31 de agosto de 2017

RBC: 50 años de Naxalbari; un camino para el desarrollo alternativo

La Red de Blogs Comunistas (RBC) ha traducido el artículo de Purnendu Sekhar Mukherjee (ex-miembro del Comité Central del Partido Comunista de la India (Maoísta) y ex preso político, en el que, en el marco del 50º Aniversario de Naxalbari, explica cómo "Los 50 años de Naxalbari representan los 50 años del sueño de construir una nueva India", describiendo las políticas aplicadas por los naxalitas en estas cinco décadas.

A pesar de la propaganda del gobierno y de los medios de propaganda de las grandes corporaciones multinacionales y de la la gran burguesía local, afirma el autor que "la política naxalita no sólo entraña la toma el poder estatal por medio de la lucha armada, sino también la construcción de un modelo socioeconómico alternativo por parte del propio pueblo, basado en las necesidades locales y en las decisiones colectivas de la población local, no en las exigencias del capital financiero internacional".

En el presente documento sobre la política del Janatana Sarkar se esbozan las líneas fundamentales del futuro gobierno democrático popular, subrayando la continuidad inquebrantable con el camino que mostró Naxalbari en 1967, "en el que los grupos guerrilleros se formaban arrebatando las armas a las fuerzas mercenarias de los terratenientes, en el que se establecieron tribunales populares para juzgar a los explotadores-opresores, que proclamó la propiedad colectiva de la tierra y de las cosechas en plena lucha contra los ejércitos de los propietarios, que creó cooperativas para almacenar el grano".

La principal cuestión que surgió en Naxalbari hace 50 años y que continúa hoy con la Revolución Naxalita, dirigida por el PCI (M), y aplicada por las políticas de los Janatana Sarkar (Gobiernos populares locales) en las zonas controladas por la guerrilla, es la de cómo va a ser la sociedad futura, el modelo alternativo popular, aunque los capitalistas explotadores se esfuercen en subrayar como principal rasgo de los maoístas la violencia; "saben que si el pueblo tiene la oportunidad de experimentar el modelo alternativo, será imposible que el capital financiero multinacional saquee los recursos humanos y naturales del país".

Todo ello se describe en este ilustrativo artículo de Purnendu Sekhar Mukherjee, de enorme interés para el conocimiento de esa todavía gran desconocida, la Revolución Naxalita, que naciera hace 50 años en una recóndita región de la India, y que hoy se ha transformado en guía y modelo para la lucha popular revolucionaria en todo el mundo contra el capitalismo imperialista.

El autor de este artículo Purnendu Sekhar Mukherjee, antiguo miembro del Comité Central del Partido Comunista de la India (Maoísta) y ex-preso político.


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50 AÑOS DE NAXALBARI: UN CAMINO PARA EL DESARROLLO ALTERNATIVO (Traducido por RBC de la publicación en inglés en Democracy and Class Struggle)

En noviembre de 2008, justo cuando el movimiento popular contra la represión estatal daba sus primeros pasos en Lalgarh, se formó un Comité de los Pueblos contra las Atrocidades Policiales, compuesto por cinco hombres y cinco mujeres que representaban a cada pueblo y que pronto se fue extendiendo a otras aldeas. La participación equitativa de hombres y mujeres en el comité despertó un enorme apoyo de las mujeres locales y el movimiento se propagó como un grandioso incendio por toda la región. Al cabo de dos semanas, el periodista Shyamsundar Das, de The Statesmen, escribió un artículo en el que, además de destacar los aspectos más notables del movimiento, decía: “Ha surgido un gobierno paralelo en el distrito. Del mismo modo que los maoístas dirigen comités populares en Andhra y Chattisgarh, también se han establecido comités en diferentes aldeas de Belpahari, Binpur, Lalgarh, Jamboni, Salboni, Goaltore y sus alrededores. La administración de los pueblos se lleva a cabo de acuerdo con las directrices del comité de cada aldea y no se puede poner en marcha ningún proyecto del gobierno sin su permiso. Es evidente que en los próximos días la realización de proyectos gubernamentales en estos pueblos se complicará.”

Seis meses después de la publicación de este artículo, Snignendu Bhattacharya, del Hindustan Times, publicó un artículo sobre el sistema paralelo de gobierno y de desarrollo en la zona de Lalgarh. “En los últimos 8 meses, en las zonas de Medinipur fronterizas con Odisha –escribía–, sobre un área que abarca casi mil kilómetros cuadrados, los maoístas han ido desarrollando calladamente una nueva arma contra el Estado indio. Agua potable, riego, carreteras, centros de salud... El Hindustan Times ha tenido acceso a la segunda zona liberada de la India en esta área. Cuidadosamente recatada de los ojos del público, los maoístas han puesto en marcha un sistema de gobierno gracias al cual un conjunto de pueblos habitados por casi 200.000 personas está asistiendo a un ritmo de desarrollo sin precedentes en los últimos 30 años de gobierno de la izquierda. Además de hacerse con el control de la maquinaria estatal, incluidas la Administración y la Justicia, los maoístas han construido 50 kilómetros de carreteras rurales, han perforado pozos, han desarrollado el sistema de riego y administran centros de salud con la ayuda de la población local.”

Aunque Lalgarh era una zona guerrillera –calificarla de zona liberada era una exageración por parte del autor–, ambos artículos así como muchos informes similares describían la esencia de la política revolucionaria que subyace en el establecimiento de estas administraciones populares en las aldeas.

Lalgarh no es el tema central de este artículo. El movimiento de Lalgarh es tan sólo un episodio importante e ilustrativo de los 50 años de historia de la política de Naxalbari. Sin embargo, es necesario hacer una mención especial a Lalgarh ya que casi después de 40 años de Naxalbari, el movimiento de Lalgarh demostró al pueblo que la política naxalita no sólo entraña la toma el poder estatal por medio de la lucha armada, sino también la construcción de un modelo socioeconómico alternativo por parte del propio pueblo, basado en las necesidades locales y en las decisiones colectivas de la población local, no en las exigencias del capital financiero internacional.

Necesitamos entender claramente que el objetivo de los maoístas es destruir el sistema socioeconómico desigual existente y establecer en su lugar un sistema que garantice la distribución equitativa de los recursos nacionales entre todos los sectores de la sociedad. Destrucción y construcción son de igual importancia en esta política. La construcción tiene que ir pareja a la destrucción. Sin los sueños y los planes de construcción, la destrucción no es más que anarquía. Por el contrario, el alma de la política maoísta es el sueño de construir una nueva sociedad.

Los 50 años de Naxalbari representan los 50 años del sueño de construir una nueva India.

EL INICIO DEL MOVIMIENTO NAXALBARI: LA LUCHA POR EL DERECHO DEL CAMPESINADO A LA TIERRA Y LAS COSECHAS

Cuatro meses después del inicio del movimiento Naxalbari en marzo de 1967, cuando Bengala Occidental sufría el impacto de una terrible escasez de alimentos y los efectos de un mercado negro fuera de control, Charu Mazumdar declaró a un periodista del diario Jugantar que los 20.000 o 25.000 agricultores de Naxalbari no tenían motivo de preocupación ya que contaban con reservas de alimentos para aguantar un año entero. Más bien es la cuestión de la tierra la que está en el centro del movimiento.

La cuestión central de la revolución agraria india es la redistribución de la tierra por los comités campesinos sobre la base de la consigna “La tierra para el que la trabaja”. Aunque los partidos parlamentarios también consideran las reformas agrarias como una demanda justa, en la práctica ha quedado demostrado que es imposible realizar dicha demanda por medios pacíficos. La razón es que quienes poseen la mayor parte de la tierra controlan la Administración. En consecuencia, la entente policía-Administración-terratenientes hizo todo lo posible por cortar de raíz la política naxalita encaminada a superar las relaciones de producción agraria existentes. No obstante, la lucha no se limitó solamente a la tierra, ya que se comprendió que, a menos que todo el sistema se transformase y estuviese al servicio de las masas, no sería posible hacerse con el control de las tierras y las cosechas.

En la 2ª edición, número 9 (5 de septiembre de 1967) de la revista Dakshin Desh se decía: “¿Cuál es la base teórica de este movimiento de los campesinos de Naxalbari? Los campesinos en lucha de Naxalbari creen que llevar la revolución agraria hasta sus últimas consecuencias es un objetivo primordial entre las tareas revolucionarias de la revolución popular democrática. El campesinado, junto con otras fuerzas revolucionarias aliadas, bajo la dirección de la clase obrera, tendrá que trabajar en esa dirección. Los campesinos han visto que no podrán liberarse a menos que se ponga fin a la explotación feudal de los terratenientes rurales. Y esta explotación feudal cuenta con el apoyo del aparato del Estado y sus tres pilares: los terratenientes-prestamistas, los grandes capitalistas y el imperialismo.

Los revolucionarios de Naxalbari han comenzado a destruir este aparato estatal bajo la dirección del Partido Comunista.”

Cuatro décadas más tarde, en 2010, cuando los periodistas preguntaron a B. D. Sharma, intelectual simpatizante de la causa de los adivasis y antiguo burócrata, sobre las posibilidades de éxito de las conversaciones entre el gobierno indio y los maoístas, el otrora juez del distrito de Bastar y excomisionado del SC/ST dijo: “Esperen a ver la reacción del gobierno cuando los maoístas planteen sus exigencias sobre una reforma agraria completa y cambios en la política de industrialización.

Presten atención igualmente a la reacción del gobierno cuando los maoístas en Jharkhand, Odisha, Andhra Pradesh y Chattisgarh exijan la cancelación de los acuerdos mineros con las corporaciones multinacionales. Las conversaciones fracasarán sin duda por estas dos cuestiones.”

Es decir, la cuestión no es de armas, sino de principios. La cuestión de cómo va a ser la sociedad futura. Por esta única razón, el gobierno, los terratenientes feudales reaccionarios, la burguesía compradora y la prensa burguesa han tratado siempre de identificar la política maoísta con la violencia. Saben que si el pueblo tiene la oportunidad de experimentar el modelo alternativo, será imposible que el capital financiero multinacional saquee los recursos humanos y naturales del país.

El intento de construir este modelo alternativo comenzó casi dos decenios antes de Naxalbari en Kakdwip, Bengala Occidental, y en Telangana, en Andhra Pradesh. Durante el movimiento Tebhaga, en Laylagunj –que pasó a llamarse Lalgunj–, en Kakdwip, se confiscaron casi 5.000 hectáreas de tierra que se repartieron entre los campesinos pobres en 1949. Todos los embalses fueron declarados propiedad común y todos los aperos agrícolas, así como los bueyes de los agricultores, se socializaron para crear granjas y almacenes colectivos. Se formaron comités de aldeanos para velar por la administración, la justicia y la defensa. La represión de las fuerzas combinadas de los terratenientes y el Estado se extendió por todo el país. Por otra parte, esta intentona marcó el inicio de la lucha para destruir el sistema estatal actual y construir una alternativa mucho mejor.

¿Cuál es el modelo alternativo?

En pocas palabras, los maoístas están en contra de un modelo de desarrollo controlado por la tecnología extranjera y el capital internacional y orientado a satisfacer las exigencias de los ricos. Por el contrario, los maoístas creen en un modelo de desarrollo impulsado por las necesidades locales y de las masas, creador de empleo y ambientalmente sostenible. Ese modelo, que es el que apoyan los maoístas, llevará los frutos del desarrollo a las amplias masas del país: los obreros, los campesinos, la clase media, los pequeños comerciantes y la burguesía nacional. Están en contra de todas las políticas al servicio de las condiciones e intereses del capital financiero internacional que ayudan a expandirse y crecer a Tatas, Ambanis, Essars, Vedantas, Adanis y otras empresas por el estilo, a costa de la riqueza del pueblo. Los maoístas se oponen a las políticas que descargan sobre las espaldas de la gente corriente los préstamos extranjeros y las condiciones establecidas por las corporaciones multinacionales.

¿Cuáles son las políticas del Janatana Sarkar [Gobierno Popular]?

Esas políticas incluyen reformas agrarias radicales entre las que cabe mencionar la confiscación de las tierras de los terratenientes y su redistribución entre los campesinos pobres, la explotación agrícola de las tierras en barbecho y los eriales, así como poner fin a la deforestación incontrolada. El Janatana Sarkar dará una importacia especial a la artesanía y a las pequeñas empresas artesanales de producción a pequeña escala de jabón, zapatos, azúcar sin refinar, aceite comestible y otros productos, tanto bajo propiedad cooperativa como privada. Paralelamente, se prestará una atención destacada a la construcción de depósitos de agua, embalses, canales de riego y sistemas de drenaje, así como a la construcción de puentes, escuelas, centros de salud y clínicas veterinarias. Todo ello se realizará por medio del trabajo voluntario del pueblo.

En el presente documento sobre la política del Janatana Sarkar de Dandakaranya se han esbozado las líneas fundamentales del futuro gobierno democrático popular, que incluye entre otros objetivos y principios reseñables los siguentes:

• Se confiscarán todas las tierras en manos de terratenientes y de instituciones religiosas. Sobre la base de la política de “La tierra para el que la trabaja”, las tierras serán redistribuidas entre los pobres, los campesinos sin tierra y los braceros. Las tierras pertenecientes a los campesinos ricos no serán confiscadas.

• Se pondrá fin a la opresión de los prestamistas.

• Se confiscarán todos los bancos, industrias y otras instituciones pertenecientes a los imperialistas y a la burguesía compradora. Se cancelarán todas las deudas con los imperialistas.

• Se derogarán todos los tratados injustos con los imperialistas.

• Se permitirá toda producción capitalista ya existente que no afecte negativamente a la vida del pueblo.

• No se confiscará la propiedad privada.

• Se regularán las medianas empresas gestionadas por la burguesía nacional.

• Se erradicará la discriminación por razón de casta.

• Se prestará especial atención a la erradicación del patriarcado y a la liquidación de la discriminación contra la mujer.

• Se detendrán los proyectos mineros de las multinacionales imperialistas.

• Las sociedades adivasis dispondrán de autonomía.

• El Janatana Sarkar cree en el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades y, por lo tanto, aceptará la decisión de éstas de independizarse. Sin embargo, el Janatana Sarkar trabajará por la unidad de las nacionalidades.

• Se dará prioridad al desarrollo de las áreas atrasadas.

• La religión será un asunto personal y el Estado no intervendrá en materia religiosa.

• Se fomentará una cultura científica y democrática en oposición a las prácticas culturales imperialistas y semifeudales existentes.

El modelo que brotó en Naxalbari y se extendió a Andhra Pradesh, Odisha, Kerala, Bihar y Maharashtra, el modelo que surgió de nuevo con ocasión del movimiento de Lalgarh en Bengala, en el que la población local, por medio del trabajo voluntario, construyó caminos, recuperó canales de riego y estanques, organizó centros de salud y estableció granjas cooperativas en las colinas de Ayodhya, en Purulia, se ha convertido en Dandakaranya en un árbol frondoso bajo la forma de Janatana Sarkar.

En 1967, el camino que mostró Naxalbari, en el que los grupos guerrilleros se formaban arrebatando las armas a las fuerzas mercenarias de los terratenientes, en el que se establecieron tribunales populares para juzgar a los explotadores-opresores, que proclamó la propiedad colectiva de la tierra y de las cosechas en plena lucha contra los ejércitos de los propietarios, que creó cooperativas para almacenar el grano, ese camino, que condujo igualmente al establecimiento del “Vietnam de Bengala” en Kanksa, es el mismo que permite a los oprimidos ejercer hoy su poder en las aldeas de Bihar, Jharkhand, Andhra, Odisha, Chattisgarh y Maharashtra.

En los últimos 50 años, varios miles de campesinos pobres han alcanzado el martirio en la lucha contra los ejércitos mercenarios de los terratenientes o la policía por el mero hecho de defender sus derechos sobre la tierra y sus productos. En 1977-78, mientras se trataba de revivir el movimiento revolucionario en Andhra Pradesh, a los miles de campesinos que se concentraron en Karimnagar y Adilabad para exigir sus derechos sobre sus tierras y cosechas, no les quedó otra salida más que tomar represalias contra los ataques conjuntos de los señores feudales y las fuerzas policiales. Por esas mismas fechas, se iniciaron actividades similares encaminadas a establecer comités revolucionarios campesinos en el sur de Bihar (Jharkhand actual). A su vez, los campesinos dalit sin tierras del centro de Bihar, organizados por las fuerzas comunistas revolucionarias, se enfrentaron a la violencia desmedida de los ejércitos mercenarios de los terratenientes. Como era de esperar, la policía y los partidos políticos parlamentarios se unieron a los propietarios.

En los años ochenta, mientras se seguía luchando contra los ataques combinados de estas fuerzas reaccionarias, se pusieron en marcha en diferentes partes de Dandakaranya actividades como la agricultura o la ganadería cooperativa, así como la práctica de la propiedad comunitaria de los recursos forestales, con el objetivo de que las aldeas fueran autosuficientes. En 1995 se establecieron los comités de gobierno en las aldeas o Janatana Sarkar. Desde entonces, se han distribuido grandes extensiones de tierra entre los sin tierra. Se ha frenado el saqueo de los recursos forestales por parte de las mafias de la selva y se han restablecido los derechos de los adivasis sobre los productos forestales, garantizando al mismo tiempo su uso regulado.

A partir de 1996, con el fin de limitar la dependencia de los adivasis de los recursos forestales y la caza, se ha fomentado entre ellos la práctica del cultivo de frutas y hortalizas. También se fomentó la agricultura individual y cooperativa mediante la distribución de semillas de frutas y verduras a individuos, familias y comunidades. Ambas formas de agricultura, la privada y la colectiva, se permitieron simultáneamente para que las gentes pudieran elegir una de ellas tras valorar sus pros y sus contras. Hay que recordar que la Revolución de Nueva Democracia en la India no contempla poner fin a la empresa privada, sino que, más bien, pretende que las empresas privadas funcionen teniendo en cuenta las necesidades de las amplias masas.

Al cabo de dos años se inició la colectivización de recursos animales tales como vacas, búfalos, bueyes, cabras, patos, gallinas, etc. Se confiscó el ganado de los terratenientes y de los prestamistas y se trasladó a un lugar previamente acordado. El estiércol de los animales se almacenaba y empleaba como abono orgánico. Dichas prácticas servían para mantener las aldeas limpias y para reducir las necesidades de fertilizantes químicos.

El éxito de dichas políticas enfureció a los terratenientes, comerciantes y prestamistas locales, quienes trataron de reprimir el movimiento con la ayuda de la policía. La razón principal de su ira fue la confiscación de sus tierras. Además, debido al reparto de la tierra entre los campesinos pobres, les resultaba difícil obtener mano de obra agrícola barata para sus propias tierras. A su vez, los agentes forestales y los políticos locales vinculados a las mafias de la selva se vieron privados de sus fuentes regulares de ingresos.

