31 de agosto de 2013

El tablero egipcio

El mundo árabe-islámico es un caos en el que es difícil adentrarse, algo aprovechado por Estados Unidos y sus aliados para controlar a sus gobiernos como títeres ocultos por el humo de la desinformación, lo que hace imposible conocer lo que pasa realmente y, sobre todo, por que.

Uno de esos misterios es el de Egipto, donde, sobre todo después de la
destitución de Hosni Mubarak, hace dos años, es difícil de comprender los movimientos y cambios de las élites políticas y militares que se han venido sucediendo (mientras que los trabajadores, debido a su endémica desorganización y a la práctica inexistencia de un partido de vanguardia que dirija el camino hacia la toma del poder, no parecen tener ninguna opción de decidir).

El siguiente artículo de Nazanin Armanian, EEUU mueve fichas en Egipto (y en la región), resume bastante bien como los cambios citados no son debidos a ninguna revolución o movimiento organizado por los trabajadores (tampoco por el interclasista concepto de ciudadanos), sino que están teledirigidos desde los despachos de Washington que, como afirma el texto, es el que controla no solo al ejército, al que proporciona 1500 millones de dólares al año para que siga prestando pleitesía al imperio, sino también a los Hermanos Musulmanes, cercanos a los Estados Unidos desde que este país descubrió el filón del islamismo para controlar a los a veces díscolos países árabes.

Lo más curioso es que la "izquierda" europea se desata de emoción y alegría cada vez que uno u otro de los peones del imperialismo da un golpe o consigue un éxito, perdiendo el norte, embaucada como esta de la droga revisionista, de la realidad de que la única manera de que los trabajadores se liberen, en cualquier país del mundo, es acabando con sus explotadores.

Eso es de lo que peca el tal Armanian, que a pesar de la correcta descripción de la situación, sigue teniendo en la cabeza, y por lo tanto como idea de fondo de su artículo, las patrañas de la democracia burguesa, así que considera que la única solución para Egipto es que se instaure, sin explicar muy bien como y, sobre todo, para qué, un parlamentarismo que, en definitiva, permita que las clases dominantes egipcias sigan controlando el país mientras los trabajadores y campesinos se creen el cuento de que ellos también tienen voz y voto.

La única manera de que los países árabe-islámicos consigan una verdadera democracia y recuperen su soberanía nacional es, como en todos los lados, que sus trabajadores se organicen a través de un partido marxista-leninista y que instauren lo que definían Marx y Lenin como "dictadura del proletariado"; es decir, que sea la clase que produce la riqueza, la trabajadora, la que tenga el poder en sus manos y gobierno y distribuya la riqueza para su beneficio. Solo con la toma del poder por los trabajadores Egipto dejará de ser el tablero de juego disputado por otros para convertirse en el campo de lucha por los intereses de los egipcios.

Mientras tanto, las potencias occidentales seguiran haciendo y deshaciendo, dividiendo y fomentando las masacres entre unos y otros, y los más perjudicados de la situación seguirán siendo la mayoria, los explotados y dominados, despojados de la riqueza que ellos producen por los únicos beneficiaros de la situación: la clase parásita local, los hipócritas de la fe, y los piratas con la bandera de las grandes corporaciones capitalistas

 ESTADOS UNIDOS MUEVE FICHA EN EGIPTO

“Quien paga, manda” y aquí es EEUU quien viene proporcionando 1.500 millones de dólares (unos 1.168 millones de euros) al año a Egipto y su ejército en ayuda militar y económica, convirtiéndole en el segundo receptor de ayudas después de Israel.

El peon de EE.UU., Mursi
Los militares que acaban de llevar a cabo un golpe de estado, además, reciben dinero de Arabia Saudita y controlan el 25 por ciento de la economía del país. Washington, a cambio, espera de los gobernantes del país africano, a nivel interno, sean capaces de dar estabilidad al sistema (aunque utilicen métodos mubarakianos o suadíes), y a nivel externo, lealtad a los intereses estratégicos de EEUU y sobre todo no molestar al vecino israelí.

El pecado del ya ex presidente Mohamed Mursi fue su incapacidad de garantizar el orden interno. Continuas protestas de distintos sectores de la población, que culminaron en la recogida de unos 20 millones de firmas por el movimiento Tamarod (desobediencia), encabezado por El Baradei y otras personalidades, contra las políticas de Mursi, ofrecieron la oportunidad de oro al ejército-Pentágono para impedir que en la plaza de Tahrir las protestas tomaran un tono anti-estadounidense, ya que muchos carteles culpaban a EEUU —en concreto a su embajadora Anne Patterson— de proteger a Mursi y ser corresponsable de las calamidades del país.

Los uniformados, acusados de gravísimas violaciones de los derechos humanos, reaccionaron rápido, se presentaron demócratas y cumplieron con el deseo de los manifestantes.

Que Obama en su discurso evitara definir como “golpe de Estado” lo sucedido se debe a dos motivos: que la ley le impide ayudar a un país cuyo gobierno democrático haya sido depuesto por un golpe militar o decreto y que no quería que los egipcios vieran sus manos detrás de la acción militar.

Roma no paga a traidores

No es la primera vez que EEUU actúa contra un gobierno que instala (Egipto. Fracasa la transición ideada por Washington): derrocó a los Muyahidines afganos e impuso a los Talibán para luego derrocarles, y no por ser bárbaros sino por su incapacidad de garantizar el orden necesario en un país clave como Afganistán (Afganistán: Batalla por la hegemonía mundial). Total, al final no hubo ningún gobierno soberano en Egipto.

En 2011 Obama, ante la caída de Mubarak, tenía tres alternativas: el ejército, favorito de Israel y Arabia Saudí; los Hermanos Musulmanes, con los que EEUU tiene fuertes lazos desde 1940; y su opción casi personal, Mohamed El Baradei, el Nobel de la Paz. La primera era inviable por las exigencias democráticas de un pueblo sublevado.

La tercera encontró resistencias entre los israelíes que le tachaban de “agente de Irán”, por insistir en el carácter civil del programa nuclear de Irán cuando fue director de la Agencia de la Energía Atómica y por afirmar que se debería revisar el acuerdo de Camp David. Quedaban los Hermanos Musulmanes, con los que Obama ya había tenido un primer y plácido contacto en la Universidad Al Azhar (Errores de Obama en Oriente Medio), donde pronunció un discurso que iba a poner fin a la política bushiana de invadir a los países musulmanes con recursos (promesa incumplida).

Al final eligió una Cohabitación ‘a la egipcia’, entre los militares y los islamistas, a la que, de momento, se pone fin. Ahora, la prioridad es impedir una guerra civil en las fronteras de Israel, mantener el contrapeso de Irán en la región, y encontrar un rostro afable a la dictadura militar.

Mansur, otro peon de Estados Unidos
EEUU, a través del general al-Sissi, jefe del Ejército —hombre religioso, designado por Mursi—, y en nombre del pueblo egipcio, vuelve a tomar las riendas del país sin poner las “botas en el suelo”. Está por ver el papel de varios miles de agentes de la CIA y de otros servicios de inteligencia occidental que se movían dentro y fuera del palacio presidencial de Heliópolis.

Mantener la amenaza del golpe militar ha sido uno de los instrumentos de Obama para presionar a Mursi, junto con impedir que el Fondo Monetario Internacional le prestase los 4.800 millones prometidos y otros 5.000 millones de euros de la Unión Europea. Ahora, puede abrir la cartera y soltar los millones de dólares que hagan falta para empujar el desarrollo en su “nuevo Egipto”. ¡Hay que ver cómo se puede manipular a un pueblo que está entre la espada y la pared! Es tan antidemocrática y peligrosa la intervención de los militares en la política como la que desempeñan las fuerzas religiosas. La educación de ambas fuerzas —que se presentan con falsas intenciones “supra clasistas”— está basada en los métodos autoritarios y excluyentes.

Otra experiencia… religiosa

Mohamed Mursi, ex diputado del parlamento de Mubarak, que junto a su organización llegó tarde a la revolución egipcia, pero que aprovechó su impulso y desde el poder aplicó ideas de otros tiempos a una sociedad ansiosa de la democracia económica y política, no se dio cuenta de algo primordial: que contaba con el voto de tan solo el 51 por ciento del electorado y que parte de los votos depositados al segundo candidato, Ahmed Shafiq —miembro del antiguo régimen— eran para no votarle a él.

Algo parecido sucedió en Irán en 1980, cuando el ayatolá Jomeini, ante duras críticas hacia su propuesta de instalar una república “islámica”, desechó la propuesta de la mayoría que era la de crear la “república de Irán”, y también la “República Islámica Democrática de Irán”, ideada por los islamistas moderados. 

