Después de publicar en este blog la días Primera Parte y la Segunda Parte, traducidas al castellano por CTT, procedemos a hacer lo propio con la Tercera Parte, donde el autor continúa repasando los crímenes del franquismo en España y subrayando la evidente vinculación de este con el nacionalsocialismo alemán, considerando a España como un "refugio de nazis", en el cual:
"El capital alemán ejerce actualmente un control férreo de la economía española. Pravda afirma que de 5.000 empresas registradas en España en 1944, la mitad estaban bajo control alemán directo o indirecto. Los nazis están en España por todas partes, y no sólo nazis del tres al cuarto, sino también agentes especialmente adiestrados en la tarea de preservar el fascismo y allanar el camino a la Tercera Guerra Mundial".
En los cinco capítulos de esta Tercera Parte, VII. Los guerrilleros, VIII. El gobierno republicano, IX. Intrigas en tierra de nadie, X. Refugio nazi, y XI. Lo que podemos hacer el bueno de Lon Elliot insiste en la urgencia de acabar con el franquismo para limpiar de una vez por todas la herida purulenta del fascismo en toda Europa, algo que, como sabemos bien los españoles, no llegó a hacerse jamás, quedándose la infección sin curar e infectando gravemente al régimen por el que el franquismo se transformó, superficialmente, en una monarquía democrática, como si ambos términos no fueran incompatibles.
"La necesidad más urgente es la acción conjunta de las Naciones Unidas para detener las ejecuciones, las torturas y el encarcelamiento masivo de demócratas en España. A Franco y a la Falange se les debe dejar claro, en términos que no admitan ambigüedad alguna, que serán considerados responsables de todos los crímenes cometidos bajo su autoridad. Además deberíamos asegurarnos de que el pueblo español sepa que se les ha hecho tal advertencia".
No obstante, también advierte de los tejemanejes de la oligarquía española, sostén del fascismo español, que intentaban por todos los medios lavar la cara y ocultar la sangre sobre la que se elevaba el régimen franquista, siendo una de las opciones, como al final sucediera con la complicidad del Partido Comunista de España, la monarquía española, como forma de hacer borrón y cuenta nueva ¿No nos suena mucho todo esto?
No obstante, también advierte de los tejemanejes de la oligarquía española, sostén del fascismo español, que intentaban por todos los medios lavar la cara y ocultar la sangre sobre la que se elevaba el régimen franquista, siendo una de las opciones, como al final sucediera con la complicidad del Partido Comunista de España, la monarquía española, como forma de hacer borrón y cuenta nueva ¿No nos suena mucho todo esto?
"Ante la perspectiva de que Franco desaparezca de la escena, estas personas han comenzado a buscar un sustituto que les asegure sus riquezas y privilegios, y les garantice que nunca se verán obligados a rendir cuentas por sus actividades fascistas. Lo que quieren es un gobierno que preserve el poder de la reacción en España, aunque con una apariencia lo bastante democrática como para colarse, de tapadillo, en el seno de las Naciones Unidas. En la ensalada que están aderezando, la monarquía es un ingrediente importante. Con el restablecimiento de un rey en el trono español, esperan poder nimbar de respetabilidad sus actividades a los ojos del extranjero".
Qué mejor que dejar que termine su excelente y certera obra antifranquista el propio Lo
n Elliot, cuyo esfuerzo por acabar con la bestia fascista demuestra su solidaridad y amor a a los pueblos de España por los que luchó como miembro de las Brigadas Internacionales y a los que jamás olvidó cuando quedaron bajo la bota de último genocida fascista de Europa.
Por cierto que el libro termina con un anuncio, ejemplo de solidaridad internacionalista, de la INTERNATIONAL BRIGADE ASSOCIATION para recabar ayuda para los refugiados españoles que estaban sufriendo las consecuencias de nueve años de guerra contra Hitler, que también hemos traducido.
***
¿QUÉ PASA CON ESPAÑA? (Tercera y última parte)
VII.
Los guerrilleros
No hace mucho, en la
provincia española de Cáceres, las calles aparecieron empapeladas con el
siguiente cartel oficial. Llevaba la firma del teniente coronel [Manuel] Gómez
Cantos, de la Guardia Civil.
