largo combatir contra los invasores extranjeros; se levantaba la realidad multinacional de España que clamaba con la voz inextinguible de las naciones y regiones vivas y actuantes: «fuimos, somos y seremos»...

La España «una, grande e imperial», que campea en las banderas franquistas bajo símbolos medievales, como el yugo y las flechas, arrancados de viejos escudos, que hablan de guerras y de luchas fratricidas, no tiene nada de común con la verdadera España.

En su territorio peninsular e insular, España es varia y múltiple en sus hombres y en sus
pueblos, y nada ni nadie puede borrar esta realidad. Un nexo común fundamental existe entre todos los pueblos y regiones de España: la clase obrera. Ella es igual a sí misma en todas las regiones y nacionalidades. Ella es hoy, y lo será aún más mañana, el aglutinante humano y social del multinacional Estado español, que habrá de estructurarse democráticamente al desaparecer la dictadura franquista.


De aquí nuestra insistencia en que la clase obrera haga suya, junto a todas las fuerzas
nacionales democráticas y en interés del desarrollo de nuestro país, la defensa del derecho de Cataluña, Euzkadi y Galicia a la autodeterminación.


«Es necesario fundir –aconsejaba Lenin refiriéndose a la lucha por el derecho de las nacionalidades– en un torrente revolucionario único, el movimiento proletario y campesino y el movimiento democrático de liberación nacional.»

Imagini pentru autodeterminacion de los pueblos(...)

1. Nuestra posición


En este orden los comunistas nos pronunciamos por el reconocimiento, sin ninguna limitación y con todas sus consecuencias, del derecho de las nacionalidades a la autodeterminación. A nadie que conozca, aunque sea parcialmente, la teoría marxista leninista, puede extrañar que sea el Partido Comunista de España el más consecuente defensor del derecho de las nacionalidades a la autodeterminación.


Y ello, no como una posición política propagandística o coyuntural, sino con la firme decisión de luchar por que sean una realidad las aspiraciones nacionales de los pueblos que entran en la composición del Estado español.


Esto no es casual. Es la continuación consecuente, no sólo de la política de la Internacional Comunista, de la Internacional de Lenin, respecto a las nacionalidades, sino de la Primera Internacional, de la Internacional de Marx y Engels.


Oponiéndose a las teorías anarquistas del prudhonismo, que rechazaba la lucha por los derechos nacionales, en nombre de una pretendida revolución social, Marx promovía en un primer plano el principio internacionalista de las naciones, declarando «que no puede ser libre el pueblo que oprime a otros pueblos»...

Consecuente con este criterio, y desde el punto de vista de los intereses del movimiento revolucionario de los obreros alemanes, Marx exigía, en la revolución de 1848, que la democracia victoriosa en Alemania proclamase y llevase a cabo la liberación de los pueblos oprimidos por los alemanes, como exigía igualmente en 1867 la separación de Irlanda de Inglaterra, añadiendo «aunque después de la separación se llegue a la federación».

Reafirmando las opiniones de Marx respecto al derecho de las nacionalidades a desarrollar su personalidad independiente, la defensa de este derecho constituyó una de las tesis marxistas aprobadas en el Cuarto Congreso de la Internacional Socialista celebrado en Londres en 1896, en la que se decía:

«El Congreso se declara favorable a la autonomía de todas las nacionalidades.

Expresa su simpatía a los trabajadores de todos los países, que sufren actualmente bajo el yugo del despotismo militar o nacional o de cualquiera otro despotismo.»

De esta tesis, los partidos socialistas de Europa, con excepción de los marxistas rusos, encabezados por Lenin, aceptaban únicamente la llamada autonomía nacional cultural.

Sólo después de la revolución socialista de Octubre de 1917, al constituirse –en 1919– la Internacional Comunista, esta tesis, respaldada por las realizaciones soviéticas en la solución del problema nacional, fue incorporada a los programas de aquellos partidos comunistas en cuyos países existía el problema nacional, entre ellos el nuestro, que la mantuvo permanentemente en sus programas, como una premisa revolucionaria de primera categoría, en la lucha por la revolución democrática y por el socialismo.


El reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones, es la piedra angular de la teoría marxista leninista en la cuestión nacional, y a quienes niegan la existencia en España del problema nacional, considerándola como una nación única, quiero recordarles algunas opiniones expresadas por hombres que nada tienen de común con el comunismo acerca de la formación de los pueblos de España
".

29 de diciembre de 2021

Brigadistas suecos en la Guerra Civil Española

Insignia sueca en apoyo de la España antifascista
A pesar de la estricta neutralidad del gobierno sueco en relación con la Guerra Civil española, aunque se tratara de un gobierno socialdemócrata, y las simpatías del sector empresarial por el bando nacional, la fuerza y el compromiso que tuvieron los sectores progresistas de Suecia en su defensa de la República española alcanzaron un nivel muy elevado.

La rápida respuesta de la sociedad civil a los crímenes cometidos por las tropas franquistas confirma que los ciudadanos se movilizaron desde el primer momento y se preocuparon por el desarrollo de la guerra frente al gobierno que los representaba, del cual se esperaba una actitud más pro-republicana por la propia naturaleza ideológica de sus integrantes. Su participación fue proporcionalmente una de las más altas del mundo, lo cual queda demostrado en el volumen de recursos económicos y materiales enviados a España, en el número de comités locales que se organizaron en todo el país, en la fundación y sustento del hospital de Alcoy y de varios orfanatos, y, asimismo, en la participación de más de medio millar de voluntarios suecos en las Brigadas Internacionales.

Un total de entre 600-700 voluntarios llegaron a España a defender a sus pueblos contra el terrorismo fascista, conscientes de que la lucha en nuestro país era la antesala de la lucha por salvar a la humanidad. Al menos 173 fueron enterrados en tierra española. La gran mayoría eran miembros de la juventud del Partido Comunista sueco, pero había unos socialdemócratas también en la brigada sueca ”George Branting” que era parte de la Brigada Ernst Thälman. 

Folleto para pedir apoyo para la República.
Título: Tormenta sobre España
A partir de los años sesenta los ex brigadistas se convirtieron en símbolos vivos de lo que significaban la solidaridad, la lucha por la libertad y la democracia, y el deber de resistencia contra el fascismo, especialmente para los jóvenes más comprometidos con el internacionalismo. Los brigadistas pasaron a ser un gran referente para todos los activistas movilizados por la lucha anticolonial en Argelia, Vietnam, Angola, Mozambique y varios países latinoamericanos.

La condena del golpe militar por el gobierno sueco y el rechazo durante toda la dictadura fueron una preocupación constante para el régimen de Franco. A pesar de que Suecia no tenía alguna influencia política mayor ni el peso económico y demográfico de las otras potencias occidentales, se convirtió en un referente mundial en su posición contra el fascismo español. La decidida actitud se mantuvo firme e inherente en los sectores progresistas del país durante la dictadura e incluso después de la muerte del Caudillo.

A continuación, compartimos el capítulo dedicado a la no demasiada conocida participación de voluntarios suecos en las Brigadas Internacionales suecos en la Guerra Civil Española, en la lucha contra el fascismo en España, que forma parte del estudio de Fernando Camacho Padilla y Ana de la Asunción Criado que lleva como título El papel de Suecia en la guerra civil española (1936-1939).



