31 de julio de 2014

Galdós, los chorizos de hace un siglo y los actuales

“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte.

No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...(...) Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental. Tendremos que esperar como mínimo 100 años más para que en este tiempo, si hay mucha suerte, nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente.”
("La Fe Nacional y otros Escritos sobre España", 1912)

El texto anterior fue escrito por Benito Pérez Galdós (1843-1920), un hombre que está considerado como el mejor novelista del realismo y el costumbrismo español. Muchas de sus dramas son un clásico de la literatura española ("Fortunata y Jacinta", “"Tormento”", "Tristana”"...) y otras se reeditan con bastante frecuencia, como los "Episodios Nacionales”", que en 46 novelas reflejan la historia de España y de sus gentes desde 1805 hasta 1880. Galdós era también un gran observador y cronista de su época y el texto anterior da fe de ello. Sin embargo, analizando sus palabras anteriores, se equivocó al pensar que en 100 años, es decir, justo ahora, los políticos iban a ser menos chorizos que entonces, cuando es evidente que, si cabe, lo son aún más. Acaso, ¿no parece que estuvieramos leyendo los escritos aquí compartidos del prolífico Galdós en un diario actual, quizás en El País, Público o El Mundo, y referidos a la más vibrante actualidad?

El siguiente texto de Galdós también es de manifiesta actualidad; por ejemplo cuando dice que "el sufragio (la democracia burguesa que ya entonces estaba en ciernes) es un donoso engaño al alcance de los observadores menos perspicaces". Galdos no aventuraba, o quizás sí, que en ese camino hacia lo que el imaginaba cien o más de cien años después, habría un golpe de estado organizado por ese "grupo de profesionales políticos, que ejercen, alternadamente, con secreto pacto y concordia, una solapada tiranía sobre las provincias y regiones", para cortar de raiz en 1936 aquellos intentos de transformación de la vida de los españoles concretados en la II República, proclamada en 1931, y sobre cuyos defensores, los que aspiraban a una verdadera democracia en España, la social, la de los trabajadores, pasaron a sangre y fuego aquellos caciques y oligarcas que describía Galdós como el mal del país para volver a imponer a "esta oligarquía lamentable, igualmente dura antes y después de las revoluciones que tronaron contra el antiguo régimen"; es decir, a la chusma que, como en los tiempos del avispado escritor, sigue saqueando España y viviendo a costa del esfuerzo de los trabajadores todavía en la actualidad:

Forman nuestro régimen político las más seductoras abstracciones. Examinados desde fuera, nuestros Códigos y todo el papelorio de leyes y reglamentos para su aplicación parecerán, sin duda, un perfecto organismo que regula la existencia del pueblo más  feliz del mundo. Mirado por dentro, se ve que todo es cartón embadurnado al temple, en algunos trozos con singular maestría; pero ya va envejeciendo notoriamente la pintura, y se clarea de tal modo el artificio, que no hay ojos bastante inexpertos para ilusionarse con él.

Ya nadie ve una base fundamental de la vida política en el principio de la representación del pueblo, porque el sufragio es un donoso engaño al alcance de los observadores menos perspicaces. Las elecciones se hacen sin interés, con escasa y fría lucha; la emisión del voto no apasiona ni enorgullece a los ciudadanos; estos han podido observar el esmero de los Gobiernos para componer las Cámaras, dando el conveniente número de puestos a las oposiciones y contrapesándolas con abrumadoras mayorías. Resulta que la representación del país está, con unos y otros partidos, en manos de un grupo de profesionales políticos, que ejercen, alternadamente, con secreto pacto y concordia, una solapada tiranía sobre las provincias y regiones. La Justicia y la Administración, sometidas al manejo político y sin medios de proceder con independencia, completan esta oligarquía lamentable, igualmente dura antes y después de las revoluciones que tronaron contra el antiguo régimen (...)
"
("La España de Hoy", 1901)

1 comentario:

Piedra dijo...

Cien años decía, que optimista.
La verdad es que vamos hacia atrás, cada vez estamos peor, no ya solo de derechos y libertades, sino como humanos.

Saludos.

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