24 de agosto de 2017

!Retomar el camino de Octubre! (Línea Proletaria nº1)

Ha salido el nº1 de la Revista Línea Proletaria, órgano por la reconstrucción ideológica y política del comunismo. En este número, además de otros interesantes artículos que podréis ver pinchando sobre el link anterior, aparece uno titulado ¨!Retomar el camino de Octubre! Un homenaje al Centenario de la Revolución Bolchevique", que compartimos a continuación:

¡Retomar el camino de Octubre!

Un homenaje al Centenario de la Revolución Bolchevique

Unos y otros se reclaman sus herederos. Unos y otros compiten por ver quién denigra su memoria más y mejor. Con la vista puesta ya en el festejo común, se desempolvan los viejos bártulos y se les saca brillo a los mitos que ni siquiera el fracaso diario logra tumbar. Encogiéndose de hombros, el burócrata obrero, jefecillo-administrador de cualquier grupúsculo comunista, desenterrará una pléyade de efemérides con las que espera hacerse un hueco en la competencia de su saturado movimiento local. Quizá el folclore rojo pueda empujar hacia delante la gris cotidianidad de la interminable lucha de resistencia.

            Y es que unos y otros se dan cita este año: desde el gestor obrero de la esclavitud proletaria venido a menos hasta el efusivo pequeñoburgués despechado. ¡Glorioso Octubre! Todos encuentran un nicho en el mercado de la política radical gracias a su recuerdo. Tal es el reverso de su grandeza. A cien años de aquellos días que estremecieron el mundo, su sombra todavía es lo bastante larga como para acoger a todos los profetas del derrumbe, a todo ese musgo que vegeta pasivamente en la humedad y la podre de la sociedad burguesa. Por un momento, parece que esos unos y esos otros han encontrado un paraguas común bajo el que cobijarse. ¡La mayor sacudida revolucionaria que ha conocido la humanidad, devenida carpa del circo de la confraternización comunista! ¡El embate que trastornó los cimientos de la sociedad de clases, pervertido hasta ser convertido en un exánime fetiche! ¡La refutación práctica de todos los prejuicios espontaneístas, transmutada en cobertura descarada de esos mismos prejuicios!

            El proletariado, por su lado, sigue ahí abajo, ajeno a los tinglados con los que el revisionismo intenta, en vano, atraérselo. «Las masas nos darán un nuevo Octubre cuando su situación se haga insoportable». Así razonan nuestros mediocres oportunistas, eximiéndose a sí mismos de la responsabilidad de su propia bancarrota. Ya las masas harán algo cuando les convenga: la misma teología que hace de Octubre una espontánea epifanía convierte al proletariado en un Cristo que aún debe vivir una mayor mortificación de la carne para que se produzca una segunda venida. Como el mundo burgués al cual se deben, los administradores obreros de la esclavitud de las masas se entregan a las formas más nauseabundas de cinismo.
Imagini pentru revolucion octubre

            Pero ello los delata. Su revolución nunca ha tenido vocación de romper con la lógica de lo existente. Más bien ha sido su colofón y su corona. La radicalidad discursiva viene a ser poco más que el excitante artificial que hace más ameno el repetitivo día a día de la realpolitik revisionista, de la lucha posible. No la niega, no la supera, sino que la presupone y completa, del mismo modo que el robo complementa la propiedad y proporciona al burgués un motivo para escandalizarse. Los festejos presuponen el espectáculo y la impotencia. Ya las masas harán. Ladina justificación del orden de cosas existente, ampararse en la triste excusa de que será el propio mundo esclavo quien proporcione a los esclavos los instrumentos de su emancipación. Ya las masas harán. Sea: acudamos al criterio de la práctica y comprobemos, pues, qué hicieron las masas aquel año tan señalado.

            Una vez desgastadas las ilusiones patrióticas que arrastraron a los hijos del campesino ruso a desangrarse en la carnicería imperialista de 1914, las clases populares del país de los zares se irguieron decididamente contra la autocracia, echándose en brazos de la democracia burguesa. Mencheviques y socialrevolucionarios, en alianza con el Partido Demócrata Constitucionalista, consiguieron levantar su república, la república de la burguesía, apoyándose en los instintos democráticos de las masas. Éstas, organizadas en los Soviets y armadas, mantenían un poder paralelo al del Gobierno Provisional, al cual cedían la iniciativa, dejándose llevar por las esperanzas legalistas y las promesas de una Asamblea Constituyente. Si agosto de 1914 fue el mes del fervor chovinista, febrero de 1917 fue el mes del desbocamiento de todas las fantasías pequeñoburguesas, de todas las ilusiones respecto a la posibilidad de construir en Rusia, «el país más libre del mundo», la democracia más amplia y más pura. La facilidad con la que el aparentemente inexpugnable bastión zarista fue barrido por la Revolución sólo pudo alimentarlas, decuplicar su fuerza y arraigarlas en el imaginario colectivo del agitado pueblo ruso. Fue en este fértil suelo donde germinó la república de Miliukov y Lvov, de Kerenski y Tsereteli.

            Pero el precario equilibrio de clases sobre el que se sostenía el Gobierno Provisional hubo de precipitar rápidamente los acontecimientos. Bajo la mendaz excusa de la «defensa de la patria», los representantes de la democracia burguesa y pequeñoburguesa en el gobierno prosiguieron la política de anexiones y pillaje imperialistas, desacreditándose cada vez más frente a las masas extenuadas por la guerra. A cada paso estaba más claro que los mencheviques y los socialrevolucionarios, colaboradores del partido de la gran burguesía y los terratenientes, sólo podían jugar el papel de pantalla de la dictadura contra la clase obrera y el campesinado, el papel de correa de transmisión del Poder burgués-terrateniente en el seno de las masas ─Soviets mediante. El ametrallamiento de las manifestaciones contra la guerra del 4 (17) de julio, en la que participaban obreros y soldados encabezados por el partido de Lenin, fue el toque de campana que probó que los políticos pequeñoburgueses estaban de hecho subordinados a la dictadura militar, a la cual se unieron entusiasmados para reprimir a los bolcheviques y a los obreros conscientes. El período del doble poder había llegado a su fin.