La entrada de Suecia en el Comité de No Intervención también significó la prohibición del alistamiento de ciudadanos suecos en cualquier de los bandos enfrentados en el conflicto69. El gobierno sueco inmediatamente cumplió con el acuerdo y para evitar la salida de voluntarios se inhabilitaron los pasaportes para entrar en España o en cualquier de sus territorios africanos70. Asimismo, en el caso de que esta medida no tuviera el alcance suficiente, se estableció una sanción para quienes decidieran combatir en forma de una fuerte multa e, incluso, de condena a seis meses de cárcel71

Un grupo de brigadistas internacionalistas suecos en España,
A pesar de las medidas gubernamentales, y una vez efectiva la creación de las Brigadas Internacionales por decisión de la Internacional Comunista, el Partido Comunista Sueco (SKP) abrió una oficina en el centro de Estocolmo para reclutar voluntarios dispuestos a defender la República española y, a su vez, para gestionar su viaje. El responsable de la oficina fue Knut Olsson, secretario de la Cruz Roja sueca, quien se encargó de los detalles prácticos para llegar hasta París, donde se encontraba la sede internacional del reclutamiento. La capital gala era también el lugar donde se concentraban al llegar en Francia los brigadistas que procedían del norte de Europa72. La razón por la cual fue elegida centro de encuentro se debió a la imposibilidad de viajar directamente a España a causa de las prohibiciones vigentes. La mayoría de los brigadistas suecos salieron en dos grupos. El primero partió a mediados de diciembre de 1936 y el segundo a finales del mes de febrero de 1937. Después de esta última fecha, pocas fueron las personas que se alistaron en las Brigadas Internacionales por el desfavorable transcurso de la guerra para los republicanos y por el alto número de bajas que se registraba entre los voluntarios73.
Para llegar a Paris existían dos recorridos alternativos desde Suecia. La primera opción y la más usual, consistió en embarcarse en el puerto de Gotemburgo y cruzar el mar hacia Dinamarca. Después se navegaba nuevamente hasta Amberes (Bélgica), destino dónde se tomaba el tren hasta París. La segunda vía consistía en cruzar Alemania, pero corrían el riesgo de ser arrestado por la Gestapo, la cual estaba plenamente informada del viaje que realizaban los brigadistas suecos debido a la colaboración de la propia policía secreta sueca. Por lo cual, se les hacían un seguimiento detallado mientras pasaban por su país. No hay constancia de que algún ciudadano sueco fuera arrestado en Alemania, pero algunos individuos fueron obligados a regresar a Suecia74.

Poster solidario con los presos políticos del franquismo
Una vez en París, los brigadistas salían rumbo a España en grupos de 30 o 40 hombres de distintas nacionalidades. Tras cruzar los Pirineos, se agrupaban en el Castillo de San Fernando de Figueras, en ese momento cuartel de las Brigadas Internacionales75. La casi totalidad de los voluntarios suecos habían realizado el servicio militar obligatorio y, por ende, tenían conocimiento del manejo de armas, hecho que facilitó su incorporación en el frente76. Del mismo modo, tanto por su formación militar como por su nivel educativo, algunos suecos fueron nombrados oficiales de medio rango77.

Una vez en España, los voluntarios suecos ingresaron en la XI Brigada Internacional, compuesta mayoritariamente por alemanes, austriacos y otros escandinavos. Fueron distribuidos entre el batallón Thälmann, en la cual formaban la compañía Georg Branting, y en menor número en el batallón Hans Beimler. El líder del grupo de escandinavos fue Holger Ekström, marinero de Gotemburgo de 37 años, quien poco antes de su muerte, en marzo de 1937, ascendió a comandante, el grado más elevado entre los brigadistas suecos78. El último jefe de la compañía fue Herman Wohlin. Algunos voluntarios suecos que residían en otros países en el momento del alistamiento participaron en batallones organizados en función a otras nacionalidades, al ejemplo del estadounidense Abraham Lincoln, del canadiense Mackenzie Papineau79 o del alemán Edger André80. Algunos anarcosindicalistas suecos se alistaron en la compañía internacional Erich Mühsam, donde predominaban los alemanes81. Las principales batallas en las que participaron fueron las de Jarama, Brunete, Guadalajara, Teruel, Aragón y del Ebro82.

La gran mayoría de los brigadistas eran militantes o simpatizantes de los partidos comunistas de sus respectivos países, y en número mucho menor de otras organizaciones políticas. Por lo general, se trataba de personas que procedían de la clase trabajadora, si bien es cierto que algunos intelectuales también se alistaron puntualmente. Los voluntarios suecos procedían en un 95 % del proletariado91, de los cuales un tercio eran marineros92 y el resto obreros del sector metalúrgico, de la minería, del transporte o de distintos sectores industriales93. De Estocolmo llegaron 117 voluntarios y 71 de Gotemburgo, y en menor número otros de Örebro y de las provincias de Östergötland y Västernorrland94. La edad media de los combatientes suecos fue de 28 años, es decir bastante elevada en relación con los otros brigadistas95. El promedio de su estancia fue de 12 meses, aunque algunos voluntarios se quedaron en España más de dos años, esencialmente los prisioneros de las tropas franquistas y posteriormente trasladados a distintas cárceles, donde estuvieron recluidos hasta meses después de la guerra96.

Puerto de Malmo, diciembre de 1938: recibimiento a los héroes
antifascistas de las Brigadas Internacionales.
Dadas las dificultades económicas de los brigadistas suecos, en octubre de 1937, el Comité Sueco de Ayuda para España (SHfS) estableció el Fondo para Ayudar a los Combatientes del Frente (Frontkämparnas stödfond) destinado a cubrir los gastos de abastecimiento durante su estancia en España. Además, con el dinero recaudado se costearon los gastos del viaje de regreso y también se les pagó la atención médica cuando volvieron a Suecia97.

Una vez que el gobierno de Juan Negrín decidió retirar las Brigadas Internacionales de España, se creó la Comisión Internacional para la Retirada de Voluntarios compuesta de agregados de varios países, entre los cuales se encontraban representantes suecos y funcionarios de la Sociedad de Naciones98. Este organismo fue responsable de velar al cumplimiento efectivo de la orden del presidente de la República. A partir de ese momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia y el SHfS empezaron a organizar el regreso definitivo de los brigadistas. A pesar de que la ley aprobada al comienzo del estallido de la rebelión contemplaba multas y penas de cárcel para quienes combatieran en España, ningún brigadista fue condenado gracias a que finalmente el gobierno optó por decretar la amnistía99.

