Ante la situación actual de crisis, donde diariamente se ejecutan desahucios, donde sus reformas laborales nos condenan a sangrantes jornadas laborales de 10 y 12 horas, al paro y a la precariedad. Ante el constante encarecimiento de bienes de primera necesidad, la privatización de los servicios públicos etc., el Estado aplica la represión sistemática contra cualquier disidencia política como norma, más si esta, gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, puede llegar a un público amplio y romper el silencio que imponen los grandes periódicos, la radio y la televisión, todos hoy y sin excepción, al servicio del régimen.
Para ejercer semejante atropello emplean tribunales políticos como a la Audiencia Nacional, heredera directa del antiguo Tribunal de Orden Público franquista, y el Tribunal Supremo, así como a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que a día de hoy dedican buena parte de sus efectivos a rastrear las redes en busca de posibles autores de “delito de Odio” o “enaltecimiento”, fórmulas jurídicas que vulneran hasta su propia farsa de legalidad, y que sirven única y exclusivamente para censurar aquellas manifestaciones de expresión que contradicen el pensamiento único, impuesto por las grandes empresas de comunicación a la mayoría de la población.
En este contexto, decenas de escritores, periodistas, músicos, artistas y hasta “twitteros” están siendo represaliadas y represaliados por reflejar las miserias del régimen monárquico que nos gobierna, y por expresar la rabia y el dolor que sufre el pueblo trabajador en esta contienda. Sus “crímenes” han sido denunciar la brutalidad policial en cargas contra manifestantes, opinar contra la élite corrupta que nos gobierna y la monarquía franquista que la dirige, o declarar su odio contra todos los atropellos e injusticias que se cometen en nuestra sociedad al amparo de su “legalidad”, la legalidad de los empresarios y explotadores, que aplican con mano de hierro contra los que menos tienen.
En esta situación se encuentran hoy raperos combativos como Pablo Hasel, Valtonyc, el colectivo La Insurgencia, el periodista Jorge Correa “Boro” del medio La Haine, o Alfredo Remírez ingresado en prisión por el simple hecho de haber escrito un tuit solidarizándose con los presos políticos. Estos autores sufren la misma situación de acoso, que sufrieron tantos y tantos otros en el pasado reciente (como el grupo Soziedad Alkohólika, la revista Egunkaria, los famosos titiriteros etc.). Todo ello ante el silencio cómplice de la inmensa mayoría de artistas, escritores y periodistas, que prefieren seguir hablando de “Venezuela” (donde se respeta infinitamente más la libertad de expresión) o de cualquier otro asunto que al aparato mediático del régimen le interese convertir en el "problema" principal, antes que sobre los atropellos que se cometen cada día aquí, contra su propio pueblo.
Hoy van a por ellas y ellos, pero mañana podemos ser cualquier otro. Las trabajadoras y trabajadores del mundo de la cultura, frente a la situación de crisis, de degradación de las condiciones de vida de nuestra gente y de aumento constante de la represión estamos viviendo de primera mano este acoso del poder. No podemos guardar silencio, debemos organizarnos junto al resto de la clase trabajadora y organizaciones democráticas y revolucionarias una respuesta colectiva y exigir la absolución inmediata y la amnistía total para todos los represaliados, censurados y acosados por haber expresado lo que otros no se atreven.
¡Unifiquemos las luchas hasta conquistar la libertad de expresión y creación!
¡Logremos la absolución de Pablo Hasel, Valtonyc, Boro y todas las represaliadas por delitos de opinión!
Grupo de Intervencion Cultural de Red Roja
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