            «Las armas en manos del pueblo y éste libre de toda violencia exterior: tal era el fondo de la cuestión»[1]. Únicamente bajo esas condiciones era razonable pensar en un tránsito pacífico del Poder burgués del Gobierno Provisional al Poder de los Soviets, aún hegemonizados por el menchevismo y el populismo eserista. Pero con el paso de estos a la contrarrevolución en julio de 1917, tal alternativa se diluye definitivamente, transformándose los Soviets en los apoyos de masas de la dictadura burguesa. La consigna con la que los bolcheviques habían dirigido su actividad práctica en los meses precedentes, «¡todo el Poder a los Soviets!», deviene también contrarrevolucionaria, y es puesta fuera de circulación.

            El período siguiente vendrá a probar que, pese a ser los órganos de la más extensa democracia, los Soviets eran incapaces de frenar la contrarrevolución burguesa, siendo más bien su apoyo inconsciente. Los obreros y soldados organizados en ellos, obnubilados por las doradas promesas de unos políticos pequeñoburgueses cada vez más comprometidos con la reacción, son el principal vaso comunicante entre el Estado y las masas populares. Y Lenin es tajante en este momento: «mientras los obreros y los campesinos no comprendan que esos líderes son unos traidores, que es preciso echarlos, destituirlos de todos los cargos; mientras no comprendan eso, los trabajadores seguirán siendo inevitablemente esclavos de la burguesía»[2].

            Esta situación llegará a un punto culminante a finales de agosto, cuando el general Kornílov lleve a cabo una frustrada intentona de restauración monárquica. Es en este momento ─y no antes─ cuando la agitación bolchevique consigue ir calando entre las masas: se va asentando el convencimiento de que los representantes de la democracia pequeñoburguesa no pueden, en tiempos de guerra civil, ser otra cosa que un muro de contención frente a la implantación de la democracia de las masas obreras y campesinas, y que la otra alternativa es, inevitablemente, la dictadura de los espadones bonapartistas, como Kaledin o el propio Kornílov, aliados del entonces presidente del Gobierno Provisional Kerenski. Una idea se dibujaba en la mente colectiva de las masas, cada vez con más fuerza gracias a la agitación bolchevique y alimentada por las recientes experiencias contrarrevolucionarias y la kornilovadao dictadura de los Soviets de obreros, campesinos y soldados con el único partido que ha probado estar por esta hasta el fin (el partido bolchevique); restauración de la monarquía con el beneplácito tácito de los políticos pequeñoburgueses, demasiado pusilánimes para posicionarse por la dictadura de las amplias masas rusas sobre la minoría capitalista-terrateniente y su burocracia.

            Para el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, el bolchevismo ya había ganado a la mayoría en los Soviets de Moscú y Petrogrado para el comunismo. La insurrección, cual marcha triunfal, inició una nueva fase de la guerra civil que más o menos larvadamente se venía desarrollando en Rusia desde la Revolución de Febrero. De las cenizas de la Revolución burguesa se levantó el fénix de la Revolución Proletaria.

            Ahora bien, nada más iluso que pensar, tras todo ese pequeño siglo XX de revoluciones proletarias, que la vanguardia bolchevique se haya limitado a ser la expresión consciente de un proceso inconsciente, como si el advenimiento de la Revolución de Octubre estuviese fatalmente inscrita en los sucesos posteriores a Febrero. La historia nos demuestra que la efervescencia del movimiento de masas es un elemento intrínseco de la Revolución burguesa. La marea de campesinos provenientes del agro desfeudalizado es el corazón de la Revolución democrática. Esa masa en eterna y espontánea agitación es el medio ambiente sobre el cual el orden burgués tiene que reinventarse continuamente; es esa negatividad que disuelve los románticos lazos naturales y que el naciente Estado capitalista canaliza incesantemente hacia la edificación positiva de su mundo. Los órganos de masas generados de manera espontánea en el curso de la lucha, su extensión y, finalmente, su progresivo acomodo al mundo dado una vez decrece la marea revolucionaria, lleva a la colusión con las fuerzas reaccionarias, a la integración de las clases potencialmente revolucionarias en la maquinaria del Estado burgués que emerge tras toda revolución antifeudal victoriosa. Ahí tenemos el ambiguo papel jugado por los Soviets antes de Octubre, su rol natural en ausencia de un factor independiente capaz de romper la maldición y la cadena. Y es precisamente en los grandes virajes históricos donde se plasma la lección práctica de que el temor por llevar la Revolución hasta el fin conduce inevitablemente a subordinarse al partido del orden y a trabajar, en los hechos, por el encuadramiento de las masas en el entramado económico y político que la burguesía construye para sí, por su confinamiento en los márgenes del mejor de los mundos posibles, que todos los «políticos realistas» de ayer y hoy se esfuerzan por edificar.

