23 de octubre de 2021

Uwa Wandrey: Aprendamos a leer los periódicos

"Los obreros saben también, y los socialistas de todos los paises lo han reconocido millones de veces, que "la libertad de prensa" será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrcar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública"

Así lo explica Lenin en su TESIS E INFORME SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO, documento presentado al I Congreso de la III Internacional el 4 de marzo de 1919.

Pero mientras tanto, en tanto la tirania del capital sobre la clase trabajadora siga en pie, conviene, para refrescarnos, sobre todo para los despistados, leer el poema de Uwe Wandrey, poeta perteneciente al Grupo Hamburg linksliterarisch, con una producción de agitación abundante, dónde se explica cómo debemos leer los medios de propaganda de la burguesía para entender qué quieren decir realmente. Unos consejos, como se verá, de rabiosa actualidad:

APRENDAMOS A LEER LOS PERIÓDICOS:
Leamos «sí» si pone «no»;
leamos «no» si pone «sí».
Si pone «excesivas exigencias salariales»
leamos «excesivas exigencias en los beneficios empresariales». 
No creáis las informaciones que os quieren hacer creer
que os va bien porque ganáis dinero.
Sabed que os compran
para que les calléis sobre la injusticia.
Sabed que el dinero con el que se os hace callar
es vuestro propio dinero.
Cuando se publica, (por escrito y además con foto):
«policía herido por manifestante»
añadiremos
«después de que este policía había derribado a porrazos a otros diez manifestantes indefensos».
Si oís que en Asia
niños inocentes caen víctimas, como ellos dicen,
del “monstruoso hado de la guerra”, si eso oís
no creáis que existe un hado, sino buscad las causas
y buscad los culpables.
Planean vuestras víctimas en tantos por cientos.
Mas buscad las causas no sólo en las personas.
Buscadlas, ante todo, en el sistema que les alienta
a oprimir y matar a los otros.
En su sistema Siempre podéis elegir entre la crisis o la guerra.
En vez de «se teme el estado de excepción» leamos
«se desea el estado de excepción».
Y si está escrito que ayer, día en que nos visitó el Sha,
fue «un día negro»
leamos «fue un día diáfano porque nos mostró que
nos aguardan días negros».
Y si se os cuenta que hay que velar
por la tranquilidad y el orden,
preguntad por los intranquilos y descontentos,
preguntadles qué es lo que les pone tan intranquilos.
Si leéis mañana en vuestro periódico
que vuestra libertad y vuestra democracia están amenazadas
(y que se os ordena empuñar las armas),
preguntaos seriamente si libertad y democracia
alguna vez habéis tenido. Preguntaos si no será que aquellos
que declaran vuestro Estado amenazado
os inculcan ese peligro
para que les cedáis a ellos
vuestra voluntad y vuestra ciega confianza y
para que no necesiten ya inculcaros la desgracia sino
regalárosla a vosotros mismos.
Tratad de ver en los acusadores a los culpables.
Leed los artículos de los periódicos al revés,
los titulares al final,
las últimas páginas primero.
No os dejéis engañar por las fotos: nada prueban.
Las últimas noticias son casi siempre medio mentira:
A letra más grande, verdad más pequeña.
Preguntaos cada día lo que en los periódicos echáis en falta.
Desconfiad de toda noticia. No es verdadera porque esté impresa.
No lo olvidéis:
la verdad se vende.
Y vosotros sois aún demasiado pobres para poder conocer toda la verdad.
Preguntad en el quiosco más a menudo
por periódicos totalmente diferentes
(antes de que ya no los haya).
Si buscáis en ciertos periódicos noticias
sobre mejoras en vuestro entorno,
las más fiables siguen siendo
las predicciones meteorológicas diarias.

22 de octubre de 2021

Vientos de octubre: la toma del poder por los bolcheviques contada por la revolucionaria Elizaveta Drabkina

Imagine similarăElisaveta Yakovlevna Drabkina, hija de la  bolchevique Feodosia Drabkin ("Natasha") y de Iakov Drabkin, quien, con el seudónimo "Sergei Gusev", luego sería Presidente del Comité Militar Revolucionario del Soviet de Petrogrado, tuvo una vida íntimamente ligada al Partido Bolchevique y a la Revolución Rusa.

En su infancia, Drabkina acompañaba a su madre en viajes a Helsinki para comprar armas para los  bolcheviques. Cuando tenía cinco años la represión que siguió a la Revolución de 1905 obligó a su padres a pasar a la clandestinidad. Ella no volveria a verlos hasta la Revolucion de Octubre, 1917. En su adolescencia se incorporó al Partido Bolchevique, fue voluntaria de los Guardias Rojos y participó en la toma del Palacio de Invierno. A los 17 años de edad pasó a servir de secretaria a Yakov Sverdlov en el Instituto de Smolny. En los años siguientes se casó con el también bolchevique, Aleksandr Solomonovich Iosilevich, de quién luego se divorciaría. Sus obras, algunas publicadas postumamente, enfocan en los eventos y las figuras que definieron su vida, principalmente su experiencia revolucionaria, los revolucionarios con los que compartió militancia y la Revolución de Octubre hasta aquel 26 de octubre, 7 de noviembre de 1917, en el que Lenin, en Smolny, diría aquello de "Camaradas: la revolución obrera y campesina, cuya necesidad han proclamado siempre los bolcheviques, ha triunfado...".

