27 de agosto de 2016

El Gatopardo y sus dos alternativas de gobierno, artículo de Jean Paul Marat

Remarcable articulo del camarada Jean Paul Marat para Diario 16, que reproducimos al final de esta entrada; ante los llamados encelados de la progresia de PODEMOS e IU a formar un gobierno de "izquierdas" al no tan lejos en el tiempo, apenas unos meses, "partido de la casta" o "partido de los bancos", se pregunta "¿En qué instante el PSOE pasó de ser “la misma mierda” que el PP a izquierdizarse para convertirse en un socio apetecible para Podemos e IU?"
Imagini pentru unidos podemos
Iglesias y Garzón, dando la espalda a los trabajadores

Muy al contrario, y a pesar de las reiteradas y cíclicas campañas mediáticas para dar apariencia democrática a este régimen de cimientos franquistas, "la realidad es que “las apuestas por la izquierda” de las que habla Garzón nunca se han dado en España desde el inicio de la transición hasta hoy".

También recuerda al gurú de la falsa izquierda española, Julio Anguita, preguntándose qué le ha hecho cambiar de opinión, siendo que "clamaba cual profeta tronitronante sobre las famosas alternancias de liberales y conservadores del siglo XIX, que equiparaba a PSOE y PP, así como sus famosas “dos orillas”", cuando ahora no duda en "dar todo su apoyo a un Unidos Podemos que hará de muleta del PSOE, cuando en su día se negó a que IU lo fuera". Claro que Anguita, no hay que olvidarlo, un gran camaleón político de la "España democrática", tampoco dudó en apoyar la continuidad del franquismo allá en el 78 y en traicionar a todos los comunistas y republicanos que lucharon, tuvieron que exiliarse, pasarón años en la cárcel o murieron luchando contra el régimen criminal que al final se transformó, por arte de birlibirloque, en "ejemplo democrático" para el mundo.

Resulta, pues, que el vocero de la "lucha de castas" (que no de clases) y el líder del colaboracionista Partido Comunista de España, o de su versión "ciudadanista" y "conciliadora", Izquierda Unida, respectivamente Iglesias y Garzón, se llenan la boca de piropos y halagos al PSOE de las grandes reformas laborales, del golpe constitucional para garantizar el deficit por orden de Bruselas, o el de los bombardeos "humanitarios"  a Serbia, Libia, Afganistán o Siria.

Y así, el autor llega a la única conclusión posible, ajena a este circo que ya Marx y Engels definieron con certeza allá por mitad del Siglo XIX, en su Manifiesto Comunista: "El gobierno del estado es pura y simplemente el consejo de administración de los negocios comunes de la burguesía", y la única salida a este laberinto es la respuesta a la pregunta con la que Marat termina su artículo: "¿No será ya el momento de que los trabajadores se organicen al margen de esa doble cara de Jano, cuyos lados tanto se parecen, y que asuman el enfrentamiento de clase contra clase?"


"El príncipe Giuseppe Tomasi di Lampedusa comprendió muy bien, desde la posición privilegiada que le otorgaba su estatus social, la necesidad de los cambios aparentes con el fin de que las estructuras profundas del poder real permaneciesen intactas.

La escenificación de la ficción democrática se ritualiza primero en las urnas y después en la formación de los gobiernos. Es revelador que la herramienta empleada para la legitimación política (elecciones) produzca cambios de caras, de siglas y de cosmética programática e, inalterablemente, mantenga las mismas estructuras del único poder que no es un simulacro sino una realidad; aquél que las instituciones políticas y sus ordenamientos jurídicos y constitucionales no sólo no cuestionan sino que ungen con el sello de lo sagrado: el poder económico.

Dice en su blog el modoso Alberto Garzón:

“Son días extraños. Se ha instaurado en el sentido común, (…) que hay que tener gobierno como sea. Incluso aunque eso implique que gobierne el presidente más corrupto de la historia, y el responsable de los graves recortes sociales de los últimos años. Mientras, tres partidos juegan al póquer sin aclarar sus verdaderas cartas. (…) Por otra parte, otros parece que predicamos en el desierto para que el PSOE no se resigne y apueste por la izquierda” Y entre tanto, una población cada vez más harta se aleja de un tablero de la política en el que los que mandan, pero sin presentarse a las elecciones, celebran que los pobres dejen de buscar respuestas. La consigna, sugiero, ha de ser otra: que nadie se rinda”.

El escudero de Iglesias respira por la herida. El mal paso que dieron los podemitas con el PSOE les condujo al fracaso electoral del 26J -a ellos y a sus compinches- del que psicológica y anímicamente no se han recuperado. Garzón y el del Juego de Tronos saben que, cuando fracase la investidura de Rajoy, si no ligan con un Sánchez más que receloso de sus pasados “requiebros”, no sólo no pillan cacho de gobierno sino que, de producirse una nueva convocatoria a las urnas, podrían darse tal hostia que les iban a tener que dar el Betadine con rodillo.

Pero la realidad es que “las apuestas por la izquierda” de las que habla Garzón nunca se han dado en España desde el inicio de la transición hasta hoy.

Cierto que ha habido gobiernos del PSOE pero de ello a que hayan sido de izquierda, entendida ésta como defensa de la igualdad de clases -salvo que llamemos tal cosa a la compra del voto por colectivos y “grupos de interés”- hay una distancia sideral. Basta con ver dónde han acabado muchos de los políticos de ese partido cuando han dejado la primera línea de la política para pasar a la actividad privada. Escuchar a Felipe González o a Miguel Sebastián coaccionar a Pedro Sánchez, al que los poderes en la sombra del partido pusieron en la secretaria general, para que se pliegue a las mil presiones que le conminan a demostrar “sentido de Estado” ante la investidura de Rajoy, es muy clarificador.

¿Tan frágil es la memoria de algunos que han olvidado ya que se le hicieron dos huelgas generales a Zapatero por sus políticas antisociales y sus reformas antiobreras y otras dos a Rajoy por sus recortes y su legislación contra los derechos de la clase trabajadora?

¿En qué instante el PSOE pasó de ser “la misma mierda” que el PP a izquierdizarse para convertirse en un socio apetecible para Podemos e IU? Me lo perdí. Debió ser cuando me fui a vivir a la Antártida sin periódicos ni Internet.

¿Cómo es que en la época de la “indignación” se decía aquello de “lo llaman democracia y no lo es” y ahora no sólo no quieren “romper el candado constitucional” sino que, con la retirada del artículo 135 de la Constitución, unos retoques de transparencia y un par de referéndums, lo llaman democracia y lo es para los ex indignados que ya no toman “el cielo por asalto” sino el taxi a la salida del Congreso de los Diputados?

¿Qué le ha pasado a la “ciudadanía” progresista de este país que, cuando estalló la crisis capitalista, decía lo de “no pagaremos vuestra crisis” y señalaba culpables -sólo banqueros y políticos, no al sistema económico general- y ahora paga la crisis y vota a políticos que, aunque proponen mitigar sus efectos sociales, asumen que la contención del gasto público ha de continuar?

Desde hace decenios, no sólo en España sino en Europa, con crisis y en los años dorados, progresistas y conservadores, derecha oficial e “izquierda” parlamentaria, nos vienen narrando un bonito relato de intenciones: crecimiento económico y del empleo, promoción de los contratos indefinidos, reducción de las cifras de paro, disminución de la distancia entre ricos y pobres e incremento de la cohesión social, aumento de la protección para los pequeños autónomos, etc, etc, etc.

Ese Eldorado para trabajadores y clases populares no llegó en épocas de vacas gordas ni tampoco de las flacas. Cuando las cosas le van bien a la “macroeconomía”, se mantienen porcentajes de paro que no bajan del 5% en los países con mayor nivel de empleo, las bolsas de pobreza, aunque menores que durante las crisis capitalistas, subsisten, la distancia entre ricos y pobres es menor pero en crecimiento, la desregulación y precarización del mercado laboral lleva un ritmo más lento pero iniciado hace mucho tiempo (en España, desde Felipe González, al menos), los pequeños autónomos son grandes olvidados por las administraciones públicas…

Cuando van mal…cuando van mal, ustedes no necesitan que se lo recuerde.

En los períodos de crisis con el PP y el PSOE hemos tenido millones de parados. En la última, han descendido radicalmente las coberturas de desempleo, la pobreza ha crecido de modo galopante, el recorte, la privatización y el empobrecimiento de la calidad de los servicios públicos ha sido la pauta, los salarios mínimos han pasado de mileuristas, cuando la media era aún alta, a los seiscientoseuristas actuales,…¿Hablamos de las prestaciones a familias de dependientes? Zapatero no las dotó centralmente y le pasó la patata caliente a las autonomías, además de iniciar su recorte al “suprimir, para los nuevos solicitantes, la retroactividad del pago de prestaciones por dependencia al día de presentación de la solicitud”. Rajoy las ha laminado hasta convertir la ley, su aplicación y número de beneficiarios en una burla.

