Milton Wolff fue el último comandante del Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española, al mando de voluntarios estadounideneses y cubanos, y un icono en Estados Unidos tras su regreso en 1939, por su lucha anticapitalista y a favor de los derechos políticos y sociales.
Nació el 7 de octubre de 1915 en Brooklyn, barrio obrero de Nueva York, desde el que llegarían a España muchos voluntarios comunistas. Él lo relata en su libro
Member of the Working Class (Miembro de la clase obrera), una obra entre la novela y la autobiografía en la que relata estos tiempos de compromiso y lucha de su juventud.
Después de regresar a Estados Unidos en 1939, se convirtió en un líder antifascista destacado, defendiendo la alianza con la Unión Soviética contra el nazismo y los paises del Eje. Nuevamente, para derrotar al fascismo, se alistó en 1942 en el Ejercito norteamericano, cuando su gobierno se unió a la lucha contra la Alemania Nazi y el Japón Imperial en la II Guerra Mundial.
Tras la victoria del Ejército Rojo contra el nazismo y, por ende, de sus aliados, a su vuelta a casa él y otros veteranos de la Lincoln continuaron trabajando a favor de la implantación de la democracia en España, presionando al Departamento de Estado para romper las relaciones con la España de Franco y dar asistencia a los refugiados españoles y prisioneros del régimen franquista. Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos estaba creando una alianza anticomunista, tomando el testigo del fascismo derrotado por la URSS y los partisanos comunistas, incluyendo a la España de Franco entre uno de sus principales aliados. Ello llevaría al Departamento de Justicia a clasificar en 1947 a los Veteranos de la Brigada Lincoln como organización peligrosa y a detener a algunos de sus miembros en 1950.
Este contexto histórico es el marco en el que Milton Wolf, heroe de la lucha por la libertad en España y en su país, Estados Unidos, escribe la obra que en Cuestionatelotodo estamos traduciendo al castellano, La España de Franco, amenaza para la paz mundial, mientras era Coordinador de actividades del Comité de Acción para Liberar España ¡Ahora! (Action Committee to Free Spain Now, en inglés). En este texto, en el que se demuestra que el gobierno norteamericano no tardó mucho en pasarse del lado del fascismo tras ver ondeando la bandera roja sobre el Reichtag, Wolf exige la actuación urgente de las Naciones Unidas contra el franquismo que, como bien afirma, fue una cuña por el Eje fascista entre los países aliados que, con la colaboración principal de los Estados Unidos, amenazaba gravemente a la paz alcanzada. Tristemente, cuando llegó el momento de su muerte, en 1992, Wolf había tenido que asistir a la ofensiva exitosa del capital contra el trabajo, provocando la restaración de la dictadura de la burguesía en la mayoría de los lugares en dónde el comunismo y la democracia había sido proclamada tras la Segunda Guerra Mundial
Wolff advierte:
"
Franco, miembro del Eje, no ha sido derrotado aún, a pesar de que medio mundo exige una actuación inmediata. Y no sólo no ha sido derrotado, SINO que cuenta con el apoyo y el sostén de Argentina, Gran Bretaña y nuestros propios Estados Unidos de América. Los pueblos del mundo y la mayoría de sus representantes en las Naciones Unidas han comprendido la sencilla verdad de que no podemos construir la paz mientras el fascismo siga atrincherado en España"
A continuación, compartimos la Segunda Parte del texto, traducida al castellano por
Cuestionatelotodo con la colaboración del camarada Sade (la
Primera Parte se puede consultar pulsando en el link):
La España de Franco, amenaza para la paz mundial, de Milton Wolff (Segunda Parte)
Argumentos para la defensa
Aunque ha sido
extremadamente difícil para nuestro gobierno mantener su postura en defensa de
Franco, y aunque haya tenido que matizar esa defensa con frecuentes
declaraciones contra su régimen, como todos los buenos abogados, ellos, los
diplomáticos, han encontrado los argumentos.
Por ejemplo:
- La dictadura de Franco es un problema
interno. El pueblo español deber resolverlo.
- Las sanciones diplomáticas contra Franco sólo fortalecerán su posición a nivel nacional.
- Las sanciones económicas perjudicarán
al ya de por sí hambriento pueblo español.
- Una acción contundente de las Naciones Unidas provocará una guerra civil en España.
- Si Franco se va, el bolchevismo lo reemplazará.
- Tomar medidas contra Franco creará un peligroso precedente, etc., etc.
Respondamos a estos
“argumentos” uno por uno.
- “Es un problema interno.
Que el pueblo español lo resuelva.”
¿Desde cuándo ha sido el fascismo un problema
interno? El fascismo es una ideología cuyo objetivo es la conquista del mundo. Es
más, fueron las potencias del Eje las que impusieron el fascismo en España. Y
en la actualidad alberga a los líderes de ese Eje internacional. El fascismo en
España influye hoy en el curso de los acontecimientos de Francia, Italia,
Alemania y en toda América Latina. Si se trata de una cuestión interna, ¿por
qué hay decenas de naciones que no mantienen relaciones con la España de
Franco? ¿Por qué han cerrado los franceses la frontera entre España y Francia?
¿Por qué la comunidad de naciones ha condenado a la España franquista en todas
las reuniones y conferencias importantes celebradas en los últimos tres años?
La respuesta es sencilla. La España fascista es un problema internacional, una amenaza potencial para tu paz y la
mía.
“Que lo haga el
pueblo español”. Es éste ciertamente un sentimiento noble. El Departamento de
Estado ha admitido que la inmensa mayoría del pueblo español es antifranquista.
Por lo tanto, ingenuamente, cabe plantearse la pregunta de por qué no deberían
ser los españoles quienes le echarán. Por supuesto que lo echará el pueblo
español, pero ¿qué van a hacer los Estados Unidos? ¿Vamos a ayudar al pueblo
español o vamos a ayudar a mantener a Franco?
El pueblo español pasa
hambre y está agotado. El pueblo español está desarmado.
Al pueblo español no se le permite organizarse políticamente en grupos de oposición.
Pero a pesar de todo eso, los españoles se defienden. Disciplinado y audaz, el
movimiento guerrillero de España no ha dejado de luchar para destruir al Eje en
España.
El régimen
franquista se mantiene en el poder gracias al Ejército, la Policía y
los servicios secretos, una
maquinaria inmensa que absorbe más del
50% del presupuesto nacional, una maquinaria dedicada a someter por medio del terror constante a todos y cada uno de los enemigos del Estado franquista;
una maquinaria mecanizada y armada
que fusila sin descanso y organiza consejos de guerra; una maquinaria, además, alimentada, abastecida e impulsada por Gran Bretaña y los Estados
Unidos. De hecho, sin este apoyo de Gran Bretaña y de los Estados Unidos,
el pueblo español podría derrocar a Franco, lo derrocaría y reinstauraría la
República.
2. “Las
sanciones diplomáticas reforzarían a Franco a nivel nacional.”
El Departamento del
Estado es de esta opinión, fundándose en otros
ejemplos en que las sanciones diplomáticas o la amenaza de sanciones
diplomáticas se han utilizado sin éxito. Sin embargo, al examinar detenidamente
la estructura política del régimen de Franco, queda claro que éste ha logrado
neutralizar una parte importante de la vida española al estar en condiciones de
poder recurrir, con grandes dosis de cinismo, a las flamantes embajadas democráticas estadounidense y británica
en Madrid, la capital de la España fascista.
Es interesante
notar que la prensa de Franco se alegró de la victoria republicana en las
últimas elecciones en el entendido de que los Estados Unidos ya no romperían
las relaciones diplomáticas con España. En sí misma, ciertamente, tal actitud
no es una muestra de indiferencia
hacia las relaciones de los Estados Unidos con España. Siempre que las Naciones
Unidas se han quedado en la fase de conversaciones, Franco ha salido reforzado.
3. “Las
sanciones económicas perjudicarán al pueblo español.”
He aquí otro típico
argumento “noble” de los que le gustan al Departamento de Estado. Pero ¿cuál es
la situación real? La miseria en que
viven los españoles hoy en día no puede ser peor. La inanición, la tuberculosis,
el tifus y todas las enfermedades que lleva aparejadas el hambre están causando estragos en el pueblo español.
A pesar de ello, el régimen de Franco exporta
más del 50% de la producción total de
alimentos de España con el fin de conseguir créditos para la compra de
productos industriales.
El mercado negro
español existe desde hace ocho años. Es el
mercado negro más próspero del mundo en la actualidad. El corrupto régimen
franquista lo controla y es parte integral del aparato del Estado. En
el mercado negro abundan los alimentos y otros productos que, ni que decir
tiene, están por su precio fuera del
alcance de las masas del pueblo español.
No. Una sanción
económica a España hoy en día sólo puede obligar a Franco a destinar la
producción actual de alimentos al pueblo español y puede contribuir únicamente
a destruir el mercado negro. Y nosotros
hablamos de sanciones económicas que perjudican al pueblo español. Recordemos que el propio pueblo español ha exigido
estas sanciones y que, para reafirmar tales exigencias, el movimiento de resistencia
ha destruido innumerables centros alimentarios del mercado negro en toda
España.
1.
Aún más “noble” suena el argumento
del Departamento de Estado de que “existe
el peligro de que las Naciones Unidas provoquen otra guerra civil en España.”
Es éste quizás el
argumento más confuso de todos. En realidad, la llamada guerra civil nunca se acabó en España. Franco,
ciertamente, no ha puesto fin a sus actos de hostilidad contra esos millones de
españoles que lucharon o simpatizaron con la causa republicana. Miles de
españoles en el exilio no pueden regresar
a su país porque son republicanos. Otros muchos miles han muerto en las cárceles y ante los pelotones de fusilamiento, porque
eran republicanos. Y miles más, a día de hoy, siguen encarcelados o “disfrutando
de libertad condicional”, porque son republicanos. España permanece dividida en dos bandos, la mayoría republicana y la minoría fascista. Y el antagonismo entre ambos bandos a menudo estalla
en forma de enfrentamientos armados
abiertos. La manera de acabar con la
guerra civil en España, la manera de impedir
que esta guerra se convierta en una guerra a
gran escala, es CORTAR LAS FUENTES DE APROVISIONAMIENTO DE FRANCO, aislarlo diplomática y económicamente. Sólo de esta manera convencerán las
democracias a esos españoles que ahora se muestran neutrales o permanecen
fieles a Franco debido al apoyo manifiesto que le prestamos. Sólo de esta manera conseguirá el pueblo
español en su conjunto encontrar la fuerza necesaria para “limpiar” sin guerra la escoria fascista que ahora
contamina su país.
5. “El
peligro del bolchevismo.”
Es éste, por
supuesto, el espantajo que los fascistas llevan agitando por todo el mundo desde
tiempo inmemorial. Es el viejo
engañabobos que emplean fascistas y dictadores en todas partes. “Debes aceptarme te guste o no, porque si me
voy, los rojos se apoderarán del país.”
Franco
es un maestro en este tipo de triquiñuelas y nuestro Departamento de Estado
está dispuesto a tragarse todo este cuento. Los españoles son republicanos,
antifascistas, profundamente patriotas y, como todo el mundo sabe, heroicos defensores
de la democracia. Antes del advenimiento del fascismo, el pueblo español estaba
representado por veintitrés partidos políticos diferentes, uno de los cuales
era el Partido Comunista de España. El gobierno de coalición de la España
republicana estaba integrado por muchos partidos. Dicho gobierno no era “bolchevique”,
era un gobierno del pueblo, entregado a la tarea de conquistar para España los
derechos democráticos que nosotros en América tenemos garantizados por nuestra
Constitución y nuestra Declaración de Derechos. La reforma agraria, la libertad
sindical, el empleo, la educación, la salud y la seguridad social eran y siguen
siendo el programa de los republicanos españoles.
La cuestión en España es o fascismo o democracia
6. Finalmente, el último argumento digno de consideración es el que plantea
el Departamento de Estado cuando se refiere a la cuestión de “sentar un peligroso precedente”. En este
punto debemos confesar una total
confusión. ¿Ha de entenderse que la destrucción de los regímenes fascistas
en la última guerra constituyó un peligroso
precedente, o ha de entenderse que, desde el día de la victoria sobre Japón,
combatir o actuar contra los Estados fascistas sería establecer un precedente
que no estamos dispuestos a seguir?