            Pero no basta, en estos oscuros tiempos de reacción, con limitarse a aseverar esta verdad. No basta con reconocer la enseñanza general de que la Revolución agudiza los antagonismos de clase, enfrentando en dos campos claramente deslindados a sus enemigos y a sus promotores. Es de todo punto imprescindible comprender que, en la Rusia de 1917, este marco revolucionario general fue traído a la historia por el auge espontáneo del movimiento de masas, al estilo de las grandes revoluciones burguesas precedentes. Pero, al contrario que en 1793 o en 1848, una nueva clase entraba en el proscenio: un proletariado revolucionario maduro, templado por decenios de experiencias revolucionarias y de confrontación con el conformismo de los líderes burgueses del movimiento obrero.

            ¿Proletariado revolucionario maduro en un país mayoritariamente campesino? En un momento en que todos los socialdemócratas de los países capitalistas avanzados confiaban en el natural desarrollo de la clase obrera sindicada hacia el socialismo, los bolcheviques se encontraron con que en Rusia ésta ni siquiera existía como tal. El leninismo surge y medra precisamente como respuesta de los revolucionarios rusos ante un panorama en el que la Revolución burguesa está pendiente pero donde todavía no se ha desarrollado la clase que podría llevarla hasta el final de la forma más consecuente. El atraso histórico del Imperio zarista obliga a los socialdemócratas rusos a asumir que, en un primer momento, no hay más proletariado revolucionario que su vanguardia, el sector de avanzada portador de esa teoría revolucionaria madurada a lo largo de más de un siglo de luchas obreras en Europa.

            El auge espontáneo del movimiento de masas en la Rusia preburguesa, de la mano del abismo a cuyo borde fue arrastrada la humanidad por la guerra imperialista, proporcionó a los bolcheviques el marco revolucionario general de actuación. Pero la capacidad de obrar como partido independiente, como fuerza de peso en la guerra de clases rusa e internacional, sólo pudo ser forjada a lo largo de 34 años (1883-1917) de combate contra el oportunismo y de progresiva definición de las tareas de la Revolución a partir de los principios generales desarrollados en base a decenios de experiencia del movimiento obrero internacional. Se trataba, ante todo, de la educación ideológica de los propios bolcheviques, de forjar cuadros que fuesen capaces de aplicar una línea revolucionaria solvente y orientada a engendrar revolución a una escala cada vez más amplia. Sólo así es posible comprender esa insistencia de Lenin en la educación de tanto la vanguardia como de las masas. Sólo así es posible comprender por qué después de cada viraje táctico, de cada victoria o de cada derrota, los bolcheviques se esforzaban por explicársela a los obreros, por relacionarla con la correlación de fuerzas de clase y dilucidar su conexión con las tareas de la Revolución. Sólo así es posible comprender, en definitiva, que las masas únicamente extraen lecciones revolucionarias de sus experiencias políticas a condición de que su vanguardia sea lo bastante capaz como para explicárselas y lo bastante audaz para llevarlas hasta sus últimas consecuencias, vinculándose efectivamente con el resto de la clase. Y esto es lo que prueba Octubre: que no fue un impersonal devenir histórico ni una argucia de la razón lo que hizo que el capitalismo ruso, la República burguesa, se derrumbara como un castillo de naipes bajo el empuje de los obreros y los campesinos armados. No: fue la revolución en la conciencia, tenazmente impulsada por los comunistas en el fragor de la lucha de clases, lo que llevó al proletariado ─sostén del capital en condiciones de vida burguesa normal─ a rebelarse contra los amos y echar por tierra todas las ilusiones, todos los fetiches que la sociedad de clases impone a sus esclavos.

            La ominosa sombra de lo viejo, de la atrasada Rusia, obligó a los bolcheviques a desarrollar lo nuevo, a empujar hacia adelante los tiempos que la marcha de los acontecimientos parecía imponer como un destino inapelable. Y lo que entró en la palestra de la historia como una respuesta aparentemente circunstancial y exclusivamente nacional a las condiciones autocráticas y semifeudales del desarrollo de la revolución en Rusia acabó por desbordar todos los esquemas de aquel marxismo acomodado a los despachos sindicales de la II Internacional, revelando esa ruptura la auténtica universalidad del leninismo. La ruptura: el proletariado arrastrando tras de sí a todos los oprimidos de la tierra, arrancándolos durante un fugaz mediodía de las garras de los ciclos objetivos de revalorización del capital, poniéndose a sí mismo como clase revolucionaria, como primera y única ley del desarrollo histórico y umbral de la humanidad emancipada.
Imagini pentru revolucion octubre
            Ahí reside la auténtica trascendencia de la guerra de clases proletaria. La sociedad burguesa se funda sobre la anarquía, sobre el caos y la incesante asimilación de ese caos a un orden económico racional, mecánico. Recordemos el Manifiesto: la burguesía no puede subsistir sin revolucionar continuamente la producción. Todos los lazos, todas las vinculaciones personales, todos los vestigios de los modos de producción naturales, preburgueses, son disueltos por esta negatividad, cuya encarnación humana es el proletariado, la clase de los desposeídos, de los humillados. El comunismo asume este caos, pero no lo reconduce hacia el orden, hacia una nueva alienación, sino que lo lleva hasta el final, emancipando a la humanidad de todas las cadenas que la atan a lo dado, a lo exterior, sea éste el señor feudal, la tierra de la comunidad rural o los infinitos ciclos económicos del capital.

            Esta universalidad del comunismo retumba al tenor de las «salvas de los cañones de la Revolución de Octubre»[3] que despertaron a los pueblos de Asia y África de su letargo secular. Dejando de ser objetos de la historia, pasan a ser, junto al proletariado internacional, actores decididos de la misma. Los millones de oprimidos de las colonias y los países dependientes entraron en el camino de su liberación llevados de la mano por esa joven y vigorosa clase que recoge en sí los mejores frutos de la civilización. Sólo el proletariado revolucionario estaba dispuesto a llevar las propias luchas democrático-burguesas de las masas hasta el final, misión a la que los representantes de la ajada burguesía ya habían renunciado.