A finales de los años 60 el novelista underground Charles Bukowski dijo en relación a los candidatos republicano (Richard Nixon) y demócrata (Hubert H. Humphrey) a la Casa Blanca: “Que te den la oportunidad de elegir entre Nixon y Humphrey es como que te den la oportunidad de elegir entre comer mierda caliente y mierda fría.” Aplíquese lo mismo en nuestro país porque PP y PSOE son dos calcos de los partidos republicano y demócrata de Estados Unidos.

Cuando los “preparaos” representantes de “la gente” -la palabra trabajador@s se les atragantó en el primer biberón- piden “que el PSOE no se resigne y apueste por la izquierda” expresan una doble mentira. La primera es que el PSOE sea de izquierda. No lo es desde su refundación en Suresnes y su abandono posterior del marxismo. La segunda es que el PSOE, ante la posibilidad de gobernar con podemitas, gire a la izquierda. Virarán sus socios en espiral hacia la derecha, justo lo que vienen haciendo desde hace casi dos años, hasta que su cantinela sea aceptada por el poder del capital y por su sirviente, el PSOE.

Gobiernos progresistas y gobiernos conservadores no han alterado un ápice un hecho incontrovertible: la naturaleza de clase (capitalista) del Estado. Su condición de servidor de los intereses de la gran burguesía es algo que afirma hasta el economista liberal Santiago Niño Becerra cuando en un tuit del 19 de Agosto señalaba: “ESP: ¿Nuevas elecciones en Navidad? Da-igual-los-rostros-de-quienes-gobiernen. Quienes sean van a tener que aplicar lo que les dicten”. Y quienes lo dictan, aunque él se refiere a estructuras supraestatales como la UE y el FMI, tienen la misma naturaleza que los Estados.

Pretender hacernos creer que tras casi 40 años de alternancias, con opuesto resultado para trabajadores y empresarios, entre derecha furiosa (UCD, PP) y derecha amable (PSOE), va a cambiar esa dinámica es intentar colarnos el bulo de que hay un “capitalismo malo” y salvaje (al que obedece el PP) y otro “bueno” que se dejará amansar por el PSOE y sus sujetavelas de ocasión, cuando todo demuestra que el capitalismo está recuperando tasa de ganancia mediante la sobreexplotación de los asalariados.

Sin romper con el capitalismo todo lo que puede alcanzarse son paños calientes para una enfermedad que está aniquilando la dignidad en las condiciones de trabajo y vida de la clase trabajadora. Comprar esa mercancía averiada es aceptar el discurso “progresista” que niega de hecho la lucha de clases y es un instrumento del capital para la paz y la desmovilización sociales.

Si Rajoy logra la investidura continuaremos con los nuevos recortes que le pida el capital. Si no la logra porque Sánchez mantiene su no, se abre una segunda posibilidad: que el candidato del PSOE presente su alternativa a la Presidencia del Gobierno con el apoyo de Unidos Podemos, independentistas catalanes y vascos (linea roja para el PSOE), regionalistas canarios, un ujier de las cortes y un señor de Murcia, representante de una empresa de tirafondos, de paso por Madrid. Si es investido Presidente de Gobierno, se reeditará la etapa Zapatero de sacrificios para la clase trabajadora, aumentada por el cúmulo de desastres que ha dejado de regalo la etapa de gobierno del PP. Si Sánchez se abstiene, y deja pasar a “correcaminos Rajoy”, Unidos Podemos recastizará de nuevo al PSOE, dirá que ellos son la esperanza para las siguientes elecciones y girará sin cesar como una trompa siempre a la derecha hasta lograr la respetabilidad necesaria para ser unos buenos chicos IBEX.

¿No será hora de romper con las vueltas de la noria de “conservadores”/”progresistas”? ¿Olvidó ya Anguita lo que clamaba cual profeta tronitronante sobre las famosas alternancias de liberales y conservadores del siglo XIX, que equiparaba a PSOE y PP, así como sus famosas “dos orillas”, como para dar todo su apoyo a un Unidos Podemos que hará de muleta del PSOE, cuando en su día se negó a que IU lo fuera? ¿No será ya el momento de que los trabajadores se organicen al margen de esa doble cara de Jano, cuyos lados tanto se parecen, y que asuman el enfrentamiento de clase contra clase? ¿No tocará ya negar la quimera de la ilusión reformista del Estado “neutral”, según la cuál sus efectos sobre la clase trabajadora difieren en función de que el timón del gobierno lo empuñen conservadores o progresistas, todo ello sin cambiar la legalidad burguesa que consagra ese Estado en sus leyes y Constitución y sin tocar sus poderes fácticos?