Del mismo modo, como los agricultores podían conservar toda su producción, dejaron de depender de los prestamistas locales, lo que dio lugar a una reacción en cadena. Por ejemplo: si el tercer mundo logra poner fin a la explotación de las corporaciones multinacionales, dichas corporaciones se verán obligadas a aumentar la explotación y la represión sobre el pueblo norteamericano, empujando a los estadounidenses al campo de la política revolucionaria. De igual modo, el modelo agrícola y ganadero cooperativo en las aldeas adivasis desató la alarma en las ciudades. Todas las fuerzas reaccionarias se unieron para destruir los Janatana Sarkars. Para hacer frente a tales ataques, el ejército guerrillero de los oprimidos aumentó también en tamaño y fuerza, lo cual, a su vez, reforzó a los Janatana Sarkars.

En 1997-98 los habitantes de 238 pueblos de Dandakaranya construyeron 110 estanques mediante trabajo voluntario, así como 47 grandes embalses destinados al riego, la acuicultura y a atender las necesidades ganaderas. Entre agosto y septiembre de aquel año, se emplearon casi 300 mil huevas de pez y varios miles de huevas de cangrejo con miras a desarrollar ampliamente la piscicultura. En 1998 el gobierno popular comenzó a distribuir huevas de pez a gran escala entre la población local, convirtiéndose pronto esta actividad en una base de la economía local. En la actualidad existen embalses o estanques en casi todas las zonas bajo gobierno de los Comités Populares Revolucionarios. En las mismas áreas donde la agricultura tuvo antaño un desarrollo muy limitado existen ahora extensos cultivos de frutas como la papaya, el plátano, el mango, el limón y la guayaba, y verduras como la cebolla, el ajo, la berenjena, la calabaza, el calabacín, el quingombó, la coliflor, el maíz, la cebolleta, el tomate, etc.

Los Comités Populares Revolucionarios han tomado la iniciativa de formar a la población local en todo tipo de prácticas agrícolas, tales como el desarrollo de sistemas de riego, el fomento de la ganadería y el desarrollo de la cría animal, la transformación de suelo forestal en tierras agrícolas y la organización para la recolección o la preservación de abonos, semillas, etc. En la zona de Mad, en Dandakaranya, otrora la zona más atrasada de la región, hoy existen granjas agrícolas cooperativas dirigidas por los Comités Populares Revolucionarios. Cada año, en enero y febrero, se realizan trabajos de nivelación de tierras durante 10 a 15 días. Se han ampliado los cultivos de plantas medicinales. Han surgido numerosos centros de salud locales, así como centros de salud móviles. Estos últimos proporcionan al pueblo servicios básicos de salud gratuitos en zonas muy amplias y remotas.
En los colegios bajo control de los Comités Populares Revolucionarios se imparten ocho asignaturas a los estudiantes de primero a quinto: matemáticas, ciencias sociales, ciencia política, hindi, cultura, biología, ciencia general e historia de Dandakaranya. Se han creado libros de texto para tales asignaturas. Lo más importante, quizá, ha sido la recuperación, con gran esfuerzo, del gondi, la lengua de los adivasis, así como el establecimiento de un plan de estudios de primaria en dicha lengua. Notable ha sido también la elaboración de un diccionario de la lengua gondi. Se están realizando importantes esfuerzos para recuperar una lengua aún más atrasada, el halvi. Sólo en Dandakaranya se publican regularmente más de 25 revistas. En las zonas bajo control de los Janatana Sarkars, las bebidas alcohólicas extranjeras que se fabrican en la India están prohibidas, aunque no las bebidas nacionales, el hadia, etc. Sin embargo, el consumo de alcohol está prohibido en la organización revolucionaria y se llevan a cabo campañas de concienciación pública contra el consumo de alcohol, tabaco, etc.

En las zonas de Dandakaranya donde se han establecido gobiernos populares hasta el nivel de distrito, el primer paso revolucionario fue el establecimiento de los derechos del pueblo sobre los aspectos fundamentales de la economía rural: la tierra, las cosechas, el ganado y las reservas de agua. No se ha liquidado la propiedad privada pero todos los bienes raíces de los terratenientes han sido expropiados y repartidos entre los campesinos.

La gram sabha es el órgano fundamental del Janatana Sarkar. La gram sabha vela por la administración local en cada pueblo y todos los habitantes de la aldea, con excepción de los pertenecientes al campo enemigo, forman parte de ella. Todos los años, cada gram sabha organiza al menos dos reuniones. En la primera se toman las decisiones mientras que en la segunda reunión se valora el modo en que fueron llevadas a la práctica. Si los aldeanos no están satisfechos con la actuación de un miembro [del Comité Popular Revolucionario], en la gram sabha tienen derecho a expresar su descontento y pueden remover a dicha persona del comité correspondiente.

Entre tres y cinco aldeas de ese tipo, o lo que viene a ser lo mismo, entre 500 y 3.000 personas, constituyen un Comité Popular Revolucionario. Entre 10 y 15 Comités Populares Revolucionarios de este nivel forman un Comité Popular Revolucionario regional o gobierno regional, que abarca a entre 10.000 y 20.000 personas. Finalmente, entre tres y cinco Comités Populares Revolucionarios regionales constituyen un Comité Popular Revolucionario de división o de distrito.

Hay 9 departamentos en la Administración de un Comité Popular Revolucionario de distrito:

1. Defensa. 2. Hacienda. 3. Agricultura. 4. Pequeñas Industrias. 5. Justicia. 6. Educación y Cultura. 7. Desarrollo Social y de la Salud. 8. Protección de los Bosques. 9. Comunicación de Masas.

Siete, nueve u once miembros constituyen los Comités Populares Revolucionarios locales o regionales. Hay 15 miembros en el comité de distrito, del que forman parte un presidente, un vicepresidente, un representante del Ejército Popular Guerrillero de Liberación [PLGA, en sus siglas en inglés], cada uno de los responsables de funcionamiento de los 9 departamentos y 3 representantes del comité de área del Partido. En la gram sabha o asamblea local, todos los aldeanos excepto los enemigos de clase eligen a los miembros del comité y deciden las tareas a realizar en materia de desarrollo. Los aldeanos tienen derecho a llamar la atención de cualquier miembro del comité elegido que no cumpla debidamente las tareas que se le hayan asignado.

En 2008, se constituyó un comité preparatorio en la Zona Especial de Dandakaranya para coordinar las actividades de dos Comités Populares Revolucionarios de distrito. A pesar de las operaciones de los Salwa Judum entre 2005 y 2008 y de la Operación Greenhunt, puesta en marcha por los gobiernos reaccionarios central y estatal para aplastar los Janatana Sarkars, dichos gobiernos populares han seguido funcionando gracias a que el apoyo popular es el eje de un modelo alternativo de desarrollo en el que la participación del pueblo representa la garantía de la distribución equitativa de la riqueza.

El mero hecho de que los maoístas pretendan subvertir el sistema actual no significa que se opongan a los proyectos sociales del Estado. En aquellas áreas donde aún no se han establecido los Janatana Sarkars, los maoístas participan activamente en distintos movimientos con el objetivo de garantizar la correcta aplicación de proyectos gubernamentales tales como los 100 días de trabajo, la recogida de aguas, los subsidios estatales a las pequeñas industrias, las viviendas sociales para los pobres, etc. Los maoístas exigen la correcta aplicación de este tipo de proyectos sociales gubernamentales que ellos mismos pretenden organizar a mayor escala.

Los maoístas quieren que el bienestar producido por los beneficios derivados de la utilización de los recursos nacionales alcance al mayor número de personas. Por esa misma razón el Banco Mundial se opone al proyecto de 100 días de trabajo (MGNREGA [siglas en inglés de la “Mahatma Gandhi National Rural Employment Guarantee Act”]), al considerar que si los campesinos consiguen ingresos por esa vía no se convertirán en mano de obra barata en las ciudades.

Por otra parte, los maoístas han exigido siempre que la puesta en marcha y expansión del proyecto MGNREGA se produzca dentro de unos parámetros aceptables. Los maoístas no están en contra de las extracciones mineras, pero sí se oponen frontalmente a las políticas que permiten el desplazamiento de los habitantes de los bosques y las montañas, la deforestación indiscriminada y la facilitación del saqueo de valiosos recursos minerales por parte de las corporaciones multinacionales, en nombre todo ello del desarrollo de la minería y de la industrialización.

Es necesario comprender con toda claridad que la naturaleza agresiva actual del capitalismo global está llevando al mundo hacia el desastre, nos está llevando a una situación de agotamiento de los recursos naturales y de destrucción del medio ambiente. En estas condiciones, aumentarán las enfermedades humanas y para mantener el actual modo de vida malsano y enfermizo de la humanidad, tanto los medicamentos como los servicios sanitarios serán cada vez más caros. Para impedir semejante desastre y salvar el futuro del mundo, la necesidad más perentoria es construir un sistema político y económico alternativo, respetuoso con el medio ambiente, autosuficiente, no derrochador y capaz de generar empleo.

Los Janatana Sarkars, bajo la dirección de los maoístas, luchan por establecer una sociedad de este tipo. Hasta el día de hoy, la inspiración para esta lucha procede del histórico movimiento de Naxalbari, acaecido hace 50 años, un movimiento que mostró el camino para la liberación de las masas trabajadoras de la India.

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29 de agosto de 2017

RBC: Naxalbari, 50 años del Trueno de Primavera (1967-2017)

En 1967 una gran insurrección de obreros y campesinos de la región de Naxalbari en la India se alzó contra la opresión feudal y del incipiente capitalismo hindú. Aquella rebelión armada se extendió rápidamente a lo largo de varias zonas del país y fue la base para gestar la Guerra Popular que hoy es inspiración de los revolucionarios de todo el mundo. Su importancia fue reconocida de inmediato por Mao Tse- Tung, en medio de la Gran Revolución Cultural Proletaria, donde se le dio un respaldo especial a este levantamiento en el cual las masas, empuñando armas rudimentarias, palos, hoces y machetes, se levantaron contra el gobierno indio, quien respondió furiosamente con una represión atroz.

