Por supuesto que esto provoca que tanto gobiernos occidentales como sus medios de propaganda definan a Venezuela como una dictadura (que osa poner en su sitio a las mafias bancarias y al resto de delincuentes multinacionales).
Mientras tanto en España Zapatero hace lo que puede para cumplir servilmente las exigencias de los que le llevaron al poder, los bancos, y de los organismos internacionales, llenandose la boca, eso si, de palabras prostituidas como "democracia" o "ciudadania". Y en realidad está claro qué significan estas palabras en boca de un burocrata del capitalismo: no se trata de democracia al servicio del ciudadano o del trabajador, es decir, de una democracia en un sistema Socialista, sino de un régimen, llamesele como se le llame, al servicio del capital.
Veamos esta lección de democracia ofrecida desde la "dictadura" venezolana. Ojala en nuestras "democracias" al servicio de las grandes empresas los trabajadores, en vez de sufrir recortes de ayudas, salarios, derechos y pensiones, pudieramos poner también en su sitio a bancos, ladrones y otras mafias.
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