24 de julio de 2013

Cuba crea cuatro vacunas contra el cáncer mientras las farmaceúticas capitalistas se lucran con la enfermedad

Mientras bajo las dictaduras de las multinacionales capitalistas las grandes farmaceuticas se lucran a costa de la extensión de la enfermedad, llegándose a inventar nuevos males para producier inútiles medicinas o a convertir conscientemente enfermedades en crónicas para multiplicar beneficios, los paises socialistas dedican todos sus esfuerzos a curar o, al menos, prevenir la enfermedad.

Recientemente Cuba ha inventado cuatro vacunas contra diferentes tipos cancer, enfermedad por la que, según la Organización Mundial de la Salud, mueren cada año más de 8 millones de personas. Por supuesto, los grandes medios de propaganda internacionales han ignorado el gran avance para la humanidad que ha hecho el pais socialista para evitar que el negocio de los que controlan la información, el de la muerte y el dolor, se venga abajo.

Y es que como tratan el Capitalismo y el Socialismo la lucha contra la enfermedad es muy representativo del funcionamiento de todo el sistema: en el primero, lo principal es el beneficio de la minoría, la mafia capitalista, y a costa de lo que sea, sin importar lo que ese objetivo beneficioso para unos pocos perjudique al resto de los seres humanos, la mayoría; en el Socialismo, sin embargo, lo principal en todos los ámbitos, desde la planificación económica hasta la educación o el deporte, pasando por supuesto por la investigación y la medicina, es estar al servicio del ser humano. Algo bastante natural cuando de lo que se trata es de acabar con toda explotación de unos hombres sobre otros y hacer avanzar a la humanidad hacia el bienestar individual y colectivo (que, como está mas que demostrado, aunque los mafiosos, grandes delincuentes y postulantes a criminales se empeñen en negarlo, son conceptos complementarios e inseparables, y solo construyendo una sociedad donde los derechos básicos estén garantizados para todos se podrá avanzar hacia el bienestar individual de cada uno de sus miembros).

En cuanto a la lucha contra la enfermedad, como demuestra el ejemplo cubano, se trata de la misma diferencia: el Socialismo intenta liberar al hombre de la enfermedad para que la sociedad esté más sana, a favor de la vida; el capitalismo, atarle a ella para que las corporaciones que fabrican los medicamentos expriman al consumidor maximalizando el beneficio obtenido de su dolor y sufrimiento, aunque sea a costa del negocio de la muerte y del dolor.

Más información sobre la creación por el socialismo cubano de cuatro vacunas contra el cancer, que no se podrá leer en ninguno de los medios de propaganda en las mismas manos que las grandes multinacionales farmacéuticas, en el siguiente artículo de Cuba Información:

Cuba crea cuatro vacunas contra el cancer: una lección a las farmacéuticas capitalistas que jamás será noticia

"Que Cuba haya desarrollado ya cuatro vacunas contra diferentes tipos de cáncer es sin duda una noticia importante para la Humanidad, si tenemos en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el mundo, por esta enfermedad, cerca de 8 millones de personas. Sin embargo, los grandes medios internacionales la han ignorado casi por completo
El capitalismo convierte la salud y la vida en un negocio

En 2012 Cuba patentaba la primera vacuna terapéutica contra el cáncer depulmón avanzado a nivel mundial, la CIMAVAX-EGF (3). Y en enero de 2013 se anunciaba la segunda, la llamada Racotumomab. Ensayos clínicos en 86 países demuestran que estas vacunas, aunque no curan la enfermedad, consiguen la reducción de los tumores y permiten una etapa estable de la enfermedad, aumentando esperanza y calidad de vida.

El Centro de Inmunología Molecular de La Habana, perteneciente al Estado cubano, es el creador de todas estas vacunas. Ya en 1985 desarrolló la vacuna de la meningitis B, única en el mundo, y más tarde otras, como las que combaten la hepatitis B o el dengue. Además, investiga desde hace años para desarrollar una vacuna contra el VIH-SIDA. Otro centro estatal cubano, los laboratorios LABIOFAM, desarrolla medicamentos homeopáticos también contra el cáncer: es el caso del VIDATOX, elaborado a partir del veneno del alacrán azul.

Cuba exporta estos fármacos a 26 países, y participa en empresas mixtas en China, Canadá y España. Todo esto rompe completamente un estereotipo muy extendido, reforzado por el silencio mediático acerca de los avances de Cuba y otros países del Sur: que la investigación médico-farmacéutica de vanguardia se produce solo en los países llamados “desarrollados”.

Indudablemente, el Estado cubano obtiene un rendimiento económico de la venta internacional de estos productos farmacéuticos. Sin embargo, su filosofía de investigación y comercialización está en las antípodas de la práctica empresarial de la gran industria farmacéutica.

El Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts denunciaba recientemente que las farmacéuticas orientan sus investigaciones no a la cura de las enfermedades, sino al desarrollo de fármacos para dolencias crónicas, mucho más rentables económicamente. Y señalaba que las enfermedades propias de los países más pobres –por su baja rentabilidad- sencillamente no se investigan. Por ello, el 90% del presupuesto para investigación está destinado a las enfermedades del 10% de la población mundial.

La industria pública médico-farmacéutica de Cuba, aún siendo una de las principales fuentes de divisas para el país, se rige por principios radicalmente opuestos.

En primer lugar, sus investigaciones van dirigidas, en buena parte, a desarrollar vacunas que evitan enfermedades y, en consecuencia, aminoran el gasto en medicamentos de la población. En un artículo en la prestigiosa revista Science, los investigadores de Universidad de Stanford (California) Paul Drain y Michele Barry aseguraban que Cuba obtiene mejores indicadores de salud que EEUU gastando hasta veinte veces menos. La razón: la ausencia –en el modelo cubano- de presiones y estímulos comerciales por parte de las farmacéuticas, y una exitosa estrategia de educación de la población en prevención de salud.

Además, las terapias naturales y tradicionales –como la medicina herbolaria, la acupuntura, la hipnosis y muchas otras-, prácticas poco rentables para los fabricantes de medicamentos, están integradas desde hace años en el sistema de salud pública gratuita de la Isla.

Por otro lado, en Cuba los fármacos son distribuidos, en primer lugar, en la red hospitalaria pública nacional, de forma gratuita o altamente subsidiada -precisamente- gracias a los ingresos en moneda fuerte por sus exportaciones.

La industria farmacéutica cubana, además, apenas destina presupuesto al gasto publicitario que, en el caso de la multinacionales, es superior incluso al invertido en la propia investigación.
Por último, Cuba impulsa la producción de fármacos genéricos que pone a disposición de otros países pobres y de la Organización Mundial de la Salud, a un precio muy inferior al de la gran industria mundial.


La mejor medicina para la humanidad: el socialismo
Pero estos acuerdos, ajenos a las reglas del mercado, generan fuertes presiones desde la industria farmacéutica. Recientemente, el Gobierno de Ecuador anunciaba la compra a Cuba de un número importante de medicamentos, en “reciprocidad” por la becas a estudiantes ecuatorianos en la Isla y por el apoyo de especialistas cubanos en el programa “Manuela Espejo” para personas discapacitadas . Las protestas de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos se convirtieron de inmediato en campaña mediática, difundiendo el mensaje de la supuesta mala calidad de los fármacos cubanos.

Por otro lado, numerosos analistas ven detrás del golpe de estado de Honduras, en 2009, a la gran industria farmacéutica internacional, ya que el gobierno del depuesto Manuel Zelaya, en el marco del acuerdo ALBA, pretendía sustituir la importación de medicamentos de las multinacionales por los genéricos cubanos.

El bloqueo de EEUU a Cuba impone importantes obstáculos para la comercialización internacional de los productos farmacéuticos cubanos, pero también perjudica directamente a la ciudadanía de EEUU. Por ejemplo, las 80.000 personas diabéticas que sufren en este país, cada año, la amputación de los dedos de sus pies, no pueden acceder a la vacuna cubana Heperprot P, que precisamente las evita .

El Premio Nobel de Química Peter Agre afirmaba recientemente que "Cuba es un magnífico ejemplo de cómo se pueden integrar el conocimiento y la investigación científica" . Irina Bokova, directora general de la UNESCO, decía sentirse “muy impresionada” con los logros científicos de Cuba y mostraba la voluntad de esta organización de Naciones Unidas en promoverlos en el resto del mundo. La pregunta es inevitable: ¿contará con la colaboración imprescindible de los grandes medios internacionales para difundirlos?"

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