El espíritu de Naxalbari fue avivado por los revolucionarios de la India y hoy quienes lo reivindican en la India se hacen llamar Naxalitas. Esa región desconocida para el mundo se identifica hoy por millones de comunistas y revolucionarios como el símbolo de la lucha armada de masas, sendero al que se renuncia hoy en otras partes del mundo por la infiltración del revisionismo en el movimiento comunista mundial (el ejemplo más claro de esa rendición y traición a las masas son las FARC colombianas).

La Unión Obrera Comunista (MLM) de Colombia, en homenaje en el aniversario de aquel levantamiento de Naxalbari, ha publicado un folleto titulado "Naxalbari-50 años del trueno de primavera", en el cual se recopilan importantes documentos del movimiento revolucionario naxalita desde aquel estallido popular en la pequeña aldea de la región de Bengala. hasta la actualidad, cuando el movimiento naxalita se ha convertido en la vanguardia comunista y ejemplo de fidelidad a los principios de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao y tantos otros grandes revolucionarios en la teoría y en la práctica que han mostrado el camino a la clase trabajadora y a los oprimidos para su emancipación.

Compartimos el documento a continuación:

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La gran pitada al Borbón en la manifestación de Barcelona


Imagine similară

Para que los televidentes no escucharan el recibimiento histórico que se le hizo a la banda Rajoy/Borbón en Barcelona, con motivo de la manifestación contra el "terrorismo" del pasado sábado día 26 de agosto, en Televisión Española, y otros canales del régimen, suprimieron el sonido ambiente.

Aquí compartimos dos vídeos que incluyen el audio del enorme abucheo contra los que, mientras venden armas a las dictaduras terroristas de la península arábiga, echan lagrimitas de cocodrilo cuando sus sicarios asesinan.



27 de agosto de 2017

RBC: Los revisionistas japoneses y Corea del Norte

Imagini pentru lenin la predica abstracta de la pazEl siguiente artículo, publicado hace tiempo por uno de los miembros de la Red de Blogs Comunistas (RBC), el blog Victoria de los Oprimidos y Explotados, muestra la complicidad y actitud  tibia de muchos partidos comunistas ante las sanciones de la ONU a Corea del Norte, incitadas y apoyadas por todas las potencias capitalistas. Es el caso del Partido Comunista de Japón, que siempre ha optado por la defensa de la „paz”, es decir, del desarme nuclear de Corea del Norte en vez de apoyar su derecho soberano a defenderse ante las presiones y amenazas del imperialismo.

La resolución de la ONU citada en el artículo es de hace un año, pero la situación de continuo hostigamiento a Corea del Norte continúa, habiéndose aprobado este mes otra resolución similar que, como habitualmente, han apoyado todas las potencias imperialistas, y ante la cual gran parte de los partidos comunistas no se han posicionado con firmeza en su contra. El Partido Comunista de Japón sigue hoy, por ejemplo, con sus mismos posicionamientos en favor de „la paz” en la península coreana en vez de denunciar que son Corea del Sur y EEUU los que la amenazan, olvidando demasiado fácilmente que „ El pacifismo y la prédica abstracta de la paz, son una forma de embaucar a la clase obrera y que no se rebele contra su opresor” (Lenin).

Entre el verdugo y la víctima no puede mantenerse la neutralidad; o se está con los pueblos oprimidos o con el imperialismo que les declara la guerra. El PCJ ha decidido su camino posicionándose con las grandes potencias capitalistas, EEUU, Rusia y China, bajo el hipócrita discurso de la paz, que no es otro que el de la sumisión al capital y al imperialismo.




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El Partido Comunista de Japón (PCJ) celebre en sus inicios por poseer algunos líderes notables y convertirse en el único partido político de Japón que se opuso a las guerras de agresión contra Corea, Taiwán y China durante los años 30 y 40, pronto entró en un total y profundo revisionismo.

Actualmente el PCJ sigue el parlamentarismo y defiende ideas revisionistas como la teoría de la “mayoría”, de que en el socialismo la gran burguesía y las fuerzas reaccionarias tienen derecho a tener voz y voto, un pacifismo que en la práctica ayuda al imperialismo…

Niega la dictadura del proletariado al afirmar que: “La libertad de diversas ideologías y creencias, así como las actividades políticas, incluidas las de los partidos de oposición, será rigurosamente protegida.”, respecto a la transición al comunismo se pronuncia con estos términos: “la transformación socialista no se llevará a cabo en un breve período de tiempo; sino que será un proceso largo que requiere un progreso etapa por etapa basado en el consenso nacional. Tal transformación comienza con la formación de un consenso entre la mayoría de la gente en apoyo de un avance hacia el socialismo / comunismo; Se establecerá el objetivo del socialismo con un respaldo de una mayoría parlamentaria estable.”

Como aspectos positivos cabe destacar que el PCJ defiende la expulsión de las bases militares de EE.UU., la no entrada en el TTIP (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión) por sus funestas consecuencias en el sector agrícola japonés entre otros sectores y la independencia soberana de Japón de cualquier imperialismo. Sin embargo no llega más allá de ser un partido pequeñoburgués, pues su línea política es torcida y revisionista.
Los japoneses no deben confundirse a pesar que el PCJ tiene algunos rasgos progresistas en la práctica juega un papel favorable al imperialismo. Una muestra es su carácter pacifista que denuncia en iguales términos la militarización de las potencias imperialistas como de los países agredidos.

Recientemente hizo la siguiente declaración favorable a las sanciones aplicadas a Corea del Norte:

“El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 3 de marzo aprobó por unanimidad una resolución para imponer sanciones adicionales a Corea del Norte por la prueba nuclear que llevó a cabo el 6 de enero y el lanzamiento de un misil balístico de facto el 7 de febrero.

El Partido Comunista de Japón ha ido expresando su opinión de que las resoluciones de sanciones por el Consejo de Seguridad son necesarios para conseguir Corea del Norte se siente a la mesa de negociaciones para discutir la reducción de su programa de armas nucleares.
El Presidente del PCJ Shii Kazuo el mismo día emitió un comunicado dando la bienvenida a la última resolución del Consejo de Seguridad. Los extractos de su declaración son los siguientes:

A pesar de una serie de pertinentes resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad, la aplicación de las sanciones impuestas por las resoluciones anteriores no ha sido suficiente. Se requiere que la comunidad internacional lleve a cabo plenamente las nuevas sanciones y mejore su eficacia.

Es importante que la resolución reafirme su apoyo a las conversaciones de seis partes, pide que se reanuden, y reitere su apoyo a los compromisos establecidos en la Declaración conjunta del 19 de septiembre de 2005.
v998El diálogo es la única manera de resolver el problema nuclear de Corea del Norte, y las conversaciones de seis partes es el lugar más apropiado para entablar un diálogo diplomático.
Nuestro partido llama una vez más a los países pertinentes a renovar sus esfuerzos políticos y diplomáticos para reanudar las conversaciones de seis partes con el fin de poner atrás el problema nuclear de Corea del Norte. De forma que se trace un camino hacia soluciones viables a través del diálogo y Corea del Norte abandone su programa de armas nucleares.”

En otras palabras el PCJ viene a decir: ¡Corea del Norte desármate y deja que los yanquis conquisten tu territorio! Como si Corea del Norte y EE.UU estuvieran en igualdad de condiciones, no diferenciando que uno es el oprimido y el otro el opresor.

¡ Con los imperialistas no hay nada que negociar !
¡ No al pacifismo proimperialista !
¡ No a la rendición y a la conciliación con el imperialismo !
¡ Yanquis fuera de Corea y Japón !

24 de agosto de 2017

!Retomar el camino de Octubre! (Línea Proletaria nº1)

Ha salido el nº1 de la Revista Línea Proletaria, órgano por la reconstrucción ideológica y política del comunismo. En este número, además de otros interesantes artículos que podréis ver pinchando sobre el link anterior, aparece uno titulado ¨!Retomar el camino de Octubre! Un homenaje al Centenario de la Revolución Bolchevique", que compartimos a continuación:

¡Retomar el camino de Octubre!

Un homenaje al Centenario de la Revolución Bolchevique

Unos y otros se reclaman sus herederos. Unos y otros compiten por ver quién denigra su memoria más y mejor. Con la vista puesta ya en el festejo común, se desempolvan los viejos bártulos y se les saca brillo a los mitos que ni siquiera el fracaso diario logra tumbar. Encogiéndose de hombros, el burócrata obrero, jefecillo-administrador de cualquier grupúsculo comunista, desenterrará una pléyade de efemérides con las que espera hacerse un hueco en la competencia de su saturado movimiento local. Quizá el folclore rojo pueda empujar hacia delante la gris cotidianidad de la interminable lucha de resistencia.

            Y es que unos y otros se dan cita este año: desde el gestor obrero de la esclavitud proletaria venido a menos hasta el efusivo pequeñoburgués despechado. ¡Glorioso Octubre! Todos encuentran un nicho en el mercado de la política radical gracias a su recuerdo. Tal es el reverso de su grandeza. A cien años de aquellos días que estremecieron el mundo, su sombra todavía es lo bastante larga como para acoger a todos los profetas del derrumbe, a todo ese musgo que vegeta pasivamente en la humedad y la podre de la sociedad burguesa. Por un momento, parece que esos unos y esos otros han encontrado un paraguas común bajo el que cobijarse. ¡La mayor sacudida revolucionaria que ha conocido la humanidad, devenida carpa del circo de la confraternización comunista! ¡El embate que trastornó los cimientos de la sociedad de clases, pervertido hasta ser convertido en un exánime fetiche! ¡La refutación práctica de todos los prejuicios espontaneístas, transmutada en cobertura descarada de esos mismos prejuicios!

