3 de febrero de 2010

La berenjena, una fábula muy actual




LA BERENJENA, por Eduardo Galeano

HACE MIL AÑOS, dijo el sultán de Persia:

-Qué rica.

El nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.

Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, y para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:

-Qué porquería.

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.

-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno -comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de las ciencias de la comunicación, puso las cosas en su lugar:

-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.

2 comentarios:

Maria C dijo...

Espectacular!!!adoro la ironía aunque esta sea tan pero tan real.Saludos

Dizdira Zalakain dijo...

No sabía que las berenjenas fuesen afrodisíacas, jaja...
Qué bueno Galeano, -como siempre- con la historia del sempiterno lameculos. Podemos trasladar la fábula al "Desayuno de la Oración" de hoy. Si el sultán Hussein Obama alaba los huevos con bacon, Zapatero lo hará también, pero si se atraganta, los retirará con aprensión.
Claro que ahora el verdadero sultán es el F.M.I y las multinacionales pero, por lo demás, igualito.

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