“AVISO A LOS ESPAÑOLES DE LA SIERRA DE CÁCERES Y DE
LA ZONA FRONTERIZA DE TOLEDO
El teniente coronel Gómez Cantos, jefe de las
fuerzas de seguridad, LES INVITA a presentarse, en el plazo de 20 días,
ante mi autoridad, para obtener el perdón, ya disfrutado por otros, sin ir a la
cárcel ni un solo día.
Les ofrezco una reunión donde Ustedes indiquen,
desarmados y sin ningún tipo de escolta, con todo su grupo o con quienes designen,
en la ciudad, en un pueblo, en campo abierto, en una choza solitaria o en los montes.
Una vez que este encuentro se haya producido a solas conmigo y con otra persona
que me servirá de ayudante, estoy seguro de que me acompañarán a sus hogares y emprenderán
un trabajo honesto como buenos españoles.
Maquis en Granada |
Las fuerzas guerrilleras
que operan en la región, al poco tiempo de ver estos carteles, respondieron a
la invitación del teniente coronel con otra proclama que apareció colgada en
las paredes y circuló de mano en mano.
…“Es fácil decir ahora –respondieron
los guerrilleros– ‘Queridos españoles,
nada ha sucedido. Vengan, abracémonos. Sigamos asesinándolos, saqueándolos,
esclavizándolos. Les salvaremos del comunismo’”.
Lo que no es tan fácil, sin embargo, es convencer a
los españoles de que se sigan muriendo de miedo al agitar el manido espantajo del
“lobo comunista”.
La experiencia y la lección de nuestros pueblos
hermanos de Europa que fueron traicionados como nosotros mismos, nos han
enseñado el camino hacia la salvación de nuestro país: la Unión Nacional
de todos los españoles, cualesquiera que sean sus tendencias políticas o clase social,
para luchar, bajo la dirección de la Junta Suprema de Unión Nacional, contra
Franco y su Falange Española.
Usted y
las fuerzas bajo su mando (…) todavía pueden reconquistar un puesto de honor en
la vanguardia de las apretadas filas de la Unión Nacional”[2].
Lo que acabamos de
relatar es apenas un incidente más de la lucha que se está librando a lo largo
y ancho de España, pero sirve para ilustrar los objetivos de las fuerzas
guerrilleras antifranquistas y las triquiñuelas a que se ven obligadas a
recurrir las autoridades en sus esfuerzos por hacerse con el control de la
situación.
Un informe sobre la lucha
guerrillera en España elaborado por el Movimiento de Resistencia llegó
recientemente al Hogar Español[3],
nombre del centro republicano español en Gran Bretaña. Según se desprende de
dicho informe, en su desarrollo, el movimiento ha superado con creces la fase
de grupos aislados que luchan a diario con objetivos puramente locales. El
movimiento guerrillero está ahora bajo control de un mando central y en la
mayoría de las zonas ya está organizado en unidades militares regulares.
El mando central del
movimiento guerrillero español ha establecido con claridad cuál es su objetivo
fundamental. Su meta es conseguir que todos los cimientos del régimen fascista
sean insostenibles, al obligar a Franco a mantener permanentemente a todo su
ejército y fuerzas policiales en pie de guerra. Las fuerzas armadas de Franco
están integradas por más de 700.000 hombres. En ese sentido, el esfuerzo necesario
para mantener una máquina de guerra tan colosal en un país tan pequeño debe de ser,
en cualquier caso, enorme.
“Al mejorar rápidamente
la coordinación de todo el movimiento guerrillero –declara su mando central–, lograremos
indefectiblemente la insurrección nacional victoriosa, cuya fuerza motriz
principal debe ser la actividad constante de las guerrillas y una capacidad creciente
hasta su transformación en el Ejército de Liberación Nacional”[4].
VIII.
El gobierno republicano
El 3 de septiembre de
este año se formó un gobierno de la República española en el exilio en Ciudad
de México. El nuevo primer ministro es José Giral.