            El proletariado, por su lado, sigue ahí abajo, ajeno a los tinglados con los que el revisionismo intenta, en vano, atraérselo. «Las masas nos darán un nuevo Octubre cuando su situación se haga insoportable». Así razonan nuestros mediocres oportunistas, eximiéndose a sí mismos de la responsabilidad de su propia bancarrota. Ya las masas harán algo cuando les convenga: la misma teología que hace de Octubre una espontánea epifanía convierte al proletariado en un Cristo que aún debe vivir una mayor mortificación de la carne para que se produzca una segunda venida. Como el mundo burgués al cual se deben, los administradores obreros de la esclavitud de las masas se entregan a las formas más nauseabundas de cinismo.
Imagini pentru revolucion octubre

            Pero ello los delata. Su revolución nunca ha tenido vocación de romper con la lógica de lo existente. Más bien ha sido su colofón y su corona. La radicalidad discursiva viene a ser poco más que el excitante artificial que hace más ameno el repetitivo día a día de la realpolitik revisionista, de la lucha posible. No la niega, no la supera, sino que la presupone y completa, del mismo modo que el robo complementa la propiedad y proporciona al burgués un motivo para escandalizarse. Los festejos presuponen el espectáculo y la impotencia. Ya las masas harán. Ladina justificación del orden de cosas existente, ampararse en la triste excusa de que será el propio mundo esclavo quien proporcione a los esclavos los instrumentos de su emancipación. Ya las masas harán. Sea: acudamos al criterio de la práctica y comprobemos, pues, qué hicieron las masas aquel año tan señalado.

            Una vez desgastadas las ilusiones patrióticas que arrastraron a los hijos del campesino ruso a desangrarse en la carnicería imperialista de 1914, las clases populares del país de los zares se irguieron decididamente contra la autocracia, echándose en brazos de la democracia burguesa. Mencheviques y socialrevolucionarios, en alianza con el Partido Demócrata Constitucionalista, consiguieron levantar su república, la república de la burguesía, apoyándose en los instintos democráticos de las masas. Éstas, organizadas en los Soviets y armadas, mantenían un poder paralelo al del Gobierno Provisional, al cual cedían la iniciativa, dejándose llevar por las esperanzas legalistas y las promesas de una Asamblea Constituyente. Si agosto de 1914 fue el mes del fervor chovinista, febrero de 1917 fue el mes del desbocamiento de todas las fantasías pequeñoburguesas, de todas las ilusiones respecto a la posibilidad de construir en Rusia, «el país más libre del mundo», la democracia más amplia y más pura. La facilidad con la que el aparentemente inexpugnable bastión zarista fue barrido por la Revolución sólo pudo alimentarlas, decuplicar su fuerza y arraigarlas en el imaginario colectivo del agitado pueblo ruso. Fue en este fértil suelo donde germinó la república de Miliukov y Lvov, de Kerenski y Tsereteli.

            Pero el precario equilibrio de clases sobre el que se sostenía el Gobierno Provisional hubo de precipitar rápidamente los acontecimientos. Bajo la mendaz excusa de la «defensa de la patria», los representantes de la democracia burguesa y pequeñoburguesa en el gobierno prosiguieron la política de anexiones y pillaje imperialistas, desacreditándose cada vez más frente a las masas extenuadas por la guerra. A cada paso estaba más claro que los mencheviques y los socialrevolucionarios, colaboradores del partido de la gran burguesía y los terratenientes, sólo podían jugar el papel de pantalla de la dictadura contra la clase obrera y el campesinado, el papel de correa de transmisión del Poder burgués-terrateniente en el seno de las masas ─Soviets mediante. El ametrallamiento de las manifestaciones contra la guerra del 4 (17) de julio, en la que participaban obreros y soldados encabezados por el partido de Lenin, fue el toque de campana que probó que los políticos pequeñoburgueses estaban de hecho subordinados a la dictadura militar, a la cual se unieron entusiasmados para reprimir a los bolcheviques y a los obreros conscientes. El período del doble poder había llegado a su fin.

            «Las armas en manos del pueblo y éste libre de toda violencia exterior: tal era el fondo de la cuestión»[1]. Únicamente bajo esas condiciones era razonable pensar en un tránsito pacífico del Poder burgués del Gobierno Provisional al Poder de los Soviets, aún hegemonizados por el menchevismo y el populismo eserista. Pero con el paso de estos a la contrarrevolución en julio de 1917, tal alternativa se diluye definitivamente, transformándose los Soviets en los apoyos de masas de la dictadura burguesa. La consigna con la que los bolcheviques habían dirigido su actividad práctica en los meses precedentes, «¡todo el Poder a los Soviets!», deviene también contrarrevolucionaria, y es puesta fuera de circulación.

            El período siguiente vendrá a probar que, pese a ser los órganos de la más extensa democracia, los Soviets eran incapaces de frenar la contrarrevolución burguesa, siendo más bien su apoyo inconsciente. Los obreros y soldados organizados en ellos, obnubilados por las doradas promesas de unos políticos pequeñoburgueses cada vez más comprometidos con la reacción, son el principal vaso comunicante entre el Estado y las masas populares. Y Lenin es tajante en este momento: «mientras los obreros y los campesinos no comprendan que esos líderes son unos traidores, que es preciso echarlos, destituirlos de todos los cargos; mientras no comprendan eso, los trabajadores seguirán siendo inevitablemente esclavos de la burguesía»[2].

            Esta situación llegará a un punto culminante a finales de agosto, cuando el general Kornílov lleve a cabo una frustrada intentona de restauración monárquica. Es en este momento ─y no antes─ cuando la agitación bolchevique consigue ir calando entre las masas: se va asentando el convencimiento de que los representantes de la democracia pequeñoburguesa no pueden, en tiempos de guerra civil, ser otra cosa que un muro de contención frente a la implantación de la democracia de las masas obreras y campesinas, y que la otra alternativa es, inevitablemente, la dictadura de los espadones bonapartistas, como Kaledin o el propio Kornílov, aliados del entonces presidente del Gobierno Provisional Kerenski. Una idea se dibujaba en la mente colectiva de las masas, cada vez con más fuerza gracias a la agitación bolchevique y alimentada por las recientes experiencias contrarrevolucionarias y la kornilovadao dictadura de los Soviets de obreros, campesinos y soldados con el único partido que ha probado estar por esta hasta el fin (el partido bolchevique); restauración de la monarquía con el beneplácito tácito de los políticos pequeñoburgueses, demasiado pusilánimes para posicionarse por la dictadura de las amplias masas rusas sobre la minoría capitalista-terrateniente y su burocracia.

            Para el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, el bolchevismo ya había ganado a la mayoría en los Soviets de Moscú y Petrogrado para el comunismo. La insurrección, cual marcha triunfal, inició una nueva fase de la guerra civil que más o menos larvadamente se venía desarrollando en Rusia desde la Revolución de Febrero. De las cenizas de la Revolución burguesa se levantó el fénix de la Revolución Proletaria.

            Ahora bien, nada más iluso que pensar, tras todo ese pequeño siglo XX de revoluciones proletarias, que la vanguardia bolchevique se haya limitado a ser la expresión consciente de un proceso inconsciente, como si el advenimiento de la Revolución de Octubre estuviese fatalmente inscrita en los sucesos posteriores a Febrero. La historia nos demuestra que la efervescencia del movimiento de masas es un elemento intrínseco de la Revolución burguesa. La marea de campesinos provenientes del agro desfeudalizado es el corazón de la Revolución democrática. Esa masa en eterna y espontánea agitación es el medio ambiente sobre el cual el orden burgués tiene que reinventarse continuamente; es esa negatividad que disuelve los románticos lazos naturales y que el naciente Estado capitalista canaliza incesantemente hacia la edificación positiva de su mundo. Los órganos de masas generados de manera espontánea en el curso de la lucha, su extensión y, finalmente, su progresivo acomodo al mundo dado una vez decrece la marea revolucionaria, lleva a la colusión con las fuerzas reaccionarias, a la integración de las clases potencialmente revolucionarias en la maquinaria del Estado burgués que emerge tras toda revolución antifeudal victoriosa. Ahí tenemos el ambiguo papel jugado por los Soviets antes de Octubre, su rol natural en ausencia de un factor independiente capaz de romper la maldición y la cadena. Y es precisamente en los grandes virajes históricos donde se plasma la lección práctica de que el temor por llevar la Revolución hasta el fin conduce inevitablemente a subordinarse al partido del orden y a trabajar, en los hechos, por el encuadramiento de las masas en el entramado económico y político que la burguesía construye para sí, por su confinamiento en los márgenes del mejor de los mundos posibles, que todos los «políticos realistas» de ayer y hoy se esfuerzan por edificar.

            Pero no basta, en estos oscuros tiempos de reacción, con limitarse a aseverar esta verdad. No basta con reconocer la enseñanza general de que la Revolución agudiza los antagonismos de clase, enfrentando en dos campos claramente deslindados a sus enemigos y a sus promotores. Es de todo punto imprescindible comprender que, en la Rusia de 1917, este marco revolucionario general fue traído a la historia por el auge espontáneo del movimiento de masas, al estilo de las grandes revoluciones burguesas precedentes. Pero, al contrario que en 1793 o en 1848, una nueva clase entraba en el proscenio: un proletariado revolucionario maduro, templado por decenios de experiencias revolucionarias y de confrontación con el conformismo de los líderes burgueses del movimiento obrero.

