¿Cómo se puede llamar a un tipejo que convoca un referendum para que su pueblo tenga la oportunidad de elegir si quiere aceptar o no las brutales exigencias de la Unión Europea y que, a pesar de su rotundo y sonoro NO, hace mutis por el foro y se pasa su decisión por donde termina la columna vertebral?
Ese es el líder de la nueva izquierda europea, Tsipras, que ahora tiene el desparpajo y la falta de vergüenzade presentarse a las nuevas elecciones de este domingo como el adalid y defensor de ese mismo pueblo al que engañó sin remordimiento alguno tras el referéndum.
Hoy ese pueblo, el griego, ha tenido que tragarse los mandamientos de la troika, aceptando la privatización generalizada de las riquezas públicas, la reducción de salarios y pensiones y, en definitiva, su sometimiento total a los dictados de Bruselas y las instituciones financieras internacionales gracias a la traición de Syriza y Tsipras.
La palabra más adecuada para denomiar a este granuja es sinvergüenza; un sinvergüenza al que, sin embargo, otros de su ralea, como nuestro Pablo Iglesias, dan su total apoyo, definiéndole como "un león defendiendo a la patria de los buitres".
Definir al que en realidad es el defensor de los buitres de la U.E en Grecia, Alexis Tsipras, como "león patriota" no es más que la consecuencia del mismo malabarismo dialéctico producto del oportunismo de los dos líderes que defendieron en Atenas, el pasado viernes, el triunfo de Syriza en las elecciones de mañana; ambos líderes de una izquierda de cartón piedra, disfrazados de paladines de los pueblos pero, en definitiva, simples bufones al servicio del mismo gran capital que impuso sus condiciones en Grecia, y las seguira imponiendo, si tuvieramos la mala suerte de que Iglesias llegara al poder, en España.
2 comentarios:
León y buitres, si, pero de un pueblo de corderos.
La clase obrera está jodidamente perdida. Ha vuelto a ganar.
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