Este 25 de septiembre la editorial Comanegra y el ilustrador Toni Galmés están citados en el juzgado de Primera Instancia núm. 15 de Palma de Mallorca por la denuncia a su libro ¿Dónde está Estela? de ser "un tebeo que denigra el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil y atenta contra los sentimientos de las personas integrantes de estas instituciones", por lo que piden "que se excusen públicamente ante el Cuerpo Nacional de la policía y la Guardia Civil" y a "que se proceda a la retirada y eliminación de los ejemplares ".
Se trata de un paso más de la persecución inquisitorial, tan dada a los reaccionarios españoles, contra la crítica, el humor y toda protesta (pues igual que el mantra mediático judicial de "todo es ETA" tiene mucho tirón también el de "cualquier protesta es rebelión", sobre todo en Cataluña. Un ejemplo más, de los ya tantos y bochornosos, de que no basta con sacar los huesos del sanguinario y corrupto dictador de su tumba en el Valle de los Caídos para que haya algo parecido a una democracia en España, sino que hay que sacar a todos los cadaveres ideológicos del poder judicial, de los aparatos represivos, medios e IBEX 35.
La editorial ha publicado un comunicado diciendo que "Consideramos una absoluta aberración democrática que se persiga la sátira política y pedimos a la ciudadanía que tome conciencia del recorte de derechos que supondría aceptar la retirada de un libro de humor para no herir la sensibilidad de la Policía. Avanzamos que ni Comanegra ni Toni Galmés pedirán disculpas por la publicación de ¿Dónde está Estela? Consideramos intolerable la petición de retirada del libro y recibimos como una grave amenaza a todo el sector cultural que se pretenda instaurar cualquier tipo de censura previa a las obras que pidan apoyo público".
En el cómic, del que se ofrece algunas ilustraciones a continuación, hay que encontrar a Estela (hay que notar el juego de palabras con el nombre de la bandera independentista catalana, la estelada) una chica que participa y muestra al lector algunos episodios de los últimos actos del pueblo catalán en la lucha por su independencia o, al menos, el derecho a decidir: desde las grandes manifestaciones de la Diada, el registro de imprentas y el 20-S, hasta el referéndum y la brutal represión del 1 de octubre, al famoso barco lleno de polis dispuestos al tristemente famoso "¡A por ellos!", conocido como Piolín, o la manifestación de Bruselas. En la contraportada hay toda una declaración de intenciones: "Entre el 2017 y el 2018 fueron encausados (además de políticos) humoristas, payasos, revistas satíricas, músicos y tuiteros, y las ganas de bromear (también las de reirse de nosotros mismos) se han ido diluyendo o amargando. Pero ya basta: la sátira es un bien común y hay que huir de la sequedad como quien huye del hambre".
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