            Y no se piense que esto se refiere únicamente al orden de las luchas en las colonias. También la clase obrera mundial, aún como clase puramente económica, vio una espectacular explosión de sus formas de organización más elementales al calor de la ofensiva revolucionaria que desplegó Octubre. La tasa de afiliación sindical no sólo se disparó a partir de la Primera Guerra Mundial y hasta mediados de los años 20 ─coincidiendo con ese primer fogonazo de la Revolución Proletaria─; también la paulatina pérdida del horizonte revolucionario tras la Segunda Guerra Mundial fue correspondida, en gran parte de los países europeos, por un notable retroceso en la extensión de la organización sindical[4]. La vieja y gastada letanía economicista que presenta el sindicato como hábitat natural de los comunistas es demolida por la experiencia del Ciclo también en este sentido: no es el vigor del sindicato el preludio del alba revolucionaria, sino que ha sido esta la que ensanchó sus límites históricos más allá de lo que cabría esperar sin la concurrencia de una clase con conciencia para sí misma.

            Y es que, muy contrariamente a la mitología que promocionan nuestros revisionistas, la revolución no es una consecuencia de lo dado ni de su mudo crecimiento. Es, más bien, su fundamento y su esencia, su permanente e inquieto fondo, su más íntima razón de ser. Tal es la columna vertebral de la dialéctica: la revolución como fundamento de todo lo real, tanto en el orden natural como en el social. Ahí la ruptura, ahí el «salto cualitativo». Bajo su interesada lectura de la dialéctica, los comunistassindicalistas llegan a la coherente conclusión de que hay que dedicarse a tareas no revolucionarias antes de poder «hacer la Revolución». Coherente con el mundo burgués, naturalmente. Porque si el revolucionario es aquél que toma partido por la ruptura, por la subversión de lo viejo de la forma más decidida, es forzoso comprender que las únicas tareas que los comunistas tienen por delante son precisamente las revolucionarias.

            ¿Y qué mejor ejemplo que Octubre para probarlo? La idea de que la revolución requiere otras tareas que no sean la revolución misma lleva a confluir con la tesis menchevique de que el proletariado, debido a las condiciones objetivas de la Rusia zarista y de la Rusia republicana, no podía hacer otra cosa que ceder el testigo de la dirección de las masas a la burguesía. Frente a ello, ya desde 1903 y en constante pugna contra la tendencia espontánea a abandonarse a la inercia de lo existente, se desarrolló el bolchevismo, como «corriente de pensamiento político y partido político»[5] portador de la revolución. Y véase cuán profundo es el impacto de esta sobre la realidad que los mencheviques tuvieron el triste honor de adelantarse al desarrollo del oportunismo en los países europeos avanzados. Definieron su fisionomía y llevaron sus ideas hasta el final con años de antelación a éstos, justamente debido al empuje que sobre ellos ejercieron las posiciones revolucionarias, obligándolos a explicitar todos sus matices y refinar su modus operandi. Esta particularidad de la maduración del oportunismo ruso anticipaba, en la esfera de la vanguardia proletaria, lo que posteriormente supondría el bolchevismo a escala nacional e internacional. Pocas pruebas hay tan elocuentes de la fortaleza de la ideología proletaria como ese poder trastocar todas las relaciones de clase en su entorno más inmediato para ir engendrando revolución a una escala cada vez mayor.

            Y ésa es quizás la definición que mejor capta el espíritu del comunismo, el espíritu de todo lo nuevo que trajo Octubre: la revolución que no tiene otro presupuesto que la revolución misma, que no tiene nada a sus espaldas salvo la propia experiencia revolucionaria de toda la humanidad. Lo que, leído «al revés», quiere decir: todo lo que existe merece perecer, pues los comunistas no nos debemos a nada de este mundo. Pero ese «merece» impone una condición: la podredumbre del viejo orden no va a ser barrida por un inexorable viento de la historia, sino por la voluntad consciente del proletariado de hacerla perecer efectivamente, de querer llevar a cabo la condena a la que ese merecimiento impele. Por su propia forma, Octubre derriba todos los mitos del credo burgués. La guerra no es, en el imaginario capitalista, más que la respuesta a un estímulo externo. Acostumbrado a ver el mundo a través de las lentes del naturalismo mecanicista, disuelve toda su riqueza en una cadena de acción-reacción. Busca la razón de la guerra y de la revolución en la etnia, en la nacionalidad, en la respuesta ciega e inmediata contra la opresión. Y más allá de toda esa irracionalidad, de todo ese reino animal del espíritu, del momentáneo trastocamiento del orden que toda guerra supone, está el buen burgués ilustrado, el ciudadano, cuyo sano juicio le permite, con un gesto de desdén, ponerse por encima de todo lo mundano y anhelar un beato estado de paz eterna.

            De igual forma razona el revisionismo. Educado en la incapacidad de ver en la lucha de clases más que ciclos económicos, sólo puede aspirar a integrar a la clase obrera en la racionalidad existente, en la imagen del mundo que condena a la humanidad a ser un ente pasivo sometido a los estímulos provenientes del exterior: el obrero acosado por la patronal tiende naturalmente a reclamar lo que es suyo, y ahí estaría la semilla del socialismo. Con este gesto, la ruptura que el comunismo supone para el desarrollo normal de la humanidad esclava es reintegrada en el mecanismo eterno del cosmos. La lucha de clases del proletariado no saldría, pues, de los cauces de éste; no buscaría abolir la realidad dada, sino perfeccionarla, limpiarla de impurezas.