Elisaveta Yakovlevna Drabkina
En su obra Pan duro y negro, Elizaveta Drabkina, que representa el papel activo y protagonista de la mujer rusa en la lucha revolucionaria que dio lugar al primer estado obrero de la historia, la Rusia Soviética y, luego, la URSS, describe su vida previa a la Revolución, la militancia clandestina de sus padres y, en definitiva, la suya propia, sus experiencias junto a Lenin, o Nadejda Krupskaia, y su participación en primera persona en los acontecimientos principales del triunfo de la clase trabajadora y campesina rusa en la noche del 6-7 de noviembre de 1917 (25-26 del calendario juliano oriental), además de la posterior guerra civil contra el terror blanco y los estados imperialistas que lo apoyaron que terminaría, como continuación del espíritu revolucionario de Octubre, en la victoria del proletariado soviético y el triunfo total de la Revolución.

Compartimos a continuación el capítulo titulado "Vientos de octubre", los acontecimientos en torno al Palacio de Smolny, cuartel general bolchevique, en la noche del triunfo revolucionario, cuando se decidía "el destino de la humanidad":


VIENTOS DE OCTUBRE

En aquellos lejanos y maravillosos tiempos, no lejos del Palacio de Kshesínskaia se alzaba un edificio circular, groseramente claveteado, desconchado, que olía a sudor de caballo, a tabaco y a amoníaco, con viejos anuncios pegados. Era el circo Modern.

¡Oh, circo Modern! ¿Acaso puede olvidarte quien el verano y el otoño del año diecisiete se hallara siquiera una vez en el recinto de tus sucias y desconchadas paredes?

No fue casualidad que alguien (¿Mayakovski?) proclamara entonces: "¡Si quieres a la burguesía resistencia oponer, ven a prisa, camarada, al mitin del Modern!" No fue casual que una canción compuesta en aquellos días dijera: "¡La revolución no vio, quien el Modern no visitó!" Construido por un azar del destino en el centro mismo de la barriada de los ricos, este enorme circo se convirtió, ya en los primeros días de la revolución, en refugio de los elementos más combativos y decididos del proletariado y de la guarnición de Petrogrado.

¡Allí apenas si se podía respirar de tanta aglomeración! Al sentarse, presionaban de ambos lados de manera que no se podía mover un dedo; los pies descansaban sobre alguien y en la cabeza de uno se sentían los pies de otro. No se encendía la luz eléctrica (de ello se cuidó el Gobierno Provisional; pero resultaban inútiles sus intentos de frustrar de ese modo las reuniones en el Modern). Junto a la tribuna del orador arde una antorcha de brea. La llama de un púrpura oscuro vacila bajo la respiración de la muchedumbre; los reflejos del fuego recorren los rostros de la gente, que llena todos los asientos, la pista, los pasillos, los palcos, y casi cuelga de barreras y arañas.

Un orador sucede a otro: son mensajeros del Partido Bolchevique, soldados venidos del frente, marineros, obreros. El circo retumba, suspira, se alegra y se indigna como un solo hombre.

- Camaradas: ¿dejaremos que el Gobierno Provisional anude al cuello de la revolución el dogal que la estrangule? -pregunta un orador.

- ¡No! ¡No le dejaremos! -responde el circo.

- ¿Permitiremos que continúe la maldita matanza?

- ¡No lo permitiremos! ¡Abajo! ¡Que el propio Kerenski alimente a los piojos en las trincheras, nosotros estarnos ya hartos!


- Camaradas: ¿dejaremos la tierra a los terratenientes?

- ¡No la dejaremos! ¡La ocuparemos nosotros!

- ¿A quién debe pertenecer el poder, camaradas?

- ¡A los, Soviets! ¡Todo el poder a los Soviets!

¡Y llegó Octubre, el gran Octubre del año diecisiete! Los acontecimientos se desarrollaban con un ímpetu creciente. Se presentía un próximo desenlace.
Imagini pentru asalto al palacio de inviernoPoco antes, esto no se percibía. Pero ahora, a partir de últimos de septiembre y comienzos de octubre, lo advertían todos, los amigos y los enemigos de la revolución.

"¡La revolución se aproxima! -escribía en aquellos días la prensa burguesa y la de los mencheviques y socialrevolucionarios-. ¡El barómetro anuncia tormenta, no es casual que haya aparecido en el horizonte la sombra de Lenin!" 

¿La sombra de Lenin? Se equivocan, señores... ¡No! ¡No es una sombra! ¡Es el propio Lenin, pleno de indomeñable energía y de apasionado anhelo de lucha! Menospreciando el peligro que corría su vida, disfrazado de fogonero, llegó a Petrogrado en una locomotora y se alojó en el barrio de Víborg, en el apartamento de Margarita Vasílievna Fofánova, a fin de dirigir personalmente los preparativos de la insurrección.

¡No, no es una sombra! Es Lenin en persona quien interviene en las sesiones del Comité Central del Partido; desenmascara a los rompehuelgas de la revolución; recuerda la doctrina de Marx acerca de la insurrección como un arte; demuestra que la crisis ha madurado, que todo el futuro de la revolución rusa e internacional se juega a una carta; exige del Partido que se ocupe de un modo dinámico y práctico del aspecto técnico de la insurrección, para mantener en sus manos la iniciativa y, en fecha muy próxima, proceder a las acciones decisivas.

Es Lenin quien, desde la profunda ilegalidad, dirige el trabajo del Partido... Es su voz la que toca a rebato desde las páginas de los periódicos bolcheviques y halla ferviente eco en los corazones de los obreros, de los marinos, de los soldados y de los campesinos.

El regreso de Vladímir Ilich a Petrogrado era conocido tan sólo por un reducido círculo de camaradas. Pero nosotros, los miembros de filas del Partido, aún sin conocer su venida, intuíamos su presencia cercana. Con la energía, la rapidez y la precisión cual si se hubiera puesto en marcha una potente turbina, se pusieron en movimiento todos los resortes del mecanismo del Partido. Y cada uno de sus engranajes, cada tornillo ponía en tensión todas las fuerzas, a fin de alcanzar el objetivo señalado por el Partido.

Te levantas por la mañana, te lavas de cualquier manera, bebes rápidamente un vaso de té, y te pones en marcha. Durante el día hay que hacer un montón de cosas: primero ir al barrio de Víborg; desde allí a Furshtádtskaia 19, al secretariado del Comité Central del Partido; desde allí al Smolny, luego al regimiento de Moscú, a ejercitarse en el campo de tiro puesto a disposición del Estado Mayor de la Guardia Roja; de allí a una reunión de la Unión de la Juventud Obrera en sucias salas de té que ostentan el pomposo título de "Jardín de invierno" o el de Valle del silencio; luego, a un mitin en e! Regimiento de ametralladoras o en la fábrica Novi Léssner y a una decena de lugares más.

La labor se realizaba con rapidez. Todas las cuestiones se sometían a apasionada discusión, y allí mismo se tomaba acuerdo acerca de ellas. Si había que hacer alguna cosa, alguien ponía manos a la obra y él mismo encontraba sus colaboradores. Y la mayoría de los asuntos se realizaba conjuntamente: que hacía falta apuntarse en la Guardia Roja, todos se inscribían en ella; que era necesario reunir armas, todos las reunían.

¿Se hacía entonces pronóstico del tiempo? Si se hacía, el correspondiente a octubre del año diecisiete sería: "Nubarrones bajos y continuos con intermitencias de lluvia y nieve húmeda. Viento a ráfagas entre moderado y fuerte. Temperatura durante la noche -5, -7, de día, alrededor de los 0 grados".
Imagini pentru revolucion octubre

Pero si se pregunta el tiempo que hacía aquellos días a cualquiera de los que participaron en la Revolución de Octubre, reflexionará, se encogerá de hombros, se sonreirá al recordar, abrirá los brazos y dirá: "¡Estupendo! ¡Verdaderamente formidable! El aire fresco, vivificador... Copos de nieve lozana... Esa neblina agradable de Petrogrado, mezclada con el humo de las hogueras... Y a todo esto se agregaba el viento. Un viento magnífico, alegre, a ráfagas. Precisamente el viento que debía soplar los días en que de la Tierra se barría la suciedad del viejo mundo".

¿Hacía frío? Naturalmente... Al correr por la calle castañeteaban los dientes. No tenía importancia, pues estábamos acostumbrados. En cambio, a los burgueses se les helaban los huesos. iQue sepan, los canallas, lo que son penalidades!

¡Armas, armamento, más armas!... Ayer conseguimos siete fusiles, tres revólveres, una pistola browning sin cartuchos... Más allá de la puerta de Narva, los muchachos se hicieron con dos ametralladoras... Dicen que los cartuchos se pueden conseguir en Nóvaia Derevnia... Y que entregan vendajes en el barrio de Petrogrado... Por todas partes se adiestra a prisa y corriendo a los guardias rojos y a los enfermeros. El instructor, un soldadillo sin bigotes, explica: "Lo más importante es no tener miedo... Deslízate adelante y tira con fusil". Un estudiante de medicina explica como si fuera un trabalenguas: "Sobre la herida se pone gasa, sobre la gasa el algodón, sobre el algodón la venda..." Al instante todos se ponen a vendarse unos a otros. El cursillo es de dos horas.

Noches oscuras, calles en tinieblas... ¡Cómo ha cambiado Petrogrado en los dos meses últimos! Han desaparecido los lacitos rojos que adornaban la solapa de seda del frac y el sucio capote del soldado. De los rostros se ha borrado la expresión de tierno arrobamiento. En la Nievski no se celebran "mítines de perros". Las barriadas burguesas están hundidas en el silencio. Los palacios de los millonarios y de las embajadas extranjeras parecen haber quedado sin vida: las puertas principales tienen echados grandes cerrojos, en las encristaladas ventanas están corridos los tupidos cortinajes.
Lenin y Stalin hablando a los guardias rojos en Smolny.

Sabemos que esta calma es engañosa. La burguesía no duerme, está en vela, cohesiona sus filas. Teje una red de complots contra la revolución...

"¡La demora equivale a la muerte!" Estas palabras resonaban aquellos días por todo el Petrogrado obrero.

¿Cómo, de dónde habían partido estas palabras?

Fue Vladirnir Ilich quien proclamó, en la Carta a los camaradas bolcheviques que participan en el Congreso Regional de los Soviets de la región del Norte, que había llegado la hora de actuar, que "la demora equivale a la muerte".

La mañana del 24 de octubre me encontraba en el barrio de Víborg.

Al comienzo iba de un lado a otro para asuntos de la Unión de la Juventud Obrera, luego estuve en el comité regional del Partido. Se hallaba repleto de gente, que iba y venía constantemente con fusiles. Me pusieron a copiar disposiciones sobre entrega de armas, mandatos y algunos otros papeles.

Todo hervía alrededor, como en una caldera. El tiempo corría con increíble rapidez. Era ya más de la media noche cuando oí la voz de Zhenia Egórova:

- Lleve con usted a la muchacha. Pasará más inadvertida.

Me volví y vi en medio de la habitación a Nadiezhda Konstantínovna. Iba a algún lugar y me ordenaron ir con ella. Si nos detenían debíamos decir que se había puesto enferma la abuela y que íbamos en busca de un médico.

Cuando salimos, la noche era profundamente oscura. Del otro lado del Neva llegaba el sordo eco de los disparos. Me pareció que habíamos andado mucho tiempo, hasta llegar a una casa alta al final de la gran avenida Sarnpsónievskaia. Nadiezhda Konstantínovna me ordenó que la aguardara. No tardó en volver, muy alterada.

Sólo mucho después supe que allí vivía Margarita Vasílievna Fofánova, donde pasó su última clandestinidad Vladímir Ilich. Aquella tarde había enviado a Margarita Vasílievna con una carta para los miembros del Comité Central del Partido, la famosa carta que empieza con las palabras: "Escribo estas líneas la tarde del 24, la situación es crítica en extremo. Es claro como la luz del día que hoy todo lo que sea aplazar la insurrección significará verdaderamente la muerte".

Vladímir Ilich marchó al Smolny sin esperar el regreso de Fofánova. Y Nadiezhda Konstantínovna sólo ahora se enteró de que Vladímir Ilich no estaba allí, que se había marchado.

Y de nuevo recorrimos aquellas calles oscuras como boca de lobo. Nadiezhda Konstantínovna se contenía, tratando de no dejar traslucir su zozobra. Pero cuando llegamos al comité del distrito, los camaradas comprendieron, por la expresión de su rostro, que había sucedido algo insólito y se acercaron presurosos a ella. Entonces dijo tan sólo: "Al Smolny, vamos rápidamente al Smolny..." Zhenia Egórova la tomó del brazo y salieron rápidamente en un camión.

No había comenzado todavía a amanecer, pero las tinieblas se esfumaban ya. En la oscuridad se iban perfilando lentamente los contornos de las casas. Cuando salimos al Neva, al este resplandecía una aurora gris, se vislumbraban los escalones de granito, las barcazas agobiadas por la carga de leña, el brillo plomizo de las aguas.

A la salida del puente Liteini, por el lado del barrio de Víborg, estaban en sus puestos los guardias rojos del destacamento de la Fábrica de Cartuchos. Con su aguda perspicacia obrera quitaron del mecanismo del puente chavetas y manivelas. Así se evitó que el Gobierno Provisional, que había inutilizado casi todos los puentes con el fin de cortar a los obreros de la periferia el acceso al centro de la ciudad, pudiese hacer lo propio con el puente Liteini.

Elizaveta Drabkina
En aquel extremo del puente se destacaban, al resplandor de una hoguera, las figuras de los soldados de Kerenski. Les rodeaban los obreros. Se discutía airadamente. Los obreros trataban de persuadir a los soldados de que se pasaran al lado del pueblo.

Llegamos al Smolny a eso de las diez de la mañana del 25 de octubre. Las puertas enrejadas estaban abiertas y enfrente hacía guardia un carro blindado. Alrededor del edificio había leña apilada; en caso de lucha armada serviría para protegerse. Abajo, cerca de la columnata, los cañones elevaban sus bocas y, junto a ellos, las ametralladoras. Los largos y resonantes pasillos estaban atestados de guardias rojos, soldados y marinos. Se oía el rechinar de las armas, el golpe de las culatas de los fusiles, voces de mando, exclamaciones. Alrededor todo se movía, hacía ruido, gritaba, exigía, actuaba. El "caos", hubiera dicho un observador ajeno al asunto. No, no era un caos, pues cada partícula, como las moléculas de hierro caídas en el campo magnético de un imán, dirigía sus esfuerzos de acuerdo con la voluntad de victoria de la clase obrera que lo dominaba todo.