El primer grupo de brigadistas regresó a Suecia en diciembre de 1938 y estaba compuesto por cerca de 180 hombres incluyendo finlandeses y alemanes que no podían entrar en su patria. Cuando llegaron a Malmö, primera ciudad sueca en la que desembarcaron, unas 4.000 personas les recibieron como héroes. Al llegar a la estación de tren de Estocolmo unos días más tarde, 8.000 personas se congregaron para rendir homenaje, entre ellos Isabel de Palencia y Georg Branting100. El resto de los excombatientes, aproximadamente 130 individuos, regresaron a Suecia en grupos reducidos a lo largo del año 1939. El último grupo logró volver en mayo de 1940 tras la puesta en libertad de los últimos voluntarios suecos que habían permanecido presos en las cárceles franquistas101.
Imagini pentru la mano brigadista en suecia
La mano: homenaje a los Brigadistas Internacionales suecos
en Estocolmo

Su reincorporación a la vida cuotidiana en Suecia no fue fácil por razones obvias, sin contar las heridas de guerra y las secuelas psicológicas. Buena parte de los excombatientes volvieron a sus ocupaciones anteriores, aunque en algunos casos no fue posible porque los gerentes y/o dueños de las empresas eran simpatizantes del bando franquista, permaneciendo así desempleados durante meses. Los que sufrieron de dificultades económicas tuvieron que pedir ayuda a los fondos de solidaridad de los sindicatos102. Se creó, asimismo, en abril de 1939, la Liga de los Combatientes Suecos del Frente (Svenska frontkämpeförbundet) para que los ex brigadistas pudieran apoyarse mutuamente y también para que se estudiasen nuevas estrategias afín de derrocar al régimen franquista103. Cabe destacar que un núcleo importante de ex brigadistas se reincorporó en la marina mercante de Suecia, cuyos barcos también fueron torpedeados ocasionalmente por los submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial104. Dado que varias decenas de voluntarios pagaron su compromiso en la lucha antifascista con su vida, poco se sabe actualmente de su participación en la guerra de España.

Una vez que estalló la Segunda Guerra Mundial, varios ex brigadistas ingresaron en los grupos de resistencia contra los nazis en países vecinos, como Noruega y Dinamarca105, así como en ambos lados del frente en la Guerra de Invierno entre Finlandia y la Unión Soviética tras el ataque del Ejército rojo en noviembre de 1939. Durante este conflicto, el SKP fue espiado por la SÄPO,  la policía secreta sueca, ante el temor de una posible colaboración con los soviéticos. Por la misma razón, el gobierno declaró ilegal la prensa comunista y abrió varios campos de trabajo en los que se internó a militantes comunistas. Entre veinte y treinta ex brigadistas fueron confinados en estos recintos hasta el verano de 1943, fecha en que la guerra giró favorablemente para los aliados106. No obstante, incluso después de la Segunda Guerra Mundial los excombatientes continuaron siendo sospechosos de traición dentro del contexto político de la Guerra Fría.

Para finales de los años cuarenta, la experiencia de los ex brigadistas estaba ya prácticamente olvidada, y no gozaban de ningún tipo de reconocimiento por su labor. A pesar de ello, la Liga de los Soldados Suecos del Frente sufrió un proceso de transformación, de forma que a comienzos de la década de los años cincuenta cambió su nombre por el de la Asociación de Camaradas de Voluntarios suecos en España (Svenska Spanienfrivilligar Kamratförening)107. Su renacer ocurrió en la década de los años sesenta, cuando la juventud sueca más comprometida empezó a interesarse por el desarrollo político de las naciones oprimidas, sean por dictadores o por las potencias coloniales, o dominadas por los intereses económicos estadounidenses. En aquel periodo también se inició un debate sobre la responsabilidad de los turistas suecos por su apoyo financiero indirecto al régimen franquista.

La mano, en Estocolmo
Entre 1963 y 1994, los ex combatientes publicaron una revista llamada För ett Fritt Spanien (Por una España libre)108. Además de ofrecer un apoyo moral importante a la oposición antifranquista, centraron sus tareas en la denuncia de las atrocidades por el estado español, en la elaboración de estrategias de desestabilización junto con la Fédération Internationale des Résistants (FIR), y en la ayuda a las víctimas y familiares de la represión, para lo cual se enviaron recursos económicos y materiales. Además, consideraron los ex brigadistas importante continuar organizando actividades de solidaridad para que la oposición a la dictadura se percatara de que su causa podía contar con un sostén exterior. Con el fin de lograr la mayor difusión posible, la asociación planificó numerosos eventos culturales109, para lo cual, se estableció nexos con artistas contemporáneos, galerías de arte, y salas de exhibición, en las que se presentaron obras inspiradas por la situación política española, como carteles, litografías y cuadros. Simultáneamente se realizaron conciertos y recitales en los que participaron cantantes y poetas suecos y españoles110.

En estos años, el Partido Socialdemócrata (SAP) también fue sumamente activo en la solidaridad con España, lo que favoreció un acercamiento entre los excombatientes y la socialdemocracia. El primer ministro Olof Palme condenó públicamente las ejecuciones de prisioneros políticos, especialmente los últimos fusilamientos de septiembre de 1975111, momento en que declaró lo siguiente :

"Los fascistas en Europa trataron de suprimir la socialdemocracia con violencia. ¿Qué podía suponer una amenaza más peligrosa para una dictadura que un movimiento que encarrila grandes masas de gente alrededor de ideas progresistas ? Cuando los nazis salieron victoriosos, incontables socialdemócratas tuvieron que sacrificar sus vidas, fueron llevados a campos de concentración o tuvieron que salir al exilio porque se negaron a dejar sus convicciones democráticas. Después regresaron para reconstruir sus países. Lo fantástico es que ello todavía continúa y que los asesinos del demonio siguen haciendo de las suyas. Para la juventud de la generación de la década de los años treinta, la Guerra Civil española fue una experiencia que todavía tiene presente, la cual configuró su imagen del mundo y les estimuló un gran compromiso político. La Guerra Civil tuvo para ellos el mismo significado que Vietnam para los jóvenes de los años sesenta. Esto, recuerdo, fue hace cuarenta años. Ahora el régimen se acerca a su fin. Todos sabemos lo que se va a decir cuando caiga : El fascismo más vergonzoso y humillante tomó el poder en España a finales de los años treinta. Por casi cuarenta años ha estado angustiando al pueblo español. También va a caer de la manera más humillante y vergonzosa, y el juicio histórico será despiadadamente duro con el régimen fascista de Franco. Esto lo sabemos y, sin embargo, todavía permanece hoy"112

Durante la década de los años sesenta, los ex brigadistas también mantuvieron estrechas relaciones con los militantes del Partido Comunista de España residentes en Estocolmo113, especialmente desde 1965, año de fundación del Club de los Cronopios, una asociación cultural española que contaba con un restaurante español, una biblioteca y una sala de eventos. Según Francisco J. Uriz, uno de sus fundadores, el club se creó “para mantener así el contacto con España y sobre todo para crear un ambiente propicio para el reclutamiento de nuevos militantes”114. En 1977 se levantó en Estocolmo el monumento La Mano en homenaje a los brigadistas suecos que lucharon en territorio español por iniciativa del SAP, el cual controlaba la alcaldía de la ciudad. La idea contó con el apoyo de los restantes partidos de izquierda, pero recibió la crítica de la derecha política. El arquitecto fue Liss Eriksson y la mano fue tallada en un gran bloque de granito. Desde entonces, este lugar se ha convertido en el punto de encuentro y de partida de numerosas manifestaciones y protestas de los sectores vinculados a la izquierda, que incluyen entre otras la celebración del 1 de mayo115.
"Cuando hoy día tomamos la decisión de dar por término a nuestra asociación fue con la conciencia de que el trabajo de solidaridad contemporáneo está conducido por nuevas fuerzas. Por encima de todo, nos alegramos profundamente de que son los jóvenes quien sean los portadores del internacionalismo, de la libertad y de los ideales democráticos. A ellos nos gustaría transmitir la consigna que hizo antes de morir Olle Meurling, el primero de nuestros camaradas que cayó en España : Camaradas, sostener la ardiente llama roja"118
Las campañas de solidaridad de los excombatientes que lucharon en la Guerra Civil española finalizaron 58 años después de su inicio. Sin lugar a duda fue la experiencia solidaria más extensa temporalmente de toda la historia contemporánea del país, causado en parte por la prolongada estancia del dictador en el poder en España y, a su vez, por el alto nivel de conciencia ciudadana generada en Suecia durante todo el periodo. Gracias a su labor, el compromiso que adquirió el país escandinavo en defender la República española ha quedado presente hasta el día de hoy y se transmite a las generaciones más jóvenes.

