Hace un par de días, un amigo se preguntaba en voz alta por el verdadero valor de estas fiestas llamadas de Navidad. Él, de raíces católico/cristianas, se cuestionaba el correcto significado de estos fastos.
Decía que han perdido todo el valor original, si alguna vez lo tuvo, relativo a su carácter cristiano entorno a la figura del mito del “salvador de los hombres”. Se preguntaba si no se ha perdido ese valor en pro del mercantilismo, consumismo, capitalismo y muchos más “ismos” entre ellos el borreguismo.
Creo que sí, a fin de cuentas acabamos llevándonos por la marea de estas fechas llenas de días festivos, grandes carteles propagandísticos, impactantes luces de colores y grandes sonrisas en casi todos los rostros. Y todo movido por las grandes firmas comerciales que desde el mes de noviembre, ya nos movilizan y calientan nuestros motores para el despegue derrochador del mes de diciembre.
Las grandes superficies llenas de carros repletos de alimentos en demasía tanto en cantidades como en precios, regalos innecesarios de puro derroche, son los sellos de estos días. Y seguimos en ese ciclo, en esa espiral sin agotarnos y hasta parece que nos gusta porque por más que se escuchen comentarios en contra del exceso de comidas y precios, la vorágine, la ceguera y necedad de esta sociedad nos empuja a ello.
Y escuchamos que los barrenderos hacen más recogidas estos días mientras los cubos de basura siguen llenándose sin parar. Y escuchamos que cada día más gente no es capaz de llegar a comer o que hay niños que piden en su carta al monigote del trineo, un poco de comida en lugar de una juguete.
Y este país se llena la boca de cristianismo mientras endeudan sus tarjetas de crédito y con ello sus vidas en beneficio de los ladrones de guante blanco. Y llenan sus bocas de palabras bonitas y sonrisas espléndidas mientras critican a sus suegros, cuñados, hermanos, amigos sin sombra de vergüenza. Y llenan sus cubos de basura de excedentes de comidas que mil estómagos podrían llenar pero que previamente llenaron sus mesas por mera apariencia. Y se atreven a criticarnos a los ateos por cuestionarnos la falsedad de estas fechas y que ellos erróneamente denominan “falta de respeto”. Creo que deberían ellos comenzar a respetarse a si mismos como personas y no aplaudir su comportamiento irracional como si fuera de lo más normal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario