Según parece, el número de de contratos firmados en diciembre de 2016 fueron 1,7 millones, aunque también parece que la cosa tiene truco por obra y gracia de la magia de la precariedad, extendida por los gobierno del PP$OE en los últimos años.
Como publica el periódico Diagonal, hay algunos datos que hay que tener en cuenta y que nos harán, más que festejar, tirarnos de los pelos. En realidad se trata de más inestabilidad, peores contratos y, en general, la multiplicación de la precariedad y, por lo tanto, el crecimiento de los beneficios del empresario por el agravamiento de la explotación laboral.
En primer lugar, en diciembre tiene lugar la conocida campaña de Navidad, donde se neceista mucho personal temporal para cubrir puestos de servicios mal pagados y desregulados. De hecho, el aumento del empleo ha sido evidente en el sector servicios (-65.898 parados menos), pero, al contrario, el desempleo ha aumentado en industria (+2.785) y construcción (+8.365).
Por otro lado, las cifras dicen que tan solo 122.294 contratos de los registrados en diciembre eran de carácter indefinido, un 7,19% del total, por lo que un 93% de los contratos firmados son temporales. De esos contratos indefinidos, solo 71.739 fueron a jornada completa, el 4,2% del total.
Por otro lado, las cifras dicen que tan solo 122.294 contratos de los registrados en diciembre eran de carácter indefinido, un 7,19% del total, por lo que un 93% de los contratos firmados son temporales. De esos contratos indefinidos, solo 71.739 fueron a jornada completa, el 4,2% del total.
Es decir, el 95% de los contratos firmados en diciembre han sido temporales o a tiempo parcial o ambas cosas, es decir, precarios, que es, por otro lado, el objetivo clave perseguido por las últimas reformas laborales en España, la precariedad, con el fin de que los trabajadores cobren menos (y los empresarios ganen más), no tengan estabilidad ni derechos laborales (y dependan constínuamente de las nuevas ofertas de las empresas con todo el poder en la negociación aprovechándose de la necesidad del demandante), y no tengan oportunidad, por la falta de tiempo y de vinculación con los compañeros de trabajo, de organizarse y enfrentarse unidos a la empresa (además de la inutilidad obvia, demostrada por creces por los sindicatos lacayos, de hacerlo dentro de CCOO o UGT y similares).
En este sentido, es comprensible el entusiasmo de la patronal o del Partido Popular con los datos sobre el empleo aportados por el SEPE, pues no hacen más que demostrar que la explotación es hoy mayor que antes y que el empresario tiene todavía aún más en sus manos, a su capricho, al pobre empleado, cada día más cercano a ser lo que la burguesía siempre considero a los trabajadores, es decir, sus esclavos.
Finalmente los datos del SEPE aportan cifras que nos hacen dudar de si no se habla en realidad de hechos paranormales, en lugar de estadísticas sobre la situación real del empleo. Por ejemplo, según los datos aportados por el SEPE, tan sólo un 8% de todos los parados registrados en diciembre de 2016 son menores de 25 años. Sin embargo, la EPA del tercer trimestre de 2016 demostraba que el paro registrado en el tramo de edad de 16 a 24 años era del 41,94%, el mayor de toda la Unión Europea con creces ¿Qué ha sucedido con el 34% de jóvenes desempleados en este último mes? ¿Han emigrado como les anima a hacer Felipe VI en sus discursos, mientras él y su familia chupan del bote del dinero público? ¿Se han hecho todos viejos y han pasado a formar parte de los parados de larga duración? ¿Han sido abducidos por obra y gracia de dios o de los medios de desinformación en manos del capital?
La realidad es que si las cosas no cambian solo ese parece ser el futuro próximo de los jóvenes españoles: o convertirse en parásitos afiliándose a alguno de los cárteles políticos clásicos o sucedáneos (entrar en la familia real es, de momento, más complicado), o hacerse famosos haciendo alguna de las payasadas que abren las puertas de la farándula televisiva, o emigrar para limpiar platos en Alemania o Noruega hasta que cierren las fronteras a los que vienen del sur o, simplemente, hacerse viejos o invisibles dejándose llevar por la desesperación o el desencanto, facilitándole la labor al gobierno del capital de turno, (al que en realidad le importa bastante poco la realidad de la pobreza, el paro, la salud, la educación o la vivienda de los que no son de su clase), para que no tenga que manipular siquiera las estadísticas para ocultarlos .
Claro que sí que existe una forma de cambiar la situación, aunque la imposición de la ideología hegemónia por parte del capital hace que muchos no quieran ni oir hablar de ella: cambiar el sistema y poner a producir a todos los mafiosos que de él se aprovechan, pues, en realidad, solo hay dos caminos: el de la dictadura del capital o el de la dictadura de los trabajadores (siendo esta última la única forma posible de verdadera democracia, la de la defensa de los intereses de la mayoría):
2 comentarios:
Sobre los contratos indefinidos, tampoco son algo maravilloso, ante todo son eso: indefinidos e igual pueden ponerte en la calle, (doy fe), aunque sea más caro.
Sobre la dictadura del proletariado, no deja de ser una dictadura ...también para el proletariado. La explotación no puede terminar mientras no se cambie el sistema, da igual que cobres del jefe, del estado, del partido o del comité, si tienes que producir para otro de forma forzada, habrá alguien que no produzca, con el cuento que sea y vivirá mejor que los forzados a producir.
El modelo de sociedad industrial es una aberración, es anti-humana, si no se abandona, ningún sistema económico ni político puede proporcionar una vida digna, solo que hay algunos que son un poco más justos.
Un saludo.
Algunos, no entienden que los términos marxistas nada tienen que ver con los mismos conceptos capitalistas. Hoy se tiende a no molestarse en entender a los demás, prefieren catalagorlos por sus prejuicios, o fobias y filias. Como si eso importara o cambiara el producto. Patriotismo, igualdad, protección familiar etc. Dictadura del proletariado, es precisamente la toma del poder por el proletariado, para terminar con el estado, con las clases y cualquier forma de explotación por alguno de los dos, o del hombre por el hombre. Los marxistas-leninistas entienden que solo se puede acabar con las clases, fronteras y estados, más que por su falta de utilidad o servicio. La dictadura no es más que la toma del estado por el proletariado, para terminar con lo poco queda del estado y las clases sociales y acabar definitivamente con la explotación del hombre por el hombre.
Antes, cuando había formación política, en cuadros de partidos y de clase, los obreros estabamos defendidos, sin dejar de estar explotados, pero las condiciones laborales que por entonces teníamos en comparación ahora...en fin.
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