¿O es que, como dijo Sumner Welles, “actuar contra Franco nos impone la
obligación moral de actuar de manera semejante contra Tito”? ¿Por qué? ¿Fue Tito acaso miembro del
Eje o luchó de nuestro lado? ¿Está Tito ayudando a los nazis o está
ejecutándolos como hicimos nosotros en Núremberg? ¿Está difundiendo Tito propaganda
racista y tratando de dividir al mundo en bandos en guerra? ¿Dónde está la semejanza?
¡Ya hemos sentado un precedente al enfrentarnos
a los Estados fascistas! Al derramar nuestra sangre y entregar nuestras vidas
hemos contraído un compromiso con esa política. El precedente se estableció en
Alemania, Italia y Japón, y no lo
estamos respetando.
Y, por último, hay
otro argumento que, aunque no ha sido esgrimido por el Departamento de Estado, contribuye
a confundir a miles de norteamericanos bienintencionados. Dicho argumento
sostiene que Franco es el defensor de la fe cristiana en España. Es éste, sin
duda, un argumento engañoso. ¿Cómo Franco defensor de la fe cristiana? ¿Necesita
el cristianismo que le defienda un dictador terrorista? ¿Es que no defendemos aquí,
en Estados Unidos, la fe? ¿Es que el gobierno republicano español no defendía
suficientemente todos los credos? Ningún cristiano puede estar de acuerdo
en que las cámaras de tortura o los pelotones de fusilamiento de Franco sirvan para defender el cristianismo.
Ningún cristiano puede sentirse orgulloso de la inquebrantable lealtad de
Franco al Hitler que creó Belsen,
Majdanek y Dachau.
No hay argumento
válido ni razón alguna para que ninguna nación democrática continúe apoyando a
la España franquista. Hay, sin embargo, varios motivos por los que nuestro
Departamento de Estado insiste en seguir ayudando al régimen de Franco. Son los
siguientes:
1.
A día de hoy, el régimen de Franco
permite que las potencias extranjeras exploten los recursos naturales de España
e inviertan en la industria española. El sector financiero estadounidense está
aumentando sus inversiones en España en un intento de apoderarse de ese mercado
a costa de los británicos.
2.
El Departamento de Estado sabe que
el fascista Franco apoya firmemente al bloque antisoviético y es ahí donde
quiere que España se mantenga. El gobierno republicano español, evidentemente,
se ha negado a participar en bloque alguno y ha mostrado su amistad para con
todos los países democráticos y antifascistas.
En estas
circunstancias, sobre la posición norteamericana ante las Naciones Unidas caerá
un velo de sospecha, cualquiera que sea el asunto que se trate. Éste es el
motivo de la “desconfianza y desacuerdo” de que ha hablado Trygve Lie. Y es que
¿cómo pueden las Naciones Unidas, cuyo nacimiento fue resultado directo de una
guerra contra el fascismo, confiar unas con otras cuando hay entre ellas algunas
que apoyan a los aliados del enemigo recién derrotado?
Éste es el
problema. Ésta es la cuestión española, sobre la que tanto se ha hablado durante
tantos años. Éste es el motivo de la advertencia de Trygve Lie. Éste es el
asunto que amenaza con desbaratar el mecanismo de paz de las Naciones Unidas.
Es una cuestión que
amenaza con dividir a las Naciones Unidas; con dividirlas en lo fundamental; con
sembrar la duda y la sospecha sobre la labor de la Organización de las Naciones
Unidas; con hacer imposible esa paz duradera que es su principal objetivo.
Porque, por una
parte, están los delegados de al menos 27 países comprometidos con la política
democrática de actuar contra Franco. Entre estas naciones se incluyen Noruega,
Bélgica, Chile, México, Francia o China. Sobre esta cuestión, sus representantes
se han negado a sumarse a la iniciativa de ciertas grandes potencias, que sí
han seguido en otras ocasiones.
Y por otra, se
encuentran el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Foreign Office británico. Vanamente,
estas potencias hacen declaraciones contra Franco y en apoyo del pueblo
democrático de España. Sin embargo, debido a su negativa a imponer sanciones
contra el dictador, las condiciones de vida del pueblo español están bajo
amenaza permanente y, lo que es peor, el Eje encuentra refugio seguro en España
para desarrollar nuevos planes de conquista del mundo.
