Hoy 27 de septiembre de
2015 se cumplen 40 años de los fusilamientos de los militantes del
FRAP
José Humberto
Baena Alonso, José
Luis Sánchez Bravo y Ramón
García Sanz, y de los de ETA
Jon
Paredes Manot, “Txiki”, y Ángel
Otaegui Etxebarria.
Como si de una macabra
ceremonia de extremaunción se tratara, el tiranuelo fascista se
despedía de este mundo segando la vida de cinco jóvenes
revolucionarios, cuya sangre derramada confluía casi 40 años más
tarde en ese torrente de dolor, pero también de orgullo, de dignidad
y de permanente exhortación a la lucha de clases, que son los
cientos de miles de antifascistas caídos en la Guerra Civil
Revolucionaria (1936-1939) y en la represión posterior.
Aquellos fusilamientos de
septiembre del 75 ponían un punto final simbólico a la barbarie
iniciada el 18 de julio del 36, pero aquellas balas asesinas también
apuntaban a lo por venir: la burguesía, salvada in extremis
por el ejército reaccionario y la intervención nazifascista en
1936, no iba a ceder ni un ápice de su poder político y económico,
no iba a poner en peligro unos intereses materiales, los suyos, que
sólo había podido salvaguardar a costa de un guerra brutal contra
la clase obrera y campesina española.
Los varios cientos de
muertos asesinados por las bandas fascistas –de uniforme o de
paisano–, desde aquel 27 de septiembre de 1975 hasta el presente,
son la demostración más acabada de que la democrática y
constitucional burguesía española no se anda con remilgos cuando se
trata de apretar el nudo, “atado y bien atado”, que el franquismo
ciñó alrededor del cuello de la clase obrera y los pueblos del
Estado, con la remarcable complicidad del carrillismo oportunista. de
la socialdemocracia felipista y del sindicalismo lacayo para
desmovilizar a la clase trabajadora y allanar el camino a la
transición borbónica.
Ni que decir tiene que
ello no ha sido óbice para que en el desmantelamiento de las
capacidades organizativas y de lucha de la clase obrera del Estado
hayan sido otras las armas a las que ha recurrido preferentemente la
burguesía. En medio de la gigantesca y prolongada crisis
internacional del capitalismo, el precio político que hasta el
momento ha tenido que pagar la burguesía española –sustituir a un
Borbón por otro al frente de la jefatura del Estado– habla a las
claras de la debilidad organizativa y política de la clase obrera y
de su partido. O lo que es lo mismo, del éxito de la imbecilización
consumista, de la propaganda periodístico-empresarial, del
reformismo sindical, del progresismo, etc., etc.
Y es ahí, ante las
ingentes tareas que tenemos por delante para reconstruir un
movimiento político revolucionario capaz de asaltar el poder del
Estado donde el ejemplo de abnegación, entrega y suprema fidelidad
al ideal revolucionario de José
Humberto Baena Alonso, José
Luis Sánchez Bravo, Ramón
García Sanz, Jon
Paredes Manot, “Txiki”, y Ángel
Otaegui Etxebarria debe servirnos de guía.
En la Red de Blogs
Comunistas (RBC) estamos plenamente persuadidos de que sólo con
hombres como ellos se puede trazar el sendero que conduce a un mundo
libre de explotación y de opresión nacional y de clase.
Su luz es hoy, más que
nunca, nuestro faro. No hay otro camino.
1 comentario:
Las casualidades no existen, El asesinato ritual de hace cuarenta años coincide con la nueva prueba de sumisión del pueblo. La estupidez colectiva que hoy consolidará la sumisión al sistema partitogrático comenzó a ser modelada hace cuarenta años.
Saludos. Ni olvido ni perdón.
Publicar un comentario