"No se encontrará la palabra
que un día nos una a ambos.
La lluvia cae de arriba hacia abajo.
Y tú eres mi enemigo de clase".
La canción sobre el enemigo de clase es un poema del poeta comunista alemán Bertolt Brecht, que, 83 años después de haber sido escrita, mantiene toda su vigencia en la actualidad. Nos recuerda, contra la ilusión inducida por los medios de propaganda en manos de nuestros enemigos de clase de que vivimos en una democracia interclasista, en la que votando nos hacemos iguales y podemos decidir nuestro destino, que la lluvia sigue cayendo hacia abajo, y que la única manera de que brille finalmente el sol es hacer un ejercicio imprescindible de lucidez política: reconocer a nuesetro enemigo de clase y asumir que la única forma de ser libres es derrotarlo.
La canción sobre el enemigo de clase, Bertolt Brecht. Texto de 1933. Adaptación músical: Hanns Eisler. Versión de Ernst Busch en Youtube.
1.
Cuando pequeño, fui a la escuela
y aprendí, lo que es mío y lo que es tuyo.
Y cuando todo se había aprendido,
me parecía que algo faltaba.
Y no tenía desayuno que comer,
y otros sí tenían:
y así fue que como lo aprendí todo
sobre la naturaleza del enemigo de clase.
Y aprendí, porqué y debido a que razón
hay un desgarrón atravesando el mundo.
Y este perdura entre nosotros, porque la lluvia
cae de arriba hacia abajo.
2.
Y me dijeron: Si soy dócil,
entonces llegaré a ser como ellos.
Pero pensé: Si soy su oveja,
entonces no llegaré jamás a carnicero.
Y vi más de uno de entre nosotros
que tragó su anzuelo.
Y cuando le aconteció lo que nos sucedió a ti y a mi,
entonces se extrañó.
Mas a mi, a mi no me extrañó,
y pronto descubrí su juego:
La lluvia, es así, cae hacia abajo
y no cae, así es, hacia arriba.
3.
Así escuché que redoblaron los tambores,
y todos hablaron de eso:
Ahora deberíamos hacer guerras
por algún lubar bajo el sol.
Y voces enronquecidas nos prometían
cielo, mar y tierra.
Y adalides gordos y grasientos
gritaban: !no os postréis ahora!
Y los creímos: no quedan más que unas horas,
luego tendremos esto y aquello.
Pero otra vez la lluvia caía hacia abajo,
y durante cuatro años tragamos hierba.
4.
y aprendí, lo que es mío y lo que es tuyo.
Y cuando todo se había aprendido,
me parecía que algo faltaba.
Y no tenía desayuno que comer,
y otros sí tenían:
y así fue que como lo aprendí todo
sobre la naturaleza del enemigo de clase.
Y aprendí, porqué y debido a que razón
hay un desgarrón atravesando el mundo.
Y este perdura entre nosotros, porque la lluvia
cae de arriba hacia abajo.
2.
Y me dijeron: Si soy dócil,
entonces llegaré a ser como ellos.
Pero pensé: Si soy su oveja,
entonces no llegaré jamás a carnicero.
Y vi más de uno de entre nosotros
que tragó su anzuelo.
Y cuando le aconteció lo que nos sucedió a ti y a mi,
entonces se extrañó.
Mas a mi, a mi no me extrañó,
y pronto descubrí su juego:
La lluvia, es así, cae hacia abajo
y no cae, así es, hacia arriba.
3.
Así escuché que redoblaron los tambores,
y todos hablaron de eso:
Ahora deberíamos hacer guerras
por algún lubar bajo el sol.
Y voces enronquecidas nos prometían
cielo, mar y tierra.
Y adalides gordos y grasientos
gritaban: !no os postréis ahora!
Y los creímos: no quedan más que unas horas,
luego tendremos esto y aquello.
Pero otra vez la lluvia caía hacia abajo,
y durante cuatro años tragamos hierba.
4.
Y una vez de repente se escuchó:
!Ahora construimos la Republica!
Y en ella un hombre se parece al otro,
sea flaco u gordo.
Y los que estaban cansados por el hambre
jamás habían estado tan esperanzados.
Pero los que estaban saciados porque comían,
estaban esperanzados como ellos.
Y me dije: aquí algo no puede ser cierto
y estaba lleno de dudas turbadas:
porque no puede ser cierto cuando parece que
la lluvia cae hacia arriba.
5.
Nos dieron papelitos para votar,
entregamos las armas.
Nos hicieron una promesa,
y dimos nuestro fusil.
Y escuchamos que los que saben de las cosas
ahora nos ayudaran.
Deberíamos emprender el trabajo,
ellos harían el resto.