Desde hace muchos meses
los republicanos españoles venían exigiendo la formación de un gobierno capaz
de representar a la democracia española a los ojos del mundo. Cuando, tras
muchas demoras, dicho gobierno finalmente se formó, lo hizo con arreglo al
procedimiento constitucional más riguroso. No cabe duda de que el gobierno de
Giral se asienta sobre una base legal mucho más firme que la de algunos
gobiernos en el exilio reconocidos por las Naciones Unidas durante la guerra.
No obstante, cuando se
dio a conocer la composición de este gobierno largamente esperado, los
españoles sintieron una decepción considerable. En la lista de ministros de
Giral faltaban muchos nombres conocidos. Sin embargo, aún más importante que
eso es la ausencia de algunos de los principales partidos y organizaciones republicanos,
precisamente los que han cargado con el peso de la resistencia a Franco.
No hay representantes acreditados
de ninguna de las dos grandes organizaciones sindicales, la UGT y la CNT. No
hay comunistas ni representantes de los importantes partidos vasco y catalán.
Aunque hay dos socialistas en el gabinete, el Partido Socialista no está
oficialmente representado.
Al margen de sus méritos
pasados, los partidos y sindicatos excluidos del gobierno son los que
actualmente constituyen el principal baluarte del Movimiento de Liberación en
el interior de España.
Sectores destacados del republicanismo
español se han pronunciado ya a favor de la urgente constitución de un gobierno
mucho más amplio, que estaría en condiciones de ofrecer una dirección real a la
democracia española. El hecho de que los republicanos catalanes hayan logrado
la formación de un gobierno para Cataluña indica que es perfectamente posible
hacer lo propio para España en su conjunto.
Es bien sabido que el exilio
es terreno fértil en el que afloran las facciones y divisiones, pero no hay
razón para temer que los republicanos españoles en el exterior no consigan
superar sus dificultades y desacuerdos. Decenas de miles de ellos en Francia
han estado en primera línea de la lucha contra la Alemania nazi y han desempeñado
un papel admirable en la Resistencia francesa. Estos hombres y mujeres,
ciertamente, no permitirán que las disputas entre partidos y las enemistades
personales les descaminen de la tarea principal de expulsar al fascismo de
España.
IX.
Intrigas en tierra de nadie
Juan de Borbón, fascista aspirante a rey y sucesor de Franco. |
Los grandes
terratenientes españoles apoyaron al fascismo del mismo modo que los Thyssen y
Krupp respaldaron a Hitler. Los latifundistas contaron con la eficaz
colaboración de los cabecillas del Ejército, de la alta jerarquía de la Iglesia
Católica y de muchos financieros e industriales, aunque no de todos.
Ante la perspectiva de que
Franco desaparezca de la escena, estas personas han comenzado a buscar un sustituto
que les asegure sus riquezas y privilegios, y les garantice que nunca se verán
obligados a rendir cuentas por sus actividades fascistas. Lo que quieren es un
gobierno que preserve el poder de la reacción en España, aunque con una
apariencia lo bastante democrática como para colarse, de tapadillo, en el seno
de las Naciones Unidas.
En la ensalada que están aderezando,
la monarquía es un ingrediente importante. Con el restablecimiento de un rey en
el trono español, esperan poder nimbar de respetabilidad sus actividades a los
ojos del extranjero.
En España, la monarquía
es una institución desacreditada sobremanera. En 1931, se celebraron unas elecciones
municipales en las que se decidía, de hecho, entre monarquía o república. Los
republicanos lograron una victoria tan abrumadora, que Alfonso XIII huyó al
instante. Ninguna de las elecciones celebradas después de esa fecha indicó que
los españoles hubieran cambiado de opinión. En 1933, de los 472 diputados, sólo
32 eran monárquicos, y en 1936 eran aún menos: 21 de 473.
El candidato actual al
trono no es particularmente atractivo. Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso
XIII, era un ferviente fascista cuando la sección española del Partido nazi
estaba apenas echando a andar. Tenía el carnet nº 5 de la Falange. En cierto
momento, según su biógrafo oficial, “puso hora a hora su entusiasmo delirante y
su fe ciega en ese movimiento”, el fascista. Sus actividades pasadas y su vida
actual en Suiza no dan motivos para creer que alguna vez vaya a ser un monarca
democrático y constitucional.
