En el primero, una entrada aparecida en "Identidad Andaluza", se analiza cual es el problema, quienes son los verdaderos barcos peligrosos y las causas de la reaccion de los somalis. La historia con la que termina el articulo, la del pirata que vivió en siglo IV antes de JC, resume mejor que ninguna la guerra contra la pirateria entonces y ahora. El pirata había sido capturado y llevado delante de Alejandro el Grande, que quería saber “lo que esperaba conseguir manteniendo el control de los mares”. El pirata sonrió, y respondió: “Lo que esperáis vos apoderándoos de la toda tierra; pero como yo lo hago con un pequeño barco, soy un ladrón, mientras que vos que lo hacéis con una gran flota, os llaman emperador”.
El segundo es el analisis de Ernesto Carmona de un articulo del periodista Johan Hari, "Le estan mintiendo sobre los piratas", publicado el pasado 4 de enero de 2009 en el diario Huffington Post. Lo podeis leer en el blog amigo y combatiente por la verdad SOCIALISMO YA.
Con esta informacion podemos empezar a preguntarnos, como el pirata ante Alejandro Magno, quienes son realmente los ladrones.
LA PIRATERÍA EN SOMALIA NACIÓ PARA PROTEGER EL PAÍS DEL SAQUEO OCCIDENTAL
"En 1991, el Gobierno de Somalia se hundió. Los nueve millones de habitantes del país viven desde entonces a borde del hambre. Pero numerosas organizaciones occidentales de la peor especie han aprovechado esta situación para pillar los recursos alimenticios del país y deshacerse de residuos nucleares en las aguas somalíes.
Leyeron bien: residuos nucleares. En cuanto el Gobierno desapareció, misteriosos buques europeos comenzaron a aparecer frente a las costas de Somalia, tirando barriles en el océano. La población costera comenzó a caer enferma. Inicialmente, los habitantes tuvieron erupciones cutáneas extrañas, náuseas y nacieron bebés deformados. Luego, después del maremoto de 2005, cientos de estos barriles llegaron a las playas, se rompieron y dejaron fluir los productos que contenían. La gente comenzó a presentar síntomas de irradiación, y más de 300 personas murieron. Ahmedou Ould-Abdallah, enviado de Naciones Unidas en Somalia, declaró: “Alguien tira materiales nucleares aquí”. Hay también plomo, metales pesados como el cadmio y el mercurio. “Siguiendo la procedencia de una gran parte de estos residuos nos lleva hasta hospitales y fábricas europeas, que parecen confiarla a la mafia italiana para quitarse de encima estos residuos al menor coste posible”. Cuando pregunté al Sr. Ould-Abdallah qué es lo que los gobiernos europeos habían decidido hacer al respecto, me respondió suspirando: “nada. No hay limpieza, no hay ninguna indemnización y no hay ninguna acción de prevención”.
Al mismo tiempo, otros buques europeos pillaban las aguas somalíes de su recurso más importante: la pesca. Hemos destruido nuestros stocks de pescados por la sobreexplotación -y hoy cogemos los suyos. Los grandes barcos que pescan ilegalmente frente a la costa de Somalia capturan cada año más de 300 millones de dólares de atunes, camarones, langostas y otras especies en estas aguas desprovistas de protección. Los pescadores locales perdieron repentinamente sus medios de subsistencia y se mueren de hambre. Mohammed Hussein, un pescador de la ciudad de Marka, a 100 km al sur de Mogadiscio, declaró a la agencia Reuters: “Si no se hace algo, pronto no habrá peces en nuestras aguas costeras”.
Este es el contexto en el que estos hombres a los que llamamos “piratas” aparecieron. Todo el mundo está de acuerdo en que fueron simples pescadores los primeros que utilizaron sus lanchas rápidas para intentar disuadir a los barcos y los barcos-basura, o por lo menos imponerles un “impuesto”. Estos pescadores se designan a sí mismos como los Voluntarios de los Guardacostas de Somalia -y no es difícil comprender por qué. En una entrevista surrealista realizada por teléfono, uno de los líderes de los piratas, Sugule Ali, declaró que su motivo era “parar la pesca ilegal y que tiren residuos en nuestras aguas… Nosotros no nos consideramos bandidos de los mares. Consideramos que los bandidos de los mares [son] los que pescan ilegalmente y utilizan nuestros mares como una descarga de basuras y echan sus residuos en nuestros mares y vienen [a navegar] armados en nuestros mares”.
No, eso no justifica la toma de rehenes. Sí, algunos de ellos pueden ser sin duda alguna gangsters -en particular los que se apoderaron de las entregas del Programa Mundial de Alimentos. Pero los “piratas” tienen el apoyo de la población local por una buena razón. La página web de la prensa independiente somalí Wardher News realizó la mejor investigación de la que dispongamos sobre lo que piensan la población somalí. Sus resultados indican que el 70% “apoyan firmemente la piratería como forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país”. En América, durante la guerra de independencia, George Washington y los padres fundadores pagaban a piratas para proteger las aguas territoriales americanas, porque no disponían de su propia marina o de guardacostas. La mayoría de los americanos apoyaban esta práctica. ¿Es tan diferente?
