15 de enero de 2014

Toda poesia es hostil al capitalismo (Juan Gelman)

toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial

puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que

en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra

manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo

nos separaron de la grey no sé que será de nosotros
conservadores comunistas apolíticos cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo


Juan Gelman (3 de mayo de 1930-14 de enero de 2014) ha fallecido en México el Distrito Federal, ciudad en la que residía desde 1988 junto a su esposa, Mara La Madrid.

Ya a los ocho años escribió su primer poema que se publicó en la revista Rojo y Negro, que tenía una línea editorial identificada con las ideas libertarias y de izquierda. Ingresó en la Federación Juvenil Comunista a los 15 años, cuando la Unión Soviética emergía triunfante tras derrotar al nazismo en la Segunda Guerra Mundial y el peronismo irrumpía en la escena política nacional. Se propuso estudiar química en la UBA tras recibirse de bachiller, pero al poco tiempo dejó para formar el grupo de poesía Pan Duro, una agrupación literaria integrada por jóvenes del Partido Comunista. Los textos que producían en Pan Duro, durante los años `50, combinaban la lírica con la denuncia a los explotadores, los dueños de la tierra y poseedores del capital. Hacia fines de esa década, la influencia de la Revolución cubana se hizo cada vez más fuerte en la izquierda argentina, que comenzaba a plantearse la posibilidad de la lucha armada como la única posibilidad de cambiar la realidad.

Durante la presidencia de José María Guido –que asumió como presidente tras el derrocamiento de Frondizi-resultó encarcelado junto a un grupo de escritores por pertenecer al Partido Comunista. Ese breve paso por la cárcel, sumado a la postura ambivalente que sostenía el partido en relación a Cuba y la lucha armada, lo aceraron a los grupos disidentes de la línea oficial para acercarse a un peronismo entonces perseguido e ilegalizado. Así fue que Gelman ingresó en las Fuerzas Armadas Peronistas, una organización surgida de un grupo de militantes de izquierda que pretendían dar un apoyo logístico desde Argentina a la guerrilla del Che instalada en Bolivia. En 1973, poco después de las elecciones que posibilitaran el retorno del peronismo al gobierno tras 18 años de proscripción con la victoria del candidato del FREJULI, Héctor Cámpora, las FAR se fusionan con Montoneros, la organización armada más influyente de entonces.

Gelman pasó a integrar un lugar de importancia en la conducción de Montoneros, primero como un referente de superficie, y luego, cuando la organización ingresó en la clandestinidad, se dedicó a denunciar los crímenes de la Triple A en el exterior. Residente en Roma desde principios de los `80, pasó a trabajar para la UNESCO como traductor, mientras comenzaba la búsqueda de sus hijos Nora y Marcelo, y también de María Claudia García (nuera), todos ellos secuestrados por la dictadura y que permanecían desaparecidos.

Eligió radicarse en México, donde en 1989 lo encontró el indulto de Carlos Menem, una medida que incluyó a militares genocidas a otros antiguos jefes guerrilleros, y que Gelman rechazó por igualar a las víctimas con sus asesinos:

“Me canjean por los secuestradores de mis hijos, y por otros miles de muchachos y militantes que ahora son también mis hijos”.

Desde entonces, la búsqueda de sus hijos y su nuera se convirtió en la causa que abrazó con el mismo fervor que le dedicó a la militancia revolucionaria. Halló el cuerpo de su hijo en 1990, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, que dio con sus restos en San Fernando. Ocho años después, descubrió que su nuera había sido trasladada a Uruguay en el marco del Plan Cóndor, el proyecto represivo que coordinaron las dictaduras del cono Sur.

Reclamo una investigación a los presidentes uruguayos, Julio María Sanguinetti y Jorge Battle para dar con la identidad de su nieta, y en 2000, Gelman pudo reunirse con ella. En 2008, los autores del secuestro y muerte de su hijo fueron condenados en la causa que se instruyó por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención automotores Orletti. Gelman nunca pudo dar con el paradero de su hija Nora, que hasta el día de hoy permanece desaparecida.

Datos de la biografía de Contrainjerencia

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