Ftes: Les Cahiers de Framespa: Nouveaux champs de l´histoire sociale y el blog Sverige

22 de diciembre de 2021

Comunicado del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) sobre la victoria del socialdemócrata Gabriel Boric como presidente de Chile:

 Comunicado del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)  sobre la victoria del socialdemócrata Boric como presidente de Chile:

El domingo 19 de diciembre, un candidato pinochetista fue vencido en las urnas. El pueblo salió contento a las calles, no por elegir a Gabriel Boric, sino por permitirse al fin una derrota al fascismo.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR desea aportar con su opinión a la necesaria discusión política, sobre qué significa esta elección.

El nazi Kkkast permitió agrupar a la derecha nuevamente en torno al pinochetismo.

El presidente electo ya dio su mensaje de unidad incluso con el pinochetismo.

El Partido Comunista (PC) de Chile no será gravitante en este gobierno. Boric ya le hizo el ninguneo a su principal candidato, Daniel Jadue, que ni siquiera estuvo en el escenario. No nombró al PC dentro de los partidos que lo apoyaron. Pero, como es de esperarse, al PC de Chile no le incomoda esa posición si logran obtener puestos múltiples en el gobierno central y en regiones.

El parlamento está empatado entre la izquierda reformista neoliberal y el pinochetismo. Ello significa que volverá a gobernar con la vieja “política de los acuerdos” de la Concertación. Por lo mismo, no habrá posibilidad de cambios profundos.

Los cambios drásticos de opinión, durante este proceso, con esperanzas casi mesiánicas, nos muestran que la educación política debe necesariamente elevarse. El estallido social en ese sentido no fue un acelerador de la toma de conciencia de clases y la lucha de clases.

Por todo lo anterior, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) se asume evidentemente como opositor de izquierda a este gobierno neoliberal.

A su vez, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) hace un llamado a la unidad de la izquierda revolucionaria que está fuera del parlamento y que están actuando en pequeños colectivos, y puestos en lograr más militancia que un proyecto político socialista unitario.

¡Pueblo, Conciencia y Fusil! ¡MIR, MIR, MIR!

Dirección en Resistencia
Santiago, 20 de diciembre de 2021

6 de noviembre de 2021

Lenin en la noche en que triunfó la Revolución Bolchevique (por Gerard Walter)

Gerard Walter es uno de los más importantes y serios biógrafos de Lenin. En su biografía del líder bolchevique, cuenta cómo fue la noche de este desde que decidió, a pesar del Comité Central del partido, abandonar su refugio seguro en la casa de la camarada Fofonova, para dirigirse a pié, atravesando la convulsa Petrogrado al Palacio Smolny, cuartel general de los bolcheviques, hasta que el Comité Central Revolucionario proclamó el triunfo de la Revolución. Una noche que cambió la historia del mundo, que hizo temblar a la clase parásitaria capitalista, y lo sigue haciendo todavía hoy, ante la perspectiva de que los trabajadores rusos podían extender entre la clase obrera del resto del mundo la evidencia de que la clase explotadora era prescindible, y que acercó a los oprimidos al objetivo, aparentemene utópico hasta entonces, a pesar de la demostración científica por el marxismo de que tarde o temprano sería una realidad, de un mundo sin explotación del hombre por el hombre: 

"El asalto al palacio de invierno", de Pavel Sokolov

"Entonces toma de nuevo la pluma y con febril apresuramiento empieza a escribir estas líneas:

 "Camaradas: Escribo estas líneas el 24 por la noche. La situación es sumamente crítica. Está más claro que la claridad misma que la contemporización es la muerte... "Es necesario, a toda costa, detener esta noche al Gobierno... ¡No podemos esperar más! ¡Se puede perder todo!... "Es necesario que todas las secciones, todos los regimientos, se levanten en el acto y envíen diputaciones al comité militar revolucionario, al Comité central bolchevique, exigiendo con apremio: en ningún caso, absolutamente en ninguno, debe seguir el poder en manos de Kerenski y compañía hasta el 25. El asunto debe quedar liquidado hoy sin falta por la tarde o en el curso de la noche... "Sería una catástrofe o un vano formalismo esperar la votación incierta del 25 de octubre; el pueblo tiene el derecho y el deber de zanjar tales cuestiones no con una votación, sino con la fuerza; el pueblo tiene el derecho y el deber, en los momentos críticos de la revolución, de dirigir a sus representantes, incluso a los mejores, y de no esperarles. "La historia de todas las revoluciones lo ha demostrado. Sería un crimen inconmensurable (sic), por parte de los revolucionarios, si dejaran escapar la ocasión sabiendo que la salvación de la revolución depende de ellos. "El Gobierno cede. Hay que liquidarlo a toda costa. "La contemporización es la muerte"- (...)

Pero eso no es suficiente para Lenin. Duda visiblemente de la eficacia de ese procedimiento de llamar a la acción por correspondencia. Por lo tanto, resuelve ir de todos modos al Smolny, por su propia voluntad. Es bastante lejos de su casa, son cerca de las diez de la noche, no está seguro de encontrar un tranvía y corre el riesgo de caer en marzos de una patrulla de cadetes. ¡No importa! La revolución está en peligro de muerte y hay que salvarla. ¿A quién incumbe ese deber, en primer lugar, sino a Lenin? Por lo tanto, en marcha.

Para librarse de Fofanova, cuyas súplicas para que renuncie a su "loco proyecto" no quiere oír, Lenin la envía a hacer un recado, se vuelve a poner su eterna peluca de conspirador, aplica a una de sus mejillas una servilleta doblada, lo que le permite disimular la mitad de su cara y le da al mismo tiempo el aspecto de un hombre que sufre horriblemente de un dolor de muelas, se pone las botas de hule (volverá a llover y no quiere mojarse los pies) y se marcha, seguido por Rahia, que lo acompaña como su propia sombra, después de haber dejado sobre la mesa, en lugar bien visible, esta nota: "Me voy a donde no quiere usted que vaya."

"Lenin en Smolny", por Valentin Aleksandrovich Serov
Hacia la medianoche, llegan como pueden al Smolny. El estado mayor de la Revolución proletaria está en plena ebullición. La gente va y viene, sumamente agitada, a lo largo de sus interminables corredores. Se siente que el agua hierve en la marmita, pero la tapadera resiste. ¿Qué va a hacer Lenin? ¿Precipitarse a la habitación donde está reunido el Comité central? Nada de eso. Prefiere enviar a Rahia en busca de Stalin, con la orden de traérselo. Mientras tanto, permanece en el corredor, agazapado junto al alféizar de una ventana. Stalin acude y lleva a Lenin a una pequeña habitación vacía, donde se encierra con él. De ahí partirá el impulso que pondrá en marcha a las fuerzas insurreccionales que el Comité militar revolucionario, aun teniéndolas listas para la acción, no se atreve todavía a utilizar.