Entonces me dejé conmover otra vez
y me quedé quieto, conforme a lo pedido
y pensé: Que bueno es que la lluvia
quiera caer hacia arriba.
6.
Y poco después escuché decir,
ahora todo esta arreglado ya.
Si aguantamos la calamidad menor,
se nos dispensará de la mayor.
Y tragamos al cura Brüning,
para que no llegara Papen.
Y nos tragamos al junker Papen,
puesto que de lo contrario sería el turno del Schleicher.
Y el monje cedió su puesto al junker,
y el junker lo cedió al general.
Y la lluvia caía hacia abajo,
y caía copiosamente de verdad.
Y en ella un hombre se parece al otro,
sea flaco u gordo.
Y los que estaban cansados por el hambre
jamás habían estado tan esperanzados.
Pero los que estaban saciados porque comían,
estaban esperanzados como ellos.
Y me dije: aquí algo no puede ser cierto
y estaba lleno de dudas turbadas:
porque no puede ser cierto cuando parece que
la lluvia cae hacia arriba.
5.
Nos dieron papelitos para votar,
entregamos las armas.
Nos hicieron una promesa,
y dimos nuestro fusil.
Y escuchamos que los que saben de las cosas
ahora nos ayudaran.
Deberíamos emprender el trabajo,
ellos harían el resto.
Entonces me dejé conmover otra vez
y me quedé quieto, conforme a lo pedido
y pensé: Que bueno es que la lluvia
quiera caer hacia arriba.
6.
Y poco después escuché decir,
ahora todo esta arreglado ya.
Si aguantamos la calamidad menor,
se nos dispensará de la mayor.
Y tragamos al cura Brüning,
para que no llegara Papen.
Y nos tragamos al junker Papen,
puesto que de lo contrario sería el turno del Schleicher.
Y el monje cedió su puesto al junker,
y el junker lo cedió al general.
Y la lluvia caía hacia abajo,
y caía copiosamente de verdad.
7.
Mientras anduvimos con papeletas para votar,
cerraron las fábricas.
Cuando dormimos frente a las agencias de empleo
que sellaban nuestra constancia,
les evitamos la preocupación por nosotros.
Escuchamos dichos como estos:
¡Siempre tranquilo! ¡Esperadad! !Todo llegará!
Después de una crisis mayor
¡viene un auge mayor!
Y dije a mis colegas:
¡Así habla el enemigo de clase!
Cuando él habla de buen tiempo,
se refiere a su propio tiempo.
La lluvia no puede caer hacia arriba,
aun cuando aparentemente tenga buenas intenciones
Lo que si que puede suceder es que pare,
y empiece a brillar el sol.
8.
Un día los vi marchando
detrás de nuevas banderas.
Y muchos de los nuestros dijeron:
No hay más enemigo de clase.
Entonces vi encabezándolos
hocicos que ya conocía,
y escuché voces berreando
en el antiguo tono de sargento.
Y tranquila entre banderas y fiestas
caía la lluvia noche y día.
Y cada uno que estaba apostado en la calle
podía sentirla.
9.
Se entrenaban con aplicación para disparar
y hablaron ruidosamente del enemigo
y señalaron furiosamente más allá de la frontera.
Y es que se refirieron a nosotros.
Pues nosotros y ellos, somos enemigos
en una guerra en que solo gana uno.
Pues viven de nosotros y revientan
si no somos más sus esclavos.
Y es por esto también que
no debéis extrañaros
si se echan sobre nosotros, como la lluvia
cae sobre el suelo.
10.
Y ese de entre nosotros que falleció de hambre,
cayó en una batalla.
Y ese de entre nosotros que murió,
ha sido asesinado.
Al que recogieron con sus soldados,
tener hambre no le agradó.
Al que le rompieron la mandíbula a patadas,
había pedido pan.
Al que habían prometido el pan,
ahora le dan caza.
Y al que traen en el ataúd de madera,
ese dijo la verdad.
Y ese que entonces les daba confianza
cuando pretendían ser sus amigos,
había imaginado
que la lluvia caia hacia arriba.
11.
Es que somos enemigos de clase,
sea lo que sea lo que nos digan:
Ése de entre nosotros que no se atrevía a luchar,
se atrevía a morir de hambre.
¡Somos enemigos de clase, tamborilero!
Esto, ¡tu reteumbar no lo oculta!
Empresario, general y junker -
nuestro enemigo, ¡eres tu!
¡De esto, nada será cambiado,
nada será arreglado!
La lluvia no cae hacia arriba,
¡ni siquiera se le exige tal cosa!
12.
Por más que tu pintor lo retoque,
¡no va a tapar el desgarrón!
Uno de los dos perdura y el otro debe dejar su lugar,
o yo u tú.