La vida parecía haberse convertido en un torbellino. Los acontecimientos fueron sucediéndose. Pero en aquel torrente hubo instantes que quedaron grabados para siempre en la memoria de quienes los vivieron: aquéllos en que en la sala de sesiones del Soviet de Petrogrado apareció Vladímir Ilich Lenin, subió rápidamente a la tribuna y todos saltaron de sus asientos gritando llenos de entusiasmo; y luego, cuando con un ademán de la mano detuvo la tempestad de aplausos, y la gente, con la respiración en suspenso, escuchó a Vladímir Ilich: "Camaradas: la revolución obrera y campesina, cuya necesidad han proclamado siempre los bolcheviques, ha triunfado.. "; y cuando Vladímir Ilich concluyó, de nuevo gritaron y entonaron llenos de entusiasmo La Internacional, y Vladímir Ilich cantó al compás de todos. A su lado se hallaba un soldado con la cabeza vendada, y los rostros de ambos y los de cuantos estaban alrededor, aparecían infinitamente dichosos e inspirados.
Imagini pentru lenin smolny

Alli, en el Smolny…

Veintiséis de octubre, después de las seis de la mañana. Cuando salí del Smolny estaba todavía oscuro, apenas si había comenzado a clarear el cielo. Las ventanas del Smolny vertían su luz.

A veces, muy cerca, otras, a lo lejos, se oían disparos desordenados. Hundiéndose en los baches pasaban rápidos los camiones, repletos de guardias rojos armados. Chirriaban las motocicletas; los ciclistas distribuían órdenes urgentes del Comité militar revolucionario.

A pesar de lo intempestivo de la hora, las calles estaban animadas. No se veía un burgués. Iban y venían soldados, marinos, obreros. A las puertas de las panaderías las mujeres hacían cola.

En la calle Tavrícheskaia, cerca de la entrada de una casa suntuosa, se había reunido un pequeño grupo de gente. Me acerqué y vi a un marino picado de viruelas que llevaba una cinta de ametralladora cruzada al pecho. Apoyando el fusil contra la pared, sostenía en brazos a un niño de pecho envuelto en trapos.

Alguna desdichada madre no vio, en aquella gran noche, otra cosa que su pena, su desconsuelo. Abandonó a la criatura en el quicio de una puerta. La patrulla de guardias rojos que pasó por delante la recogió.

La gente gritaba: "A una casa de niños. ", "Al orfanato...", "A la comisaría, allí al volver de la esquina…"

El marino no escuchaba. Meditaba profundamente. Por la cara picada de viruelas le rodaban gruesas gotas de sudor.

El crío empezó a gruñir.

- No te aflijas, pequeñín -dijo el marino-. La vida ahora nos pertenece.

Y, dirigiéndose a la gente, agregó:

- Lo llevaré al Smolny. Allí decidirán... Allí todo lo resolverán.

Tenía razón aquel marino. En aquellas horas, allí, en el Smolny, se decidía todo: el destino de la humanidad y la suerte de este pequeño envoltorio.

Leer completo Pan negro y duro, de Elizaveta Drabkina

1 de octubre de 2021

Bajo la luz de octubre, Juan Gelman


El poeta argentino Juan Gelmán siempre estuvo comprometido en la lucha revolucionaria, y, de hecho, no dudó en participar en los movimientos guerrilleros creados en su país contra la dictadura, formando parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y, después, de la rama militar de montoneros, lo que provocó, tras su final, el exilio en Francia hasta los años 90 del siglo pasado.

No tuvo tapujo alguno en defender a todos los movimientos revolucionarios con sus poemas y con sus actos, y de hecho se reconoció tanto stalinista como maoista, algo lógico en todo verdadero marxista-leninista, por encima de personalismos dogmáticos y de la teoría hueca alejada de la práctica, única capaz de hacerla verdaderamente revolucionaria.

A principios de los años 60 visitaría Pekin, y allí quedaría atrapado por el espíritu transformador y revolucionario que daría lugar a la República Popular China y que provocaría, tras el triunfo del revisionismo en la URSS y el inicio de la campaña contra Stalin, un movimiento de resistencia comunista para mantener la lucha de clases y evitar la reinstauración del capitalismo (se estaba gestando ya la futura Revolución Cultural).

Gelman, que terminaría su vida en una lucha personal para encontrar a su nieta, después de la salvaje dictadura argentina que acabaría con miles de desaparecidos, plasmaría su admiración por la Revolución China en poemas como el siguiente, Bajo la luz de Octubre, en el que describe como los "obreros mezclados al otoño" formaban "una corriente de rostros en libertad" en el desfile con motivo del XI Aniversario del triunfo revolucionario:

Era posible en una calle de Pekín,
la mañana pasaba con obreros mezclados al otoño
como llena de rastros de parientes amados, casos íntimos, vuelos,
y cabezas, cabezas,
ondeando al sol entre banderas.

Bajo la luz de octubre
otra luz encendía la oscuridad del aire:
un río de ternura frente a la paz celeste de las puestas,
quiero decir un río de victoria,
o sea: una corriente de rostros en libertad como de plata,
es decir: el otoño sonaba como pisado por millones de pies dulces,
mejor dicho: ocurría la suavidad del alma
como Pekín, como banderas, casos íntimos, rostros
y la Revolución.

