CHAD

Utilizamos nuestras ONGs para lucrarnos, cinicamente encubiertos por las mascaras del altruismo buscamos enriquecernos a costa de la debilidad ajena. Es hora de pensar si realmente una ONG ayuda a algo si en el fondo está funcionando con las mismas reglas, en el mismo sistema, que una empresa capitalista. Todo se compra y todo se vende, la pobreza, la infancia, la inocencia, la debilidad, todo se aprovecha como medio para lograr el fin propuesto, el beneficio, el bienestar entendido como confort opulento. Esta vez fue Chad, pero me temo que lo mismo sucede en cualquier parte del mundo donde un europeo, con su mentalidad superior, con esa visión eurocéntrica que considera equivocado y explotable el mundo a su alrededor, donde un europeo ponga sus ojos con su moral hipocrita de la ayuda al débil que se traduce en imposición y aprovechamiento. Este mundo está podrido y solo podemos salvarlo cambiando radicalmente, saliendonos de la forma habitual de ver las cosas. Da igual que los niños tuvieran o no padres, no tenemos derecho porque tengamos dinero a utilizarlos sin ningun tipo de conciencia y respeto a las normas básicas de la ética. Triste mundo...