Esclavos o parados. Esta es la espada de Damocles que pende sobre los trabajadores de la planta que la automobilística FIAT tiene cerca de Nápoles, en concreto en el municipio de Pomigliano d’Arco.
La empresa italiana ha comunicado a sus empleados que tienen que optar entre dos opciones, y que, por supuesto, y ya que vivimos en una "democracia", pueden elegir una de las dos. La alternativa es la siguiente: o renuncian a ciertos derechos laborales o se cerrará una fábrica y se despedirá a 5.000 trabajadores.
Los derechos laborales, que como sabemos también en España se han ido recortando en la Europa capitalista desde hace años (especialmente desde que la Union Sovietica no es una amenaza y una alternativa para los trabajadores del mundo, por lo que los empresarios ya no tienen por qué camelar con migajas a sus empleados), que FIAT pide, mas bien exige, que se recorten son que, cuando la multinacional lo necesite, sus trabajadores hagan 80 horas extraordinarias al año sin cobrar nada a cambio, es decir, gratis, por la cara, por el morro.
También se prevé el castigo para quien decida declararse en huelga cuando su turno de trabajo sea de sábado por la noche y que el trabajador enfermo no tenga derecho a cobrar la baja si su tasa de absentismo rebasa un límite previamente fijado.
La expectativa, a pesar de que este nuevo embate contra la clase trabajadora roza ya en algunos aspectos la esclavitud, es que los trabajadores voten ’sí’. Algunos aseguran que tienen una familia que mantener y una hipoteca que pagar; otros aseveran que no ven otra salida…
Los pocos que se oponen al pacto dicen que no lo pueden reconocer porque se trata de un acuerdo ilegítimo, ya que estan dando a escoger a los trabajadores entre el dilema de vivir o morir, entre continuar trabajando, pero aceptando las condiciones unilaterales de la empresa, o irse al paro.
El problema es que el miedo que han conseguido meter a los obreros bajo el capitalismo es tan brutal que la resistencia es una opción que a veces ni se pasa por la cabeza. Todos estan bien atados con las cadenas del consumo y la deuda, y han olvidado los dias en que sus condiciones de trabajo eran pésimas y solo la lucha consiguio ir conquistando derechos, los mismos que hoy se pierden sin apenas esfuerzo por parte de la clase capitalista.
Lo peor de todo es que los continuos recortes iniciados hace 20 años van a ir agrandandose, especialmente ante la poca resistencia ejercida. Y la renuncia son la antesala de los nuevos recortes del mañana, y elegir el miedo para pagar la deuda o mantener cierto nivel de vida son solo el mejor camino para el regreso a la identificacion casi total entre asalariado y esclavo.
Esta es, en definitiva, la democracia de la "libertad" de elegir. Uno siempre tendrá un único derecho asegurado (de momento): si quieres trabajar, tienes que decir siempre "sí", pero si no quieres nadie te obliga y puedes marcharte por donde viniste.
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