Eso o dejar para nuestros hijos la continuación de la versión política de este viejo cuento de la lechera, a la que siempre se le acaba por romper el cántaro.

Si finalmente las lampedusianas artes de la política no logran imponer ninguna de sus dos alternativas y llaman a terceras elecciones, sea el 25D o el día de San Apapurcio, este menda se ausenta de nuevo de la ceremonia de la “fiesta de la democracia” porque estos del “cambio” ni siquiera gatopardean. Se limitan a maullar como gatitos en busca de su plato de leche tibia".

4 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo con su artículo. ¿pero porque escribe despectivamente sobre una alianza en la "que entra un señor de Murcia". Yo soy murciano e internacionalista, pero estoy hasta las narices que se mofen de mi tierra. ¿ Quiere decirme de dónde es usted? porque si alguien se mofase de su tierra yo con toda seguridad lo criticaría y usted también. En una persona de izquierdas debe también priorizarse la sensibilidad, no sólo con los explotados-as, sino también con los que no han nacido en su preciosa tierra, que según usted está por encima de la mía. Un saludo.

JL F dijo...

Unknown de Murcia: el español, nuestra lengua, está llena de expresiones con ciudades o regiones. "Irse por los cerros de Úbeda", "Quién se fue a Sevilla...", "Como los de Fuenteovejuna", "Armarse la de San Quintín", "Albacete, caga y vete", "Todo pa´ alante como los de Alicante", "Pareces gallego" (cuando no se es claro), etc... Hay muchas. Y no son despectivas. Decir que alguien es "un señor de Murcia" no significa (salvo que no se sepa leer y entender a la vez el significado) que los de Murcia son tal o cual. Es una frase hecha, y si alguien se siente aludido, habrá que aplicarle a él el refrán que dice, también español, "quién se pica, ajos come" (si te molesta será por algo -en este caso, habría que preguntarte a ti qué problemas tienes con Murcia).

En todo caso, el artículo no es mío, es de Juan Paul Marat y está publicado en el link que puedes encontrar en la entrada (Diario 16), por si quieres dirigirle tus críticas a la lengua española. También puedes escribir a la Real Academia (www.rae.es).

Finalmente, me alegro que estés de acuerdo con él, en el fondo de su artículo, que es lo que realmente importa. PODEMOS e IU, como toda la progresía española, no está perdida, como parece, sino teledirigida, y las loas actuales al P$OE de la casta, de las políticas neoliberales ordenadas por Bruselas no son más que otra muestra de que en el régimen acutal de cosas no hay posibilidades de cambio real.

Saludos Rojos.

Jesús Díaz Formoso dijo...

Ahora que vamos a elegir jefe gallego, conviene recordar. Recordar la "Reconversión Industrial" de González Gal y sus secuaces. Consistió en destruir a los Sindicalistas, destruir el empleo obrero, para destruir así las organizaciones sindicales de clase, de las que se apropiaron y encerraron entre inmuebles recuperados y cursos de formación formando colchones sindicales con nuestros sudados impuestos. A la vez que se reconvertían los Sindicatos en asociaciones de camareros y funcionarios, se dejaban sin utilizar miles de millones que la U.E (entonces más claramente Comunidad ECONÖMICA de europaises) ponía a disposición de la CA Gallega para crear empleo industrial. Así el año en que se creó Rodman Poliships, de 71.000.000 millones presupuestados para esa anualidad, SE DEVOLVIERON SIN USAR 69.000.000. DESTRUIR EMPLEO Y SINDICATOS ERA INCOMPATIBLE CON LA CREACIÓN DE EMPLEO Y SINDICALISMO OBRERO. Ahora maria Teresa nos quiere volver a gobernar. Saludos; buen artículo.

Solimar dijo...

Como siempre,un gran artículo de Marat que, en mi opinión, es uno de los más agudos analistas marxistas españoles en estos momentos.Sin embargo,él viene defendiendo la abstención electoral ante la vieja y la nueva casta politica.Es en este punto donde discrepo, pues mientras no seamos capaces de levantar ese gran partido de clase que los trabajadores necesitamos,nuestros votos no pueden "perderse"en una abastención que beneficia a la vieja y nueva derecha. Mientras en las papeletas de voto haya un partido comunista al que votar por muy minoritario que sea,ahí debe ir nuestro voto.

Saludos de clase.

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