Lenin empieza por convocar a los representantes de las secciones, de las fábricas y de los regimientos. Alertados por Stalin, que ha sabido adaptarse inmediatamente a la situación y ser a la vez el
secretario, el edecán y el hombre de enlace de Lenin, los motociclistas estacionados en el vestíbulo del Smolny empuñan sus máquinas y se lanzan a través de la capital en dirección a los suburbios. Los de Vyborg, donde se encuentran las fábricas Renault, Lessner, Nobel, Parviainen, y los de Narva, de los que forma parte la gigantesca fábrica Putilov, dominan a Petrogrado: son las dos mandíbulas de una tenaza lista para cerrarse.

Los hombres de la sección de Vyborg no necesitan molestarse. Krupskaia está allí y gracias a ella saben muy bien lo que quiere Lenin. Además ya han requisado entre los particulares todos los medios de transporte: camiones, coches, bicicletas, etc., y han establecido el control sobre el correo y el telégrafo de su barrio. A ellos les basta un breve mensaje: ocupar la estación de Finlandia. Los dirigentes de la sección de Narva se trasladan al Smolny, reciben de Lenin las instrucciones necesarias y vuelven a partir rápidamente.

A partir de la una y media de la madrugada, destacamentos de soldados salen de los cuarteles; grupos de obreros armados, de sus fábricas, y se ponen en marcha hacia las estaciones, los puentes, los edificios públicos. La cosa transcurre en todas partes tranquilamente, sin el menor derramamiento de sangre. Apenas si algún "kerenskista" recalcitrante se hace poner fuera de combate a culatazos. Únicamente la ocupación de la central telefónica causó alguna perturbación. Las señoritas del teléfono, al ver invadido su local, se espantaron y se desmayaron con conmovedora unanimidad. El representante de la nueva autoridad encontró en seguida un medio excelente para reanimarlas. Mandó traer, del centro de abastecimiento de su sección, azúcar, té, panecillos y latas de conserva. La llegada de la camioneta cargada con todas esas cosas buenas y bastante raras en aquel cuarto año de guerra produjo un efecto mágico y todas reanudaron su sonrisa y su trabajo con una unanimidad no menos conmovedora.

Eran entonces las siete de la mañana. El Correo central, el Banco del Estado y tres de las cuatro grandes estaciones de la capital estaban ya ocupadas. A las ocho le llegó el turno a la cuarta. Lenin, que se había quedado a la escucha en el Smolny sin cerrar un ojo en toda la noche, estaba haciendo el balance de la operación. Ese balance le parecía del todo satisfactorio. La Revolución proletaria se presentaba ya como un hecho consumado. Kerenski y sus ministros seguían reunidos en el Palacio de Invierno, mientras que, al lado, el general que mandaba la región militar de Petrogrado estaba en la Cancillería del Estado Mayor. Pero ya no forman, para Lenin, más que miserables restos de un pasado muerto que van a ser 
barridos de un momento a otro. Ha llegado la hora, se dice Lenin, de anunciar la gran noticia al país. 

Pero antes hay que zanjar un problema de pura forma, por lo demás: el Gobierno provisional ya no existe. Eso es indudable. ¿Pero quién lo ha reemplazado? ¿A qué manos ha pasado el poder? Problema de pura forma, he dicho. En efecto, el Congreso se reunió esa misma noche y, en su calidad de órgano soberano que representa la voluntad general de toda la Rusia obrera y campesina, designa al nuevo Gobierno. El que, por la pluma de Lenin, va a dirigirse al pueblo ruso tendría, en resumidas cuentas, una vida sumamente breve: el espacio de una tarde. Pero aun falta que esa existencia efímera no le sea discutida... Evidentemente, lo más sencillo y lo que hubiera correspondido mejor a la
realidad hubiera sido hablar en nombre del partido bolchevique.

¿No había replicado orgullosamente al ministro Zeretelli en junio pasado, en el primer Congreso de los Soviets, que el partido bolchevique estaba preparado en todo momento para tomar el poder? Ahora prefiere no violentar las cosas. Simple cuestión de matiz, ¡pero cuán significativa! Si el Congreso ofrece el poder a su partido, claro que lo aceptará. Pero no se adueñará de él por su propia autoridad. En el jefe revolucionario se deja entrever ya al hombre de gobierno. Pronto se encontró una solución: será el Comité militar revolucionario, "colocado al frente del proletariado y de la guarnición de Petrogrado", el que hablará al país.

En consecuencia, Lenin le hace decir a guisa de exordio que "el Gobierno provisional ha sido depuesto" y que el poder ha pasado a sus manos. Y luego: "El Comité militar revolucionario convoca para
hoy, 25 de octubre, al mediodía, al Soviet de Petrogrado a fin de que se adopten las medidas inmediatas para la formación de un Gobierno de Soviets." Después de escribir estas líneas, cambia de parecer y las tacha con un zigzagueo de su pluma. Probablemente ha reflexionado y ha pensado que eso era asunto del Congreso. Tras lo cual termina con estas simples palabras: 

"La causa por la cual ha entrado a la lucha el pueblo —proposición inmediata de una paz democrática, abolición de la propiedad rústica, control de la producción por los obreros, creación de un Gobierno de Soviets— ha triunfado definitivamente. ¡Viva la Revolución de los obreros, de los soldados y de los campesinos!" Fechado el 25 de octubre, a las diez de la mañana.

A esa misma hora el presidente del Gobierno provisional de la República rusa, dejando que sus ministros hicieran acto de presencia en el Palacio de Invierno, partía para el frente, en un auto gentilmente prestado por la Embajada norteamericana, a fin de reunir tropas fieles que le permitieran reconquistar la capital insurrecta".



23 de octubre de 2021

Uwa Wandrey: Aprendamos a leer los periódicos

"Los obreros saben también, y los socialistas de todos los paises lo han reconocido millones de veces, que "la libertad de prensa" será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrcar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública"

Así lo explica Lenin en su TESIS E INFORME SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO, documento presentado al I Congreso de la III Internacional el 4 de marzo de 1919.

