Como bien recordamos, Rodriguez Zapatero siempre fue un defensor de lo que el llamaba "talante", que en la realidad de los hechos se puede traducir por el llevarse bien con todos para que los privilegiados siguieran siendo los mismos. Después de sus salida del gobierno con el rabo entre las piernas, tras su patética imagen de títere de la Unión Europea en su agresión constante a los trabajadores (más o menos, lo que es ahora su colega Rajoy), el expresidente es hoy uno de los grandes defensores de que la casta PP$OE siga repartiéndose el pastel sin tener que invitar a otros partidos.
Zapatero, despues de dos años escondido, ha vuelto
progresivamente a la escena pública con la intención de rehabilitar su imagen explotando el esfuerzo
de su Gabinete para evitar el rescate de España y planteando una nueva alternativa de cara a 2015: una coalición entre PP y PSOE.
Su presencia en los medios de comunicación ha sido mucho más
frecuente a partir de mayo, mes en que presentó su libro El Dilema. 600
días de vértigo, momento en el cual que empezó a salir de su guarida bienpagado en el Consejo de Estado.
Desde entonces, una idea ronda con fuerza en su cabeza: la de preparar el terreno ante las próximas elecciones
generales previstas para 2015. El previsible desastre de los dos grandes mafias electorales, Partido Popular y PSOE, hace previsible la necesidad de una dispersión de los votos que puede obligar a pactar con un gran número de partidos lo que, aunque entre políticos todo se puede negociar cuando se trata de chupar del bote de los trabajadores, crearía más complicaciones.
Ante eso, Rodriguez Zapatero sueña con una gran coalición a la alemana entre los dos grandes partidos, es decir, PP y PSOE, lo que en realidad solo formalizaría el gran pacto bipartidista de la transición, que ha mantenido a los franquistas y oportunistas en equilibrada alternancia con el control del país, y facilitando a cambio de grandes prebendas, la dominación de las grandes fortunas de siempre y nuevos arrimados.
Zapatero considera, además, aunque diga el muy hipócrita que es republicano, que la que la coalición es la mejor alternativa para apuntalar la figura del Rey
y alcanzar grandes acuerdos en temas como la inmigración, el paro o el
nacionalismo catalán imposibles de gestionar en un panorama con multitud
de partidos en el Gobierno.
Los que respaldan al expresidente no ven esta declaración de
intenciones como una novedad pero los detractores han señalado que “es
verdad que la aritmética parlamentaria para la próxima legislatura
necesitará políticos con experiencia y una aproximación máxima al PP,
pero aunque eso se piense, nunca hay que decirlo” (pues el truco de la alternancia política de la "democracia" postfranquista es, precisamente, aparentar que hay alternativas politicas mientras, en realidad, las cosas siguen siempre en manos de los mismos).
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