            Pero Octubre pone ya un pie fuera de esta prehistoria de la humanidad que es la sociedad de clases. Octubre demuestra que el proletariado no cuenta con más que sus propias fuerzas, y que ni siquiera la cabezonería del curso regular y espontáneo de los acontecimientos puede sustituirlas. Tal es su ofrenda inmortal a los revolucionarios del mundo. Con ese atreverse, Octubre rompe los estrechos marcos en los que el revisionismo pretende encajonarlo. Demuestra prácticamente que la suprema libertad del ser humano consiste en decir no: decir no al falso amigo de un camino supuestamente ya trazado, decir no a la reducción del hombre a simple reflejo condicionado, decir no a seguir pasivamente los caprichos de un medio hostil. Decir no a toda fe, divina o secularizada, que mantenga viva la idea de una utópica realidad libre de contradicción, libre de desgarramiento. El comunismo, como doctrina de la emancipación universal, insiste vibrante: «nada de lo humano me es ajeno». Y, como la más alta expresión de la autoconciencia revolucionaria, sabe que todo lo humano, a día de hoy, pasa necesariamente por el proletariado; que la humanidad está históricamente determinada como proletariado; y que la primera piedra en el sendero de la emancipación no es otra que la voluntad del proletariado de decir no a lo que el mundo desgarrado ha hecho de él. Ésa, y no otra, es la lección universal de la Revolución de Octubre.

Comité por la Reconstitución
Julio de 2017



Notas:
[1] A propósito de las consignas; en LENIN, V. I. Obras Escogidas. Progreso. Moscú, 1973, tomo VII, p. 125.
[2] Del diario de un publicista; en LENIN: O.E., tomo VII, p. 167.
[3] Sobre la dictadura democrática popular; en MAO TSE-TUNG. Obras Escogidas. Fundamentos. Madrid,  1974, tomo IV, p. 428.
[4] Para muestra, un botón: la tasa de afiliación sindical en Suiza pasó de un 38'8% en la década de los 50 a un 30'6% en 1985; en Francia, de 20'5% a 14'5% en el mismo periodo, estando hoy en el 8%; en Italia, del 49% en la década de los 50 hasta el actual 36%, tras el breve auge del movimiento operario en los 70. Es cierto que el Estado español vio aumentar el porcentaje de obreros sindicados desde finales del franquismo, pero estamos hablando de un escueto 16% en el cambio de milenio. Además, tras la crisis del 2007 la afiliación no ha dejado de descender: los casi tres millones de trabajadores afiliados en 2008 se habían reducido hasta 2.360.000 para 2014.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

La ideología del proletariado no se Reconstituye,se toma o se deja.Otra cosa es que no se conozca la forma de interpretar ,separando lo correcto del error,de una Etapa histórica, que no Ciclo,de dos Siglos,un suspiro de Historia de la Humanidad.
Una cosa es el Comunismo,y otra sus fans....ahogados unos en el folklore ,y otros en una investigación arqueológica sin fin.

Luchar para aprender!!!

Unknown dijo...

Anónimo, lee de nuevo. No se trata de reconstruir ninguna ideología, sino el movimiento comunista internacional. Tú mismo lo dices: algunos hablan por hablar, por folklore, sin ni siquiera leer sobre lo que hablan.
!Salud!

Anónimo dijo...

-Línea Proletaria-

Órgano por la reconstitución ideológica y política del comunismo.

Así reza su encabezamiento, parece que sí se leer...

Saludos.

JL F dijo...

Ahora resulta que el comunismo es una ideología. El comunismo es el sistema (basado en determinadas relaciones de produccion) en el que no es necesario el estado y los hombres se han emancipado de toda opresión. No es una ideología. La ideología es, en todo caso, la teoría o ciencia que habla de cómo llegar hasta él. La ideología de la emancipación del proletariado es el marxismo, que analiza científicamente en base al materialismo histórico y la dialéctica, cómo liberarse de todas las cadenas y avanzar hacia el comunismo; a través de la experiencia histórica, se han ido produciendo aportaciones, como el marxismo-leninismo y el marxismo-leninismo-maoísmo, además de otras aportaciones históricas que se han ido produciendo. Así que decir que la ideología es algo inmóvil, que se toma o se deja tal y cómo viene dada, es producto del más puro idealismo, como si la historia no se moviera o las condiciones no cambiaran. La ideología proletaria está en permanente adaptación a la realidad y, por ello, no solo se puede reformular o reconstituir, sino que se debe hacer continuamente a partir del análisis de los cambios en las condiciones históricas, tanto en una sociedad capitalista como también durante el periodo socialista.

Saludos Rojos

Anónimo dijo...

"Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que hay que sujetar la realidad. Nosotros llamamos comunismo al MOVIMIENTO REAL que anula y supera el estado de cosas actual" -Marx

Y ese movimiento real,tiene su origen hace dos siglos,y su punto límite y extremo es HOY. En consecuencia el comunismo es un Movimiento,que no se basa en princios,sino en Hechos,sostenido en la ideología marxista,una ideología científica en desarrollo.
Quieren ustedes debatir sobre unos acontecimientos históricos ocurridos en los dos últimos Siglos,dicen ustedes desconocer los fundamentos desarrollados en ese tiempo?En la lucha del pueblo revolucionario por su meta....