Juan de Borbón describió a
los diputados españoles elegidos en 1936, y a la democracia española en general,
como “una chusma vulgar y despreciable”. Según su biógrafo, considera que el “absolutismo
personal”[5]
es la única solución para España.
Hay uno o dos posibles pretendientes
más, pero tan poco recomendables como el propio Don Juan, candidato principal
con el que, durante algún tiempo, Franco ha estado tratando de llegar a un
acuerdo. Se supone, sin embargo, que el pretendiente es lo bastante inteligente
como para darse cuenta de que la corona descansaría con mayor sosiego sobre su
frente si no fuera Franco quien la colocase allí. Don Juan quiere mantener las
apariencias. Se diría que está esperando a que un grupo de generales urda una
revuelta palaciega o a cualquier otra oportunidad favorable. No obstante, todo
indica que se dan las circunstancias para un acuerdo amistoso entre monárquicos
y fascistas, tanto más fácil de alcanzar cuanto que algunos fascistas son monárquicos
y muchísimos monárquicos son fascistas.
En la tierra de nadie de
la lucha política española hay bastantes personajes sospechosos que no son ni
republicanos ni monárquicos, ni auténticos demócratas ni fascistas de verdad.
Tras la declaración de Potsdam
y la victoria del laborismo en Gran Bretaña, Franco y sus amigos se mostraron más
dispuestos que nunca a negociar con políticos españoles de esa calaña. Un
“gobierno de transición” como el que formarían les daría a los dirigentes
fascistas, en concreto, una oportunidad inmejorable de salvar no sólo el
pellejo, sino también el botín.
Han corrido rumores sobre
cambios inminentes en el régimen. Se ha informado de que se iban a realizar
todo tipo de reformas en cualquier momento. Cada reunión del gabinete de Franco
era motivo de nuevas especulaciones. Mientras tanto, Franco observaba la
situación internacional y ganaba tiempo.
Cuando se convenció de
que el gobierno laborista asumía de facto
las grandes líneas de la política de Churchill hacia España, y cuando el
Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, en su primera reunión, concluyó con
importantes desacuerdos, Franco cobró ánimo. Una vez más debió de tener la
impresión de que las democracias, al menos hasta la fecha, no pasaban de las palabras
a los hechos. Franco nombró de inmediato en puestos importantes a varios
falangistas declarados. Su gobierno hizo público un comunicado en el que
afirmaba haber tomado nota de la “violenta e inusual campaña orquestada en el
extranjero contra la España de Franco”[6]
y declaraba que dicha campaña estaba alentada por “el comunismo internacional”,
a pesar de lo cual el gobierno de Franco se reafirmaba en los principios
políticos que lo habían inspirado con ocasión de su levantamiento contra la
República en 1936 y lo inspiraban desde entonces.
En cuanto las democracias
adopten una posición más firme y la situación internacional parezca menos
favorable a Franco, los rumores y las conversaciones con esos turbios
personajes comenzarán de nuevo.
Estos tejemanejes han
engañado a algunas personas que no son hostiles a la España republicana. Se han
tragado la propaganda de Franco sobre el peligro de una guerra civil y miran con
buenos ojos la propuesta de “un gobierno de transición” integrado por
personalidades “aceptables para ambas partes”. No se dan cuenta de que a Franco
hay que aplicarle la misma política de rendición incondicional que se aplicó a
Hitler, y que un “gobierno de transición”, si llegara a constituirse, sería un
juguete de la reacción española y extranjera.
Ni que decir tiene que,
por atractiva que resulte para algunos círculos conservadores de Gran Bretaña y
los Estados Unidos una componenda de este estilo, su fruto no podría ser, en
gran medida, más que un gobierno sostenido por falangistas y con cierto apoyo
exterior, y rechazado por lo mejor de la democracia española.
Como resumen de la
situación que existía antes de la formación del gobierno laborista en Gran
Bretaña y del gobierno republicano español de Giral en México, Santiago
Carrillo dijo: “Convencidos de que la posición de Franco y la Falange es
insostenible, la reacción fascista española, con ayuda de sus compinches
británicos y estadounidenses, está preparando una combinación política diseñada
para escamotear al pueblo su República y su libertad, y mantener en el poder a
los mismos perros políticos, pero con distintos collares”[7].