Pero mientras tanto, en tanto la tirania del capital sobre la clase trabajadora siga en pie, conviene, para refrescarnos, sobre todo para los despistados, leer el poema de Uwe Wandrey, poeta perteneciente al Grupo Hamburg linksliterarisch, con una producción de agitación abundante, dónde se explica cómo debemos leer los medios de propaganda de la burguesía para entender qué quieren decir realmente. Unos consejos, como se verá, de rabiosa actualidad:

APRENDAMOS A LEER LOS PERIÓDICOS:
Leamos «sí» si pone «no»;
leamos «no» si pone «sí».
Si pone «excesivas exigencias salariales»
leamos «excesivas exigencias en los beneficios empresariales». 
No creáis las informaciones que os quieren hacer creer
que os va bien porque ganáis dinero.
Sabed que os compran
para que les calléis sobre la injusticia.
Sabed que el dinero con el que se os hace callar
es vuestro propio dinero.
Cuando se publica, (por escrito y además con foto):
«policía herido por manifestante»
añadiremos
«después de que este policía había derribado a porrazos a otros diez manifestantes indefensos».
Si oís que en Asia
niños inocentes caen víctimas, como ellos dicen,
del “monstruoso hado de la guerra”, si eso oís
no creáis que existe un hado, sino buscad las causas
y buscad los culpables.
Planean vuestras víctimas en tantos por cientos.
Mas buscad las causas no sólo en las personas.
Buscadlas, ante todo, en el sistema que les alienta
a oprimir y matar a los otros.
En su sistema Siempre podéis elegir entre la crisis o la guerra.
En vez de «se teme el estado de excepción» leamos
«se desea el estado de excepción».
Y si está escrito que ayer, día en que nos visitó el Sha,
fue «un día negro»
leamos «fue un día diáfano porque nos mostró que
nos aguardan días negros».
Y si se os cuenta que hay que velar
por la tranquilidad y el orden,
preguntad por los intranquilos y descontentos,
preguntadles qué es lo que les pone tan intranquilos.
Si leéis mañana en vuestro periódico
que vuestra libertad y vuestra democracia están amenazadas
(y que se os ordena empuñar las armas),
preguntaos seriamente si libertad y democracia
alguna vez habéis tenido. Preguntaos si no será que aquellos
que declaran vuestro Estado amenazado
os inculcan ese peligro
para que les cedáis a ellos
vuestra voluntad y vuestra ciega confianza y
para que no necesiten ya inculcaros la desgracia sino
regalárosla a vosotros mismos.
Tratad de ver en los acusadores a los culpables.
Leed los artículos de los periódicos al revés,
los titulares al final,
las últimas páginas primero.
No os dejéis engañar por las fotos: nada prueban.
Las últimas noticias son casi siempre medio mentira:
A letra más grande, verdad más pequeña.
Preguntaos cada día lo que en los periódicos echáis en falta.
Desconfiad de toda noticia. No es verdadera porque esté impresa.
No lo olvidéis:
la verdad se vende.
Y vosotros sois aún demasiado pobres para poder conocer toda la verdad.
Preguntad en el quiosco más a menudo
por periódicos totalmente diferentes
(antes de que ya no los haya).
Si buscáis en ciertos periódicos noticias
sobre mejoras en vuestro entorno,
las más fiables siguen siendo
las predicciones meteorológicas diarias.

22 de octubre de 2021

Vientos de octubre: la toma del poder por los bolcheviques contada por la revolucionaria Elizaveta Drabkina

Imagine similarăElisaveta Yakovlevna Drabkina, hija de la  bolchevique Feodosia Drabkin ("Natasha") y de Iakov Drabkin, quien, con el seudónimo "Sergei Gusev", luego sería Presidente del Comité Militar Revolucionario del Soviet de Petrogrado, tuvo una vida íntimamente ligada al Partido Bolchevique y a la Revolución Rusa.

En su infancia, Drabkina acompañaba a su madre en viajes a Helsinki para comprar armas para los  bolcheviques. Cuando tenía cinco años la represión que siguió a la Revolución de 1905 obligó a su padres a pasar a la clandestinidad. Ella no volveria a verlos hasta la Revolucion de Octubre, 1917. En su adolescencia se incorporó al Partido Bolchevique, fue voluntaria de los Guardias Rojos y participó en la toma del Palacio de Invierno. A los 17 años de edad pasó a servir de secretaria a Yakov Sverdlov en el Instituto de Smolny. En los años siguientes se casó con el también bolchevique, Aleksandr Solomonovich Iosilevich, de quién luego se divorciaría. Sus obras, algunas publicadas postumamente, enfocan en los eventos y las figuras que definieron su vida, principalmente su experiencia revolucionaria, los revolucionarios con los que compartió militancia y la Revolución de Octubre hasta aquel 26 de octubre, 7 de noviembre de 1917, en el que Lenin, en Smolny, diría aquello de "Camaradas: la revolución obrera y campesina, cuya necesidad han proclamado siempre los bolcheviques, ha triunfado...".

Elisaveta Yakovlevna Drabkina
En su obra Pan duro y negro, Elizaveta Drabkina, que representa el papel activo y protagonista de la mujer rusa en la lucha revolucionaria que dio lugar al primer estado obrero de la historia, la Rusia Soviética y, luego, la URSS, describe su vida previa a la Revolución, la militancia clandestina de sus padres y, en definitiva, la suya propia, sus experiencias junto a Lenin, o Nadejda Krupskaia, y su participación en primera persona en los acontecimientos principales del triunfo de la clase trabajadora y campesina rusa en la noche del 6-7 de noviembre de 1917 (25-26 del calendario juliano oriental), además de la posterior guerra civil contra el terror blanco y los estados imperialistas que lo apoyaron que terminaría, como continuación del espíritu revolucionario de Octubre, en la victoria del proletariado soviético y el triunfo total de la Revolución.

Compartimos a continuación el capítulo titulado "Vientos de octubre", los acontecimientos en torno al Palacio de Smolny, cuartel general bolchevique, en la noche del triunfo revolucionario, cuando se decidía "el destino de la humanidad":


VIENTOS DE OCTUBRE

En aquellos lejanos y maravillosos tiempos, no lejos del Palacio de Kshesínskaia se alzaba un edificio circular, groseramente claveteado, desconchado, que olía a sudor de caballo, a tabaco y a amoníaco, con viejos anuncios pegados. Era el circo Modern.

¡Oh, circo Modern! ¿Acaso puede olvidarte quien el verano y el otoño del año diecisiete se hallara siquiera una vez en el recinto de tus sucias y desconchadas paredes?

No fue casualidad que alguien (¿Mayakovski?) proclamara entonces: "¡Si quieres a la burguesía resistencia oponer, ven a prisa, camarada, al mitin del Modern!" No fue casual que una canción compuesta en aquellos días dijera: "¡La revolución no vio, quien el Modern no visitó!" Construido por un azar del destino en el centro mismo de la barriada de los ricos, este enorme circo se convirtió, ya en los primeros días de la revolución, en refugio de los elementos más combativos y decididos del proletariado y de la guarnición de Petrogrado.

¡Allí apenas si se podía respirar de tanta aglomeración! Al sentarse, presionaban de ambos lados de manera que no se podía mover un dedo; los pies descansaban sobre alguien y en la cabeza de uno se sentían los pies de otro. No se encendía la luz eléctrica (de ello se cuidó el Gobierno Provisional; pero resultaban inútiles sus intentos de frustrar de ese modo las reuniones en el Modern). Junto a la tribuna del orador arde una antorcha de brea. La llama de un púrpura oscuro vacila bajo la respiración de la muchedumbre; los reflejos del fuego recorren los rostros de la gente, que llena todos los asientos, la pista, los pasillos, los palcos, y casi cuelga de barreras y arañas.

Un orador sucede a otro: son mensajeros del Partido Bolchevique, soldados venidos del frente, marineros, obreros. El circo retumba, suspira, se alegra y se indigna como un solo hombre.

- Camaradas: ¿dejaremos que el Gobierno Provisional anude al cuello de la revolución el dogal que la estrangule? -pregunta un orador.

- ¡No! ¡No le dejaremos! -responde el circo.

- ¿Permitiremos que continúe la maldita matanza?