"Los ignorantes plantean cuestiones que los sabios respondieron hace 1000 años." Goethe

En mi humilde entendimiento ,el desarrollo cogido, quienes alcanzan ese objetivo físico,determinado x el tiempo vivo,La REALIDAD, que interpretada en símbolos ,o lenguaje corriente es la que se llama m-l-m.
Negar eso es rechazar el movimiento.
El camino del comunismo se enriquece con la lucha,no con monjes ocultos en las sombras dudando de todo...La actividad ideológica exige crear ese movimiento,es decir el Partido reconstituido del proletariado,depurado de errores y fortalecido de los aciertos y desarrollos históricos...fomentando la unidad con las bases desde pilares de sobra conocidos.
Dominar un lenguaje y fundamentos no sirve de nada si no sabemos traducirlo a problemas cotidianos.
Luchar para aprender,aprender para luchar
Un saludo muy fuerte.

Anónimo dijo...

"La historia no es ni hace nada.
Quién es y hace es el hombre." MARX

Considero que nuestra ideología no debe ser tomada como un puzzle, la lucha no debe ser abstracta ,dudosa, carente de sentido. Hay que plantear con método sencillo para obrar. Que pensar da muchas respuestas pero no soluciona nada. Sin luchas no hay victorias.
Ah! y no confundir el Comunismo con algunos de sus fans.

Viva el M-L-M.

Saludos del mismo anónimo pesado...

Anónimo dijo...

El mismo anónimo saluda el esfuerzo, que hace usted señor Forneo,en difundir los asuntos de nuestro interés..Una Lucha superior a nuestras Vidas. Y reconozco igualmente la alta capacidad teórica de nuestros amigos de la LR. Gracias por sus aportaciones. Es por ese motivo que me llama poderosamente la atención ,que unan en una frase conceptos contradictorios ,dando un significado dogmático a su exposición.
Dicen:" El comunismo, como DOCTRINA de la emancipación, insiste vibrante, " nada de lo humano me es ajeno".
Doctrina y Movimiento son cosas distintas y enfrentadas, los problemas humanos no son fenómenos imprevistos climáticos ,a resolver, con soluciones urgentes para mejorar el dolor. Armonía como en Albania!!!
Nuestra "erudición" ,solo puede ser mejorada en la practica constante, con perseverancia, compromiso, disciplina, optimismo y honestidad...y en la INVESTIGACION ,sobre todo ,debemos CONCLUIR.

Dicen que perderse ,es encontrar el camino,extraviarse en la habitación de casa es desaprovechar la cabeza. El comunismo es impotente hoy, no porque el burgués es fuerte, sino que se volvió débil porque su organización es precaria y les deja Impotentes.
La vida no nos odia, es que nos da la oportunidad de aprender a resolver problemas cada vez mas complicados...para que nada pueda Vencernos.

"Sin riesgo no se hace nada grande y memorable. " -Terencio.

"No se hacen zanjas hablando de ellas." mi amigo el albañil.

Un saludo revolucionario,a los comunistas honestos, que viven en el cansancio gratificante del trabajo diario.

¡Trabajar en la Reconstitución del PCE!

JL F dijo...

Camarada anónimo (no lo digo como burla, es que así firmas y no sé tu nombre). Tienes razón en la necesidad de la práctica y de la organización ante todo, pero también es imprescindible el trabajo teórico, en base, por supuesto, a los avances ya alcanzados, los aportados por los grandes teóricos y, a la vez, revolucionarios de la historia del comunismo (es decir, el movimiento teórico-práctico que busca la emancipación total de los trabajadores y el final de toda explotación). Sin trabajo diario no hay nada, y ese es el gran fallo del mov. comunista actual, aunque ese trabajo no solo consista en salir a la calle o reunirse en el partido: también hay que pensar y repensar las circunstancias en relación a la teoría y aplicar esta a las circunstancias cambiantes. A mi modo de ver, reconstituir el comunismo no significa empezar de cero (ellos mismos lo explican así), sino repensar el marxismo-leninismo y sus aportaciones y avances, como el maoísmo, incluyento el pensamiento Gonzalo o, por ejemplo, el naxalismo, para darle un nuevo impulso, que en nada significa cambiarlo o partir de nuevos principios. Todo lo contrario.

Como explicaron Marx, Engels, Lenin, Stalin o Mao, entre muchos otros, sin teoría no hay práctica, y sin acción tampoco puede pensarse creativamente la teoría (creativamente, adecuándola a las nuevas situaciones a partir de los avances previos). Sin organización del partido, sin la teoría que lo sustente y le permita explicar sus luchas, fomentando así nuevas acciones y atraer y dirigir a las masas, no hay avance.

Saludos Rojos

Anónimo dijo...

Buenas noches,camarada JLF,soy camarada anónimo..es un honor,en las cunetas descansan los mejores,todos ellos provistos de identidad sagrada ,sin nombre ni apellidos,nada soy yo comparado con ellos.Nunca me ofendo porque alguien tenga opinión distinta, menos si llega ésta de leales y buenos camaradas. Es una alegría aprender.Todos necesitamos guía y apoyo para superarnos.
Primero para repensar el Marxismo no se necesita dar tantas vueltas,ya viene de 1994,con el MAI.Investigar para crear tiene plazos,hay que Concluir, sujetándose a Etapas. Si no de qué sirve la teoría ,de adorno, entretenimiento? Satisfacer el vacío del escritor?
El conocimiento "exacto" está construido a base de observación y DEMOSTRACIÓN de la vida y sus fenómenos naturales.Inserto en esa realidad, y de capital importancia, está el Movimiento transformador comunista. Todo lo que conocemos es modelo de ese comportamiento. Nuestro concepto matemático de la naturaleza social es la interpretación de la Realidad y sus Acciones.
Hay leyes marxistas? Pues claro.
Los astrofísicos saben cual es el lugar mas frío del Universo conocido, a 5000 mil años luz de la Tierra. Eratóstenes con palo,pies y cerebro,200 años a.C midió la Tierra,con exactitud,pero los marxistas hoy, no saben interpretar las acciones de 2 siglos,para extraer lecciones y leyes. Fatal desenlace, Por Dios!!

