"Los obreros saben también, y los socialistas de todos los paises lo han reconocido millones de veces, que "la libertad de prensa" será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrcar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública"
Así lo explica Lenin en su TESIS E INFORME SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO, documento presentado al I Congreso de la III Internacional el 4 de marzo de 1919.
Pero mientras tanto, en tanto la tirania del capital sobre la clase trabajadora siga en pie, conviene, para refrescarnos, sobre todo para los despistados, leer el poema de Uwe Wandrey, poeta perteneciente al Grupo Hamburg linksliterarisch, con una producción de agitación abundante, dónde se explica cómo debemos leer los medios de propaganda de la burguesía para entender qué quieren decir realmente. Unos consejos, como se verá, de rabiosa actualidad:
APRENDAMOS A LEER LOS PERIÓDICOS:
Leamos «sí» si pone «no»;
leamos «no» si pone «sí».
Si pone «excesivas exigencias salariales»
leamos «excesivas exigencias en los beneficios empresariales». No creáis las informaciones que os quieren hacer creer
que os va bien porque ganáis dinero.
Sabed que os compran
para que les calléis sobre la injusticia.
Sabed que el dinero con el que se os hace callar
es vuestro propio dinero.
Cuando se publica, (por escrito y además con foto):
«policía herido por manifestante»
añadiremos
«después de que este policía había derribado a porrazos a otros diez manifestantes indefensos».
Si oís que en Asia
niños inocentes caen víctimas, como ellos dicen,
del “monstruoso hado de la guerra”, si eso oís
no creáis que existe un hado, sino buscad las causas
y buscad los culpables.
Planean vuestras víctimas en tantos por cientos.
Mas buscad las causas no sólo en las personas.
Buscadlas, ante todo, en el sistema que les alienta
a oprimir y matar a los otros.
En su sistema Siempre podéis elegir entre la crisis o la guerra.
En vez de «se teme el estado de excepción» leamos
«se desea el estado de excepción».
Y si está escrito que ayer, día en que nos visitó el Sha,
fue «un día negro»
leamos «fue un día diáfano porque nos mostró que
nos aguardan días negros».
Y si se os cuenta que hay que velar
por la tranquilidad y el orden,
preguntad por los intranquilos y descontentos,
preguntadles qué es lo que les pone tan intranquilos.
Si leéis mañana en vuestro periódico
que vuestra libertad y vuestra democracia están amenazadas
(y que se os ordena empuñar las armas),
preguntaos seriamente si libertad y democracia
alguna vez habéis tenido. Preguntaos si no será que aquellos
que declaran vuestro Estado amenazado
os inculcan ese peligro
para que les cedáis a ellos
vuestra voluntad y vuestra ciega confianza y
para que no necesiten ya inculcaros la desgracia sino
regalárosla a vosotros mismos.
Tratad de ver en los acusadores a los culpables.
Leed los artículos de los periódicos al revés,
los titulares al final,
las últimas páginas primero.
No os dejéis engañar por las fotos: nada prueban.
Las últimas noticias son casi siempre medio mentira:
A letra más grande, verdad más pequeña.
Preguntaos cada día lo que en los periódicos echáis en falta.
Desconfiad de toda noticia. No es verdadera porque esté impresa.
No lo olvidéis:
la verdad se vende.
Y vosotros sois aún demasiado pobres para poder conocer toda la verdad.
Preguntad en el quiosco más a menudo
por periódicos totalmente diferentes
(antes de que ya no los haya).
Si buscáis en ciertos periódicos noticias
sobre mejoras en vuestro entorno,
las más fiables siguen siendo
las predicciones meteorológicas diarias.