Aunque el franquismo transfigurado en democracia nos intente vender la así llamada "transición española" como modélica, en realidad solo lo es en el sentido de que ejemplifica bien cómo una dictadura puede perpetuarse en el tiempo sin que los responsables de la misma reciban castigo alguno, siendo la mayoría de los partidos de izquierda (PCE, PSUC y PSOE, entre otros) y los sindicatos CCOO y UGT, cómplices de los verdugos en ese pacto gatopardista de cambiarlo todo para no cambiar nada.
En realidad, esa "transición" no fue pacífica, como nos venden todos los días los medios de propaganda del régimen que de ella surgió: la violencia del estado declaró una guerra sangrienta contra todo lo que se oponía a la continuidad de la dictadura con maquillaje democrático. El número de víctimas de esa violencia del estado, por medios policiales, parapoliciales y, por supuesto, legales (la justicia siempre estuvo al servicio de la pervivencia, sin solución de continuidad, del franquismo), fue muy alto, variando las cifras según los estudios.
“La Transición no es el cuento de hadas que nos cuentan. Cada vez que había una fecha decisiva para el cambio político se recrudecía la violencia política en la calle. El objetivo era que la calle no fuera de izquierdas, así como controlar el proceso sin tocar a los franquistas ni los grandes capitalistas. Se pretendía desestabilizar y frenar el proceso democrático”, analiza Mariano Sánchez, autor de la obra La Transición Sangrienta. Los datos que aporta Mariano Sánchez en su obra son demoledores. Entre 1975 y 1983, se produjeron 591 muertes por violencia política, como consecuencia de la imposición de un régimen continuista que pretendía perpetuar la Una, Grande y Libre del Movimiento Nacional sin preguntar ni negociar con los trabajadores ni los pueblos.
Según La Transición Sangrienta, nada menos que 188 de los asesinados, los menos investigados, entran dentro de lo que el autor denomina "violencia política de origen institucional". Es decir, los asesinatos “desplegados para mantener el orden establecido, los organizados, alentados o instrumentalizados por las instituciones del Estado”.
En el siguiente dossier se recogen las biografías de 171 de esas víctimas del estado para acallar la voz de los trabajadores y los pueblos ante la continuidad del régimen franquista y la unidad nacional "por huevos", que forman lo que llaman "los muertos de la Transición" entre 1975-1981. Un dossier que sigue abierto y que, con seguridad, seguirá ampliándose según pase el tiempo y se vayan descubriendo más crímenes de la clase política-empresarial-funcionarial del franquismo reconvertidos en "demócratas de toda la vida" a base de sangre y fuego.
Según La Transición Sangrienta, nada menos que 188 de los asesinados, los menos investigados, entran dentro de lo que el autor denomina "violencia política de origen institucional". Es decir, los asesinatos “desplegados para mantener el orden establecido, los organizados, alentados o instrumentalizados por las instituciones del Estado”.
En el siguiente dossier se recogen las biografías de 171 de esas víctimas del estado para acallar la voz de los trabajadores y los pueblos ante la continuidad del régimen franquista y la unidad nacional "por huevos", que forman lo que llaman "los muertos de la Transición" entre 1975-1981. Un dossier que sigue abierto y que, con seguridad, seguirá ampliándose según pase el tiempo y se vayan descubriendo más crímenes de la clase política-empresarial-funcionarial del franquismo reconvertidos en "demócratas de toda la vida" a base de sangre y fuego.
El dossier, que reproducimos a continuación, está introducido por un buen artículo publicado en el número 25 de la revista Etcétera en el año 1995 bajo el título: La leyenda de la Transición. De momento, ya en 2018, los responsables de todas aquellas muertes siguen libres y, la mayoría, en puestos de dirección en empresas, gobierno o, incluso, en la jefatura del estado.
Dossier. Los Muertos de La Transición by Robby Espierre on Scribd
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