Convocó un referéndum con sólo dos opciones, “República islámica: ¿sí o no?”, en un clima en el que el “no” se interpretaba como un apoyo al régimen dictatorial del derrocado Sha. Ganó el “sí” obviamente, aunque allí estaban aquellos que al no ser escuchados, se lanzaron a una terrible guerra civil que duró varios años. Autoengañarse trae nefastas consecuencias.

Mursi, como Hermano Musulmán que confundió el gobernar un complejo estado en el siglo XXI con repartir caridad en los barrios pobres, no quiso ni pudo instalar la democracia. Motivos: sus limitaciones ideológicas y su pertenencia a la élite, su visión retorcida de la política (un califato totalitario para Egipto), su incapacidad para crear al menos la sensación de mejoría, por ejemplo en la gestión de los problemas cotidianos (como la recogida de basura, el suministro de agua y electricidad o la seguridad ciudadana).

Heredó un país en bancarrota, con graves problemas estructurales, como el alto índice de analfabetismo y de natalidad, se enfrentó a unas expectativas infladas de un pueblo que no podía esperar más, mientras su intento de islamizar el país sabía a demasiado a los seculares (que temían la talibanización del país) y a poco para sus aliados salafistas, quienes le abandonaron, apoyando el golpe de Estado.

A todo ello, se añadió la corrupción y un amiguismo tan burdo como nombrar gobernador a un miembro del grupo terrorista Jamaa Islamiya, que participó en el atentado de 1997 en la provincia de Al agsar (Luxor) matando a 58 turistas. Los Hermanos Musulmanes, que ya tenían en su contra a minorías religiosas, ateos, seculares, los restos del antiguo régimen, los trabajadores (que en un año organizaron un centenar de huelgas), no podían hacer más para ganar enemigos.

Cambios en la región

Tal como señalamos, el presidente Obama, después de su reelección, remodeló el equipo de defensa y el de política exterior, alejándose —¡no demasiado!— del tradicional apoyo de EEUU a los grupos islamistas, tanto militares como civiles. A veces les quería en un pack de 2×1: el modelo pakistaní de militares islamistas.

La rebeldía de los Talibán, el asesinato de su embajador en Libia a manos de los integristas que colocó en el puesto de Gaddafi, o el asalto a la embajada de Israel en El Cairo por los Hermanos Musulmanes y los salafistas le llevó a impedir que este tipo de grupos alcanzaran el poder en Siria —en la frontera de Israel—, negándoles armas pesadas.

Acto seguido, dio la bienvenida al nuevo presidente de Irán, elogiado por la prensa occidental como “moderado” (recordad que durante las protestas de millones de iraníes contra el fraude electoral de 2009, Obama envió una carta de felicitación a Ahmadineyad), y antes de retirar su apoyo a Mohamed Mursi, forzó la dimisión del otro “hermano”, el jeque Hamad al Thani, el emir de Qatar, por entorpecer sus planes sobre Siria o abrir una oficina para Hamas en su tierra. El jeque era un firme defensor de los movimientos islamistas, incluido los Hermanos Musulmanes egipcios. Él financió con sus petrodólares la caída de Mubarak e inyectó dinero a la campaña electoral de los seguidores de Mursi. De allí que los golpistas egipcios hayan cerrado la cadena Al-Jazeera en El Cairo.

Mubarak, otro peon comido
Se espera una nueva política de Obama, la de adelantarse a los acontecimientos, realizando cambios desde arriba en algunos países de la región y reformas, antes de que se le escape la situación en “primaveras” o “abdicaciones” de reyes y sultanes en Arabia, Kuwait, Bahréin, Emiratos y Amman, a favor de sus hijos. Favorece a esta posición la expansión del movimiento Tamarod a países como Túnez, Irak, Bahréin, y Libia.

Impacto en la región

Salvo el gobierno turco —próximo a los Hermanos Musulmanes—, ningún país ha llorado la caída de Mursi. Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos, e incluso el nuevo emir de Qatar, Tamim al Thani, felicitaron al presidente interino egipcio, Adli Mansur. Mientras, Irán, que declaraba “respetar al pueblo egipcio”, no ocultaba su alegría. Pues Mursi no sólo se enfrentó a Irán en el asunto sirio, sino que agitó tanto el clima anti chiita en Egipto que el mes pasado fueron linchados varios fieles de este credo en El Cairo. Otro aliviado es el presidente de Siria Bashar Al Assad: el egipcio mandó cerrar su embajada y pidió intervención extranjera para deponerle.

Israel —que no puede quejarse de Mursi porque respetó el acuerdo de Camp David y destruyó los túneles de supervivencia palestina en su frontera con Gaza— sueña la normalización de las relaciones entre ambos países, aunque teme la acción de los grupos islamistas en sus fronteras. Satisfecho de que Hamas —rama de los Hermanos Musulmanes—, ahora sí quede huérfano, antes ya había perdido la simpatía de Irán, por luchar contra Damasco. Al contrario de Hamas, el líder de la Autoridad palestina, Mahmud Abbas, que elogió al ejército egipcio, vuelve a sacar la cabeza.

Callejón sin salida

Designar un gobierno “tecnócrata” —o sea, un ejecutor de los mandatos del FMI y su autoridad—, como se pretende, agravará aún más el sufrimiento del pueblo y el caos en el país. La profundidad de la crisis de Egipto es mucho más que su caos político. Sólo un gobierno de reconciliación nacional, incluyendo a los Hermanos Musulmanes, puede ser el primer paso hacia el orden y la democracia.

Lo sucedido no es el fin de los Hermanos Musulmanes. En Turquía el gobierno islamista de Arbakan fue derrocado por un golpe militar en 1980; volvieron a ganar las elecciones en 1995 y fueron de nuevo depuestos en 1997; regresaron en 2002 y ahora juzgan a quienes les destituyeron en los 80, aunque se enfrentan a demandas de “desislamización del poder”, no por los militares, sino por los indignados de la Plaza de Taksim. Excluir a una poderosa organización del juego político podrá provocar escisiones en su seno e incluso radicalizar sectores que no dudarían en tomar armas.

Dijo Henry Kissinger, en 2011, sobre la caída de Mubarak: “Es sólo el primer acto de un drama que debe ser actuado”. ¿Qué quería decir?

Nazanin Armanian

27 de agosto de 2013

Todas las mentiras sobre el ataque químico en Siria


Los cómplices de la matanza: la puta del fascismo

El pueblo sirio está a punto de ser la nueva presa de las grandes corporaciones económicas y de ser víctima de una guerra imperialista criminal. Como en anteriores ocasiones, por citar solamente algunas, como Irak, Afganistan o Libia, una parte de la así llamada "izquierda" se posiciona a favor de los criminales.

Principalmente se trata de organizaciones de corte troskista, como Izquierda Anticapitalista o Corriente Roja, que están saliendo a la calle para azuzar a los asesinos a llevar a cabo sus habituales matanzas contra los pueblos.  

Como en anteriores ocasiones, el imperialismo y sus mercenarios se inventan todo tipo de excusas para justificar sus bombardeos y sus masacres, utilizando para ello el hipócrita concepto de "intervención humanitaria" (el mismo que utilizaron Hitler o Mussolini en sus intervenciones contra Checoslovaquia, Polonia, Albania o Abisinia).

En este caso, y aunque un mínimo esfuerzo lógico demuestre la falsedad de los argumentos, se trata de atribuir al ejercito sirio un ataque con armas químicas en un barrio de la capital, Damasco. Todo ello a pesar de que los videos que colgaron los terroristas en youtube tuvieran fecha anterior al supuesto ataque, y que la población siria haya encontrado, en zona anteriormente ocupada por los mercenarios a sueldo de la OTAN y el Mossad, un arsenal con gas sarín fabricado en Arabia Saudí, uno de los principales enemigos del gobierno sirio, además del principal aliado de Israel y Estados Unidos en la zona.

Los proimperialistas de Corriente Roja, por ejemplo, protestaron estos dias frente la embajada Siria en Madrid, como se ve en la foto adjunta, apoyando a los terroristas del autodenominado "Ejercito Libre", cuyos miembros dicen incluir corazones de soldados en su dieta, para que "occidente" (es decir los regímenes dominados por la dictadura del capital) "haga algo" ( este "algo" significa, como en anteriores ocasiones, llevar la falsa democracia reventando niños a bombazos). 


En la página de los infame Izquierda Anticapitalista, en un texto de apoyo a la llamada por los medios de propaganda "oposición siria"; aparece el siguiente párrafo:

"Nosotros, los abajo firmantes, en solidaridad con los millones de sirios que han estado luchando por la dignidad y la libertad desde marzo de 2011" (se refieren a los terroristas asesinos del Ejercito Libre Sirio) "hacemos un llamado a los pueblos del mundo para presionar al régimen sirio que ponga fin a su opresión y guerra contra el pueblo sirio. Exigimos que Bashar al-Asad renuncie inmediatamente y sin excusas para que Siria pueda comenzar una recuperación rápida hacia un futuro democrático".

