Señores, es que Miguel Hernandez (en la foto recitando ante las tropas republicanas en la Guerra Civil) era comunista, como Lorca, como Alberti, como Gabriel Celaya, como Cortazar, como Pablo Neruda (que escribio una conocida oda a Stalin incluso), como Benedetti, como Roque Dalton, como Juan Gelman, como Bertold Brecht, como Picasso, como Sartre, como Gioconda Belli, Angel Gonzalez, Jorge Guillen, Jorge Riechman, Labordeta, Eduardo Galeano, Garcia Marquez, Gorki, Bajtin, Fo, Pinter, Aragon, Eluard, Luis Cernuda, Jose Bergamin, Chaplin -perseguido por ello en EEUU-, Buñuel, Hemingway -defensor de la Revolucion cubana-, Dashiel Hammet, Alfonso Sastre y tantos y tantos creadores, de los que se me olvidan ahora miles, que por mucho que a la algunos les gustaria imaginar que son neutrales son comunistas..., mas o menos activos, y en cualquiera de sus diversas expresiones politicas... Eso si, son cualquier cosa menos neutrales.
Asi que, ante la comodidad de los consumidores de cultura que se sienten mas comodos imaginando que Neruda, por ejemplo, o el mismo Miguel Hernandez, eran solo escritores de poemas de amor, lo mejor es gritar lo mas alto posible que principalmente eran poetas comunistas, ademas de activistas, politicos en gobiernos revolucionarios -como Neruda-, y combatientes contra los nazis y los franquistas, como el caso de Miguel Hernandez, ambos luchadores por un mundo mejor donde la injusticia no exista y donde los lectores de poemas sean participantes activos del cambio y no simples receptores de creaciones en conserva y convenientemente desideologizadas.
Vaya con Publico, que a pesar de ocupar el espacio mas hacia la izquierda del espectro mediatico español, sigue intentando que el mundo sea a la medida de los vendedores del capitalismo y la desmovilizacion.
Os dejo con la opinion de Rafael Reig, ante la carta de un lector...
ES QUE FUE COMUNISTA
La petición de rehabilitación de Miguel Hernández por parte de su familia es justa, pero contradictoria, ya que pedir la nulidad de una sentencia franquista puede estar dando legitimidad al tribunal que la dictó. Somos muchos los que pensamos que una condena de un régimen dictatorial no debe considerarse una derrota, sino más bien una farsa. Al margen de cuestiones políticas, lo más importante es que los hermosos versos de Miguel Hernández sigan ayudando a la formación de los niños en los colegios; algo que sería igualmente deseable para otros grandes escritores españoles que en plena democracia aún son valorados en función de su ideología y no de su buena literatura.
Manuel C.G., Madrid
El problema es la ilegitimidad del régimen franquista. No sólo de los procesos penales, sino también de la rapiña patrimonial (que ha quedado al margen de la Ley de Memoria) y hasta de los tribunales de oposición a cátedra, por ejemplo. Para todo eso, creo yo, es necesario impugnar la transición, así que usted me dirá.
A mí modo de ver, los poemas de Miguel Hernández son inseparables de su compromiso político. Como todos los poemas de todos los poetas. “Al margen de cuestiones políticas”, como dice usted, sólo puede hacerse una lectura fraudulenta de Miguel Hernández: la política es medular en su poesía y en su vida. Esto no es que lo diga yo, él mismo lo afirma y lo hizo verdad en sus versos. Si usted cree que se puede separar “su buena literatura” de “su ideología”, en mi opinión, o no lo ha leído o no lo ha entendido ni por el forro o quiere engañar a esos “niños en los colegios”. La infamia añadida y más indecorosa que se le puede infligir a Miguel Hernández es leer su obra como si no hubiera sido comunista, como si no hubiera escrito como comunista y como si no hubiera sido encarcelado y hubiera muerto por ser comunista.
Hasta ahí podíamos llegar. Cometa ese fraude lector con Pemán, Foxá o a Sánchez Mazas, quizá los lea tapándose un ojo, para intentar no ver su repugnante ideología. Como si la poesía no fuera ideología. Usted perdone, pero Miguel Hernández no tiene nada de lo que avergonzarse.
La petición de rehabilitación de Miguel Hernández por parte de su familia es justa, pero contradictoria, ya que pedir la nulidad de una sentencia franquista puede estar dando legitimidad al tribunal que la dictó. Somos muchos los que pensamos que una condena de un régimen dictatorial no debe considerarse una derrota, sino más bien una farsa. Al margen de cuestiones políticas, lo más importante es que los hermosos versos de Miguel Hernández sigan ayudando a la formación de los niños en los colegios; algo que sería igualmente deseable para otros grandes escritores españoles que en plena democracia aún son valorados en función de su ideología y no de su buena literatura.
Manuel C.G., Madrid
El problema es la ilegitimidad del régimen franquista. No sólo de los procesos penales, sino también de la rapiña patrimonial (que ha quedado al margen de la Ley de Memoria) y hasta de los tribunales de oposición a cátedra, por ejemplo. Para todo eso, creo yo, es necesario impugnar la transición, así que usted me dirá.
A mí modo de ver, los poemas de Miguel Hernández son inseparables de su compromiso político. Como todos los poemas de todos los poetas. “Al margen de cuestiones políticas”, como dice usted, sólo puede hacerse una lectura fraudulenta de Miguel Hernández: la política es medular en su poesía y en su vida. Esto no es que lo diga yo, él mismo lo afirma y lo hizo verdad en sus versos. Si usted cree que se puede separar “su buena literatura” de “su ideología”, en mi opinión, o no lo ha leído o no lo ha entendido ni por el forro o quiere engañar a esos “niños en los colegios”. La infamia añadida y más indecorosa que se le puede infligir a Miguel Hernández es leer su obra como si no hubiera sido comunista, como si no hubiera escrito como comunista y como si no hubiera sido encarcelado y hubiera muerto por ser comunista.
Hasta ahí podíamos llegar. Cometa ese fraude lector con Pemán, Foxá o a Sánchez Mazas, quizá los lea tapándose un ojo, para intentar no ver su repugnante ideología. Como si la poesía no fuera ideología. Usted perdone, pero Miguel Hernández no tiene nada de lo que avergonzarse.
1 comentario:
Menuda mierda... me molaban sus columnas.
Un saludo.
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