El estado de excepción registrado ayer en el barrio, al que se han desplazado cientos de unidades antidisturbios enviadas por el Ministerio de Interior, no ha logrado detener la movilización social que crece imparable y comienza ya dar sus frutos frente al totalitarismo institucional.
Lo acontecido durante estos cinco días de revueltas, no puede ser explicado con simplezas como las de la prensa o mentiras como las de instituciones y ayuntamiento, si no con realidades y verdades como puños.
Lo que comenzó como una protesta vecinal contra el proyecto de realización de un bulevar en la calle vitoria en Gamonal, obra impuesta desde una postura totalitaria y que durante meses los vecinos han rechazado en numerosas movilizaciones y manifestaciones, se ha convertido en una expresión del descontento generalizado.
No vamos a detallar las lindezas de este proyecto, simplemente con una mínima racionalidad, se evidencia un intento más,en estacomo en otras ciudades, de mantener la especulación urbanística y el fomento de la corrupción generalizada de la clase política, aumentando aun más los beneficios de las clases dominantes frente al pueblo.
En este caso, frente a un barrio de vecinos, obrero, ahogado en facturas, impuestos, multas,
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hipotecas sin pagar, desahucios y con una cifra de parados que llega hasta 18.000 personas. Hasta ahora nada diferente a lo que está ocurriendo a nivel estatal, a raíz de la famosa crisis, en la cual las diferencias sociales se han hecho abismales.
Por ello lo acontecido durante estos días no solo es el rechazo de todo un pueblo a un proyecto de especulación urbanística,que costará al barrio trastornos de aparcamiento, tráfico y 8 millones de euros, de los cuales ningún vecino verá beneficio alguno, solo los años que condenaran a generaciones y generaciones a costear obras faraónicas y engordar las saneadas cuentas de empresarios y políticos corruptos. El rechazo supone muchas más cosas, es la expresión de rabia colectiva, rabia en los jóvenes que no ven futuro alguno en estas condiciones, de los mayores que con tristeza, se han dado cuenta de que todos los supuestos derechos que tanto sudor y sangre han costado conseguir, en menos de 6 años se han ido al garete, y sobre todo la prepotencia e intolerancia del poder que domina e impone, sin escuchar a nada ni a nadie. Ellos hacen las leyes, blindan la democracia para preservar sus privilegios, y la realidad es que si los incidentes del pasado viernes no hubieran ocurrido, jamás nadie nos habría escuchado. La paz social la han roto ellos y no los jóvenes violentos encapuchados como algunos quieren hacernos creer, en el barrio todos sabemos lo que pasa, estamos unidos, no tenemos miedo a dar la cara.
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En su nombre se justifican todo tipo de atrocidades, entre ellas los dos jóvenes del barrio y no de la kaleborroka o de fuera como algunos continúan tratando de sostener, enviados ayer a prisión preventiva.
La lucha debe continuar y las revueltas extenderse a otras ciudades del estado y porque no, del resto del mundo. El descontento de estos días no solo es por las obras del bulevar, aquí hay muchos más motivos, la lucha es por una vida digna, por nuestros derechos y preservar y dotar de significado a la palabra LIBERTAD.
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