El Partido Comunista Revolucionario de Costa de Marfil (PCRCI) ha publicado un comunicado denunciando el golpe de estado imperialista contra Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe; en esta ocasión, las fuerzas que lo han derribado no han sido las del imperialismo norteamericano en solitario, sino que han contado con el apoyo de China.
El golpe de Estado perpetrado en Zimbabwe por las fuerzas militares contra el presidente Mugabe, quien ha estado en el poder desde la independencia del país, proclamada en 1980, se ha realizado bajo la excusa de la grave crisis económica del país, pero, sobre todo, el supuesto intento de Mugabe de elegir a su esposa para sucederlo en el poder.
Lo reseñable en este caso es el papel de China. Beijing ha abandonado no sólo a Mugabe, un partner histórico, a quien culpabiliza de maniobras económicas que han desencadenado el descontento chino, sino que también abandona su política de no injerencia en los asuntos internos de países con quienes mantiene una relación de colaboración. John Everard, ex-embajador del Reino Unido en Corea del Norte y sinólogo, está convencido de que “sin lugar a dudas” Beijing ha jugado en este golpe de Estado “un rol similar al de la CIA en los años ’70”. China, no obstante, espera que haya una transición pacífica del poder, para proteger sus intereses, manteniendo una continuidad en los negocios entre los dos países.
En los últimos años el capitalismo chino ha puesto su objetivo en África, fuente de recursos aparentemente inagotables, prestando a los diferentes gobiernos miles de millones de dolares a cambio de dar preferencia a los productos manufacturados chinos y que sean las empresas chinas las que realizan las infraestructuras; es decir, economía colonial de toda la vida. A cambio de esta lluvia de millones en el continente más pobre del planeta, el gigante asiático se asegura el acceso a valiosos yacimientos de recursos naturales imprescindibles para alimentar su imparable desarrollo económico, como petróleo, gas natural, minerales y madera.
Lo nuevo, como hemos dicho, es la injerencia del gobierno chino para cambiar gobiernos (y no precisamente, para imponer gobiernos socialistas), como en el caso de Mugabe, al que ha sustituido su vicepresidente, más favorable a la economía neoliberal, Mnangagwa, con el apoyo del ejército de Zimbabwe. No obstante, el cambio de la política exterior china se ha podido apreciar al crear su primera base militar en el exterior (precisamente también en África, en Djibouti o el envío de efectivos militares en Siria. Claro que en este caso al menos lo han hecho con la excusa de apoyar a gobiernos electos acosados por una oposición financiada y organizada por la competencia imperialista, pero en Zimbabwe se ha tratado, precisamente, de quitarse de enmedio a un presidente incómodo.Lo reseñable en este caso es el papel de China. Beijing ha abandonado no sólo a Mugabe, un partner histórico, a quien culpabiliza de maniobras económicas que han desencadenado el descontento chino, sino que también abandona su política de no injerencia en los asuntos internos de países con quienes mantiene una relación de colaboración. John Everard, ex-embajador del Reino Unido en Corea del Norte y sinólogo, está convencido de que “sin lugar a dudas” Beijing ha jugado en este golpe de Estado “un rol similar al de la CIA en los años ’70”. China, no obstante, espera que haya una transición pacífica del poder, para proteger sus intereses, manteniendo una continuidad en los negocios entre los dos países.
En los últimos años el capitalismo chino ha puesto su objetivo en África, fuente de recursos aparentemente inagotables, prestando a los diferentes gobiernos miles de millones de dolares a cambio de dar preferencia a los productos manufacturados chinos y que sean las empresas chinas las que realizan las infraestructuras; es decir, economía colonial de toda la vida. A cambio de esta lluvia de millones en el continente más pobre del planeta, el gigante asiático se asegura el acceso a valiosos yacimientos de recursos naturales imprescindibles para alimentar su imparable desarrollo económico, como petróleo, gas natural, minerales y madera.
Si bien no ha habido comentarios oficiales del gobierno al respecto, la posición asumida por China ha sido expresada de manera clara en el Global Times, vocero oficial del Partido comunista. Según el artículo de Wang Hongyi, fechado el 16 de noviembre, la gestión del gobierno de Mugabe ha causado numerosas pérdidas a China, y “un cambio de gobierno sería beneficioso” para ambos países.
Derek Matyszak, investigador de alto nivel en el Instituto de Estudios en materia de seguridad de Harere, capital de Zimbabwe, comenta que las relaciones entre China y Mugabe han sido difíciles a lo largo del último año y medio, porque China no está contenta debido a la mala gestión de la economía de Mugabe, y se muestra más favorable al Mnangagwa, el vicepresidente que finalmente asumió el poder, que es visto como un “pragmatista económico”. Además, un factor muy importante que ha provocado tensiones entre los dos socios históricos ha sido la repentina medida tomada por Mugabe el año pasado, a través de la cual se procedió a nacionalizar las minas de diamantes, afectando grandemente a los negocios de los capitalistas chinos en el país sudafricano, todo ello con la complacencia y colaboración del tradicional imperialismo norteamericano y europeo.
Por todo ello, el Partido Comunista Revolucionario de Costa de Marfil (PCRCI) hizo público el siguiente comunicado, que hemos traducido de la página Revolutionary Democracy:
Bajo la presión de los militares, Robert Mugabe, el Presidente de Zimbabwe, renunció a su
cargo el martes 21 de noviembre de 2017. Inmediatamente las agencias imperialistas y pro imperialistas se han regodeado, anunciando el fin de un dictador y pregonando el llamado fracaso de Mugabe y su política económica ruinosa.
Ante esta nauseabunda campaña de desinformación, el Partido Comunista Revolucionario de Costa de Marfil quiere restablecer la verdad de los hechos.
1) Los militares y el imperialismo han perpetrado un golpe contra el poder patriótico de Mugabe.
2) Mugabe permanece y permanecerá en la memoria del pueblo zimbawuense y en la historia como el héroe de la lucha contra el régimen racista de Ian SMITH, devolviendo a los zimbawuenses su libertad y orgullo.
3) Mugabe permanece y seguirá siendo el que, mediante una audaz y valiente reforma agraria, ha permitido la devolución de la tierra a los campesinos zimbawuenses negros. Durante siglos, estas tierras fueron confiscadas por una minoría de colonos blancos.
4) Mugabe permanece y seguirá siendo para su pueblo, los revolucionarios africanos y el mundo, un verdadero patriota socialista y un luchador antiimperialista.
El Partido Comunista Revolucionario de Costa de Marfil condena este golpe que significa un revés para este pueblo en su movilización contra el imperialismo y contra los restos del apartheid.
!Honor y Gloria a Robert Mugabe!
Abidjan, 26 de noviembre de 2017
Achy Ekissi
Secretario General de la PCRCI
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