25 años después, y tras la extensión por toda Europa, incluyendo los paises de la antigua Unión Soviética, del salvaje neoliberlismo que ha sometido bajo su bota a la clase obrera europea, hay que reconstruir cuanto antes el muro antifascista. Desde que fue derribado, en aquel aciago 9 de noviembre de 1989, la clase trabajadora de ambos lados del antiguo muro no para de sufrir constantes agresiones contra sus derechos y dignidad. No obstante, se trataba del muro de carga que soportaba el peso de las escasas conquistas laborales y sociales que había alcanzado la clase obrera occidental en la Europa pisoteada por la barbarie de los pocos, además de ser el muro de contención que protegía de la amenaza de la barbarie capitalista a los obreros del otro lado.
El muro de Berlín solo debería haber caído para que el Socialismo se extendiera hacia los países sometidos a la dictadura del capital, y no viceversa. Representaba la garantía contra el fascismo, y su derrumbe significó que los delincuentes económicos volvieran a tomar el poder en los países socialistas y que no tuvieran ya límite alguno para sus tropelías en los países capitalistas.
Por eso, dos décadas después del final del muro antifascista, no hay duda de que los obreros de toda Europa deberían volver a ponerlo en pié, aunque esta vez alrededor de las cárceles donde habría que haber encerrado a todos los fascistas, también a los de la parte occidental, hace mucho tiempo (y cuando digo fascistas, me refiero tanto al fascista sincero, al que no esconde sus intenciones y desprecio hacia la clase obrera, como al que lo ha disimulado desde la Segunda Guerra Mundial tras el maquillaje democrático).
La República Democrática de Alemania nació como consecuencia de la creación, el 23 de mayo de 1949, de la República Federal de Alemania por parte de las potencias capitalistas, herederas y continuadora de la ideología de la Alemania Nazi; es decir, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Esta acción unilateral de las potencias capitalistas, como muchas otras que plasmaban la división de Alemania a largo plazo, violaba de forma flagrante los acuerdos de Postdam con la Unión Soviética, en los que se decía que todas las decisiones tomadas respecto a Alemania debían hacerse por consenso. Este consenso debía llevar al objetivo de la unificación de Alemania y a la celebración de un tratado de paz. Sin embargo, el 2 de diciembre de 1946, los Estados Unidos y Gran Bretaña, en una clara agresión contra la URSS y el socialismo, unieron sus dos zonas de influencia, haciendo saltar por los aires el consenso al que se refería el tratado de Postdam. En mayo de 1947 en esta Bizona se estableció un Consejo Económico, un comité ejecutivo y otros organismos independientes como un Tribunal Supremo y un Banco Central. En 1948 se incorporó también la zona de influencia francesa y nació la Trizona. El 20 de junio de 1948, las potencias occidentales hicieron una reforma monetaria independiente, se interrumpieron las relaciones económicas con la parte bajo influencia soviética, y la práctica del comercio con dicha zona pasó a hacerse, de hecho, entre dos estados independientes.
Poco tiempo después el militarismo imperialista formó la OTAN bajo la égida de EE.UU e incorporó a la RFA a esta organización criminal. En respuesta a ello, la RDA ingresó al Pacto de Varsovia, acuerdo militar de los países socialistas creado después de la OTAN, como respuesta a esta evidente agresión contra el Socialismo, continuadora de las políticas nazis hacia la Unión Soviética.
La RFA, que pretendía ser reconocida como única representante de toda Alemania, no reconoció a la RDA como estado y usó Berlín para intentar descomponer el estado socialista. Promovió un embargo, estableció campos especiales para empujar la emigración de ciudadanos de la RDA hacia el Oeste, drenando personal calificado, diseñó políticas de erosión económica usando un tipo de cambio especial, facilitó una militarización desaforada de Berlín Occidental, donde los servicios de inteligencia realizaban permanentes operaciones de desestabilización del «enemigo». Todo esto se llevaba adelante aprovechando el hecho que en ese sector no había frontera estatal entre los dos estados alemanes. Se generaron así momentos de confrontación con riesgos de convertir la guerra fría en guerra abierta.
