Wang Jianlin, modelo de "comunista" chino

El multimillonario chino Wang Jianlin, hombre de moda en España por sus operaciones inmobiliarias aprovechando los chollos que ha dejado la crisis en nuestro país, en especial la compra del Edificio España de la capital o del club de fútbol Atlético de Madrid, es un ejemplo ilustrativo de qué es el "comunismo" chino (que detrás del mantenimiento de la bandera roja esconde las mismas miserias que el capitalismo occidental). De hecho, como hemos afirmado e ilustrado en varias ocasiones en este blog, la actúal China tiene ya poco de comunista, salvo los símbolos.

Wang Jianlin, miembro del Partido Comunista Chino desde 1976, entró a formar parte del Ejército Popular a los 16 años, según él para seguir los pasos de su padre -!si levantara la cabeza! el pobre hombre!-, que había participado junto a Mao Zedong en la gloriosa «Larga Marcha» (1934-35). Gracias a las reformas económicas de los revisionistas encabezados por el sucesor de Mao, Deng Xiaoping, profundizadas aceleradamente por sus continuadores, como su actual líder Xi Jinping, Jianlin ha pasado de ser un simple soldado a convertirse en uno de los hombres más rico del mundo

Antiguo diputado del Partido Comunista Chino, es actualmente, además de miembro del partido, vicepresidente de la federación china de industria y comercio, así como vicepresidente de la patronal empresarial del país. .

Con una fortuna estimada, según la revista Forbes, en 14.100 millones de dólares (10.399 millones de euros), Wang Jianlin es el presidente y fundador del Grupo Dalian Wanda, una de las mayores inmobiliarias de China. Entre sus propiedades, repartidas por todo el país, destacan centros comerciales, cines, hoteles de lujo, karaokes y 40 supermercados.

En estas dos últimas décadas, ha construido en la "nueva China" docenas de centros comerciales, con tiendas, oficinas y cines. Poseé la mayor cadena de cines del mundo tras adquirir en 2012 el grupo AMC Entertainment Holdings por casi 2.000 millones de euros. En solo un año, su patrimonio ha crecido 6.000 millones de dólares (4.425 millones de euros). Su penúltimo proyecto es incluso más espectacular: levantar en la ciudad de Qingdao un Hollywood «made in China» con 20 estudios de cine, ocho hoteles de lujo, un parque temático y un club náutico.

Jianlin es un extraordinario ejemplo del conocido como "milagro chino", es decir, el paso del comunismo al capitalismo salvaje, disimulado, eso sí, con la simbología comunista, pero con millones de trabajadores y campesinos de nuevo explotados por una clase capitalista excéntrica y caprichosa que se está posicionado en el vértice de la economía mundial. Sin ir más lejos, en 2013 ya China logró convertirse en la mayor potencia comercial a nivel mundial al superar por primera vez a Estados Unidos en el volumen de intercambios comerciales.

Lo cierto es que el número de capitalistas multimillonarios (mas de 1000 millones de dolares en sus cuentas privadas) de la China "comunista" crece dia a dia. Actualmente, según los datos oficiales, son 251, en comparación con los 15 que existían en 2006.

El mas rico de todos es Zong Qinghou que, junto a su familia, tiene mas de 12 600 millones de dolares, seguido del protagonista de esta entrada, el "comunista"  Wang Jianlin, con 10.300 millones de dólares.

Por otro lado, los chinos con más de 10 millones de yuanes (equivalentes a 1,6 millones de dólares -algo más de 1,1 millones de euros) alcanzaron las1.020.000 personas en 2013, con un aumento del 6,3% respecto al año anterior, según el GroupM Knowledge–Hurun Wealth Report 2012.

Por otra parte, China alcanzó en 2013 los 63.500 súper-ricos, definidos como individuos con 100 millones de yuanes (equivalente a EE.UU. 16 millones de dólares -más de 11 millones de euros), lo que suponía un aumento del 5,8% respecto al año anterior.

Con la llegada de Deng Xiaoping al poder tras la muerte de Mao, y el inicio de su política reformista, la economía del gigante asiatico empezó el camino hacia el capitalismo.  La introducción del programa de reformas ('Reforma y Apertura', en su traducción literal) en 1978 desencadenó el viaje hacia una economía de mercado. Un viaje que aún no ha acabado pero que ya ha situado a China como una de las economías de referencia del mundo.

Las reformas tuvieron dos fases. En una primera, el país inició una apertura al exterior al permitir la llegada de inversión extranjera en el país. Además, se facilitó el emprendimiento y la creación de nuevas empresas. Ya en la segunda fase, la privatización de casi la totalidad del sector público hizo que el sector privado alcanzara el 70% del PIB en 2005.

Los trabajadores chinos acabarán regresando al comunismo

Los grandes beneficiados fueron los líderes regionales y centrales del Partido Comunista, al igual que los funcionarios, exactamente la misma élite burocrática que daría el golpe revisionista en la Unión Soviética tras la muerte de Stalin, y que haría lo propio en la antigua China comunista. Esa élite empezó a disfrutar en el país de Mao, debido a que, al contrario que los soviéticos, que eran más tímidos, no tuvieron tapujo alguno en legislar directamente, sin disimulo, en pro de la reinstauración del capitalismo,  y de mayor poder adquisitivo y capacidad de inversión; inversa fue la evolución de la clase trabajadora: mientras emergía y se desarrollaba una cada vez más privilegiada clase capitalista, los obreros y los campesinos perdían derechos sociales y laborales y eran, como en la China prerrevolucionaria, anterior al triunfo de los comunistas en 1949, cada vez más explotados para sostener a sus nuevos parásitos multimillonarios.

En resumen, Wang Jianlin es un ilustrativo ejemplo del actual "comunismo" chino: disfrazado tras antiguas banderas y estrellas rojas, controlado por la élite de bandidos en que se convirtió el Partido comunista, no es más que capitalismo salvaje, donde unos cuantos sinverguenzas acumulan riquezas y privilegios a costa de la explotación creciente de su clase trabajadora, además de hacer lo propio con los recursos de otros pueblos (China no cesa de aumentar sus inversiones en otros paises, no solo en Africa o América del Sur, sino también en la Unión Europea o Estados Unidos). Y lo más demostrativo de que China no es hace mucho tiempo un país comunista es que el impresionante crecimiento de la economía China, que ha convertido al país en primera potencia mundial, no repercute en el bienestar y en los bolsillos del trabajador, más bien al contrario, sino, como sucede en cualquier tiranía capitalista, solo y principalmente en las infladas cuentas corrientes y ostentoso nivel de vida de sus parásitos (uno de ellos, el cada vez más conocido en España, Wang Jianlin).