Con ocasión del 101º aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, reproducimos a continuación el poema “Héroe Rojo”, del poeta y novelista soviético Alexéi Surkov , extraído del libro de Alexander Nakarov “Antología de la poesía soviética”, Editorial Júcar, Madrid 1974, págs. 114 y 115:
HÉROE ROJO
HÉROE ROJO
Lo confieso. Mi “musa” no tiene mucho que ver con lo exótico.Poco habituado en su niñez a los juegos de caza,
mi héroe no fue a Chukotka a matar osos marinos
ni apuntó al ojo del rayado tigre.
El viento del noroeste no sacudió sus espesos cabellos
bajo la vela anaranjada de una frágil embarcación.
No fue a descubrir polos ignotos
y no ocultó fardos de contrabando en los desfiladeros.
bajo la vela anaranjada de una frágil embarcación.
No fue a descubrir polos ignotos
y no ocultó fardos de contrabando en los desfiladeros.
En resúmen: mi héroe es un personaje parco.
En materia de exotismo,
poco tiene que ver con los versos floridos.
Mi héroe fue soldado raso de la Gran Revolución,
toda una vida de combates se apoya en su hombro.
En materia de exotismo,
poco tiene que ver con los versos floridos.
Mi héroe fue soldado raso de la Gran Revolución,
toda una vida de combates se apoya en su hombro.
Torturado por el tifus, las alarmas y los piojos,
por los caminos de la guerra, de Chitá al Donbás,
súbdito de la revolución mundial,
marchaba el soldado en la guardia de la clase insurgente.
por los caminos de la guerra, de Chitá al Donbás,
súbdito de la revolución mundial,
marchaba el soldado en la guardia de la clase insurgente.
En la primera línea de fuego, bajo banderas desgarradas,
en el ajetreo de las pausas en las marchas,
mientras construía fábricas y diseñaba planes,
aprendió a tener siempre listos el fusil y el corazón.
en el ajetreo de las pausas en las marchas,
mientras construía fábricas y diseñaba planes,
aprendió a tener siempre listos el fusil y el corazón.
Y no es en absoluto una desgracia que el espíritu aventurero
no viva en su cuerpo, duro, habituado al trabajo.
Amo todo en él; desde el corazón al capote arrugado,
sin olvidar la estrella roja de su uniforme de soldado.
no viva en su cuerpo, duro, habituado al trabajo.
Amo todo en él; desde el corazón al capote arrugado,
sin olvidar la estrella roja de su uniforme de soldado.
Alexéi Surkov, 1928
Versión española de Nicanor Parra (tomada de Gran Marcha hacia el Comunismo
Alexei Surkov (1899-1983), poeta y novelista soviético. Nacido en la aldea de Serednevo al norte de Moscú, combatió en la guerra civil (1918-1920). En 1925 ingresó en el Partido Comunista (bolchevique) de la URSS. Comenzó a publicar sus trabajos en 1918. En 1934 se graduó en el Departamento de Literatura del Instituto de Profesores Rojos. Sus poemas y canciones escritos en los años 30 del siglo XX, como La Canción del Ejército Rojo, fueron publicados en las colecciones tituladas Introducción (1930), La Última Guerra (1933), Contemporáneos (1934), La Tierra de los Valientes (1935) y Así Crecimos (1940). Combatió en la Gran Guerra Patria contra la invasión nazi-fascista (1941-45) escribiendo durante esos años poemas como la canción El Fuego Ruge en la Pequeña Estufa (Premio Estatal de la URSS, 1946), aparecido en la colección Diciembre Cerca de Moscú (1942), El Ataque (1943) y Vengativa Rusia(1944), expresando en ellos con lirismo e incisividad la furia del pueblo soviético y el combate por la victoria. Fue editor jefe de la revista Literaturnaia gazeta (Gaceta Literaria) entre 1944 y 1946 y de la revista Ogonek (Faro) entre 1945 y 1953. Alexei Surkov pasó a ser Secretario de la Unión de Escritores de la URSS entre 1953 y 1959. Muchos de sus poemas y canciones han sido traducidos a diversos idiomas.
2 comentarios:
Herói vermelho
Alexey Surkov, 1928
Eu confesso. Minha "musa" não tem muito a ver com o exótico.
Pouco habituado em sua infância aos jogos de caça,
meu herói não foi a Chukotka para matar lobos-marinhos
nem apontou para o olho do tigre listrado.
O vento noroeste não sacudiu seu cabelo espesso
sob a vela alaranjada de um navio frágil.
Ele não descobriu pólos desconhecidos
e não ocultou fardos de contrabando nos desfiladeiros.
Em resumo: meu herói é um personagem parco.
Em matéria de exotismo,
pouco tem a ver com os versos floridos.
Meu herói foi soldado raso da Grande Revolução,
toda uma vida de combates se apoia em seu ombro.
Torturado pelo tifo, os alarmes e os piolhos,
pelos caminhos da guerra, de Chita ao Donbas,
súdito da revolução mundial,
marchava o soldado na guarda da classe insurgente.
Na primeira linha de fogo, sob bandeiras desgarradas,
na confusão das pausas nas marchas,
enquanto construía fábricas e desenhava planos,
aprendeu a ter sempre pronto o fuzil e o coração.
E não é de todo uma desgraça que o espírito aventureiro
não viva em seu corpo, duro, habituado ao trabalho.
Amo tudo nele; do coração ao capote enrugado,
sem esquecer a estrela vermelha de seu uniforme de soldado.
Herói vermelho
Alexey Surkov, 1928
Eu confesso. Minha "musa" não tem muito a ver com o exótico.
Pouco habituado em sua infância aos jogos de caça,
meu herói não foi a Chukotka para matar lobos-marinhos
nem apontou para o olho do tigre listrado.
O vento noroeste não sacudiu seu cabelo espesso
sob a vela alaranjada de um navio frágil.
Ele não descobriu pólos desconhecidos
e não ocultou fardos de contrabando nos desfiladeiros.
Em resumo: meu herói é um personagem parco.
Em matéria de exotismo,
pouco tem a ver com os versos floridos.
Meu herói foi soldado raso da Grande Revolução,
toda uma vida de combates se apoia em seu ombro.
Torturado pelo tifo, os alarmes e os piolhos,
pelos caminhos da guerra, de Chita ao Donbas,
súdito da revolução mundial,
marchava o soldado na guarda da classe insurgente.
Na primeira linha de fogo, sob bandeiras desgarradas,
na confusão das pausas nas marchas,
enquanto construía fábricas e desenhava planos,
aprendeu a ter sempre pronto o fuzil e o coração.
E não é de todo uma desgraça que o espírito aventureiro
não viva em seu corpo, duro, habituado ao trabalho.
Amo tudo nele; do coração ao capote enrugado,
sem esquecer a estrela vermelha de seu uniforme de soldado.
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