La teoría revolucionaria se desarrolla como síntesis de la experiencia anterior.

Conclusiones que se extienden por muchos años, no quiere decir sean importantes. La experiencia nos sirve para aterrizar la teoría en lo práctico, y no al revés. Nadar en casa hace que el resfriado sea leve...La universidad no hace al alumno. Es Vanguardia quien camina ,no quien permanece expectante. Muere de aburrimiento quien hace de su vida un hábito. No hay que acostumbrarse a la situación.
Las Reglas funciona si se APLICAN, y se mejoran Aplicándolas.
El tiempo corre, y yo me veo todavía aquí. Creo que si para obrar debemos Razonar cada uno de nuestros pasos, la vida es breve, corremos el riesgo de permanecer petrificados.
El saber, " debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros."
La genialidad consiste en lograr resultados con los recursos que tenemos ,hacer lo mejor con lo que tenemos...
No han superado ninguna dificultad, y surgen con actitud aristocrática, Vanguardia teórica se llaman. Hay que sembrar con humildad.
Contar nuestros problemas no es queja, es confiar en los camaradas y las masas, CONVOCAR, para servir al Pueblo.

Saludos Rojos.

Matthys dijo...

Señor Anónimo: diríase que basa sus invectivas contra Línea Proletaria en una visión, cuanto menos, fragmentaria del asunto. Si quiere, puede usted aprender algo más sobre la Línea de Reconstitución a través de sus escritos fundamentales, como la Tesis de Reconstitución o la Nueva Orientación. Encontrará dichos textos, así como muchos otros, en la página reconstitucion.net. Estoy convencido de que su lectura ayudará, tanto a usted como a muchos otros, a despejar ciertas dudas sobre un movimiento que, mal que le pese a muchos, va ganando humildemente fuerzas en el Estado español.

Saludos revolucionarios.

Anónimo dijo...

Senor Matthys,lo he leído ,con atención.Veo retórica,mucha,y algunos conceptos como el de VT,me dan vergüenza ajena.Ya reparten medallas antes de pisar el terreno,y ensuciarse las manos.En el terreno de la Ciencia,la Universidad no hace al alumno,esas cosas son beneficio exclusivo de "Froilanes".

Saludos Revolucionarios.

Matthys dijo...

Caballero anónimo: veo entonces que su problema no es el de la omisión lectora, sino la falta de comprensión. Veamos: la Línea de Reconstitución no se arroga el derecho a denominarse Vanguardia Teórica (VT), ni mucho menos. Históricamente, el marxismo ha designado al sector más consciente del proletariado como "vanguardia". Lo único que hace la LR es segmentar dicho sector en tres cuerpos distintos, que vendrían a ser la vanguardia práctica (cuyo accionar podríamos denominar, muy resumidamente, como "sindicalismo"), la vanguardia teórica (que pretende la superación del capitalismo, aunque no a través de las tesis marxistas; aquí entrarían desde el anarquismo al revisionismo, por poner únicamente dos ejemplos) y la vanguardia teórica marxista-leninista, que es el sector de la vanguardia que procura ir configurando los lazos ideológicos, políticos y organizativos con el resto de su clase para, según se vayan atravesando las distintas y pertinentes etapas, se llegue al establecimiento del Nuevo Poder. La LR considera que su labor se corresponde con la de este último cuerpo social, y, teniendo en cuenta las tareas actuales, que tienen que ver con la reconstitución ideológica y política del comunismo, va desarrollando el Plan de Reconstitución. Así, y como cualquiera puede comprobar, el asunto no es una cuestión de "arrogancia política", como usted pretende hacer ver, sino simplemente de gradación en el seno del proletariado y establecimiento de un plan revolucionario; a vista de todos está que la LR ya se está "ensuciando las manos" precisamente en la etapa de la revolución en que nos encontramos, que no es otra que la de la conformación de un referente de vanguardia marxista-leninista. Los demás pueden seguir insistiendo en golpear su cabeza reformista-economicista contra el muro del capital todo lo que quieran, pero cada vez son más los que se van dando cuenta de que el masoquismo no es la opción política más placentera ni atractiva.

Saludos revolucionarios.

JL F dijo...

En todo caso, este no es un texto básico del Movimiento de Reconstitución, y tiene partes incluso líricas (como corresponde a un homenaje a los 100 años de Octubre). Para conocer el movimiento, hay muchos otros textos, como ha indicado ya Matthys. En todo caso, poner en orden la enorme cantidad de teoría que ha producido el Movimiento es fundamental, a estas alturas en que pocos están por actuar pensando lo que se hace, y en base a los aportes teóricos de los grandes marxistas que, supongo que todos coincidimos, son esenciales para comprender el pasado de la lucha y para basar la futura. Que hace falta más acción, nadie lo duda. Que lo principal, también, es estar organizado. Evidente. Pero la teoría y la práctica van de la mano si se quiere tener alguna esperanza de éxito. Si en Octubre los bolcheviques no hubieran sabido lo que hacer (qué hacer) o como interpretar lo sucedido para sacar el mejor partido de la situación en bien de la clase trabajadora, las masas habrían hecho otra revolución más, probablemente sin rumbo, que, finalmente, habría sido tomada por los burgueses o los aspirantes a serlo del movimiento. La acción sin teoría se queda en mero espontaneísmo que, como una burbuja, finalmente acaba explotando. Dedicarse a reflexionar sin actuar, cierto, no lleva a ningún lado; pero actuar sin conocer la teoría y sin aplicarla a los nuevos acontecimientos y situaciones, para aprovechar mejor la oportunidad de la acción, tampoco.

