Casi 140.000 españoles se han exiliado en los últimos dos años

Por fin el Gobierno ha publicado datos oficiales sobre los españoles que se están marchando fuera del país debido a la crisis económica. Sólo en los dos últimos años, con Mariano Rajoy ya al frente del Ejecutivo (2012 y 2013), casi 140.000 ciudadanos se han "exiliado" buscando mejores perspectivas profesionales.

Jóvenes españoles exiliados en la Plaza de España en Bruselas

Así se recoge en una respuesta parlamentaria del Ejecutivo al diputado y actual secretario general del Grupo Socialista, Miguel Ángel Heredia, donde además se aprecia que "la huida" de los españoles continúa al alza, y que empieza a ser el horizonte que se plantean muchos jóvenes por la falta de trabajo en España o la precariedad laboral que existe.

En concreto, según datos oficiales, en 2012 se fueron de España 57.267 ciudadanos nacidos aquí, y el número subió a 79.306 en 2013. En total: 136.573. El incremento de 2012 a 2013 es espectacular: más de un 38%. 

Madrid y Catalunya lideran el exilio juvenil. En la comunidad madrileña casi 20.000 españoles decidieron emigrar a otros países el pasado año, y casi 15.000 en la comunidad catalana.


Según algunos cálculos, son más de 400.000 los españoles que se han ido fuera de España desde el inicio de la crisis, con los gobiernos del PSOE y el PP, en un creciente exilio que el Gobierno, sin embargo, esconde tras el eufemismo "movilidad exterior",  a pesar de que en gran parte de las ocasiones los jóvenes emigrantes se encuentran en una situación penosa en los paises de destino: tras huir del desastre económico y la ausencia de empleo en su país, son tratados como ciudadanos de tercera en los estados de destino y, a veces, viviendo en condiciones miserables.

En realidad, la emigración nunca es un asunto meramente económico, como muchas veces se hace creer, sino político, pues toda decisión de huir de tu casa a buscarte la vida fuera, sin saber lo que vas a encontrar, es causa de decisiones políticas estructurales propias de un sistema fracasado, en caída libre, y que necesita, sin duda alguna, ser sustituido por otro en el que las decisiones se tomen no solamente pensando en los intereses de unos pocos, los capitalistas, los que se apropian de la riqueza, sino en los de los de la mayoría que la producen y son actualmente despojados de ella.