- ¡No lo permitiremos! ¡Abajo! ¡Que el propio Kerenski alimente a los piojos en las trincheras, nosotros estarnos ya hartos!


- Camaradas: ¿dejaremos la tierra a los terratenientes?

- ¡No la dejaremos! ¡La ocuparemos nosotros!

- ¿A quién debe pertenecer el poder, camaradas?

- ¡A los, Soviets! ¡Todo el poder a los Soviets!

¡Y llegó Octubre, el gran Octubre del año diecisiete! Los acontecimientos se desarrollaban con un ímpetu creciente. Se presentía un próximo desenlace.
Imagini pentru asalto al palacio de inviernoPoco antes, esto no se percibía. Pero ahora, a partir de últimos de septiembre y comienzos de octubre, lo advertían todos, los amigos y los enemigos de la revolución.

"¡La revolución se aproxima! -escribía en aquellos días la prensa burguesa y la de los mencheviques y socialrevolucionarios-. ¡El barómetro anuncia tormenta, no es casual que haya aparecido en el horizonte la sombra de Lenin!" 

¿La sombra de Lenin? Se equivocan, señores... ¡No! ¡No es una sombra! ¡Es el propio Lenin, pleno de indomeñable energía y de apasionado anhelo de lucha! Menospreciando el peligro que corría su vida, disfrazado de fogonero, llegó a Petrogrado en una locomotora y se alojó en el barrio de Víborg, en el apartamento de Margarita Vasílievna Fofánova, a fin de dirigir personalmente los preparativos de la insurrección.

¡No, no es una sombra! Es Lenin en persona quien interviene en las sesiones del Comité Central del Partido; desenmascara a los rompehuelgas de la revolución; recuerda la doctrina de Marx acerca de la insurrección como un arte; demuestra que la crisis ha madurado, que todo el futuro de la revolución rusa e internacional se juega a una carta; exige del Partido que se ocupe de un modo dinámico y práctico del aspecto técnico de la insurrección, para mantener en sus manos la iniciativa y, en fecha muy próxima, proceder a las acciones decisivas.

Es Lenin quien, desde la profunda ilegalidad, dirige el trabajo del Partido... Es su voz la que toca a rebato desde las páginas de los periódicos bolcheviques y halla ferviente eco en los corazones de los obreros, de los marinos, de los soldados y de los campesinos.

El regreso de Vladímir Ilich a Petrogrado era conocido tan sólo por un reducido círculo de camaradas. Pero nosotros, los miembros de filas del Partido, aún sin conocer su venida, intuíamos su presencia cercana. Con la energía, la rapidez y la precisión cual si se hubiera puesto en marcha una potente turbina, se pusieron en movimiento todos los resortes del mecanismo del Partido. Y cada uno de sus engranajes, cada tornillo ponía en tensión todas las fuerzas, a fin de alcanzar el objetivo señalado por el Partido.

Te levantas por la mañana, te lavas de cualquier manera, bebes rápidamente un vaso de té, y te pones en marcha. Durante el día hay que hacer un montón de cosas: primero ir al barrio de Víborg; desde allí a Furshtádtskaia 19, al secretariado del Comité Central del Partido; desde allí al Smolny, luego al regimiento de Moscú, a ejercitarse en el campo de tiro puesto a disposición del Estado Mayor de la Guardia Roja; de allí a una reunión de la Unión de la Juventud Obrera en sucias salas de té que ostentan el pomposo título de "Jardín de invierno" o el de Valle del silencio; luego, a un mitin en e! Regimiento de ametralladoras o en la fábrica Novi Léssner y a una decena de lugares más.

La labor se realizaba con rapidez. Todas las cuestiones se sometían a apasionada discusión, y allí mismo se tomaba acuerdo acerca de ellas. Si había que hacer alguna cosa, alguien ponía manos a la obra y él mismo encontraba sus colaboradores. Y la mayoría de los asuntos se realizaba conjuntamente: que hacía falta apuntarse en la Guardia Roja, todos se inscribían en ella; que era necesario reunir armas, todos las reunían.

¿Se hacía entonces pronóstico del tiempo? Si se hacía, el correspondiente a octubre del año diecisiete sería: "Nubarrones bajos y continuos con intermitencias de lluvia y nieve húmeda. Viento a ráfagas entre moderado y fuerte. Temperatura durante la noche -5, -7, de día, alrededor de los 0 grados".
Imagini pentru revolucion octubre

Pero si se pregunta el tiempo que hacía aquellos días a cualquiera de los que participaron en la Revolución de Octubre, reflexionará, se encogerá de hombros, se sonreirá al recordar, abrirá los brazos y dirá: "¡Estupendo! ¡Verdaderamente formidable! El aire fresco, vivificador... Copos de nieve lozana... Esa neblina agradable de Petrogrado, mezclada con el humo de las hogueras... Y a todo esto se agregaba el viento. Un viento magnífico, alegre, a ráfagas. Precisamente el viento que debía soplar los días en que de la Tierra se barría la suciedad del viejo mundo".

¿Hacía frío? Naturalmente... Al correr por la calle castañeteaban los dientes. No tenía importancia, pues estábamos acostumbrados. En cambio, a los burgueses se les helaban los huesos. iQue sepan, los canallas, lo que son penalidades!

¡Armas, armamento, más armas!... Ayer conseguimos siete fusiles, tres revólveres, una pistola browning sin cartuchos... Más allá de la puerta de Narva, los muchachos se hicieron con dos ametralladoras... Dicen que los cartuchos se pueden conseguir en Nóvaia Derevnia... Y que entregan vendajes en el barrio de Petrogrado... Por todas partes se adiestra a prisa y corriendo a los guardias rojos y a los enfermeros. El instructor, un soldadillo sin bigotes, explica: "Lo más importante es no tener miedo... Deslízate adelante y tira con fusil". Un estudiante de medicina explica como si fuera un trabalenguas: "Sobre la herida se pone gasa, sobre la gasa el algodón, sobre el algodón la venda..." Al instante todos se ponen a vendarse unos a otros. El cursillo es de dos horas.

Noches oscuras, calles en tinieblas... ¡Cómo ha cambiado Petrogrado en los dos meses últimos! Han desaparecido los lacitos rojos que adornaban la solapa de seda del frac y el sucio capote del soldado. De los rostros se ha borrado la expresión de tierno arrobamiento. En la Nievski no se celebran "mítines de perros". Las barriadas burguesas están hundidas en el silencio. Los palacios de los millonarios y de las embajadas extranjeras parecen haber quedado sin vida: las puertas principales tienen echados grandes cerrojos, en las encristaladas ventanas están corridos los tupidos cortinajes.
Lenin y Stalin hablando a los guardias rojos en Smolny.

Sabemos que esta calma es engañosa. La burguesía no duerme, está en vela, cohesiona sus filas. Teje una red de complots contra la revolución...

"¡La demora equivale a la muerte!" Estas palabras resonaban aquellos días por todo el Petrogrado obrero.

¿Cómo, de dónde habían partido estas palabras?

Fue Vladirnir Ilich quien proclamó, en la Carta a los camaradas bolcheviques que participan en el Congreso Regional de los Soviets de la región del Norte, que había llegado la hora de actuar, que "la demora equivale a la muerte".

La mañana del 24 de octubre me encontraba en el barrio de Víborg.