Aún una vez creada la RFA y posteriormente, y como consecuencia, la RDA, Stalin en 1952 y Beria en 1953 ofrecieron, bajo la premisa de la desmilitarización, (para ello la Unión Soviética estaba dispuesta a retirar sus tropas de la RDA), una Alemania unida, democrática, desmilitarizada y neutral, como ocurriría en 1955 con Austria, que también estaba bajo ocupación compartida. Pero las potencias capitalistas no estaban dispuestas a retirarse de la RFA, porque ya habían planeado una política de bloques con la creación de la OTAN, que perseguía la confrontación con la Unión Soviética y continuar con los planes nazis de destruir el comunismo.
En 1958, la Unión Soviética propuso también que
Berlín Occidental se convirtiera en una ciudad libre y desmilitarizada,
con un status reconocido internacionalmente, con independencia
garantizada por todas las partes. El sentido de esta propuesta era
superar ese peligroso foco de conflictos. Se instaló una Conferencia en
Ginebra en 1959, pero la propuesta fue dejada caer por las potencias
occidentales.
En medio de ese desarrollo de crecientes tensiones, en 1961, el Pacto de Varsovia, resolvió el establecimiento formal de la frontera entre los dos estados: la RDA y la RFA.
En medio de ese desarrollo de crecientes tensiones, en 1961, el Pacto de Varsovia, resolvió el establecimiento formal de la frontera entre los dos estados: la RDA y la RFA.
Ese es el origen del Muro: es la instalación de los límites fronterizos entre dos estados, miembros de dos bloques militares enfrentados tras la política agresiva y violenta de los continuadores de las políticas nazis hacia la Unión Soviética y el Socialismo.
Un político alemán federal, de reconocidas posiciones reaccionarias, Franz Josef Strauss, escribió años después de los hechos que "con la construcción del muro, la crisis, ciertamente de un modo no positivo para los alemanes, pudo considerarse no solo bajo control sino efectivamente cerrada".
Estos innumerables actos de agresión llevaron al gobierno de la RDA en 1961 a construir el muro antifascista de Berlín. Las razones fueron muchas pero destacamos las siguientes:
- Miles de personas vivían en Berlín Este disfrutando de alquileres bajos y alimentos baratos sin pagar impuestos al Estado, pero iban a trabajar al oeste donde los sueldos eran más altos y dejaban el producto de su trabajo en beneficio de la RFA.
- Luego estaban los contrabandistas occidentales que se hacían ricos a costa de la RDA, cambiaban sus marcos del oeste por los del este, entraban en la RDA, compraban objetos como cámaras fotográficas y las revendían en la RFA más caras.
- Había también que cortar la fuga de cerebros que se formaban en la RDA con todos los costes que ello supone y que luego se iban a trabajar a la RFA, país que obtenía el fruto de su trabajo; en la RFA remuneraban de forma desigual a los trabajadores según su formación profesional, pagaban muy bien a los empleados con una formación profesional muy alta, pero no hacían lo mismo con los trabajadores sin cualificación. Consecuencia: en la RDA se quedaban los trabajadores menos cualificados y a la RFA iban a trabajar los mejores cualificados.
Todo esto y aún más, supuso en diez años la pérdida de 35 mil millones de marcos para la RDA que se podían haber invertido en un aumento de la calidad de vida de sus trabajadores.
Por todo ello, la construcción del muro fue un éxito, sobre todo a corto y medio plazo, porque la economía se estabilizó al cortarse la sangría de recursos financieros y humanos y empezó a crecer más rápidamente que en la RFA. Gracias al muro, la RDA no sucumbió política y económicamente y llevó a los países capitalistas a mitigar su política de confrontación contra los países socialistas y a un grado de distensión entre Estados Unidos y la URSS, que de no ser así, podría haber acabado en una guerra directa con las consecuencias desastrosas que ello hubiera tenido.
A largo plazo, el muro tuvo unas consecuencias muy negativas para el movimiento comunista y los países socialistas. La propaganda burguesa lo convirtió, ocultando las verdaderas causas de su origen, en símbolo de la supuesta tiranía comunista en los países del este de Europa, y su caída fue vista como una victoria del capitalismo sobre el comunismo. Los burgueses y sus gobiernos no tardaron en lanzarse a proclamar el fin de la historia, debido a que la demolición del muro se llevó por delante a la RDA y a todo el bloque de influencia soviética.
