Preparate para gobernar

La clase explotadora siempre ha mantenido en la ignorancia, de una forma a otra, a los explotados. Que estos no piensen y, sobre todo, crean de sí mismos que no están capacitados para ello, es lo que permite que los primeros sigan viviendo a su costa sin demasiados problemas.

 

Antes de la Revolución Soviética, antes de que los trabajadores y campesinos demostraran que podían tomar el poder, gobernar y construir una potencia mundial, la condena era al analfabetismo. Después de entonces, los capitalistas se vieron obligados a facilitar a los productores el acceso a parte del bienestar que estos habían conquistado en la Unión Soviética, pero a través de la propaganda haciéndoles continuar creyendo que cada uno tiene su sitio en la estructura social y que se puede vivir bien trabajando para otros, para aquellos que se habían apropiado de la tierra, las fábricas e incluso de nuestra fuerza de trabajo.

Sobre todo, había que evitar que, a pesar de disponer del acceso al conocimiento, no tuvieran demasiado tiempo para utilizarlo ni ganas de hacerlo. Para conseguirlo, la ilusión del ocio, de la tecnología, de la información globalizada (y uniformada por las grandes cadenas mediáticas en las manos de las grandes corporaciones), han tenido un papel esencial.

El objetivo es que no pensemos, que nos dediquemos a ver la tele, a jugar a videojuegos, a perder el tiempo con el único e inutil avance tecnológico, que ahorremos para hacer turismo en vez de viajar, o que nos obsesionemos con ganar dinero para gastar cuanto más mejor. Todo para que no nos dé por gobernar, e incluso para que pensemos que eso solo lo pueden hacer unos cuantos (los mismos que controlan la economia, se apropian de los medios de producción, y se llevan la mayor parte de lo que la clase trabajadora produce).

Pocos trabajadores siguen pensando en lo básico ue es el estudio cotidiano, no el orientado a sacar una licenciatura o a aprobar un curso para obtener un trabajo, sino el estudio para uno mismo, para saber por qué suceden las cosas,  para ser el dueño de tus decisiones y actos, y, como dice uno de los versos de Bertolt Brecht, porque, en realidad, "lo que no sabes por cuenta propia no lo sabes".

Hay que recuperar el elogio del estudio, de la autoformación, más allá de la educación oficial orientada no solo a entrar en el engranaje de la producción de la que otros se aprovechan, sino a que dejemos a  los que viven y se enriquecen a nuestra costa, sigan controlando nuestras vidas. Hay que utilizar la tecnología que, en definitiva, nosotros producimos con nuestro trabajo, con el objetivo de nuestra emancipación, y no para seguir sometidos con la falsa y temporal sensación ( mientras los capitalistas así lo quieran) de ser más o menos felices y falsamente libres.

Al contrario, el objetivo que tenemos que recuperar, eludiendo y esquivando los cantos de sirena del capitalismo que nos narcotizan con teléfonos móviles de última generación, coches con nuevos diseños, televisiones digitales con miles de canales similares o mundos virtuales que evitan que vivamos en la realidad,  debe ser para la clase trabajadora, que seamos nosotros los que tomemos el poder.

Elogio del Estudio
(Bertolt Brecht)

 

Aprende lo más simple.

¡Nunca es tarde para aquellos

cuyo tiempo ha llegado!

Aprende al alfabeto. No alcanza

¡pero apréndelo! No te desanimes.

¡Empieza ya! ¡Debes saberlo todo!

Prepárate para gobernar.

Aprende, marginado, hombre del campo,

aprende, ocupante de la cárcel,

aprende, mujer atada a la cocina,

¡aprende sexagenaria!

Prepárate para gobernar.

Ven a la escuela, hombre sin techo.

El saber es para ti que tienes frío.

Hambriento: toma con fuerza el libro: es un arma.

Prepárate para gobernar.

¡No temas preguntar las cosas, camarada!

No te dejes influenciar,

averigua tú mismo.

Lo que no sabes por cuenta propia

no lo sabes.

Revisa la cuenta.

Eres tú el que la paga.

Pon el dedo sobre cada cifra.

Pregunta: ¿Cómo se llegó hasta aquí?

Prepárate para gobernar.