Pero para ello es siempre indispensable la colaboración de los trabajadores que, sin embargo, como aquellos saben bien, mucho mejor que los mismos trabajadores, son los que realmente tienen la sartén por el mango a la hora de que su chiringuito se mantenga en pié, y cuyo despertar supondría el final de su vida privilegiada y parasitaria.
Por eso es tan indispensable que la propaganda y la publicidad transformen lo que podría ser una clase obrera organizada y dispuesta a acabar con los privilegios de unos pocos en un sumiso y engañado rebaño ciudadano, que sueña con ser como sus explotadores mientras son mantenidos en el corral.
La complicidad de los trabajadores-ciudadanos con la situación actual es evidente, aunque si bien es cierto que en la mayoria de los casos son engañados por la publicidad y los medios de propaganda, ya es hora que se vayan dando cuenta de que las necesidades artificiales sobre las que se sostiene el capitalismo, y que con tanta facilidad nos arrastran a endeudarnos y recurrir al banco, son el anzuelo que nos lleva a la esclavitud, y que solamente cambiando nuestra conciencia para rehuir y librarnos dentro de nosotros mismos de la ideologia capitalista, puede llevar a no depender de sus exigencias y, por lo tanto, a poder pensar libremente y, de este modo, poder organizarnos para cambiar la realidad.
Afortundamente, estupidez generalizada del rebaño ciudadano no prendió en todos los españoles, porque algunos mantuvieron su sabidaria popular, que continuaba viendo, sin dejarse estafar, la economía como lo que realmente es; es decir, la ciencia de gastar menos de lo que se gana, sin ingenierias ni malabarismos que solo podian llevar al desastre.
En el siguiente video , rescatado de una visita en 2007 a un pueblo de Soria en el marco de un reportaje sobre la vida de Avelino Hernandez (escritor de Vadegeña), Olga Latorre y Juan Zarza entrevistaron a dos ancianos cuyas opiniones, escuchadas ahora, nos demuestran cuánto de culpables y complices fuimos los trabajadores con nuestra actitud de la crisis actual, y qué lo que está pasando ahora estaba mas que cantado desde hace tiempo.
Así que, no basta con patalear y gritar en las calle, algo necesario pero insuficiente, sino aprendemos también de nuestros errores, y así dejamos de escuchar las mentiras de los encantadores de serpientes, que simplemente nos han utilizado para llenar sus cuentas corrientes con nuestro consumismo aburguesado y absurdo, y para hacernos creer que somos individuos ajenos a todo lo que suene a colectividad de intereses, especialmente con los de nuestra clase, la obrera.
Así que, no basta con patalear y gritar en las calle, algo necesario pero insuficiente, sino aprendemos también de nuestros errores, y así dejamos de escuchar las mentiras de los encantadores de serpientes, que simplemente nos han utilizado para llenar sus cuentas corrientes con nuestro consumismo aburguesado y absurdo, y para hacernos creer que somos individuos ajenos a todo lo que suene a colectividad de intereses, especialmente con los de nuestra clase, la obrera.
2 comentarios:
José Luis, te felicito por esta magnífica entrada, soberbia. Das en el clavo, aciertas plenamente en el brillante análisis que has hecho. ¡Enhorabuena!
Saludos, un abrazo.
Así es, nos quejamos pero sin dejar de alimentar a nuestros carceleros, aunque a nosotros nos falte de comer, a veces de forma voluntaria y unas pocas forzados por las circunstancias, aunque este caso es poco frecuente, solemos someternos de buena gana.
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