En el caso de Libia, cuando organizaciones de mamporreros del capitalismo como la anterior llevaron a cabo la misma función cómplice que actualmente con Siria, murieron masacrados por las bombas de "occidente", aplaudidos por Izquierda Anticapitalista o Corriente Roja, más de  200.000 libios. Los que sobrevivieron ya tienen democracia: ya pueden irse a un McDonalds y comprarse unas Nike cosidas por niñas de seis años en algún otro pais sometido a la misma "democracia", siempre que tengan dinero para poder comer.

En el fondo, organizaciones como las citadas no son mas que los cómplices de la matanza, y tienen una función más que clara en la película de terror que los guionistas de los medios de propaganda titulan "intervención humanitaria": dividir a la clase obrera y evitar, allanando así el camino a los asesinos, que se conozcan crudamente, sin maquillajes ni excusas, tanto las verdaderas razones de la agresión contra Siria u otros pueblos, como sus únicos beneficiarios, las grandes corporaciones económicas.


En definitiva,  las organizaciones como las citadas que se dicen de "izquierda" pero que se convierten a la primera de cambio en cómplices de las matanzas y desmanes del capitalismo, no son mas que los maporreros del imperialismo, o como los definió con total precisión Antonio Gramsci en los años 30, "la puta del fascismo".




26 de agosto de 2013

Los grandes empresarios siempre están detrás de los dictadores

El genocida argentino, Rafael Videla, hizo unas declaraciones poco antes de morir en mayo de este año que todos los dictadores fascistas podrían hacer suyas, refiriéndose al papel esencial de los empresarios en sus crímenes. De hecho, en su última entrevista Videla reconoce que “Los empresarios me pidieron que matara a 10.000 personas más”

El dictador reconoció que decidió hacer desaparecer a militantes políticos, sindicales y sociales para “disciplinar a la sociedad” e imponer la “economía de mercado y liberal”, para interés de las grandes fortunas nacionales y multinacionales, y afirmó que “Los empresarios se lavaron las manos y nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”


Jorge Rafael Videla, una de las cabezas del régimen más sangriento que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, aceptó lo que nunca antes había admitido en tribunales. “Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”, declaró el dictador a Ceferino Reato, autor del libro Disposición Final.

El genocida, que murió en mayo de este año cuando purgaba una condena a cadena perpetua (otros matones como él tendrían más suerte y terminarían sus días sin pagar sus crímenes, como Franco o Pinochet), también se permitió analizar a los dos mayores ejércitos guerrilleros argentinos de la época. “Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros; era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido”.

La entrevista del sanguinario militar argentino, en abril de 2012, que se puede leer completa en Iniciativa Debate, explica muchos detalles del metódico genocidio perpetrado por el régimen militar entre 1976 y 1983, aunque, y para romper con la insana imagen, convenientemente creada por los medios de propaganda del sistema para hacer culpables de las dictaduras  a determinados personajes y a huraños generales, tiene la virtud de recordarnos quienes son los verdaderos protagonistas, sostenedores y beneficiaros de de los crímenes del fascismo: los capitalistas.

Y si no, sin ir más lejos, ¿quien no recuerda a los financiadores del golpe de estado de 1936, las grandes fortunas españolas, y los mayores beneficiarios de las cuatro décadas de terror franquista, los actuales grandes empresarios de la España "democrática"?


¿Cómo olvidar a todos aquellos interesados en el surgimiento del nazismo alemán, muchos de ellos norteamericanos, como Rockefeller, Henry Ford, los Bush, principalmente para enfrentar la fuerza del socialismo tras el triunfo de la Revolución Soviética, y todos los grandes beneficiarios del terror provocado, Bayer, Coca Cola, Ford, Random House, Kodak, Volkswagen, Citroen, Renault, etc...?

Lo que hace Videla en esta ocasión es ser sincero y, probablemente de forma inconsciente, ayudarnos a quitarnos el velo que nos hace creer que son los fascistas los únicos responsables de sus crímenes, sus holocaustos y sus saqueos, cuando estos no son más que los perros de presa del capitalismo. En realidad, los criminales más terribles fueron, y los siguen siendo, los grandes propietarios de las corporaciones multinacionales y, en definitiva, los grandes delincuentes económicos (usando, si es necesario, a las potencias militares en sus manos, como Estados Unidos y sus vasallos).

En realidad, y como se concluir de la frase que preside este blog, del antifascista alemán Bertolt Brecht, "¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?", los dictadores fascistas no so más que funcionarios a las órdenes de los verdaderos bárbaros, los más sanguinarios monstruos, los capitalistas, productos de un sistema inhumano y criminal: el capitalismo.

La entrevista al sanguinario matón de los mafiosos capitalistas argentinos y multinacionales, de abril de 2012, casi un año antes de su muerte, se puede leer en  Iniciativa Debate.

Ottavio Bottechia: el campeón de la clase obrera

Aunque parece dificil de entender para los jóvenes de hoy, acostumbrados a la imagen de un deportista de élite imbecil y apolítico, dedicado a hacer dinero y a derrocharlo como sea, y convirtiéndose en modelo mediático de esta forma de vida, esto no siempre fue así. A lo largo de la historia ha habido muchos deportistas comprometidos con su clase social y que llevaron hasta su muerte la bandera de la lucha por un mundo más justo y libre.


Uno de ellos, y coincidiendo esta entrada con que recientemente ha empezado la nueva sesión de la vuelta a España, es el ciclista Ottavio Bottecchia, que se definia a sí mismo com "el obrero de la bicicleta".

No pudieron ser más humildes los orígenes de Ottavio Bottecchia, nacido el 1 de agosto de 1894 en San Martino di Colle Umberto, un pequeño pueblo de la región italiana de Friuli, en el seno de una familia de nueve hijos. Criado en la pobreza, tuvo que ponerse a trabajar muy pronto para ganarse el pan, por lo que apenas pudo ir dos años a la escuela. Casi sin saber leer ni escribir, empezó a trabajar de albañil siendo todavía un niño. Aprendió a montar en bicicleta durante la Primera Guerra Mundial, en la que participó en el frente austro-italiano, formando parte de los Bersaglieri, cuerpo de infantería que se desplazaba en bicicleta para transmitir los mensajes al Estado Mayor. Poco antes de finalizar la Guerra fue hecho prisionero, pero logró escapar.

Medalla de bronce al valor, una vez finalizado el conflicto bélico, Bottecchia (ya con 27 años) se dedicó de manera profesional al ciclismo, y pronto llegaron los primeros éxitos. En 1922 sus buenas actuaciones le valieron para ser reclamado por el francés Henri Pélissier –la mayor figura ciclista del momento-, quien le pidió que se uniera a su equipo, el Automoto-Hutchinson. Bottecchia aprendió a leer siendo ya un profesional del ciclismo, gracias a las enseñanzas de su amigo y compañero de entrenamiento Alfonso Piccin. Juntos leían las columnas del diario deportivo La Gazzeta dello Sport y folletos antifascistas. Sus ideas le jugarían una mala pasada en su país, donde fue vetado del Giro por su firme oposición al régimen de Mussolini. Por eso, sólo pudo participar en una edición (la de 1923) de la gran carrera italiana.

Tras acabar quinto en el Giro de Italia de aquel año, se presenta sin grandes pretensiones al Tour, formando parte del Automoto, para ayudar a sus compañeros de equipo Henri Pélissier y el belga Lucien Buysse. Sin embargo, en la segunda etapa se hace con el triunfo y con el liderato. Lo perdió en las etapas siguientes, lo volvió a recuperar en los Pirineros, y lo perdió definitivamente en los Alpes en favor de Pélissier, quien se llevaría la general con media hora de ventaja sobre Bottecchia. El italiano fue la gran sensación del Tour, mostrándose como un ciclista completo: buen rodador, buen esprinter, mejor escalador, y con una dureza y resistencia excepcionales, forjadas a sangre y fuego durante su miserable infancia. Era, en definitiva, un adelantado a su época. “Bottecchia me sucederá el próximo año”, dijo entonces Pélissier. Y no falló en su pronóstico el campeón francés.

Enjuto, de piel bronceada, con la mirada siempre perdida, nariz aguileña y orejas puntiagudas (Henri Desgrange, el director del Tour de Francia, se refería a él como “mariposa” por este motivo), Bottecchia se presentó en la línea de salida de la Grande Boucle de 1924 con la etiqueta de principal favorito, condición que demostró con creces. Ganó la primera etapa y ya no soltó el jersey de líder en toda la carrera, convirtiéndose en el primer italiano en conquistar el Tour. Ganaría un total de cuatro etapas y ejerció un dominio incontestable sobre todos sus rivales.

En la etapa reina de los Pirineos (Bayona-Luchon, 326 kilómetros atravesando todos los colosos pirenaicos), Bottecchia dio una exhibición sublime. Dada su condición de líder, sólo necesitaba controlar a sus rivales (Nicolas Frantz y Lucien Buysse principalmente) pero desde los primeros repechos del primer gran puerto ataca como un poseso. En la cima del Aubisque aventaja a su primer perseguidor en 2 minutos 40 segundos, en el Tourmalet en 10:52, 16 minutos en el Aspin, 18 y medio en el Peyresourde… Llega a la meta de Luchon con una ventaja de 27 minutos y 58 segundos, sentenciando la carrera. También vencería en la siguiente etapa pirenaica (Luchon-Perpignan) y en la etapa final en París.

En 1925 se repite la historia, y de qué manera, en el Tour de Francia. De nuevo Bottecchia vence en la primera y la última etapa; de nuevo logra cuatro triunfos parciales; de nuevo se muestra muy superior a todos sus rivales; de nuevo llega a París con una diferencia abismal respecto a sus perseguidores (54 minutos a Buysse, 56 a su compatriota Bartolomeo Aymo…). Con sus adversarios a una distancia inalcanzable, empezó a escuchar críticas que le tachaban de conservador. Enfurecido, Ottavio las rebatió la última etapa entrando en solitario en el velódromo del Parque de los Príncipes, donde más de 20.000 espectadores se rindieron a su talento y su coraje. Estos triunfos en el Tour le convirtieron en un verdadero ídolo. Pese a ello, no perdía la humildad: “Soy un obrero de la bicicleta”, declararía entonces.

En 1926 no pudo repetir éxitos y se retiró del Tour “llorando como un niño”. En los Pirineos, durante la etapa Bayona-Luchon, se vio obligado a abandonar enfermo, exhausto, destrozado por dentro y por fuera, en medio de un escenario que los allí presentes describieron como “apocalíptico” a causa del frío y la torrencial lluvia. Para continuar con las desgracias, ese mismo invierno perdió a su hermano pequeño, Umberto, atropellado por un coche. Y poco después, llegaría el misterio de su muerte.

El 3 de junio de 1927 un agricultor de Peonis, localidad cercana al pueblo de residencia de nuestro protagonista, encontró un cuerpo agonizando en la cuneta de la carretera; tenía el cráneo roto, al igual que una clavícula y otros huesos. Pronto se confirmó que era Ottavio Bottecchia; le llevaron a un bar y, sobre una mesa, el cura le dio la extremaunción. De allí fue llevado inmediatamente al hospital de Gemona de Friuli, donde falleció 12 días más tarde sin haber llegado a recobrar el conocimiento. Tenía 33 años.

Oficialmente se trató de un accidente sufrido cuando entrenaba. La primera teoría hablaba de que una insolación le hizo caer al suelo, golpeándose la cabeza. Sin embargo, su bicicleta se encontró bastantes metros más allá, apoyada contra un árbol, y no había sido robada ni dañada. Tampoco había marcas de neumáticos que pudieran sugerir que algún coche le hubiera forzado fuera de la carretera o que hubiera perdido el control de su bicicleta.

Se supo que aquella mañana Bottecchia se levantó al alba y pedaleó hasta la casa de su gran amigo Alfonso Piccin para ir a entrenar juntos. Pero Piccin decidió no salir aquel día y Ottavio partió sólo. A partir de aquí, lo que ocurrió es una incógnita. Incógnita y misterio. Algunos sugirieron una pelea, pero no se encontró indicio alguno de ella; otros apuntaron a la participación en los hechos de una cuadrilla de camisas negras, como represalia por las ideas comunistas de Bottecchia y su abierta oposición al régimen de Mussolini. La investigación oficial se cerró dando por buena la teoría del accidente y la familia del ciclista, que recibió una suculenta indemnización por su muerte, tampoco mostró interés en saber más.

Pero en los años siguientes, para añadir aún más confusión a la historia, dos personas se autoinculparon de su muerte. Primero fue un emigrante italiano en Estados Unidos quien, tras ser herido y detenido en una reyerta con navajas en un muelle de Nueva York, acabó declarando haber asesinado a Ottavio y atropellado a su hermano Umberto por encargo de un dirigente fascista.

Más tarde, dos décadas después del fatal suceso, el campesino propietario de la viña donde se encontró a Bottecchia confesó, en su lecho de muerte, haber asesinado de manera accidental al ciclista: “Vi a un hombre comiendo mis uvas. Le tiré una piedra para asustarle, pero le golpeó. Corrí hacia él y me di cuenta de quien era. Me asusté, le arrastré hasta la orilla del camino y allí lo dejé. Dios me perdone”.

Muchos vieron lagunas en esta explicación: por un lado, junio no es temporada de uvas (no maduran hasta finales de verano); por otro, para romper el cráneo a alguien con una piedra tendría que ser tan grande que le obligaría a estar muy cerca, con lo que parece inverosímil la explicación del agricultor. Bottecchia era un héroe local, y estando tan cerca habría sido fácilmente reconocible. Nueve décadas después, las causas de la muerte del peculiar ciclista italiano siguen envueltas –como su personalidad- en un halo de misterio. Casi con toda seguridad seguirán siéndolo por los siglos de los siglos.

Terrible destino, terrible final, el de este humilde ciclista, hijo del hambre, que emigró a Francia en busca de gloria y murió en un hospital doce días después de haber sido encontrado tirado, inconsciente, al borde un viñedo, con el cráneo destrozado y varios huesos rotos.

Para su desgracia, la situación política que vivía el país transalpino en la década de 1920 –en clara contraposición con sus ideas izquierdistas- le impidió ser profeta en su tierra, logrando casi todos sus triunfos en la vecina Francia. Probablemente sus convicciones comunistas, su origen obrero, y antifascismo le crearían muchos enemigos y, quizás, le llevaron a una temprana muerte.

De hecho, y debido a que, a pesar de la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial a manos del Ejercito Rojo, Italia quedó bajo la influencia y control de los Estados Unidos, Bottechia sigue siendo hoy un gran olvidado en su propio país. Un país donde 90 años después de su muerte, los trabajadores siguen siendo pisoteados por la burguesía y la dictadura del capital sigue manteniendo los privilegios de unos pocos a costa de la explotación de la mayoria, esta vez bajo una falsa apariencia democrática, mientras la clase obrera, de la que Bottechia siempre se sintió miembro, está totalmente desorganizada y apenas sin ofrecer resistencia alguna, a la ofensiva de sus enemigos.

Más información en Historias del Deporte

23 de agosto de 2013

Las transformaciones revolucionarias del pueblo soviético a través de una cámara

A partir de un grupo de jóvenes pioneros en una aldea soviética, Dziga Vertov nos acerca con su cámara a la realidad de los cambios producidos en Rusia tras la Revolución. A través del "ojo" del objetivo el director nos muestra como se va transformando la injusticia, el atraso y la pobreza tradicionales de la clase trabajadora y campesina rusas, y nace un mundo nuevo.

Un mundo nuevo revolucionario, que cambia totalmente le pasado y que también se proyecta en la creación artística.

Por eso, Dziga Vertov será pionero de una nueva expresión del cine: el cine documental. En su cine, la protagonista es la cámara, que graba y cuenta lo que sucede.  Es lo que se conoce como "cine-ojo", estilo cinematográfico en el que Dziga Vertov y el cine sovietico fueron innovadores.

El cine-ojo nace a finales de 1919 en una Rusia recién azotada por la guerra civil, en la que 14 potencias imperialistas atacan al nuevo poder sovietico. A la par se produce una revolución artística, en consonancia con la social y política que se estaba llevando a cabo.  

Dziga Vertov, seudónimo que en realidad significa peonza giratoria (su nombre original era Philip Kaufman) se une con Elizabeth Svilova, su mujer, y Mikhaïl Kaufman, su hermano, con motivo de promover esta revolución cinematográfica. Atacan duramente el cine de ficción, al que denominaban "cine-mentira", y llevan a cabo una serie de documentales vanguardistas. Su influencia en etapas posteriores fue tal que Jean-Luc Godard creó el Grupo Dziga Vertov en 1969 para rendirles homenaje.
Entre las características principales del cine-ojo destacan la búsqueda de la realidad y la espontaneidad; la ausencia de decorados preconcebidos, de actores profesionales, de maquillaje y efectos especiales.  Según sus propias palabras, querían captar ‘la vida de improvisto’ y ‘explorar el caos de los fenómenos visuales que llenan el espacio’.

“Fuimos los primeros que hicimos films con nuestras manos desnudas, films quizá torpes, toscos, sin brillo, films quizás un poco defectuosos, pero en todo caso films necesarios, indispensables, films orientados a la vida y exigidos por la vida. Definimos la obra cinematográfica en dos palabras: el montaje de lo que  «veo»”. De su manifiesto de 1923

La película incluye escenas experimentales, como algunas escenas proyectadas hacia atrás: la matanza de un toro (empieza cuando lo matan y acaba cuando pasta libre en el campo) y la elaboración de una hornada del pan.

Contemporáneo de Sergei Eisenstein y Vsevolod Pudovkin, dos de los grandes directores de cine rusos de la época,  Verzov se empieza a interesar por el montaje y no tarda en experimentar con nuevas técnicas en sus obras. Viendo que los resultados fueron prometedores con su primera obra, que se puede ver al final de esta entrada, Cine-ojo, la vida al imprevisto (1924), el que fue su primer largometraje, donde perfeccionó su método, decide embarcarse en proyectos más ambiciosos como La sexta parte del mundo (1926) y ¡Adelante, Soviet! (1926). Pero su obra maestra llegaría tres años más tarde con El hombre de la cámara (1929).

A continuación, y gracias a la cinemateca del PCOE, podemos disfrutar de "Cine-Ojo, la vida al imprevisto", o "El tapiz de la vida", donde podemos apreciar a través de la cámara de Verzov la lucha de los jóvenes comunistas y los soviets para transformar la realidad:


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19 de agosto de 2013

Los altos costes sociales del modelo chino

El siguiente artículo, visto en el blog de los camaradas de RSA, escrito por Li Chun, profesora de la Escuela de Economía de Londres y de la Universidad de Nueva York,  analiza las consecuencias del proceso de reformas económicas anticomunistas y revisionistas iniciadas tras la muerte de Mao en 1976, que, a pesar de los defensores del modelo chino actual,  y como demuestra el artículo, acabo con las conquistas sociales de la China anterior a las reformas y provocó un terrible aumento de las desigualdades, la subordinación del trabajo al capital, con las consiguientes condiciones de semiesclavitud de los trabajadores, y la multiplicación de beneficios de las transnacionales extranjeras y de los altos cargos políticos locales.

Por supuesto que la autora no critica al actual capitalismo chino porque sea comunista, y de hecho parece que aplaude las primeras reformas introducidas por los revisionistas chinos dirigidos por Deng Xiaoping.  Pero si que analiza, más allá de quedarse en las cifras macroeconómicas, los altos costes sociales provocados por la "apertura economica" de la China actual, así como el gran podre de la burguesia monopolista china, junto al de las multinacionales extranjeras y sus ejecutivos locales.

Un dato a subrayar. En 2007 "la porción del PBI chino producido por el estado se había reducido a menos del 20 % . Más del 80 % de las compañías chinas registradas en el país eran privadas o semi-privadas", mientras que la tentación de la "mano de obra barata" y la desregulación del mercado de trabajo, se usa, por el propio Partido Comunista Chino para atraer a las multinacionales extranjeras, algo que hay que tener mucho estómago para seguir considerando "comunismo". 

"China comenzó a reformar su economía política socialista de estado después de la muerte de Mao Zedong en 1976. El pragmático programa de reformas de mercado de Deng Xiaoping fue legitimado formalmente en la histórica sesión plenaria del Partido Comunista de 1978 para reemplazar la ingeniería social maoísta utópica. Treinta años después, China es hoy la segunda mayor economía del mundo, la tercera mayor en comercio y, con enormes reservas de divisas extranjeras (1,4 billones de dólares o el 40 % del producto interno bruto en 2007) y enorme exceso de capital, el tercer mayor exportador de capitales. Además, China es también el segundo mayor consumidor de petróleo y es responsable por alrededor del 20 % del consumo de los recursos minerales de la tierra, produciendo el 15 % de las emisiones mundiales en el proceso.

En el contexto más amplio del desarrollo chino y de los desarrollos nacionales en general, están produciéndose cambios mayores en la política, la economía, las relaciones internacionales y la geopolítica mundiales desde el final de la guerra fría, en particular desde el colapso del bloque soviético y las transiciones poscomunistas por un lado, y la marcha progresiva transnacional de la liberalización, la desregulación y la privatización, por otro. Estos cambios han alterado profundamente los parámetros de la modernización en China con respecto a aquellos con los cuales estaban comprometidos los reformadores imperiales de la segunda mitad del siglo XIX y mucho más los revolucionarios republicanos y comunistas del siglo XX. Además, mientras más profundamente un país es integrado a los mercados mundiales, más fuertes son la dependencia y las restricciones que encuentra en sus opciones políticas y estratégicas. 

La trayectoria de las reformas ha atravesado hasta ahora en China dos etapas distintas y está entrando en una tercera, cuya naturaleza todavía está por definirse. La primera, comenzada en 1977, estuvo inspirada por las rupturas en el pensamiento nacional iniciadas por el partido, expresadas en consignas tales como “reforma y apertura”, “economía socialista de mercado” y “construir un socialismo altamente civilizado, altamente democrático”. La idea principal era entonces que China “hiciera uso” de los mecanismos de mercado y de las avanzadas capacidades de gestión y tecnología del mundo capitalista para sus propios propósitos socialistas. En efecto, la primera década de la reforma contempló algunos magníficos logros: desde “liberar la mente” (un movimiento autocrítico dentro del partido comunista) hasta la descentralización política y económica, incluyendo esfuerzos para limitar los periodos de desempeño de los cuadros dirigentes y separar al partido del gobierno, la administración y la gerencia empresarial; y desde el alivio de la pobreza hasta la promoción de las empresas colectivas municipales y aldeanas (TVE, siglas de su nombre en inglés) a fin de proveer de empleo, ingresos y prosperidad a las comunidades locales. Uno de los rasgos indisputables fue la marcada mejora en el nivel general de vida para la amplia mayoría de la población china: 400 millones de personas fueron sacadas de la pobreza, y el dinamismo de los negocios se expandió a través de las áreas urbanas y rurales de China. Un comprometido programa anti-pobreza, financiado por el estado central con amplia participación desde abajo, ejemplificó los primeros métodos chinos del desarrollo. 

Después de los disturbios de la protesta de Tiananmen de 1989 (contra el deterioro de los servicios públicos y de la seguridad social y el aumento de la corrupción de los funcionarios) y su violento final, el siguiente paso de China quedó en claro sin lugar a dudas en 1992, cuando se relajaron las sanciones internacionales y Deng recorrió el sur para impulsar las zonas económicas especiales anunciando que “el desarrollo es la regla de hierro”. Una trágica ironía de la historia: en vez de refrenar los problemas iniciales que causaron los movimientos de estudiantes y ciudadanos de 1989, resultó que estos movimientos allanaron el camino para cambios más radicales en la década de 1990, bajo las fuerzas combinadas del ajuste del mercado y la violencia estatal. Recién en 2002, en que los dirigentes de la “cuarta generación” asumieron el poder de manos de Jiang Zemin (quien como secretario general del partido impulsó lejos la línea de Deng), ciertos errores serios del desarrollismo comenzaron a ser adjudicados al nivel político, si bien sólo tímida e ineficazmente. La necesitada reorientación que pudiera devolver a China a su senda reformista de integración selectiva al mundo en la prosecución de una economía socialista de mercado y democrática dependería de las correspondientes determinación política y presiones populares organizadas. Ya que es completamente posible que una transformación esencialmente capitalista sea irreversible, en tanto que ha confundido e institucionalizado muchos y poderosos intereses creados, tales como la alianza de la elite -funcionarios, grandes empresarios y académicos/medios de comunicación- formada en la temeraria segunda fase de acuerdo con un “capitalismo burocrático”. El acceso de China a la OMC en 2001 también le impuso al país un “auto-fortalecimiento” artificial que resiste los cambios.

Estas “reformas” radicales significaron realmente una transformación revolucionaria en el carácter del estado en China, en su estructura económica y relaciones sociales. La privatización generalizada, en particular, fue sobre todo la encarnación de la corrupción. Aunque eufemísticamente llamada “reestructuración”, fue aplicada por los gobiernos locales con una explícita luz verde desde arriba. Involucrando a gerentes y otros elementos internos tanto como adquisiciones y fusiones externas, transfirió a menudo la propiedad sin una adecuada evaluación/monitoreo o consulta de la opinión de los trabajadores afectados. La estrategia original era “mantener a las grandes y dejar irse a las pequeñas”, pero pronto cambió en un apresurado y defectuoso proceso de privatización también de las empresas rentables de magnitud grande y mediana. Las normas y regulaciones relevantes tales como la consulta obligatoria a los empleados fueron ignoradas. Como tal, no sólo la privatización, de una manera general, fracasó en lograr sus objetivos proclamados de eficiencia, productividad y mejoramiento tecnológico, sino que también resultó en un extendido desmantelamiento del patrimonio público y un gran desequilibrio macroeconómico. 

