Teresa Morán Tudó, fallecida en A Coruña a los 99 años, el pasado 21 de septiembre, quiso ser enterrada según su ideologia de militante y activista comunista, y de atea. Fue militante del Partido Comunista de España desde 1931, cuando este partido aun era revolucionario. Sin embargo, la cruz católica estuvo presente en todo momento desde su fallecimiento, pese a la insistencia de la familia por tener un duelo acorde al pensamiento que defendió la abuela durante toda su vida. Su duelo estuvo plagado de cruces: en la esquela, en el tanatorio y en féretro.
Cuando la familia entró en el túmulo del Tanatorio M-40 de Madrid, una gran cruz católica de madera noble y de un metro y medio de altura presidía la sala donde estaba el feretro. Segun la empresa, ponen la cruz por defecto, sin preguntar, sin tener en cuenta que vivimos, como hemos dicho, en un pais supuestamente "laico".
El artículo 16 de la Constitución Española dice que "ninguna confesión tendrá carácter estatal", aunque parece ser que se da por sobreentendido que todo el mundo se cree el cuento de la iglesia "oficial" española, la católica, y ni siquiera se dignan o esfuerzan en preguntar.
Parece ser que el hijo de Teresa había manifestado previamente a la empresa funeraria que no querían la presencia de símbolos religiosos en el funeral, aunque aun asi un gran crucifijo se erigía en la estancia, junto a un faldón, que tapaba la camilla bajo el sepulcro, con una reluciente cruz dorada bordada sobre tela de terciopelo negro.
Afortunadamente, tras el apercibimiento, los simbolos religiosos se retiraron, pero la tapa del feretro tambien estaba decorada con un Cristo, que costó mas retira, aunque al final se consiguio.
El último obstaculo religioso para cumplir la voluntad de la fallecida lo encontraron en la esquela que salió publicada el mismo día de su muerte en el periódico "El País". A pesar de no ser un diario conservador (o al menos eso aparentea) y de la insistencia de la familia, en la esquela apareció dibujada una nueva cruz. El medio derivó las responsabilidades en la empresa que realiza los textos fúnebres, pero dos días después publicó una nota de disculpa y una nueva esquela, al fin, sin crucifijo.
Al final la pobre Teresa, coherente hasta su muerte, al contrario de la linea general de su partido, pudo ser enterrada, no sin dificultad, segun sus convicciones, en un calvario que demuestra el poder que posee la iglesia en la sociedad española, un poder ínvisible al que no le hace falta forzar nada porque todo se da ya por supuesto, en la linea de la uniformización pretendida por el franquismo que, lamentablemente, hoy todavia pervive en la realidad a pesar de las leyes solo teoricas.
Antes de morir, la mujer dejó claras otras dos voluntades: que la bandera roja con el logotipo del PCE cubriera su féretro y que estuviese acompañado por una corona de flores de sus compañeros de partido. Parece que estas dos voluntades se cumplieron sin problemas, aunque en España hasta despues de muerto intenten hacerte catolico como sea.
Foto: La admirable y coherente Teresa visitando la tumba de Marx en Londres (fte: Público).
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