Juan Gelman

Camarada Charles Chaplin

¿Fue Chaplin comunista? Nadie lo sabe. Lo que si es cierto, es que, tanto en sus películas como en sus declaraciones, sus palabras hacia la Unión Soviética, los comunistas y sus amigos perseguidos por la política represiva del gobierno de EE.UU, indicaban que simpatizaba con esta ideología. De hecho, el gobierno de EE.UU. le investigó, le persiguió y acabó echándole del país por ser, no solo en el país americano, sino en todo el mundo, un símbolo de la simpatía hacia la Revolución y contra el país que había tomado el testigo del III Reich tras haber sido derrotado este por la Unión Soviética.

Tiempos Modernos
En septiembre de 1952, Charlie Chaplin (1889-1977) miraba a Nueva York desde el barco Queen Elizabeth. Iba rumbo a Europa, para presentar al continente su última película, Mousieur Verdoux . En el barco, Chaplin se enteró de que el gobierno de EE.UU. solo le permitiría regresar a EE. UU., ciudad donde había vivido durante las últimas tres décadas, si se sometía a una investigación de inmigración y naturalización sobre su carácter moral y político. "Adiós", dijo Chaplin desde la cubierta del barco. Se negó a someterse a la investigación. No regresaría a los Estados Unidos hasta 1972, cuando la Academia de Cinematografía le otorgó un Oscar a su trayectoria.

¿Por qué el gobierno de Estados Unidos exilió a Chaplin? La Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la policía política del país, investigó a Chaplin desde 1922 en adelante por sus supuestos vínculos con el Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA). El dosier de Chaplin, de 1.900 páginas de largo, está lleno de insinuaciones y calumnias: los agentes se agotaron hablando con sus compañeros de trabajo y adversarios para encontrar algún indicio de asociación comunista. No encontraron ninguno. En diciembre de 1949, por ejemplo, un agente en Los Ángeles escribió: "No hay testigos disponibles para declarar afirmativamente que Chaplin ha sido miembro de CP en el pasado, que ahora es miembro o que ha contribuido con fondos a este partido".

Tiempos Modernos
Por supuesto que, a partir de 1920, estaba claro que Chaplin simpatizaba con la izquierda. Ese año, Chaplin se sentó con Buster Keaton, el famoso actor de cine mudo, para beber una cerveza en la cocina de la casa del segundo en Los Ángeles. Chaplin estaba en el apogeo de su éxito. Con Douglas Fairbanks, Mary Pickford y DW Griffith, Chaplin había creado la United Artists, una compañía que rompió con el sistema tradicional de los estudios de cine para dar a estos cuatro actores y directores el control de su trabajo. Chaplin estaba entonces trabajando en The Kid (1921), una de sus mejores películas, basada casi con certeza en su infancia. Keaton relató que Chaplin habló "sobre algo llamado comunismo que acababa de escuchar". "El comunismo", le dijo Chaplin, siempre según Keaton, "iba a cambiar todo, abolir la pobreza". Chaplin golpeó la mesa y dijo: “Lo que quiero es que cada niño tenga suficiente para comer, zapatos en los pies y un techo sobre su cabeza”. La respuesta de Keaton fue, siempre según su propio testimonio: "Pero Charlie, ¿conoces a alguien que no quiera eso?"

Chaplin llegó a Estados Unidos poco después de la Revolución Rusa. Vio las crecientes cifras de desempleo y pobreza en los Estados Unidos, una población desempleada que creció de 950.000 (1919) a cinco millones (1921). Esta fue una época de una intensa lucha de clases: las redadas de Palmer llevadas a cabo por el gobierno contra los comunistas, por un lado, y la huelga general en Seattle, así como la batalla de Blair Mountain por parte de los mineros del condado de Logan, Virginia Occidental, por otro.

Las películas mudas de Chaplin estaban bsadas en la figura del Vagabundo, el pobre icónico de una sociedad capitalista moderna. “Soy como un hombre que siempre ha sido perseguido por un espíritu, el espíritu de pobreza, el espíritu de privación”, afirmaba Chaplin. Eso es precisamente lo que se ve en sus películas, desde El vagabundo (1915) hasta Tiempos modernos (1936). "El punto del Little Fellow", dijo Chaplin en 1925 sobre la figura del vagabundo, "es que no importa lo mal que esté, no importa lo bien que los chacales logren destrozarlo, sigue siendo un hombre digno (...) La clase trabajadora, los trabajadores pobres, son personas de gran ingenio y dignidad, que no deben ser derrotados ni burlados". La simpatía de Chaplin por la clase trabajadora define todas sus películas mudas más famosas.

El gran dictador
Fue la popularidad de Chaplin y su mensaje lo que perturbó al FBI. “Hay hombres y mujeres en los rincones más lejanos del mundo que nunca han oído hablar de Jesucristo; sin embargo, conocen y aman a Charlie Chaplin ”, señaló un artículo que un agente del FBI recortó y destacó en el dosier político del actor. La crítica claramente descrita de Chaplin al capitalismo no dejó de impresionar a los pueblos del mundo ni de perturbar al FBI. “No quiero el viejo individualismo rudo”, decía Chaplin en noviembre de 1942, “rudo para unos pocos y andrajoso para muchos”.