El Jruchev chino: Deng Xiaoping
La porción del PBI chino producido por el estado se había reducido a menos del 20 % para junio de 2007. Más del 80 % de las compañías chinas registradas en el país eran privadas o semi-privadas a través de una variedad de sistemas de tenencia de acciones en la mayor parte de los cuales los accionistas ordinarios no tienen voz en las decisiones sobre inversiones y dividendos. El sector colectivo urbano también disminuyó en más de dos tercios. Las industrias cooperativas rurales también han sido reestructuradas por compradores privados. El sector sobreviviente bajo control del estado, altamente capitalizado y centralmente controlado, está ahora en gran medida confinado a las empresas estratégicas en las industrias monopólicas (petróleo y refinerías, metalurgia, electricidad, telecomunicaciones y militares) con las barreras de entrada bajadas. 

Entretanto, la privatización llevó a una drástica reducción del tamaño de las empresas, con cerca de 50 millones de trabajadores expulsados de sus empleos entre 1997 y 2002. Muchos puestos de trabajo creados en el sector privado permitieron escandalosas condiciones de trabajo, como en el caso de los talleres explotadores de obreros, manejados a bajo costo violando las leyes laborales y ambientales. Al menos 20 millones de personas viven ahora en las ciudades chinas bajo el nivel de la pobreza, más de medio siglo después de que la revolución comunista eliminara por primera vez la pobreza urbana. Más allá de las preocupaciones de la economía moral concernientes a la subsistencia y la seguridad, es aún más importante la herida a la dignidad de los trabajadores, y en consecuencia a la legitimidad del régimen: la difícil condición de los trabajadores causa una crisis fundamental de identidad a la República Popular, auto-percibida después de la revolución como un estado de obreros y campesinos, lo cual, de forma inercial, todavía legitimiza altamente la intensidad y la extensión de la “resistencia legal”. Toda violencia estatal local utilizada para aplastar las protestas sólo profundiza esa crisis. 

A la vez, millones de granjeros han sido expulsados de la tierra en las condiciones de decadencia rural posteriores a las TVE, así como cada vez hay más incidentes de usurpación de tierras por empresarios privados usualmente apoyados por los funcionarios locales. Gracias a todo esto surgió la mayor “población flotante” (entre los 150 y los 200 millones) que el mundo haya visto jamás. La mano de obra migrante estaba menos protegida aún, atrapada a menudo en formas de exclusión social y privaciones físicas. Accidentes industriales, enfermedades relacionadas con las actividades laborales, polución del aire, la tierra y las aguas, todo había empeorado. La tasa de mortalidad en las minas privadas y privatizadas de China llegó a ser la mayor del mundo. La nueva ley del trabajo está lejos de ser adecuada, incluso para el criterio de las multinacionales capitalistas (por ejemplo, de acuerdo a Nike, que opera en China, el régimen existente de protección de los trabajadores allí, “a pesar de haber sido mejorado por la implementación este año de una nueva ley de contrato de trabajo, sigue por debajo de los estándares establecidos por la OIT, Financial Times, 9 de marzo de 2008). Y con todo, estas estipulaciones moderadas han sido ferozmente resistidas tanto por el capital interno como por el extranjero. Durante su debate público en 2006, el proyecto de ley fue rechazado por el lobby corporativo (Nike fue una excepción), el cual amenazó con retirar sus inversiones y trasladarse a otra parte en búsqueda de trabajadores más baratos y menos exigentes. En consecuencia, la Asamblea Nacional Popular hizo notables concesiones en la versión final antes de sancionarla para que tomara validez en enero de 2008.

Incorporadas a las leyes laborales hay provisiones legales de género, específicas para las mujeres, incluida una activa Federación de Mujeres de China. Sin embargo, en un mercado de trabajo pobremente regulado y marcado por la búsqueda de ganancias, una gran fracción de la mano de obra femenina sufre triple discriminación y desventajas por ser a la vez pobres, mujeres y de origen campesino– el sesgo a favor de los sectores urbanos permanece fuerte, basado en la cultura material e institucionalmente en el registro o sistema de pasaporte interno. A pesar de que sobrevive cierto grado de “feminismo estatal”, acompañado por regulaciones y políticas a favor de las mujeres, para los patrones, en tanto que actúan en el mercado, sólo llega a ser “racional” contratar a las mujeres al último y despedirlas primero, excepto en aquellos rubros (por ejemplo textil e indumentaria) donde las mujeres jóvenes en particular pueden ser más eficientes pero peor remuneradas (violando la ley). Además, las mujeres trabajadoras migrantes usualmente se separan de sus maridos y familias, dejando atrás a sus hijos para, en el mejor de los casos, ser cuidados por sus abuelos. Raras veces están organizadas, incluso en los sindicatos oficiales, y en general son descuidadas por las federaciones de mujeres. En todas partes, las mujeres también pierden terreno frente a revividas relaciones patriarcales en algunos hogares y comunidades rurales después de la disolución de las comunas, frente a la comercialización de la femineidad en formas físicas o culturales que incluyen la prostitución, y frente a una edad oficial de jubilación diferenciada entre varones (60) y mujeres (55) para los empleados públicos. Todo esto contrasta agudamente con el otrora extendido compromiso de China en lograr la equidad de género junto con la dignidad y los derechos de los trabajadores. Como un ejemplo, en términos de participación política formal, también se redujo el número de mujeres diputadas en los congresos populares nacional, provinciales y de los condados, hasta llevar a China del puesto mundial 12° en 1994 al 48° en 2006. 

Líderes de la China "capitalista"
No sólo los trabajadores, sino también millones de propietarios de pequeños emprendimientos han sido esquivados por el boom, del cual los mayores beneficiarios son más bien los especuladores transnacionales y quienes detentan el poder local, que abusan de los cargos públicos en provecho propio. Estos dos grupos están conectados entre sí, alimentando una clase particular de intermediarios conocidos históricamente en chino como maiban o compradores. Por una parte, la manufactura para exportar alienta una competencia brutal, especialmente entre pequeños productores, a través de la despiadada reducción de costos, salarios y consumo. Por la otra, las políticas favorables a los capitales extranjeros refuerzan un ambiente desfavorable en el que las pequeñas empresas se encuentran agobiadas entre bancos estatales que no las apoyan y competidores extranjeros que cuentan con muchos más recursos.

Entretanto, ciertos éxitos importantes de las primeras reformas han sido anulados por el retroceso de un buen régimen público que había logrado cubrir las necesidades básicas cuando China era muchas veces más pobre. Como las políticas sociales han perdido su prioridad en el programa nacional, considerables segmentos de aquellos que al principio habían sido sacados de la pobreza han vuelto a caer en la miseria. El alarmante grado de polarización y desigualdad ha forzado finalmente al gobierno a buscar remedios – en alrededor de 0,45 por algunos años consecutivos, el coeficiente de Gini para China ha sido muy superior a los de la mayoría de los países, incluidos los países en desarrollo tales como la India (con un 0,33), junto con líneas de clase, género, sectoriales, regionales, etc.

El balance de las reformas post-maoístas es un embrollo de contradicciones, mostrando por una parte las condiciones materiales de la existencia mejoradas en general junto a una creciente clase media urbana, y por otro lado los problemas y dificultades antes señalados. Han surgido dos Chinas. Hasta ahora, el patrón de crecimiento de China no ha superado sus rasgos de bajos salarios, baja tecnología y baja productividad con el costo de alta inversión, alto consumo de energía y alta polución, y un alta tasa de explotación y dependencia del comercio exterior. Por lo tanto, la economía china ha llegado a ser cada vez más vulnerable a potenciales shocks endógenos y exógenos, desde descontento social o colapsos financieros hasta desastres naturales y crisis ecológicas. Por ejemplo, la recesión que está cobrando mucha importancia en los EEUU ya ha golpeado las exportaciones y las perspectivas de exportar de China; y los dólares depreciados han costado una abrupta devaluación en las reservas chinas de divisas extranjeras. 

Reemplazando una cultura política de equidad y solidaridad, el ascenso del fetichismo de la mercancía está acompañado por un sentido de alienación profundo e invasivo en una sociedad atrapada en la codicia desnuda, dura competencia, consumismo histérico y una amplia mercantilización de los valores humanos. Los movimientos religiosos se extienden como respuesta a la decadencia social entre una población tradicionalmente atea. El desarrollismo sin sentido mezclado con prejuicios chauvinistas trajo tensiones y conflictos étnicos en las regiones de las minorías nacionales.