Saludos a todos



Anónimo dijo...

Sí desde luego, es la actividad la que hace feliz a las personas,la productiva, no el entretenimiento y acumulación de palabras doctrinarias.

Y orando ,no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Mt

Conceptos teóricos como VT o Ciclo de Octubre, originados por unos campeones de la teoría marxista, son un despropósito, aflorados en la mente de quienes acostumbran a pensar acostados . No es de extrañar que el reciente trabajo sobre el tema Cataluña, denominado "España cárcel de naciones" sea un potingue repudiable, donde el DESEO de la Mayoría Nacional está por encima de los sagrados INTERESES de la Mayoría Proletaria Internacional.

Saludos revolucionarios.

Matthys dijo...

Estimado JL F: totalmente de acuerdo en que no estamos ante un texto básico del Movimiento por la Reconstitución. Con lo que yo, personalmente, no estaría de acuerdo, es con la concepción de "acción" que parece que se tiene generalmente, y que creo que se trata de una reducción unilateral de la misma. Y es que, dado que el objetivo es llegar al comunismo, a cada etapa histórica le corresponde una forma de acción concreta. En el caso que nos ocupa, dicha "acción" se corporiza a través de la lucha de dos líneas en base al Balance del Ciclo de Octubre, que ya está removiendo conciencias (a pequeña escala, sí, pero de manera innegable), y que permitirá ir abriendo paso a la etapa en la que dicha acción adquiera un carácter más "práctico", si se quiere, para desembocar en la fase de Guerra Popular, donde el tipo de acción decisiva será la de naturaleza militar. Como se puede ver, no es que la LR sea una "panda de teoricistas", socorrido epíteto con el que la más supina ignorancia intenta cubrir sus vergüenzas, sino que se parte del estado objetivo e irrefutable del momento actual para trazar un plan revolucionario caracterizado por distintas etapas con requisitos propios e insoslayables, a través de los cuales ir cumpliendo con las necesidades de la revolución.

Saludos revolucionarios.

Anónimo dijo...

Señor Matthys, le recuerdo:

"Por la calle del ya voy se va a la casa del nunca."

Pero eso ya imagino que lo sabe.

Menos fe, y mas Pan.

Saludos.

JL F dijo...

Camarada Matthys, ni mucho menos he dicho ni he querido decir que el Movimiento de la Reconstitución esté en contra de la acción, concepto que, como dices, puede tener diferentes interpretaciones. Lo que digo es que, a pesar de que hay etapas o momentos en los que es necesario poner en orden las ideas, tampoco se puede renunciar a otras cosas, como participar o apoyar las huelgas, manifestaciones, acciones colectivas, etc. A este tipo de acción me refiero. Estoy seguro, por otro lado, que la gente de LR no está frente al ordenador o un libro constantemente pensando en la teoría, sino que cada cual lleva a cabo diferentes formas de "acción". Aunque, por otro lado, la crítica de acción se puede aplicar también, en las circunstancias actuales, y en lo que se refiere a España o a Europa por lo menos, a casi todos los partidos o asociaciones comunistas. Personalmente siempre estoy atento a las publicaciones de LR, por eso las publico y difundo, porque me parecen de gran interés. Por supuesto, tener algunas divergencias no debería ser un problema, porque estamos todos en el mismo carro del que hace falta tirar sea como sea.

En todo caso, gracias a todos por las aportaciones y opiniones.

Saludos Rojos

Anónimo dijo...

Abusando de su confianza JLF.Veo que no llego mi mensaje, lo vuelvo a formular.
(es el referencia a VT.- Suplico esta última intervención.

En primer lugar Camarada Matthys, yo no soy Caballero, ni quiero serlo. Si tiene usted la potestad de andar concediendo nombramientos aristocráticos, resérvelos para sus amigos. Soy obrero y trabajo con mis manos, a mucha Honra.
Tampoco soy de la VT....por tener dos ideas en la cabeza,en favor de la Revolución.Ya veo que lo mismo les vale un tejado con goteras que sin ellas. Maldita soledad.La Santa Hermandad del Culto al Libro, exige distinciones.
Zona de Confort.

"He sembrado dragones y he cosechado pulgas."

Ya le dije que la Universidad NO HACE al alumno,no NECESITAMOS cazadores de RANGOS,necesitamos soldados del Pueblo,con cabeza y pies.Que manía tienen algunos de significarse,separar la cabeza del resto. Miren mi Cabeza!!!
La mente no se aloja solo en el complejo-cerebro, los huesos ,inertes y "muertos", también piensan, generan hormonas para MANDAR en el cuerpo.

Una onza de Acción vale x una tonelada de teoría. PALABRAS ES NO TENER NADA.Qué lleva usted en sus alforjas, hermano?
Un poquito + de humildad, hay que OBRAR,hacer,como personas de pensamiento y pensar como luchadores. La cabeza y el cuerpo no van por separado, déjense de caprichos..
Y no les hace ningún favor usar esa muletilla: acusar de reformista a todo aquel que no sigue su "línea". No seáis como Dios que se enoja por comerle la manzanita, pero esta ausente en todo lo importante....
Las Acciones son inconcebibles sin intereses,por eso ustedes tienen miedo a moverse.Confunden "clandestinitis" con Clandestinidad.Ustedes quieren tener un CONTROL TOTAL,eso demuestra una absoluta falta de seguridad en uno mismo. Aman al SOL,pero no salen de la cueva.¡¡ Hay que curarse al Sol.!!!

La verdad se honra con LUCHA, y honestidad.

Saludos rojos.

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