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Milton Wolff en España |
Esta grave escisión
en el seno de la ONU pone en riesgo su propia estructura. Es una división que se
ha de contener de inmediato. Las sanciones económicas contra Franco son el
primer paso urgente para hacerlo.
El pueblo ha alzado
su voz en este asunto. Son millones las cartas, los mensajes, los telegramas que
inundan las delegaciones de la ONU, exigiendo que se actúe contra la España de
Franco. Organizaciones obreras de todo el mundo se han pronunciado contra el
franquismo: han boicoteado las importaciones procedentes de España y se han negado
a descargar los barcos españoles. Y no sólo han sido las organizaciones de trabajadores:
grupos religiosos, de derechos civiles, políticos y fraternales, directa o
indirectamente afectados por la ideología franquista, han adoptado iniciativas
y publicado resoluciones contra el régimen de Franco en España. Entre ellos
destacan los francmasones y muchas iglesias protestantes. El pueblo
estadounidense, según las encuestas y otros medios que permiten conocer la
opinión pública, se opone abrumadoramente al apoyo del Departamento de Estado
al fascismo en España. Este hecho ha obligado al Departamento de Estado y a
nuestros representantes ante el Consejo de Seguridad y la Asamblea General a
denunciar públicamente al actual régimen español. Sin embargo, no ha impedido
que nuestros diplomáticos paralicen o demoren cualquier medida iniciada en las
Naciones Unidas que pudiera tener un efecto decisivo en la situación interna de
España.
El Departamento de
Estado, en cooperación con el Foreign
Office británico, ha tratado de lograr por todos los medios una
remodelación simbólica del gobierno español, limitada apenas a hacer
desaparecer de él los nombres de los capitostes fascistas, que constituyen un estorbo
para el Departamento, pero sin alterar su estructura fascista. Ésta, por
supuesto, no es una solución.
¿Puede el pueblo estadounidense
conseguir que la posición de sus representantes cambie? ¡Nosotros decimos que
SÍ!
El pueblo
estadounidense puede ver materializada
su voluntad en esta cuestión si su exigencia
se organiza y articula. La cuestión
de la democracia frente al fascismo, de la guerra frente a la paz, es tan vital
para nuestro futuro, para nuestras vidas, que se debe hacer todo lo posible
para resolver esta cuestión a favor de la democracia y de la paz. El pueblo
estadounidense se ha unido a los pueblos de todo el mundo en las Naciones
Unidas. Es nuestra organización para la promoción de la democracia y la preservación
de la paz. El Secretario de esta organización nos ha dicho que su existencia
misma está en peligro por la continuidad del fascismo en España. No permitiremos
que las Naciones Unidas, nuestra esperanza de paz, mueran recién nacidas debido
al fascismo en España o en cualquier otro lugar.
Algunas cosas que uno puede HACER YA MISMO
- Enviar una carta, mensaje o telegrama YA al Secretario de Estado Marshall,
instando a que los EEUU rompan relaciones diplomáticas con el gobierno
fascista español y apoyen las sanciones contra Franco YA.
2. Enviar una copia de sus reivindicaciones a
todos los periódicos de su localidad.
3. Hablar por
teléfono con sus amistades y pedirles que envíen YA peticiones similares al
General Marshall, al Sr. Vandenberg o al Sr. Connally (o a los tres).
4. Abogar por
que se adopten resoluciones antifranquistas en su organización sindical,
fraternal, social, de barrio o religiosa.
5. Organizar
grupos de ciudadanos que exijan a su ayuntamiento o concejalía una actuación
INMEDIATA, instando a la ONU a que adopte medidas contra Franco.
6. Organizar delegaciones
y peticiones que exijan al gobierno de cada Estado federal que solicite también
la actuación de las Naciones Unidas contra Franco.
7. Inundar a sus
representantes en el Congreso con la exigencia de que se pronuncien claramente
YA en favor de la actuación de la ONU contra Franco.
En conclusión… en
aras de la paz… tiene Usted que comenzar YA… a hacer algo cada día… una acción al día… contra Franco y el Eje.
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