Lo que llevó a Chaplin directamente a la órbita de la política institucional de izquierda fue el surgimiento del fascismo. Estaba muy preocupado por la invasión nazi en Europa. La película de Chaplin El gran dictador (1940) fue su sátira del fascismo, una película que todos deberían ver en nuestro tiempo.

Dos años después de que se estrenara esa película, Chaplin voló a la ciudad de Nueva York para ser el orador principal en un evento del Frente de Artistas para Ganar la Guerra, respaldado por los comunistas. Chaplin subió al escenario en el Carnegie Hall el 16 de octubre de 1942, se dirigió a la multitud como "camaradas" y dijo que los comunistas son "gente común como nosotros, que ama la belleza, que ama la vida". Luego, Chaplin ofreció su declaración más clara sobre el comunismo: “Dicen que el comunismo puede extenderse por todo el mundo. Y yo digo - ¿y qué? ( Daily Worker , 19 de octubre de 1942). En diciembre de 1942, Chaplin afirmaba : "No soy comunista, pero me enorgullece decir que me siento bastante procomunista".

Chaplin quedó impresionado por la posición de principios e inflexible adoptada por los comunistas contra el fascismo, ya fuera durante la Guerra Civil española o en el Frente Oriental contra la invasión nazi de la URSS. En 1943, Chaplin dijo de la URSS que era  "un mundo nuevo y feliz" que dio "esperanza y ánimo al hombre común". Esperaba que la URSS “se hiciera más gloriosa año tras año. Ahora que la agonía del nacimiento ha terminado, que la belleza de su crecimiento perdure para siempre ”. Cuando se le preguntó, una década después,por qué era tan elocuente sobre su apoyo a la URSS, incluso con apariciones en los frentes comunistas como el Consejo Nacional para la Amistad entre Estados Unidos y la Unión Soviética y el Socorro de Guerra Ruso, Chaplin dijo: “durante la guerra simpaticé mucho con Rusia porque creo que estaba aguantando el frente ”. Esta simpatía permaneció durante el resto de su vida.

The Kid
Chaplin no había calculado la toxicidad de la era de la Guerra Fría en Estados Unidos. En 1947, dijo a los periodistas: “En estos días, si te bajas de la acera con el pie izquierdo, te acusan de comunista”. Chaplin no se apartó de sus creencias ni traicionó a sus amigos. En esa misma rueda de prensa se le preguntó si conocía al músico austriaco Hanns Eisler, que era comunista y que escribió la música de muchas de las obras de Bertolt Brecht. Había huido de la Alemania nazi a Estados Unidos para trabajar en Hollywood. Eisler había compuesto canciones para el Partido Comunista (también compondría la música para el himno de la República Democrática Alemana - Auferstanden Aus Ruinen). Chaplin salió en su defensa. Cuando se le preguntó sobre su asociación con Eisler en esa conferencia de prensa de 1947, Chaplin dijo que Eisler “es un amigo personal y estoy orgulloso del hecho ... No sé si es comunista o no. Sé que es un buen artista, un gran músico y un amigo muy comprensivo ”. Cuando se le preguntó directamente si para Chaplin habría alguna diferencia si Eisler fuera comunista, dijo: "No, no la habría". Se necesitaba mucho coraje para defender a Eisler, que sería deportado de Estados Unidos unos meses después.

Quizás su película más representativa de la visión que Chaplin tenía de la tiranía capitalista fue "Tiempos Modernos" (1936), donde muestra la brutal explotación a la clase obrera en las fábricas, dónde describe la pobreza de la clase trabajadora americana en los años 30 previos a la II Guerra Mundial. Lógico que admirara la lucha del pueblos soviético contra todo lo que él denunciaba en sus películas. Pero tampoco hay que olvidar otras obras, como "The Kid" (1921), una denuncia contra la extrema pobreza del pueblo americano, o "Un rey en Nueva York" (1957), realizada ya desde el exilio, en Inglaterra, y que es una parodia-denuncia hacia Estados Unidos y la ideología capitalista al más puro estilo Chaplin, pero esta vez ya como cine sonoro (el discurso que pone en boca de su propio hijo pequeño, que actúa también en la película, es una declaración de intenciones del pensamiento de su padre). Y, por supuesto, "El gran dictador", una valiente crítica del fascismo en un momento en el que Estados Unidos todavía no había entrado en la guerra y la clase capitalista norteamericana simpatizaba, y negociaba, enormemente, con el nacionalsocialismo alemán .

En resumen, Chaplin jamás fue militante del PC de EE.UU., nunca se significó como miembro de este, pero siempre estuvo del lado de los pobres, de los explotados, agradecido a la URSS por haber vencido al fascismo en Europa y del lado de todos sus colegas de profesión que eran acusados de comunistas por el país que, al contrario que la Unión Soviética, había recogido el testigo del fascismo enterrado bajo las ruinas del III Reich.