            ¿Proletariado revolucionario maduro en un país mayoritariamente campesino? En un momento en que todos los socialdemócratas de los países capitalistas avanzados confiaban en el natural desarrollo de la clase obrera sindicada hacia el socialismo, los bolcheviques se encontraron con que en Rusia ésta ni siquiera existía como tal. El leninismo surge y medra precisamente como respuesta de los revolucionarios rusos ante un panorama en el que la Revolución burguesa está pendiente pero donde todavía no se ha desarrollado la clase que podría llevarla hasta el final de la forma más consecuente. El atraso histórico del Imperio zarista obliga a los socialdemócratas rusos a asumir que, en un primer momento, no hay más proletariado revolucionario que su vanguardia, el sector de avanzada portador de esa teoría revolucionaria madurada a lo largo de más de un siglo de luchas obreras en Europa.

            El auge espontáneo del movimiento de masas en la Rusia preburguesa, de la mano del abismo a cuyo borde fue arrastrada la humanidad por la guerra imperialista, proporcionó a los bolcheviques el marco revolucionario general de actuación. Pero la capacidad de obrar como partido independiente, como fuerza de peso en la guerra de clases rusa e internacional, sólo pudo ser forjada a lo largo de 34 años (1883-1917) de combate contra el oportunismo y de progresiva definición de las tareas de la Revolución a partir de los principios generales desarrollados en base a decenios de experiencia del movimiento obrero internacional. Se trataba, ante todo, de la educación ideológica de los propios bolcheviques, de forjar cuadros que fuesen capaces de aplicar una línea revolucionaria solvente y orientada a engendrar revolución a una escala cada vez más amplia. Sólo así es posible comprender esa insistencia de Lenin en la educación de tanto la vanguardia como de las masas. Sólo así es posible comprender por qué después de cada viraje táctico, de cada victoria o de cada derrota, los bolcheviques se esforzaban por explicársela a los obreros, por relacionarla con la correlación de fuerzas de clase y dilucidar su conexión con las tareas de la Revolución. Sólo así es posible comprender, en definitiva, que las masas únicamente extraen lecciones revolucionarias de sus experiencias políticas a condición de que su vanguardia sea lo bastante capaz como para explicárselas y lo bastante audaz para llevarlas hasta sus últimas consecuencias, vinculándose efectivamente con el resto de la clase. Y esto es lo que prueba Octubre: que no fue un impersonal devenir histórico ni una argucia de la razón lo que hizo que el capitalismo ruso, la República burguesa, se derrumbara como un castillo de naipes bajo el empuje de los obreros y los campesinos armados. No: fue la revolución en la conciencia, tenazmente impulsada por los comunistas en el fragor de la lucha de clases, lo que llevó al proletariado ─sostén del capital en condiciones de vida burguesa normal─ a rebelarse contra los amos y echar por tierra todas las ilusiones, todos los fetiches que la sociedad de clases impone a sus esclavos.

            La ominosa sombra de lo viejo, de la atrasada Rusia, obligó a los bolcheviques a desarrollar lo nuevo, a empujar hacia adelante los tiempos que la marcha de los acontecimientos parecía imponer como un destino inapelable. Y lo que entró en la palestra de la historia como una respuesta aparentemente circunstancial y exclusivamente nacional a las condiciones autocráticas y semifeudales del desarrollo de la revolución en Rusia acabó por desbordar todos los esquemas de aquel marxismo acomodado a los despachos sindicales de la II Internacional, revelando esa ruptura la auténtica universalidad del leninismo. La ruptura: el proletariado arrastrando tras de sí a todos los oprimidos de la tierra, arrancándolos durante un fugaz mediodía de las garras de los ciclos objetivos de revalorización del capital, poniéndose a sí mismo como clase revolucionaria, como primera y única ley del desarrollo histórico y umbral de la humanidad emancipada.
Imagini pentru revolucion octubre
            Ahí reside la auténtica trascendencia de la guerra de clases proletaria. La sociedad burguesa se funda sobre la anarquía, sobre el caos y la incesante asimilación de ese caos a un orden económico racional, mecánico. Recordemos el Manifiesto: la burguesía no puede subsistir sin revolucionar continuamente la producción. Todos los lazos, todas las vinculaciones personales, todos los vestigios de los modos de producción naturales, preburgueses, son disueltos por esta negatividad, cuya encarnación humana es el proletariado, la clase de los desposeídos, de los humillados. El comunismo asume este caos, pero no lo reconduce hacia el orden, hacia una nueva alienación, sino que lo lleva hasta el final, emancipando a la humanidad de todas las cadenas que la atan a lo dado, a lo exterior, sea éste el señor feudal, la tierra de la comunidad rural o los infinitos ciclos económicos del capital.

            Esta universalidad del comunismo retumba al tenor de las «salvas de los cañones de la Revolución de Octubre»[3] que despertaron a los pueblos de Asia y África de su letargo secular. Dejando de ser objetos de la historia, pasan a ser, junto al proletariado internacional, actores decididos de la misma. Los millones de oprimidos de las colonias y los países dependientes entraron en el camino de su liberación llevados de la mano por esa joven y vigorosa clase que recoge en sí los mejores frutos de la civilización. Sólo el proletariado revolucionario estaba dispuesto a llevar las propias luchas democrático-burguesas de las masas hasta el final, misión a la que los representantes de la ajada burguesía ya habían renunciado.

            Y no se piense que esto se refiere únicamente al orden de las luchas en las colonias. También la clase obrera mundial, aún como clase puramente económica, vio una espectacular explosión de sus formas de organización más elementales al calor de la ofensiva revolucionaria que desplegó Octubre. La tasa de afiliación sindical no sólo se disparó a partir de la Primera Guerra Mundial y hasta mediados de los años 20 ─coincidiendo con ese primer fogonazo de la Revolución Proletaria─; también la paulatina pérdida del horizonte revolucionario tras la Segunda Guerra Mundial fue correspondida, en gran parte de los países europeos, por un notable retroceso en la extensión de la organización sindical[4]. La vieja y gastada letanía economicista que presenta el sindicato como hábitat natural de los comunistas es demolida por la experiencia del Ciclo también en este sentido: no es el vigor del sindicato el preludio del alba revolucionaria, sino que ha sido esta la que ensanchó sus límites históricos más allá de lo que cabría esperar sin la concurrencia de una clase con conciencia para sí misma.

            Y es que, muy contrariamente a la mitología que promocionan nuestros revisionistas, la revolución no es una consecuencia de lo dado ni de su mudo crecimiento. Es, más bien, su fundamento y su esencia, su permanente e inquieto fondo, su más íntima razón de ser. Tal es la columna vertebral de la dialéctica: la revolución como fundamento de todo lo real, tanto en el orden natural como en el social. Ahí la ruptura, ahí el «salto cualitativo». Bajo su interesada lectura de la dialéctica, los comunistassindicalistas llegan a la coherente conclusión de que hay que dedicarse a tareas no revolucionarias antes de poder «hacer la Revolución». Coherente con el mundo burgués, naturalmente. Porque si el revolucionario es aquél que toma partido por la ruptura, por la subversión de lo viejo de la forma más decidida, es forzoso comprender que las únicas tareas que los comunistas tienen por delante son precisamente las revolucionarias.

            ¿Y qué mejor ejemplo que Octubre para probarlo? La idea de que la revolución requiere otras tareas que no sean la revolución misma lleva a confluir con la tesis menchevique de que el proletariado, debido a las condiciones objetivas de la Rusia zarista y de la Rusia republicana, no podía hacer otra cosa que ceder el testigo de la dirección de las masas a la burguesía. Frente a ello, ya desde 1903 y en constante pugna contra la tendencia espontánea a abandonarse a la inercia de lo existente, se desarrolló el bolchevismo, como «corriente de pensamiento político y partido político»[5] portador de la revolución. Y véase cuán profundo es el impacto de esta sobre la realidad que los mencheviques tuvieron el triste honor de adelantarse al desarrollo del oportunismo en los países europeos avanzados. Definieron su fisionomía y llevaron sus ideas hasta el final con años de antelación a éstos, justamente debido al empuje que sobre ellos ejercieron las posiciones revolucionarias, obligándolos a explicitar todos sus matices y refinar su modus operandi. Esta particularidad de la maduración del oportunismo ruso anticipaba, en la esfera de la vanguardia proletaria, lo que posteriormente supondría el bolchevismo a escala nacional e internacional. Pocas pruebas hay tan elocuentes de la fortaleza de la ideología proletaria como ese poder trastocar todas las relaciones de clase en su entorno más inmediato para ir engendrando revolución a una escala cada vez mayor.

            Y ésa es quizás la definición que mejor capta el espíritu del comunismo, el espíritu de todo lo nuevo que trajo Octubre: la revolución que no tiene otro presupuesto que la revolución misma, que no tiene nada a sus espaldas salvo la propia experiencia revolucionaria de toda la humanidad. Lo que, leído «al revés», quiere decir: todo lo que existe merece perecer, pues los comunistas no nos debemos a nada de este mundo. Pero ese «merece» impone una condición: la podredumbre del viejo orden no va a ser barrida por un inexorable viento de la historia, sino por la voluntad consciente del proletariado de hacerla perecer efectivamente, de querer llevar a cabo la condena a la que ese merecimiento impele. Por su propia forma, Octubre derriba todos los mitos del credo burgués. La guerra no es, en el imaginario capitalista, más que la respuesta a un estímulo externo. Acostumbrado a ver el mundo a través de las lentes del naturalismo mecanicista, disuelve toda su riqueza en una cadena de acción-reacción. Busca la razón de la guerra y de la revolución en la etnia, en la nacionalidad, en la respuesta ciega e inmediata contra la opresión. Y más allá de toda esa irracionalidad, de todo ese reino animal del espíritu, del momentáneo trastocamiento del orden que toda guerra supone, está el buen burgués ilustrado, el ciudadano, cuyo sano juicio le permite, con un gesto de desdén, ponerse por encima de todo lo mundano y anhelar un beato estado de paz eterna.