¿Esperamos que los somalíes que se mueren de hambre permanezcan pasivamente en sus playas chapoteando en nuestros residuos nucleares, que nos observen capturar su pescado para comerlo en los restaurantes de Londres, París o Roma? No hemos reaccionado contra esos crímenes -pero cuando los pescadores han respondido desorganizando el canal de navegación por el cual transita un 20% del suministro mundial de petróleo, hemos empezado a gritar con indignación. Si queremos realmente luchar contra la piratería, deberíamos poner fin a sus causas profundas -nuestros crímenes- antes de enviar nuestras cañoneras erradicar a los criminales somalíes.
Es otro pirata, que vivió en siglo IV antes de JC, quién mejor resumió la historia de esta guerra contra la piratería. Había sido capturado y llevado delante de Alejandro el Grande, que quería saber “lo que esperaba conseguir manteniendo el control de los mares”. El pirata sonrió, y respondió: “Lo que esperáis vos apoderándoos de la toda tierra; pero como yo lo hago con un pequeño barco, soy un ladrón, mientras que vos que lo hacéis con una gran flota, os llaman emperador”. De nuevo, nuestra gran armada imperial cruza los océanos, ¿pero quién es el ladrón?
Al mismo tiempo, otros buques europeos pillaban las aguas somalíes de su recurso más importante: la pesca. Hemos destruido nuestros stocks de pescados por la sobreexplotación -y hoy cogemos los suyos. Los grandes barcos que pescan ilegalmente frente a la costa de Somalia capturan cada año más de 300 millones de dólares de atunes, camarones, langostas y otras especies en estas aguas desprovistas de protección. Los pescadores locales perdieron repentinamente sus medios de subsistencia y se mueren de hambre. Mohammed Hussein, un pescador de la ciudad de Marka, a 100 km al sur de Mogadiscio, declaró a la agencia Reuters: “Si no se hace algo, pronto no habrá peces en nuestras aguas costeras”.
Este es el contexto en el que estos hombres a los que llamamos “piratas” aparecieron. Todo el mundo está de acuerdo en que fueron simples pescadores los primeros que utilizaron sus lanchas rápidas para intentar disuadir a los barcos y los barcos-basura, o por lo menos imponerles un “impuesto”. Estos pescadores se designan a sí mismos como los Voluntarios de los Guardacostas de Somalia -y no es difícil comprender por qué. En una entrevista surrealista realizada por teléfono, uno de los líderes de los piratas, Sugule Ali, declaró que su motivo era “parar la pesca ilegal y que tiren residuos en nuestras aguas… Nosotros no nos consideramos bandidos de los mares. Consideramos que los bandidos de los mares [son] los que pescan ilegalmente y utilizan nuestros mares como una descarga de basuras y echan sus residuos en nuestros mares y vienen [a navegar] armados en nuestros mares”.
No, eso no justifica la toma de rehenes. Sí, algunos de ellos pueden ser sin duda alguna gangsters -en particular los que se apoderaron de las entregas del Programa Mundial de Alimentos. Pero los “piratas” tienen el apoyo de la población local por una buena razón. La página web de la prensa independiente somalí Wardher News realizó la mejor investigación de la que dispongamos sobre lo que piensan la población somalí. Sus resultados indican que el 70% “apoyan firmemente la piratería como forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país”. En América, durante la guerra de independencia, George Washington y los padres fundadores pagaban a piratas para proteger las aguas territoriales americanas, porque no disponían de su propia marina o de guardacostas. La mayoría de los americanos apoyaban esta práctica. ¿Es tan diferente?
¿Esperamos que los somalíes que se mueren de hambre permanezcan pasivamente en sus playas chapoteando en nuestros residuos nucleares, que nos observen capturar su pescado para comerlo en los restaurantes de Londres, París o Roma? No hemos reaccionado contra esos crímenes -pero cuando los pescadores han respondido desorganizando el canal de navegación por el cual transita un 20% del suministro mundial de petróleo, hemos empezado a gritar con indignación. Si queremos realmente luchar contra la piratería, deberíamos poner fin a sus causas profundas -nuestros crímenes- antes de enviar nuestras cañoneras erradicar a los criminales somalíes.
Es otro pirata, que vivió en siglo IV antes de JC, quién mejor resumió la historia de esta guerra contra la piratería. Había sido capturado y llevado delante de Alejandro el Grande, que quería saber “lo que esperaba conseguir manteniendo el control de los mares”. El pirata sonrió, y respondió: “Lo que esperáis vos apoderándoos de la toda tierra; pero como yo lo hago con un pequeño barco, soy un ladrón, mientras que vos que lo hacéis con una gran flota, os llaman emperador”. De nuevo, nuestra gran armada imperial cruza los océanos, ¿pero quién es el ladrón?
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