Al comienzo iba de un lado a otro para asuntos de la Unión de la Juventud Obrera, luego estuve en el comité regional del Partido. Se hallaba repleto de gente, que iba y venía constantemente con fusiles. Me pusieron a copiar disposiciones sobre entrega de armas, mandatos y algunos otros papeles.

Todo hervía alrededor, como en una caldera. El tiempo corría con increíble rapidez. Era ya más de la media noche cuando oí la voz de Zhenia Egórova:

- Lleve con usted a la muchacha. Pasará más inadvertida.

Me volví y vi en medio de la habitación a Nadiezhda Konstantínovna. Iba a algún lugar y me ordenaron ir con ella. Si nos detenían debíamos decir que se había puesto enferma la abuela y que íbamos en busca de un médico.

Cuando salimos, la noche era profundamente oscura. Del otro lado del Neva llegaba el sordo eco de los disparos. Me pareció que habíamos andado mucho tiempo, hasta llegar a una casa alta al final de la gran avenida Sarnpsónievskaia. Nadiezhda Konstantínovna me ordenó que la aguardara. No tardó en volver, muy alterada.

Sólo mucho después supe que allí vivía Margarita Vasílievna Fofánova, donde pasó su última clandestinidad Vladímir Ilich. Aquella tarde había enviado a Margarita Vasílievna con una carta para los miembros del Comité Central del Partido, la famosa carta que empieza con las palabras: "Escribo estas líneas la tarde del 24, la situación es crítica en extremo. Es claro como la luz del día que hoy todo lo que sea aplazar la insurrección significará verdaderamente la muerte".

Vladímir Ilich marchó al Smolny sin esperar el regreso de Fofánova. Y Nadiezhda Konstantínovna sólo ahora se enteró de que Vladímir Ilich no estaba allí, que se había marchado.

Y de nuevo recorrimos aquellas calles oscuras como boca de lobo. Nadiezhda Konstantínovna se contenía, tratando de no dejar traslucir su zozobra. Pero cuando llegamos al comité del distrito, los camaradas comprendieron, por la expresión de su rostro, que había sucedido algo insólito y se acercaron presurosos a ella. Entonces dijo tan sólo: "Al Smolny, vamos rápidamente al Smolny..." Zhenia Egórova la tomó del brazo y salieron rápidamente en un camión.

No había comenzado todavía a amanecer, pero las tinieblas se esfumaban ya. En la oscuridad se iban perfilando lentamente los contornos de las casas. Cuando salimos al Neva, al este resplandecía una aurora gris, se vislumbraban los escalones de granito, las barcazas agobiadas por la carga de leña, el brillo plomizo de las aguas.

A la salida del puente Liteini, por el lado del barrio de Víborg, estaban en sus puestos los guardias rojos del destacamento de la Fábrica de Cartuchos. Con su aguda perspicacia obrera quitaron del mecanismo del puente chavetas y manivelas. Así se evitó que el Gobierno Provisional, que había inutilizado casi todos los puentes con el fin de cortar a los obreros de la periferia el acceso al centro de la ciudad, pudiese hacer lo propio con el puente Liteini.

Elizaveta Drabkina
En aquel extremo del puente se destacaban, al resplandor de una hoguera, las figuras de los soldados de Kerenski. Les rodeaban los obreros. Se discutía airadamente. Los obreros trataban de persuadir a los soldados de que se pasaran al lado del pueblo.

Llegamos al Smolny a eso de las diez de la mañana del 25 de octubre. Las puertas enrejadas estaban abiertas y enfrente hacía guardia un carro blindado. Alrededor del edificio había leña apilada; en caso de lucha armada serviría para protegerse. Abajo, cerca de la columnata, los cañones elevaban sus bocas y, junto a ellos, las ametralladoras. Los largos y resonantes pasillos estaban atestados de guardias rojos, soldados y marinos. Se oía el rechinar de las armas, el golpe de las culatas de los fusiles, voces de mando, exclamaciones. Alrededor todo se movía, hacía ruido, gritaba, exigía, actuaba. El "caos", hubiera dicho un observador ajeno al asunto. No, no era un caos, pues cada partícula, como las moléculas de hierro caídas en el campo magnético de un imán, dirigía sus esfuerzos de acuerdo con la voluntad de victoria de la clase obrera que lo dominaba todo.


La vida parecía haberse convertido en un torbellino. Los acontecimientos fueron sucediéndose. Pero en aquel torrente hubo instantes que quedaron grabados para siempre en la memoria de quienes los vivieron: aquéllos en que en la sala de sesiones del Soviet de Petrogrado apareció Vladímir Ilich Lenin, subió rápidamente a la tribuna y todos saltaron de sus asientos gritando llenos de entusiasmo; y luego, cuando con un ademán de la mano detuvo la tempestad de aplausos, y la gente, con la respiración en suspenso, escuchó a Vladímir Ilich: "Camaradas: la revolución obrera y campesina, cuya necesidad han proclamado siempre los bolcheviques, ha triunfado.. "; y cuando Vladímir Ilich concluyó, de nuevo gritaron y entonaron llenos de entusiasmo La Internacional, y Vladímir Ilich cantó al compás de todos. A su lado se hallaba un soldado con la cabeza vendada, y los rostros de ambos y los de cuantos estaban alrededor, aparecían infinitamente dichosos e inspirados.
Imagini pentru lenin smolny

Alli, en el Smolny…

Veintiséis de octubre, después de las seis de la mañana. Cuando salí del Smolny estaba todavía oscuro, apenas si había comenzado a clarear el cielo. Las ventanas del Smolny vertían su luz.

A veces, muy cerca, otras, a lo lejos, se oían disparos desordenados. Hundiéndose en los baches pasaban rápidos los camiones, repletos de guardias rojos armados. Chirriaban las motocicletas; los ciclistas distribuían órdenes urgentes del Comité militar revolucionario.

A pesar de lo intempestivo de la hora, las calles estaban animadas. No se veía un burgués. Iban y venían soldados, marinos, obreros. A las puertas de las panaderías las mujeres hacían cola.

En la calle Tavrícheskaia, cerca de la entrada de una casa suntuosa, se había reunido un pequeño grupo de gente. Me acerqué y vi a un marino picado de viruelas que llevaba una cinta de ametralladora cruzada al pecho. Apoyando el fusil contra la pared, sostenía en brazos a un niño de pecho envuelto en trapos.

Alguna desdichada madre no vio, en aquella gran noche, otra cosa que su pena, su desconsuelo. Abandonó a la criatura en el quicio de una puerta. La patrulla de guardias rojos que pasó por delante la recogió.

La gente gritaba: "A una casa de niños. ", "Al orfanato...", "A la comisaría, allí al volver de la esquina…"

El marino no escuchaba. Meditaba profundamente. Por la cara picada de viruelas le rodaban gruesas gotas de sudor.

El crío empezó a gruñir.

- No te aflijas, pequeñín -dijo el marino-. La vida ahora nos pertenece.

Y, dirigiéndose a la gente, agregó:

- Lo llevaré al Smolny. Allí decidirán... Allí todo lo resolverán.

Tenía razón aquel marino. En aquellas horas, allí, en el Smolny, se decidía todo: el destino de la humanidad y la suerte de este pequeño envoltorio.

Leer completo Pan negro y duro, de Elizaveta Drabkina
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