            De igual forma razona el revisionismo. Educado en la incapacidad de ver en la lucha de clases más que ciclos económicos, sólo puede aspirar a integrar a la clase obrera en la racionalidad existente, en la imagen del mundo que condena a la humanidad a ser un ente pasivo sometido a los estímulos provenientes del exterior: el obrero acosado por la patronal tiende naturalmente a reclamar lo que es suyo, y ahí estaría la semilla del socialismo. Con este gesto, la ruptura que el comunismo supone para el desarrollo normal de la humanidad esclava es reintegrada en el mecanismo eterno del cosmos. La lucha de clases del proletariado no saldría, pues, de los cauces de éste; no buscaría abolir la realidad dada, sino perfeccionarla, limpiarla de impurezas.

            Pero Octubre pone ya un pie fuera de esta prehistoria de la humanidad que es la sociedad de clases. Octubre demuestra que el proletariado no cuenta con más que sus propias fuerzas, y que ni siquiera la cabezonería del curso regular y espontáneo de los acontecimientos puede sustituirlas. Tal es su ofrenda inmortal a los revolucionarios del mundo. Con ese atreverse, Octubre rompe los estrechos marcos en los que el revisionismo pretende encajonarlo. Demuestra prácticamente que la suprema libertad del ser humano consiste en decir no: decir no al falso amigo de un camino supuestamente ya trazado, decir no a la reducción del hombre a simple reflejo condicionado, decir no a seguir pasivamente los caprichos de un medio hostil. Decir no a toda fe, divina o secularizada, que mantenga viva la idea de una utópica realidad libre de contradicción, libre de desgarramiento. El comunismo, como doctrina de la emancipación universal, insiste vibrante: «nada de lo humano me es ajeno». Y, como la más alta expresión de la autoconciencia revolucionaria, sabe que todo lo humano, a día de hoy, pasa necesariamente por el proletariado; que la humanidad está históricamente determinada como proletariado; y que la primera piedra en el sendero de la emancipación no es otra que la voluntad del proletariado de decir no a lo que el mundo desgarrado ha hecho de él. Ésa, y no otra, es la lección universal de la Revolución de Octubre.

Comité por la Reconstitución
Julio de 2017



Notas:
[1] A propósito de las consignas; en LENIN, V. I. Obras Escogidas. Progreso. Moscú, 1973, tomo VII, p. 125.
[2] Del diario de un publicista; en LENIN: O.E., tomo VII, p. 167.
[3] Sobre la dictadura democrática popular; en MAO TSE-TUNG. Obras Escogidas. Fundamentos. Madrid,  1974, tomo IV, p. 428.
[4] Para muestra, un botón: la tasa de afiliación sindical en Suiza pasó de un 38'8% en la década de los 50 a un 30'6% en 1985; en Francia, de 20'5% a 14'5% en el mismo periodo, estando hoy en el 8%; en Italia, del 49% en la década de los 50 hasta el actual 36%, tras el breve auge del movimiento operario en los 70. Es cierto que el Estado español vio aumentar el porcentaje de obreros sindicados desde finales del franquismo, pero estamos hablando de un escueto 16% en el cambio de milenio. Además, tras la crisis del 2007 la afiliación no ha dejado de descender: los casi tres millones de trabajadores afiliados en 2008 se habían reducido hasta 2.360.000 para 2014.

23 de agosto de 2017

Corea del Norte o el fin del mito del Nuevo Orden Multilateral (por Alberto Cruz -CEPRID-)

La quimera del nuevo mundo multipolar supuestamente defendido por Rusia, China, los BRICS, etc., en la que algunos han creído a pies juntillas de manera casi religiosa, se ha demostrado una patraña.

La simpleza o la mala saña de los que creen en que un capitalismo humano o justo es posible, tan del gusto de socialdemócratas progres infiltrados en el movimiento comunista, aduladores de las nuevos polos capitalistas a los que consideran "libertadores de los pueblos" y otras asnadas, es solo producto del subjetivismo y de la holgazanería que anima a dejarse llevar por la emoción en vez de por la razón, por la fe en lugar de el análisis científico y, por supuesto, por el rechazo visceral a todo lo que sea leer y aplicar la teoría marxista-leninista.
Imagini pentru alberto cruz ceprid

Alberto Cruz, investigador del Centro de Estudios Políticos para las Relaciones Internacionales y el Desarrollo (CEPRID), explica en el siguiente artículo como el apoyo a las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Corea del Norte, impuestas el pasado 7 de agosto, por parte de Rusia y China, son una muestra más de la connivencia de intereses de todas las potencias capitalistas contra el díscolo país asiático.

"La imposición de sanciones a este país por unanimidad del Consejo de Seguridad de la ONU, el 7 de agosto de este año, ha puesto de manifiesto la confluencia de intereses entre la actual potencia hegemónica, EEUU, y los de las potencias que -hasta ahora- hacían bandera de un Nuevo Orden Multilateral diferente del actual. Es el caso de China y de Rusia".

Se trata, como titula su artículo Alberto Cruz, del fin del mito del Nuevo Orden Multilateral. El capitalismo es enemigo de la clase obrera allá donde este exista y, aunque en las inevitables luchas por los recursos entre las potencias imperialistas sus intereses puedan chocar, cuando se trata de actuar en común contra su gran enemigo, la clase trabajadora de cada estado o de la mundial, no hay fisuras.

En el artículo se explica también lo que hay realmente detrás de las sanciones contra Corea del Norte: las ambiciones imperialistas de las tres grandes potencias, Estados Unidos, China y Rusia, en especial por la riqueza del país comunista en lo que se conoce como "tierras raras", cuyo valor en minerales pone nerviosos a los norteamericanos y a los chinos (que tienen el control del 80% del mercado); China, por cierto, no ha dudado en presionar a su "aliado" ruso ("comprar" es el término usado por Cruz) para que no se oponga a las sanciones.

En definitiva, concluye el autor, mientras China y Rusia continúen con este tipo de políticas de represalias, amenazas, es decir, injerencismo y anteposición de los intereses económicos globales de la burguesía local frente a la soberanía de los pueblos, "las pretensiones de un Nuevo Orden Multilateral serán más quimera que realidad".

El artículo es de gran interés un poco largo, porque ofrece muchos datos para entender por qué el Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a China y Rusia, ha decidido sancionar y represaliar a Corea del Norte, por lo que, sin duda, merrece la pena su lectura:

***

Corea del Norte o el fin del mito del Nuevo Orden Multilateral

Alberto Cruz
Después de las sanciones de la ONU a Corea, la impresión (por no decir la certeza) es que Rusia y sobre todo China se han plegado al chantaje estadounidense

El último artículo publicado en este centro de estudios sobre Corea del Norte, en el mes de mayo, terminaba diciendo que la resolución que diese China, sobre todo, al conflicto sería determinante para comprobar si se había iniciado un nuevo mundo multipolar, tal y como venía predicando con su “consenso de Beijing”, o se estaba en más de lo mismo (1).

Imagini pentru rusia, china y eeuu contra corea del norteAhora ya se puede decir con toda certeza que estamos en más de lo mismo porque la crisis de Corea del Norte (o la crisis geopolítica con Corea del Norte como excusa) ha supuesto el fin del mito del Nuevo Orden Multilateral. La imposición de sanciones a este país por unanimidad del Consejo de Seguridad de la ONU, el 7 de agosto de este año, ha puesto de manifiesto la confluencia de intereses entre la actual potencia hegemónica, EEUU, y los de las potencias que -hasta ahora- hacían bandera de un Nuevo Orden Multilateral diferente del actual. Es el caso de China y de Rusia.

Estos dos países han venido dando pasos para la creación de un nuevo mundo que gustaban en denominar "más justo", sustentado en la multilateralidad, la diplomacia y respetuoso con las políticas y las decisiones del resto de países evitando la injerencia en los mismos. Gustaban de contraponerlo a la tradicional forma de actuación del imperialismo estadounidense y occidental, siempre amenazante e injerencista, y plantearlo como el estilo sobre el que iba a pivotar una política exterior diferente a la occidental y en la que la hegemonía giraría de Occidente hacia Eurasia (2).

Entre esos pasos hay que contar con la creación de una bolsa petrolera propia (China), al igual que una bolsa de oro propia (China) o de sistemas de pago internacionales (China y Rusia) alejados de la tradicional forma de extorsión occidental a los pueblos que no se pliegan a sus intereses (como el SWIFT) y que son en el caso chino el CIPS y en el caso ruso el MIR.