Estas contradicciones y confusiones hacen que la gente se pregunte si el fin no ha sido absorbido por los medios, y si lo que es esencial y precioso para la humanidad no está siendo destruido por las ciegas fuerzas del mercado. La popularidad de los así llamados “clásicos rojos”, desde los textos hasta la literatura, de las canciones hasta los trabajos artísticos, es sólo un signo de la búsqueda del alma nacional. La movilización a través de Internet en búsqueda de información crítica y debates políticos es otro. La insustentabilidad del sendero chino desde los años 1990 es reconocida comúnmente en el país, ejerciendo mucha presión sobre el gobierno para buscar un cambio de rumbo hacia una tercera fase de la reforma que sea distinguible de la segunda. 

Explicando el crecimiento y desarrollo 

La economía china es alrededor de ocho veces mayor de lo que era en 1978, después de un continuo crecimiento anual de alrededor de 8-10 % desde la década de los años 1980. Esto es atribuible en gran medida al aumento cuantitativo en mano de obra, materias primas e inversiones de capital, sin mejoras significativas en innovaciones organizativas y tecnológicas y en productividad. No obstante, esta amplia y rápida acumulación de riqueza en términos reales (descontando las enormes burbujas en los mercados de los bienes inmobiliarios y de acciones) no tiene precedentes en la historia contemporánea china ni tampoco en el registro mundial, dado el tamaño del país y su relativa escasez de recursos naturales. Sin embargo, el así llamado “milagro chino” todavía tiene que ser explicado apropiadamente, ya que diferentes explicaciones suponen diferentes implicancias políticas.

La China actual
Basta aquí identificar una línea divisoria en el debate entre las descripciones “mundialistas” dominantes que abrazan las doctrinas neoliberales, por un lado, y sus críticos “localistas” que se centran en los factores internos, por el otro. Para los primeros, las inversiones y el comercio exterior, las privatizaciones y otros elementos del “consenso de Washington” son lo que explica el éxito económico chino, resaltando la mano de obra barata como su ventaja competitiva principal. Hay ciertamente alguna verdad en esta argumentación. La integración de China en la OMC, por ejemplo, ha incrementado rápidamente el volumen del comercio exterior del país. Pero también es cierto que la dependencia del comercio exterior deprime el mercado interno y el poder de compra, y amenaza la seguridad económica nacional en un juego que se rige por las reglas de las naciones ricas, desde sus subsidios agrícolas hasta sus leyes y tarifas anti-dumping. Es de notar también que el así llamado “comercio exterior” incluye una contribución significativa de las multinacionales que operan en China, las cuales se apoderan de la mayor porción de las ganancias a través de relaciones comerciales típicamente desiguales. En cuanto al mito de que la economía de mercado requiere una total privatización, está demostrado ampliamente en los debates y experiencias chinos, así como en Rusia y en muchos otros sitios, que es falso en teoría y desastroso en realidades.

Rechazando las explicaciones globalistas, para la oposición “localista” no fue la “mano de obra barata” – y en China se están acabando todas ventajas relacionadas con este tema; el mercado laboral se deprimió aún antes de los recientes avances legales a favor de los trabajadores y del viraje macroeconómico hacia la inflación – sino un conjunto de otros factores claves que explican el desarrollo económico del país. Ellos incluyen las inversiones en infraestructura física y capital humano en los años de Mao, que explican una fuerza de trabajo educada, saludable y disciplinada en general. La abundancia de mano de obra calificada es una ventaja destacada que China tiene por sobre la mayoría de los otros países en desarrollo. A pesar de los retrocesos antes indicados, China sigue adelante en casi todos los índices de los informes sobre desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Además, fundamentos como la propiedad pública de la tierra, el control público sobre las industrias estratégicas, la fuerte capacidad organizativa y políticas del estado, la participación social organizada, la ideología de justicia social y redistributiva y de equidad de género y étnica, y un buen régimen público de educación y tratamiento médico universales con énfasis en la inmunización masiva y la medicina preventiva, destacan importantes continuidades, reales o deseables, entre los logros anteriores y los posteriores a las reformas. Juntos, estos factores contribuyen a un súper modelo de estado socialista desarrollista que explica mejor los principales éxitos de la reforma.

Igualmente, el debilitamiento o la eliminación de estos factores explican las fallas de la segunda fase de la reforma que fue parte de la característica ola neoliberal de la globalización. Los globalistas ni siquiera reconocen la polarización de clase, la desigualdad del desarrollo o la corrupción como problemas y males sociales que amenazan al crecimiento económico. Para ellos, estos son precios necesarios a pagar por la transición al mercado, o resultados tolerables de esa transición incompleta. La superstición acerca de un mercado libre “total” impregna todo el pensamiento económico chino. Pero “mano de obra barata” no es un concepto inocente. Más bien significa subordinación del trabajo al capital, y la clara desventaja de la posición de los trabajadores. Peor aún, cuando la mano de obra barata es pintada como una “ventaja”, hasta los talleres explotadores ilegales pueden ser legitimados; de aquí proviene la mancillada etiqueta de “made in China”."

16 de agosto de 2013

Stalin y la lucha por la reforma democrática (Grover Furr)

"Este artículo destaca los intentos de José Stalin y la dirección bolchevique, desde los años 30 hasta la muerte del primero, para democratizar el gobierno de la Unión Soviética. Esta afirmación, y el artículo entero, sorprenderán a muchos, y escandalizará a algunos. De hecho, mi sorpresa ante los resultados de esta investigación me llevó a escribir este artículo. He sospechado durante mucho tiempo que la versión tipo "guerra fría" de la historia soviética tenía serios agujeros. Pero así todo, no estaba preparado para la magnitud de las falsedades de las que he tenido conocimiento.

Esta historia es bien conocida en Rusia, en donde el respeto e incluso la admiración de Stalin es común. Yuri Zhukov, el principal historiador ruso que avanzó el paradigma de "Stalin, demócrata",y cuyos trabajos son la mas importante fuente individual aun cuando no la única para este artículo, es una figura principal, relacionada con la Academia de Ciencias. Sus trabajos son ampliamente conocidos. 

Sin embargo, esta historia, y los hechos que la apoyan, son virtualmente desconocidos fuera de Rusia, en donde el paradigma de la Guerra Fría "Stalin, malvado" domina tanto lo publicado que los trabajos aquí citados aún están escasamente nombrados
".

 Así comienza el historiador Grover Furr, de la Universidad Estatal de Montclair, Nueva Jersey, su obra Stalin y la lucha por la reforma democrática  que, como él mismo afirma, rompe con muchos de los tópicos sobre el revolucionario georgiano inventados por Occidente o por aquellos que en la  propia Union Sovietica se enfrentaron a él  y a los que como él pensaban que había que defender con uñas y dientes el contacto del partido con los trabajadores, y que son aceptadas como verdades indudables por la mayoria, a pesar de los datos en su contra cada vez mas abundantes. De hecho, los que crimalizaron desde dentro a Stalin, acabarian provocando, años despues, la caida de la Union Sovietica.

El Hércules capitalista tendrá en sus manos al Anteo
comunista si este se olvida del contacto con los trabajadores
No obstante, como el mismo Stalin expresó a la perfección, recurriendo a la mitologia clásica, en su discurso del 5 de marzo de 1937, que luego se incluiría como conclusión del Breve curso sobre la historia del Partido Comunista de la URSS, y en el que describe lo que sucederá con todos los partidos comunistas, incluido en soviético, cuando la dirección se elitiza y pierde el contacto con las masas,

"Se puede reconocer como norma que, mientras conserven el contacto con las grandes masas del pueblo, los bolcheviques serán invencibles. Y, al contrario, en cuanto se desliguen de las masas y pierdan el contacto con ellas, en cuanto se dejen cubrir por la herrumbre burocrática, perderán toda su fuerza y quedarán anulados.

Los griegos de la antigüedad tenían en su mitología un héroe famoso, Anteo, que era, según la leyenda, hijo de Poseidón, dios de los mares y de Gea, diosa de la tierra. Anteo quería mucho a su madre, que lo había dado a luz y lo había criado y educado. No existía héroe al cual no hubiera vencido dicho Anteo. Se consideraba como un héroe invencible. ¿En qué consistía su fuerza? Consistía en que, siempre que se sentía a punto de verse vencido en la lucha contra un enemigo, tocaba la tierra, su madre, que lo había dado a luz y criado, y ésta le infundía nuevo vigor. Pero Anteo tenía su punto débil: era el peligro de verse separado de la tierra. Sus enemigos conocían esta debilidad suya y lo acechaban. Y he aquí que un día, un enemigo se aprovechó de esta debilidad, venciéndole. Este enemigo era Hércules. ¿Cómo lo venció? Lo separó de la tierra y lo levantó en vilo, quitándole la posibilidad de tocar la tierra y ahogándole así en el aire.