Más recientemente, Pasionaria,
en nombre de los comunistas españoles, dirigió la siguiente advertencia a los
intrigantes: “En cuanto a quienes quieren encontrar una salida a la situación
actual a espaldas de los españoles con el pretexto de evitar el derramamiento
de sangre, les decimos que cualquier solución de ese tipo en contra de los
deseos del pueblo no evitará la lucha, sino que la hará más sangrienta”[8].
Los españoles quieren
decidir sobre sus propios asuntos y, en particular, no quieren que la marioneta
de Hitler en España sea reemplazada por un títere de la City de Londres o de
Wall Street.
Quienes en Gran Bretaña
deseamos de veras que la democracia se restablezca en España no debemos discutir
sobre si este partido o aquél tiene uno o dos ministerios en el gobierno. Debemos
hacer todo lo posible por privar a Franco de cualquier reconocimiento y ayuda,
y brindar todo nuestro apoyo a la democracia española de manera incondicional.
X.
Refugio nazi
Sólo los muy inocentes
pueden creer que con el juicio y la liquidación de los Goering, Hess y Cía. hemos asistido al final del fascismo alemán.
En realidad, los nazis no han abandonado toda esperanza de resurgir. Lo que no
lograron con la blitzkrieg, lo quieren
conseguir ahora por otros métodos. Y así han convertido a la España de Franco en
el nuevo cuartel general de la Internacional Fascista.
Existen numerosas pruebas
de que los dirigentes nazis, desde hace mucho tiempo, venían realizando
minuciosos preparativos con el fin de proteger a los cuadros fascistas, así
como de salvaguardar sus fortunas, planes que se llevarían a efecto en caso de
una derrota militar. En ese sentido, la España de Franco es, precisamente, la
base principal desde la que se están desarrollando dichos planes. Mucho antes
de que Franco llegara al poder, los alemanes habían organizado una gran red de
espionaje en ese país y habían logrado afianzarse sólidamente en la economía
española. En los últimos años, todo ese proceso se ha acelerado enormemente con
el apoyo activo del propio Franco.
El capital alemán ejerce
actualmente un control férreo de la economía española. Pravda afirma que de 5.000 empresas registradas en España en 1944,
la mitad estaban bajo control alemán directo o indirecto.
Los nazis están en España
por todas partes, y no sólo nazis del
tres al cuarto, sino también agentes especialmente adiestrados en la tarea
de preservar el fascismo y allanar el camino a la Tercera Guerra Mundial.
En enero de 1944, después
de una visita del vice Führer [Martin]
Bormann, Franco promulgó un decreto que permitía otorgar la nacionalidad
española a los extranjeros que hubiesen ayudado a su “movimiento”. Existen
noticias de que, cuando se produjo el hundimiento alemán, Franco, deprisa y
corriendo, otorgó la ciudadanía española a unos 30.000 alemanes, la mayoría de
los cuales nunca había estado en España durante la guerra civil. Se cree que el
número total de estos españoles ersatz[9]
ronda los 50.000, incluidos empresarios, políticos veteranos, saboteadores e,
indudablemente, algunos científicos nazis, expertos en bombas atómicas, etc.
Hasta los nazis más conocidos
que se encuentran en España, hombres cuyas actividades no dejan lugar a dudas,
siguen viviendo lujosamente, ya sea en completa libertad o bajo arresto
simulado. El New York Times informa de
que de los 300 espías nazis identificados por los aliados y pendientes de extradición,
unos 50 se mudaron a chalets en una zona de veraneo y a otros 25 se les dijo
que “se recluyeran voluntariamente”.
Herr Lazar, quien como
agregado de prensa alemán fue representante directo de Goebbels en España, no
tiene intención, naturalmente, de abandonar este país durante un tiempo. De
hecho, se está construyendo una piscina en su casa. Los exagregados militar,
naval y aéreo alemanes no han sido detenidos. Herr Albrecht, representante del
poderoso trust alemán AEG, se mueve con entera libertad y organiza a su antojo
campañas de propaganda contra las Naciones Unidas. Los nazis “desempleados”
reciben con regularidad subsidios de los fondos del Partido Nazi.
