Los egipcios derrumban el muro de la embajada de Israel

Las dos grandes manifestaciones celebradas ayer en El Cairo acabaron con miles de ciudadanos frente a la embajada de Israel, que acabó con un muro derribado y con la bandera del estado sionista quemada por la multitud.

Mientras la mayoria de los gobiernos de los paises árabes se someten a los dictados e intereses de las potencias capitalistas, los pueblos no olvidan quienes son sus principales enemigos, a pesar de la manipulación sobre la llamada "primavera árabe", vendida por los medios de propaganda occidental como una lucha para conseguir una "democracia" similar a la occidental, como si esta fuera un sistema a imitar, y no hubiera otras opciones muchísimo mas democráticas (aunque a estas, sin embargo, las bombardeen los pajarracos asesinos de la OTAN).

Los egipcios pidieron ante la misión diplomática israelí la ruptura de relaciones con el estado sionista y la expulsión del embajador. Decenas de personas armadas con hachas y martillos destruyeron parte de la pared protectora de hormigón, de 2,5 metros de altura y luego penetraron en la embajada.

El muro había sido construido por las autoridades en respuesta a una serie de manifestaciones violentas de mediados de agosto frente a la embajada tras un incidente en la frontera de los dos países, cuando el pasado 18 de agosto los militares israelíes mataron a cinco policías egipcios.

En los enfrentamientos entre los manifestantes y la policia ha habido mas de 1000 heridos y 3 muertos. Por supuesto que los medios de propaganda occidentales no hablan de "revolución", puesto que en esta ocasión los enemigos son los de siempre: el imperialismo y el sionismo internacional.

El embajador israelí y el personal diplomático ha huido hacia su pais, que recordemos no pidió perdon por los policias asesinados por soldados hebreos en la frontera con Egipto, como tampoco lo hizo con los 9 ciudadanos turcos asesinados a bordo de la Flotilla de la Libertad o los miles de miles de palestinos victimas de su apartheid.

Y es que los criminales verdaderamente peligrosos , es decir, aquellos que no juzgará jamás el actual Tribunal de la Haya o atacará el Consejo de Seguridad de la ONU, no suelen pedir perdon por sus rutinarios crímenes.