A mí me parece que los bolcheviques recuerdan a Anteo, el héroe de la mitología griega. Los mismo que Anteo, son fuertes, porque mantienen contacto con su madre, las masas, las que los dieron a luz, los criaron y educaron. Y mientras mantengan el contacto con su madre, el pueblo, cuentan con todas las posibilidades de ser invencibles.

En esto está la clave de por qué la dirección bolchevique es invencible"

Desafortunadamente, la propaganda y la mentira han extendido una imagen de un Stalin muy beneficiosa para la clase capitalista en todo el mundo: en primer lugar, con el fin de acabar con el peligro de que los trabajadores sometidos a las dictaduras capitalistas quisieran alcanzar los logros de sus camaradas soviéticos; en segundo lugar, logrando que el Partido Comunista de la Union Sovietica abandonara los principios defendidos por Stalin, Kalinin, Molotov, Vorosilov, y tantos otros, el marxismo-leninismo, iniciando la pendiente que, como sucedio, tal como describiera el lider sovietico con el ejemplo de Anteo, terminará provocando la reinstauración del capitalismo en el pais de los trabajadores (y de rebote también los recortes y las agresiones a la clase obrera en los paises  en los que hasta entonces se habian cuidado mucho de mantenerla suficientemente contenta para evitar que volvieran a mirar hacia el modelo de las repúblicas soviéticas).
 
En realidad, los principales obstaculos para lograr esa "democratización" soviética por la que tanto lucharon los verdaderos bolcheviques en la época en la que Stalin era la figura más visible del colectivo que gobernaba la URSS, fueron aquellos que acabarían, tras la muerte de este, criminalizando su biografía y su obra, y destruyendo todo aquello por lo que lucharon tanto Lenin, como él, o como el resto de comunistas que seguían creyendo en la construcción del comunismo en la URSS y, en el futuro, inevitablemente, en todo el mundo. 

Por supuesto, cuando Furr se refiere a un "Stalin democrata" no tiene nada que ver con esta falsa democracia que se impone en las dictaduras capitalistas y en las que los trabajadores no deciden nada en realidad: la estafa que se suele llamar "democracia burguesa" y que solo es una tapadera para crear una falsa apariencia de elección entre los que producen la riqueza, mientras los que siguen controlándola, se vote a quien se vote, son los mismos de siempre.  

Se trata, ni más ni menos, de que los que controlen el partido comunista y, en realidad, todo el poder, sean los propios trabajadores, incluyendo los no afiliados,  y de que Anteo no se olvide de seguir manteniendo siempre los pies en la tierra y el apoyo de las masas.

Stalin y la lucha por la reforma democrática, del profesor Grover Furr, se puede leer completo en los siguientes links: 


13 de agosto de 2013

El diario sirio

El documental de la cadena de TV rusa, Rossiya 24,  nos ofrece una visión desde dentro de los acontecimientos que han estado sucediendo en Siria desde 2011. Muestran como tanto el ejercito como el pueblo sirio, se enfrentan en su país a unos terroristas sanguinarios que reciben un constante apoyo mediático, militar y económico de los paises capitalistas y las dictaduras árabes.

Los periodistas de Rossiya 24 han pasado siete meses en Siria, y han presenciado como este prospero y pacifico país ha sido volado en pedazos en una operación diseñada en los despachos de Washington, Bruselas y Telaviv, y como los defensores de la supuesta "democracia" y los luchadores de la "libertad" no tienen ningún interés real en Siria, sino que son simplemente mercenarios que son capaces de cualquier cosa a cambio de la financiación occidental.

Se trata de los miembros del así llamado "Ejercito de Siria Libre", sostenidos y financiados por las supuestas "democracias" occidentales, y que en realidad son asesinos a sueldo sin ninguna finalidad política más allá de dejar las puertas abiertas a las potencias imperialistas para controlar el pais y saquear la riqueza del pueblo sirio.

El equipo de Rossiya 24 que ha rodado el documental está formado por la corresponsal Anastasia Popova, el cámara Mikhail Vitkin y el director del video, Yevgeny Lebedev.

"Mi equipo ha hecho cientos de reportajes sobre Siria. En esta película queríamos distanciarnos de las 'noticias'. Queríamos expresar nuestras emociones y sentimientos hacia las personas que hemos conocido; cosas que no se ven habitualmente en las noticias", afirma Anastasia Popova sobre el documental.

La realidad de las masacres dirigidas desde fuera de las fronteras y perpetradas contra el pueblo sirio se contrasta con las apariciones de los que son verdaderamente los más crueles criminales de esta historia, como Hillary Clinton, Francois Hollande, Barack Obama o el emir de Qatar, que son los reales responsables de los rios de sangre que corren actualmente por las calles de Siria, desalmados capaces de apoyar cualquier matanza para que sus verdaderos "jefes", las corporaciones multinacionales, consigan repartirse el botín sirio y abrirse camino hacia otras futuras víctimas.

Sobre los que equiparan fascismo y comunismo (cita de Thomas Mann)

Cita de Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra, de Doménico Losurdo.

12 de agosto de 2013

No nos vamos, nos echan

Dicen que una gran emigración es una característica de todo país subdesarrollado, de lo que algunos llaman "el tercer mundo". Los trabajadores sin empleo, los ciudadanos hambrientos, las familias desesperadas, optan por irse de su patria en la que ya nada se les ofrece para poder dar de comer a sus hijos o labrarse un futuro aunque ni siquiera se digno (en general, los destinos de la emigración son países donde los inmigrantes recibirán menos salarios y tendrán menos derechos que los locales, los que se consideran a sí mismos como "primer mundo").

Si España en los últimos años fue destino de millones de inmigrantes de todo el mundo, ahora parece que se ha dado la vuelta a la tortilla, y los que están saqueando el país con la complacencia y complicidad de las instituciones políticas están obligando a cada vez más españoles a buscar trabajo, porque en casa ya no hay, en otros países como Alemania, Estados Unidos o Brasil, dispuestos y con los brazos abiertos a que, como en época franquista (no tan diferente a la actual económica e ideológicamente), miles de españoles lleguen para reducir los costes salariales de las empresas locales, multiplicando así los beneficios de los grandes mafiosos que hacen y deshacen lo que quieren la economía del país de destino.

Ciertamente, como muestran cada vez más datos, España es ya un país subdesarrollado, en el que miles de jóvenes son forzados por motivos políticos (la economía siempre es política) a huir de su país. Así, la última encuesta publicada por Randstat , el 65% de los profesionales españoles de entre 18 y 24 años estaría dispuesto a cambiar de país por un puesto de trabajo (le ha faltado añadir, sea cual sea, porque en casa ya no hay). El porcentaje anterior supone un aumento de once puntos porcentuales con respecto a 2011.

Es la cruda realidad de una dictadura capitalista en vías de subdesarrollo.

Este estudio muestra también que cuanto más joven es el profesional, más predisposición existe a dejar el país. El 63% de los jóvenes entre 25 y 34 años desea salir de España en busca de un empleo que en casa no tienen.

Concretamente, el 75% de los profesionales españoles piensa que los países con más oportunidades se encuentran en Europa, especialmente en Alemania, donde el 48% de los encuestados cree, ilusos ellos, que es "el país oportunidades". Francia (7%) e Inglaterra (6%) son los otros dos países europeos preferidos.

Por otra parte, Estados Unidos y Brasil son los países que ofrecen más oportunidades de trabajo en América (7%).

Por último, la encuesta de Randstad constata que los profesionales con estudios universitarios son los que muestran mayor predisposición a la movilidad internacional (66%), seguidos de los trabajadores con títulos de Bachillerato (62%) y de Formación Profesional (59%).

Por supuesto que la clase política, ejecutivos de los intereses de las grandes corporaciones, no ven la situación con preocupación, e incluso la ven como algo positivo, producto del falso mito del libre mercado. La realidad se que los trabajadores españoles, a los que las decisiones de los gobiernos bajo presión de la U.E. y la gran empresa, han visto como son privados de sus trabajos, sus salarios y sus derechos en España, y solo tienen la opción de buscarse las habichuelas emigrando.

Claro que, como ha sucedido a lo largo de la historia, en todas las dictaduras del capital, aquello del "sueño americano" o "el aventurero que se enriquece" son solo cuentos chinos para convencer a la mano de obra barata para que marchen, como cerdos al matadero, a los países que ofrecen trabajo; un trabajo donde ganarán bastante menos que los trabajadores locales, y en los cuales servirán, principalmente, no para vivir mejor que en casa, sino para enriquecer a los grandes delincuentes económicos del país de destino (y en muchas ocasiones, como ha sucedido ya en los países nórdicos, serán presionados por las autoridades locales para que se vayan a su país porque allí también sobran, igual que en casa).
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