Y sea lo que sea lo que aprendamos,
esto sigue siendo el abecé:
Jamás nada tendré en común
con el enemigo de clase.
No se encontrará la palabra
que un día nos una a ambos.
La lluvia cae de arriba hacia abajo.
Y tú eres mi enemigo de clase.
Mientras anduvimos con papeletas para votar,
cerraron las fábricas.
Cuando dormimos frente a las agencias de empleo
que sellaban nuestra constancia,
les evitamos la preocupación por nosotros.
Escuchamos dichos como estos:
¡Siempre tranquilo! ¡Esperadad! !Todo llegará!
Después de una crisis mayor
¡viene un auge mayor!
Y dije a mis colegas:
¡Así habla el enemigo de clase!
Cuando él habla de buen tiempo,
se refiere a su propio tiempo.
La lluvia no puede caer hacia arriba,
aun cuando aparentemente tenga buenas intenciones
Lo que si que puede suceder es que pare,
y empiece a brillar el sol.
8.
Un día los vi marchando
detrás de nuevas banderas.
Y muchos de los nuestros dijeron:
No hay más enemigo de clase.
Entonces vi encabezándolos
hocicos que ya conocía,
y escuché voces berreando
en el antiguo tono de sargento.
Y tranquila entre banderas y fiestas
caía la lluvia noche y día.
Y cada uno que estaba apostado en la calle
podía sentirla.
9.
Se entrenaban con aplicación para disparar
y hablaron ruidosamente del enemigo
y señalaron furiosamente más allá de la frontera.
Y es que se refirieron a nosotros.
Pues nosotros y ellos, somos enemigos
en una guerra en que solo gana uno.
Pues viven de nosotros y revientan
si no somos más sus esclavos.
Y es por esto también que
no debéis extrañaros
si se echan sobre nosotros, como la lluvia
cae sobre el suelo.
10.
Y ese de entre nosotros que falleció de hambre,
cayó en una batalla.
Y ese de entre nosotros que murió,
ha sido asesinado.
Al que recogieron con sus soldados,
tener hambre no le agradó.
Al que le rompieron la mandíbula a patadas,
había pedido pan.
Al que habían prometido el pan,
ahora le dan caza.
Y al que traen en el ataúd de madera,
ese dijo la verdad.
Y ese que entonces les daba confianza
cuando pretendían ser sus amigos,
había imaginado
que la lluvia caia hacia arriba.
11.
Es que somos enemigos de clase,
sea lo que sea lo que nos digan:
Ése de entre nosotros que no se atrevía a luchar,
se atrevía a morir de hambre.
¡Somos enemigos de clase, tamborilero!
Esto, ¡tu reteumbar no lo oculta!
Empresario, general y junker -
nuestro enemigo, ¡eres tu!
¡De esto, nada será cambiado,
nada será arreglado!
La lluvia no cae hacia arriba,
¡ni siquiera se le exige tal cosa!
12.
Por más que tu pintor lo retoque,
¡no va a tapar el desgarrón!
Uno de los dos perdura y el otro debe dejar su lugar,
o yo u tú.
Y sea lo que sea lo que aprendamos,
esto sigue siendo el abecé:
Jamás nada tendré en común
con el enemigo de clase.
No se encontrará la palabra
que un día nos una a ambos.
La lluvia cae de arriba hacia abajo.
Y tú eres mi enemigo de clase.
2 comentarios:
Gracias.
"Nos hicieron una promesa,
y dimos nuestro fusil.
Y escuchamos que los que saben de las cosas
ahora nos ayudaran.
Deberíamos emprender el trabajo,
ellos harían el resto.
Entonces me dejé conmover otra vez
y me quedé quieto, conforme a lo pedido
y pensé: Que bueno es que la lluvia
quiera caer hacia arriba"
En México el pueblo tiene un enemigo de clase. La Clase Política. Antes la clase política de nuestro país se dedicaba a saquear al pueblo, y a empobrecerlo. Ahí están los ejemplos de Luis Echeverría, López Portillo y Salinas de Gortari.
Ahora, la extrema derecha en el poder, Fox, Calderón y Peñanieto, no solamente se han dedicado a saquear al pueblo y a empobrecerlo sistemáticamente. Ahora gozan, matando al pueblo, a través de una "lucha" contra el narcotráfico, que no es sino pretexto para matar indígenas, campesinos y luchadores sociales en general.
Da miedo decirlo. La Clase Política está enfrentada al pueblo. A través de las desapariciones forzadas y las ejecuciones llamadas incorrectamente "extra judiciales" pues se supone que en México la pena de muerte no existe. Pero en los hechos sí.
El enemigo de clase de los mexicanos es una clase política, antes corrupta y ladrona, ahora corrupta, sádica y asesina.
Gracias.
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