12 de septiembre de 2013

44 impactos de bala

El golpe de Estado del 11 de septiembre, encabezado por el sanguinario general Augusto Pinochet contra el pueblo chileno lo sorprende en la Universidad Técnica del Estado, donde es detenido junto a profesores y alumnos. Lo llevan al Estadio Chile (actualmente estadio  que lleva su nombre, Víctor Jara), donde permanecera detenido durante 4 días.

Allí le aplican todo tipo de torturas durante horas, le golpean las manos hasta rompérselas con la culata de un revólver para que no pudiera volver a tocar la guitarra, y finalmente lo acribillan el día 16 de septiembre.

 Su cuerpo es identificado el día 19 del mismo mes con 44 impactos de bala, expresión de la saña del capital contra todo aquel que ose luchar, aunque sea cantando, por un mundo sin parasitos explotadores, una sociedad socialista en la que los grandes delincuentes económicos sean tratados como tales.

Estando preso escribió su último poema y testimonio 'Somos cinco mil', también conocido como 'Estadio Chile'. Su nombre era Víctor Jara, símbolo de la canción protesta latinoamericana, voz del pueblo trabajador chileno, y durante el gobierno de Salvador Allende embajador cultural de su pueblo por el mundo.

Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!

¿Quien mató realmente a Victor Jara, además de aquellos que le torturaron y le acribillaron a balazos? El mismo los identifica en sus canciones, como por ejemplo, el famoso "A desalambrar", del genial uruguayo Daniel Viglietii, o "Las casitas del barrio alto", versión de "Little boxes", de Malvina Reynolds.



!A DESALAMBRAR!

Yo pregunto a los presentes
si no se han puesto a pensar
que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más.

Yo pregunto si en la tierra
nunca habrá pensado usted
que si las manos son nuestras
es nuestro lo que nos den.

¡A desalambrar, a desalambrar!
que la tierra es nuestra,
tuya y de aquel,
de Pedro, María, de Juan y José.

Si molesto con mi canto
a alguien que no quiera oír
le aseguro que es un gringo
o un dueño de este país.



LAS CASITAS DEL BARRIO ALTO

Las casitas del barrio alto
con rejas y antejardín,
una preciosa entrada de autos
esperando un Peugeot.

Hay rosadas, verdecitas,
blanquitas y celestitas,
las casitas del barrio alto
todas hechas con recipol.

Y las gentes de las casitas
se sonríen y se visitan.
Van juntitos al supermarket
y todos tienen un televisor.

Hay dentistas, comerciantes,
latifundistas y traficantes,
abogados y rentistas
y todos visten polycron.
(y todos triunfan con prolén)

Juegan bridge, toman martini-dry
y los niños son rubiecitos
y con otros rubiecitos
van juntitos al colegio high.

Y el hijito de su papi
luego va a la universidad
comenzando su problemática
y la intríngulis social.

Fuma pitillos en Austin mini,
juega con bombas y con política,
asesina generales,
y es un gángster de la sedición

1 comentario:

Piedra dijo...

Todas las dictaduras siempre han perseguido a cualquiera que pensase diferente. Hoy los que se auto-proclaman democracias son más sutiles y ahogan los gritos de protesta entre vivas a la "libertad" o contratan mercenarios para que hagan el trabajo sucio. Mmmm, vaya, pues resulta que no ha cambiado tanto la cosa.

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