¿Conoces el país de los obreros?, un poema de Louis Aragon y Rafael Alberti.

 ¿Conoces el país de los obreros?, de Louis Aragon, completado por Rafael Alberti, es un poema que apareció publicado en la revista El Mono Azul el 11 de noviembre de 1937.

El Mono Azul fue una revista publicada en el bando republicano durante la Guerra Civil Española bajo el auspicio de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura, cuyo primer número salió a la luz el 27 de agosto de 1936.

En ella colaboraron los más destacados intelectuales del período, singularmente muchos de ellos componentes de la denominada Generación del 27. Entre ellos destacaron Arturo CuadradoMiguel HernándezLorenzo VarelaAntonio AparicioVicente AleixandreRafael AlbertiManuel AltolaguirreJosé BergamínMaría Teresa LeónLuis CernudaAntonio MachadoRamón J. SenderEduardo Ugarte y María Zambrano; entre los no españoles Pablo NerudaVicente HuidobroAndré Malraux o John Dos Passos.

El nombre fue tomado del mono que usaban los milicianos en el frente de guerra. Su objetivo era llegar a los soldados y hacerlos conscientes de su función en defensa de la Segunda República y la democracia frente al fascismo representado por los sublevados. Como ella y por las mismas fechas aparecieron Milicia Popular, Avance o A vencer, entre otras muchas.

Muchos escritores antifascistas de toda Europa también publicaban sus poemas en sus hojas. Es el caso de Louis Aragon, el genial poeta comunista francés, destacado representante de corrientes como el surrealismo, que siempre dio un paso al frente en la lucha contra el fascismo, tanto en el caso de España, donde no dudó en apoyar decididamente a la República, como luego frente al nazismo.

En su poema "¿Conoces el país de los obreros?", que aquí transcribimos, Aragon nos recuerda que la Unión Soviética era el país de los obreros de todo el mundo, de todos aquellos que creían en la libertad y en la justicia, "de las granjas, mineros, marineros, metalúrgicos, tipógrafos, ferroviarios"; que era el único país donde la mujer "ya no es más tu sirviente, ya no es más tu querida, ya no es más tu mujer, pero sí una mujer; el país "sin patronos, sin putas y sin curas". Pero además, la esperanza de los pueblos orprimidos de todo el mundo, la esperanza de Asia, de África, del Mundo.

Al final, en forma de nota a pie de página, Rafael Alberti subraya, con sus versos, que ese país, precisamente por todo lo que Aragon contaba, estaba siendo atacado por los perjudicados de que los trabajadores sean allí los amos: ""contra ese país se construyen cañones, se alimentan caballos, se llena el mar de buques, el viento de aviones", En definitiva. recuerda Alberti, defender la Unión Soviética y lo que representa, "la estrella que en la lucha te guía, la fuerza que tu sangre reclama en cada hora", es defender el país de todos los trabajadores, es luchar por las conquistas, la esperanza y el futuro de toda la clase obrera.

¿Conoces el país de los obreros?, de Louis Aragon, completado por Rafael Alberti.

¿Conoces el país 
que mece la eglantina?
Huyó el águila cuando 
la insurrección de octubre
derrotó a los rentistas.
¿Conoces el país 
donde se abren los ojos
de la infancia al futuro, y no sobre el pasado;
en donde la mujer
ya no es más tu sirviente,
ya no es más tu querida,
ya no es más tu 
mujer, pero
sí una mujer;
el país sin patronos, sin putas y sin curas;
el país 
donde no
tienen dueño las flores,
el país
de las granjas
mineros,
marineros,
metalúrgicos, tipógrafos, ferroviarios.
¿Conoces el país
de las grandes cocinas?
¿Conoces 
el país que brilla en la mañana,
que es rocío en los labios del África oprimida,
miel
en el corazón del Asia,
la meta de los negros y el cielo de los blancos?
¿Conoces 
el país
donde la noche da la mano al día,
el país
de la esperanza y la canción que nace,
el país
del trigo verde aún del materialismo,
el país 
que es la pupila del Universo,
la salamandra del sol;
el país
de los granos,
crisol,
de las semanas,
el país, el país donde el llanto del Mundo
formará un bello día el diamante del día?
¿Conoces el país de los obreros? (1)

                         Louis Aragon

(1) Allí la paz trabaja el horror a la guerra.
Labora allí la paz,
bloqueada de perros que por dientes enseñan bayonetas.
Y contra ese país
se construyen cañones,
se alimentan caballos,
se llena el mar de buques,
el viento de aviones,
y contra su aire puro,
constra sus hombres puros, se preparan los gases de la muerte.
¿Conoces, camarada,
conoces tu pais?
De él viene la estrella que en la lucha te guía,
la fuerza que tu sangre reclama en cada hora.
¿Lo conoces tú bien?
Escucha. Se oyen balas contra la Unión Soviética.

                                                          Rafael Alberti

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Poema transcrito por Cuestionatelotodo (CTT), del ejemplar del jueves 11 de noviembre de 1936 de El Mono Azul.


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