Finalmente, en 1989, como consecuencia de la constante agresión occidental, pero, sobre todo, y esto es lo que han de entender los comunistas con vistas a organizar la respuesta a los desmedidos ataques de la clase explotadora en todo el mundo, a causa del triunfo del revisionismo interior en los paises socialistas, donde se había erigido una élite precapitalista con carnet del partido, que fue la que estuvo encantada del retorno al capitalismo, tras haber previamente olvidado y desactivado la esencia de todo sistema comunista, es decir, la movilización de las masas, la pervivencia constante de la lucha de clases, el muro de Berlín cayó, y con él todos los estados de los trabajadores, desde la RDA, Albania, Rumania o la propia URSS, provocando un terremoto social que afectaría a la clase obrera mundial.
Por lo tanto, queda claro quienes fueron los
que querían dividir Alemania y qué fines buscaban. Pero no todo salió
como el capitalismo deseaba, ya que no se puede borrar la memoria de la
gente, y esta memoria se transmite a las generaciones siguientes que
siguen siendo explotadas por el capitalismo.
La clase trabajadora, hoy, sufre todavia las consecuencias de aquel final: la clase capitalista, relajada ya y sin enemigo a la vista, lleva a cabo una ofensiva contra la clase obrera brutal, recortando salarios, derechos y, sobre todo, toda la dignidad que había conquistado más de un siglo de lucha. No obstante, mientras los trabajadores occidentales ven como su relativo "bienestar" desaparece por momentos, los de los paises socialistas, que vivieron la experiencia de una sociedad sin desempleo, con las necesidades y derechos básicos cubiertos y que garantizaba una vida cultural, tiempo libre y trabajo estables (a pesar de que no era realmente una sociedad totalmente socialista, por la desmovilización intencionada de las masas), echan cada vez más de menos, después de que muchos picaran el anzuelo del mito del paraiso capitalista en los años 90, los tiempos socialistas. Recientemente, por ejemplo, en la actual Alemania, en la parte que fue antes de 1989 socialista, la nostalgia de los tiempos del muro es cada vez más poderosa.
La clase trabajadora, hoy, sufre todavia las consecuencias de aquel final: la clase capitalista, relajada ya y sin enemigo a la vista, lleva a cabo una ofensiva contra la clase obrera brutal, recortando salarios, derechos y, sobre todo, toda la dignidad que había conquistado más de un siglo de lucha. No obstante, mientras los trabajadores occidentales ven como su relativo "bienestar" desaparece por momentos, los de los paises socialistas, que vivieron la experiencia de una sociedad sin desempleo, con las necesidades y derechos básicos cubiertos y que garantizaba una vida cultural, tiempo libre y trabajo estables (a pesar de que no era realmente una sociedad totalmente socialista, por la desmovilización intencionada de las masas), echan cada vez más de menos, después de que muchos picaran el anzuelo del mito del paraiso capitalista en los años 90, los tiempos socialistas. Recientemente, por ejemplo, en la actual Alemania, en la parte que fue antes de 1989 socialista, la nostalgia de los tiempos del muro es cada vez más poderosa.
Por ello, cada vez más trabajadores piden el regreso del muro: un muro, no como sujeto físico, como acto defensivo de los trabajadores contra la agresión de los herederos del nazismo, sino como acto simbólico, paredón donde los combatientes por una humanidad sin explotación del hombre por el hombre pongan fin definitivamente a las bestias que atesoran privilegios y riquezas a costa de la miseria de los que trabajan. Un muro que encierre para siempre a todos aquellos que creen que la libertad es vivir a su capricho, a su antojo, en lugar de estar basada sobre los dos pilares esenciales para que podamos hablar de libertad humana, y no de la libertad de las bestias: la solidaridad y la igualdad.
!Queremos que vuelva el muro! We want the wall back! !Libertad, igualdad y fraternidad!
3 comentarios:
A pesar de que los mass media nos lo presentan como una celebración no lo es ; es un funeral para la clase trabajadora ; para esta a partir de ese momento se empezó a derrumbar el sistema del bienestar nacido por una necesidad estratégica de las élites occidentales para crear un escaparate de cara al mundo comunista ; Después ese escaparate se ve innecesario y la élites lo comienzan a derrumbar para llevarnos de nuevo al viejo orden mundial de antes de la revolución francesa ; es decir , al absolutismo , al feudalismo de nuevo
De donde sacas la información?
Mira los links incluidos en el texto.Saludos Rojos
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