Franco nunca entregará a
los nazis por voluntad propia. Hemos visto cómo ha protegido a
colaboracionistas como Laval y Degrelle. Al cabo, se vio obligado a deshacerse
de Laval, pero es relativamente fácil negar cualquier responsabilidad cuando se
trata de nazis más o menos desconocidos.
Tampoco es fácil detectar
el capital alemán en España. El pasado 28 de mayo el corresponsal del Times en Madrid escribía lo siguiente: “La
impresión general en los círculos empresariales es que para cuando las propiedades
enemigas en España se hayan investigado por completo, una parte considerable estará
ya oculta”.
Algo que confirmaba un
corresponsal de Reuter el 11 de septiembre. “El proceso de investigación de estos
activos avanza lentamente –decía– y se ve, además, dificultado por los obstáculos
y maniobras alemanes, y por la renuencia
de las autoridades españolas”[10].
“Las solicitudes de
información que formulan las embajadas aliadas sobre empresas alemanas a menudo
quedan sin respuesta durante meses, tiempo en el que, sin embargo, no cesa el
proceso de ocultación del rastro alemán. Los aliados, hasta la fecha, no se han
incautado prácticamente de ningún activo que pueda engrosar el fondo de
reparaciones”.
“Los negocios alemanes se
han convertido en empresas españolas dirigidas por directores españoles, en las
que los cerebros alemanes ocupan puestos aparentemente irrelevantes, pero en
realidad cardinales”.
Un ejemplo paradigmático
lo constituye “Unicolor”, filial española de la corporación I.G. Farben. Ahora
es una empresa española y, con arreglo a la legislación española, los aliados
no pueden tocarla. No obstante, he aquí su consejo de administración: Esther Asselman, Ernst Von Steindorf, Dr.
Walter Fischbach, Juan Santigosa, Ernst
Fischer, Erich Fischer, Gustav Zabel, Josef Mayer-Speiss, José Planella,
Salvador Mayolas, Juan S. Pitlier, Felix
Koetgen, Tomás Casanovas y Juan Llorens.
Sin embargo, el auténtico
cerebro en la sombra de esta empresa es Herr
Ferdinand Birk-Crecelius[11],
que figura emboscado en un puesto administrativo carente de importancia. La
conclusión que extrae el corresponsal de Reuter es la siguiente: “Las empresas
permanecen, los alemanes permanecen, y siguen actuando con plena protección de
la ley española y de las autoridades españolas”.
XI.
Lo que podemos hacer
¿Cómo puede, pues, Europa
deshacerse de Franco y de la Falange? Para comenzar, se puede afirmar
categóricamente que la liberación de España no tiene por qué costar la vida de
un solo soldado británico. Una intervención armada de las Naciones Unidas
no será ni necesaria ni deseable.
Hasta la
fecha, Gran Bretaña y los Estados Unidos no se han resuelto a dar el paso
decisivo de retirar el reconocimiento diplomático al régimen de Franco. La
Unión Soviética y China, por otro lado, nunca lo han reconocido. Si Gran
Bretaña y los Estados Unidos se unieran a ellas, tal decisión contribuiría a que
los fascistas españoles se diesen cuenta de que su causa está irremediablemente
perdida.
Al mismo
tiempo, debe quedarles bien claro a los falangistas que las Naciones Unidas no
aceptarán en España un fascismo disfrazado, por muchos cambalaches que hagan de
personalidades o etiquetas. El fascismo no se convierte en democracia por la
mera añadidura de un rey fascistoide. Sólo cuando los partidos democráticos y
los sindicatos de los españoles puedan volver a funcionar libremente, España
podrá ocupar su lugar en el concierto de las naciones.
Curiosa anomalía
es que Gran Bretaña mantenga todavía a un embajador en Madrid y, sin embargo,
amenace a un gobierno antifascista en Bulgaria con no reconocerlo si las
elecciones no se celebran de determinada manera. Puede que los británicos no
tengan un conocimiento preciso de los acontecimientos políticos en Bulgaria,
pero sí saben que Franco es un fascista que ayudó a Hitler, y cualquier medida contra
él contará con su apoyo incondicional.
Para que una
ruptura diplomática con Franco sea plenamente efectiva, debe ir acompañada de
un bloqueo comercial. Mientras sus gobiernos se dedicaban a hacer desplantes
diplomáticos al régimen de Franco, las empresas británicas, francesas y
estadounidenses se lanzaban a una peligrosa carrera en busca de contratos en
España. En algunos casos, lamentablemente, los propios gobiernos han concluido
acuerdos muy importantes.
Ya conocemos
la ética del “aquí
no ha pasado nada” de aquellos banqueros e industriales británicos y
estadounidenses que ayudaron a armar a Alemania y Japón. No sería nada de
extrañar que algunas empresas que han estado haciendo lucrativos negocios en
España –donde, gracias al fascismo, los costes laborales son muy bajos–
terminen diciendo: “¡A Franco ni
tocarlo, que nuestro dinero está invertido allí!”. Una política exterior
democrática no debería prestar oídos a estos exponentes de la “libre
empresa”, sino que establecería un bloqueo económico contra Franco y la
Falange.
Lamentablemente, la herencia fascista en España quedó atada y bien atada, con la complicidad de la comunidad internacional. |
Si los
gobiernos actúan con lentitud, cabe dentro de lo posible que los pueblos tomen
la iniciativa en su lugar. Si los trabajadores de los puertos de Gran Bretaña y
los Estados Unidos decidieran no cargar ni descargar barco alguno con destino a
España o procedente de ella, se podría decir sin miedo a equivocarse que los días
del fascismo en España estaban contados. Y a la objeción de que tal acción
privaría a Gran Bretaña de alimentos ciertamente necesarios, respondemos que
una España democrática también suministraría esos productos, sin mezclar bombas
con naranjas.
Las medidas
contra Franco deben ir acompañadas de un apoyo incondicional a los demócratas
españoles, a quienes debe tratarse como a los espléndidos aliados que son. Serán
las circunstancias concretas las que determinen la mejor forma que habrá de
adoptar dicha ayuda. No obstante, parece evidente que los pasos inmediatos deban
ser el reconocimiento del gobierno republicano, la ayuda financiera y la cesión
de instalaciones y medios de radiodifusión.
La necesidad
más urgente es la acción conjunta de las Naciones Unidas para detener las
ejecuciones, las torturas y el encarcelamiento masivo de demócratas en España.
A Franco y a la Falange se les debe dejar claro, en términos que no admitan
ambigüedad alguna, que serán considerados responsables de todos los crímenes
cometidos bajo su autoridad. Además deberíamos asegurarnos de que el pueblo
español sepa que se les ha hecho tal advertencia.
Si Gran
Bretaña cumple su papel en la ayuda a la democracia española, habremos ganado otro
país europeo para la causa de la libertad y el progreso. Pero si fallamos, como
fallamos en los días de la guerra española, nos veremos viviendo cerca de un
centro de conspiración fascista que, en última instancia, puede llegar a poner
en peligro toda la estructura de la paz mundial. La responsabilidad recaería no
sólo sobre el gobierno británico, sino sobre cada organización progresista de
este país.
José Stalin
dijo una vez que “la
liberación de España del yugo de los reaccionarios fascistas no es sólo de la
incumbencia de los españoles, sino la causa común de toda la humanidad
progresista”. Esas palabras son tan ciertas ahora como lo fueron en
los días de la guerra española. La diferencia es que ahora hay muchos millones
más de personas que son conscientes de ello.
***
ANTES DE QUE
SEA DEMASIADO TARDE
Los refugiados
españoles que viven en Francia han sufrido nueve años de guerra contra Hitler,
de 1936 a 1939. Necesitan ayuda con mayor urgencia que otros pueblos de Europa
porque han padecido más.
Los servicios de
ayuda han indicado que en muchos casos los combatientes españoles de la Fuerzas
Francesas del Interior (FFI), sus viudas e hijos se están muriendo literalmente
por falta de alimentación adecuada y de medicinas. Puedes ayudar a salvarlos
enviando una donación a
INTERNATIONAL BRIGADE ASSOCIATION
14 Red Lion Square · London ·WC1
Necesitan tu ayuda inmediata
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