A ello hay que añadir la firma de tratados preferenciales en ámbitos comerciales y la decisión, política, de que muchos de esos intercambios comerciales se realicen en las monedas respectivas de los países que han suscrito esos acuerdos (China y Rusia ya realizan un porcentaje, pequeño aún, de ese comercio en sus propias monedas, al igual que hacen por separado con India o Brasil, por mencionar solo unos casos). Esto supone un claro desafío a la predominancia del dólar -y del euro- en las transacciones financieras internacionales y, por lo tanto, a la hegemonía de Occidente.
En un lapso de tiempo de ocho-nueve años, tanto China como Rusia han dado pasos que, en teoría y en algunos aspectos prácticos, ponían al mundo fuera de la influencia estadounidense y occidental con iniciativas como la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghai (ahora en una pequeña crisis con el enfrentamiento casi militar entre China e India), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras o la Nueva Ruta de la Seda. Incluso con iniciativas como la de los BRICS y su Nuevo Banco de Desarrollo, ya recuperados ambos tras el golpe en Brasil contra Dilma Rousseff.

Sin embargo, y de forma sorprendente para algunos, cuando lo tenían todo a su favor para dar el golpe de gracia definitivo al imperialismo estadounidense China y Rusia han optado por ir de la mano con él contra Corea del Norte. Los dos países se han plegado a la imposición de las sanciones más duras que la ONU haya impuesto jamás a un país, con la excepción del Irak de Saddam Hussein. El desconcierto ha sido tremendo en mucha gente y en muchos países puesto que al ir de la mano de EEUU tanto China como Rusia han visibilizado que se pliegan a los intereses de EEUU y en un contexto en el que permite a EEUU recuperar iniciativa en el ámbito geopolítico en unos momentos en los que su declive es patente y su hegemonía cuestionada y cuestionable incluso dentro de los propios EEUU (3).

No obstante, esta sorpresa debería haberse matizado si se hubiese tenido en cuenta que ya China había manifestado que su política exterior, basada en el famoso "consenso de Beijing", quedaba en entredicho y se parecía, como una como una gota de agua a otra, a un comportamiento típicamente imperialista al amenazar de forma clara a Corea del Norte si se oponía a los "estados poderosos". A quien correspondió el "honor" de arrojar a la cuneta los valores del "consenso de Beijing" y, con ellos, el Nuevo Orden Multilateral tan pretendidamente buscado fue a Fu Ying, presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional del Pueblo, en el mes de abril tras una durísima crítica norcoreana al ultimátum presentado por China ya entonces y que anunciaba un endurecimiento de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU, como así ha sido. Fu Ying dijo textualmente: "los estados poderosos pueden tener una mayor influencia sobre la situación internacional y deben también soportar las consecuencias de lo que dicen o hacen; los estados más pequeños o más débiles pueden contrarrestar o responder a las presiones de los estados poderosos, pero hay que pagar un precio por ello" (4).

Si además se tiene en cuenta que las sanciones a Corea del Norte se imponen cuando EEUU acaba de sancionar de forma unilateral a Rusia, otra vez, y que amenaza con sancionar a China por su práctica comercial, la impresión (por no decir la certeza) es que ambos países se han plegado al chantaje estadounidense. Que estos dos países, uno de ellos ya claramente superpotencia, hayan hecho eso pone de manifiesto que aquello del Nuevo Orden Multilateral no es otra cosa que literatura porque viene a ser más de lo mismo del existente hasta ahora.

Lento, muy lento

Siendo pragmático, se podría considerar que la realidad geopolítica es mucho más compleja de lo que indican unos cuantos movimientos, como los relatados más arriba, hacia esa nueva y pretendida multilateralidad. Pero siendo también pragmático, la realidad indica que tanto China como Rusia lanzan más humo que fuego y que al adoptar las sanciones contra Corea del Norte, impulsadas por EEUU, están mostrando de forma implacable que lo que intentan es -en el mejor de los casos- reformar de manera gradual y lenta ese orden mundial ya en declive sin molestar a EEUU más de lo necesario. En pocas palabras: no quieren cambiar de forma radical el orden mundial existente, como hasta ahora daban a entender. En su justificación, si es que es tal, no quieren que ese cambio sea "caótico". ¿Y para ello lanzan a todo el pueblo norcoreano a una crisis económica de incalculables consecuencias? Porque conviene recordar que las sanciones que la ONU impuso a Irak tuvieron como consecuencia la muerte de más de un millón y medio de niños menores de cinco años, como mucho más tarde tuvo que reconocer la propia ONU. Tal vez por ello, las sanciones adoptadas contra Corea del Norte se quedan a un nivel un poco más bajo que contra Irak, pero solo un poco más bajo porque afecta a los principales rubros de exportación del país con lo que se dificulta hasta el extremo la entrada de divisas y el consiguiente desarrollo.

Imagini pentru corea del norte contra el mundoLas justificaciones dadas por China y Rusia para su voto favorable a las sanciones llegan a hablar de lo que es moralmente correcto y lo que no lo es (5), dando a entender que su postura no es moralmente correcta -a fin de cuentas se perjudica de forma notable a la población norcoreana- pero que "no había otro remedio". Es un argumento cínico porque siempre hay otro remedio, lo que no hay es voluntad para ponerlo en marcha. Por eso llevan casi dos semanas intentando apaciguar a su gente (China, en los prolegómenos de un crucial XIX Congreso del Partido Comunista, a su ala izquierda; Rusia a quienes defienden la necesidad de ampliar las relaciones que mantenía la Unión Soviética con Corea del Norte, sobre todo en temas de infraestructuras y de extracción de minerales) repitiendo el mismo soniquete: "la resolución del CSONU tiene una doble vertiente, la que obliga a Corea del Norte y la que obliga a EEUU; es ahora a EEUU a quien le compete su cumplimiento y eso significa establecer un diálogo con Corea del Norte".

Sin embargo eso no es más que un burdo brindis al sol puesto que EEUU, en plena euforia por haber logrado doblegar a China y Rusia, ni se plantea tal posibilidad. El voto unánime en el CSONU ha envalentonado a EEUU hasta el extremo de enviar nuevos buques al Mar Meridional de China, ha sancionado a un banco ruso (otra vez, dos sanciones contra Rusia en menos de un mes) por realizar operaciones con Irán y Siria y le ha expulsado del sistema SWIFT, y ha dicho que entre los días 21 y 31 de agosto se van a realizar unas macro maniobras militares por tierra, mar y aire en Corea del Sur "para hacer frente a la amenaza norcoreana".

Los chinos han protestado calificando el envío de barcos como "provocación", pero no han dicho ni hecho nada más aun cuando es la tercera vez desde que Trump es presidente que EEUU envía barcos y/o aviones al Mar Meridional de China. Los rusos han afirmado que la expulsión del banco del SWIFT es "inaceptable", pero no han hecho nada más. Corea del Sur no ha dicho que esas maniobras tienen que suspenderse porque sería una clara provocación a Corea del Norte.

Es decir, que las protestas están dentro del guión pero son ineficaces y solo constatan que EEUU ha recuperado fuelle geopolítico, que no tiene ningún reparo en lanzar a la incertidumbre al mundo, que no tiene ningún reparo en desestabilizar a sus rivales violentando el derecho internacional y que no tiene ningún reparo en desarrollar la teoría del caos. Es como si dijese, dos mil años después, lo que dijo Roma cuando otros le hicieron el trabajo sucio: "Roma no paga traidores".

Y, desde luego, China y Rusia también han demostrado que tampoco tienen ningún reparo en anteponer sus intereses estratégicos a la cimentación del Nuevo Orden Multilateral que dicen (decían) querer construir. Por lo tanto el "pago" que están recibiendo de EEUU (sanciones en el caso de Rusia, provocaciones militares en el caso de China) es más que merecido.

Entre esos intereses estratégicos de China y de Rusia está el no aceptar la nuclearización de Corea del Norte argumentando que ello no contribuye a la estabilidad, sino a la inestabilidad internacional. Lo que subyace a este argumento es que no quieren que se incremente el selecto club nuclear (EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, India, Pakistán, Israel) porque ello significa una merma, por pequeña que sea, de su poder nuclear. Por lo tanto, lo que están haciendo es reforzar el mundo existente, con los intereses existentes y los poderes existentes. Especialmente, nucleares.

China y Rusia han argumentado así su voto en el CSONU. Sotto voce, afirman que las pruebas de misiles de Corea del Norte y sus ensayos nucleares han creado el pretexto necesario para que EEUU justifique el despliegue de sus misiles THAAD en Corea del Sur y que no va dirigido a Corea del Norte, sino a ellos. Pero aquí se puede volver por pasiva la oración, puesto que Corea del Norte nunca se ha negado a negociar su programa nuclear y ha sido EEUU quien, por el contrario, siempre ha rechazado el diálogo. Fue George W. Bush quien, en 2002, rompió el acuerdo previo que había entre los dos países y la razón por la que Corea del Norte retomó su programa nuclear. Tan es así que en 2015 Corea del Norte y China acordaron proponer a EEUU y Corea del Sur la "doble suspensión", renuncia a las pruebas de misiles a cambio de no realizar maniobras militares a gran escala, y lo volvieron a reiterar en marzo de este año 2017, ya con Trump en la presidencia. EEUU siempre ha rechazado esta propuesta, así que ¿por qué razón la va a aceptar ahora, cuando ha logrado un indudable éxito diplomático en la ONU y China y Rusia han sido cooperadores necesarios del mismo?

Luego aquí de forma clara, con luz y taquígrafos, tanto China como Rusia han invertido la carga de la prueba y han responsabilizado al débil por los incumplimientos y negativas del fuerte. Es decir, que su comportamiento refuerza al fuerte y penaliza al débil. Eso no es un Nuevo Orden Multilateral, sino un reforzamiento del viejo. EEUU se ha dado perfecta cuenta de ello y ahora está respirando mucho más profundamente porque ya no tiene tanto que temer de sus dos antagonistas y su lento camino hacia ese hipotético y ya idílico mundo multipolar.

En buena lid, tras la imposición de las sanciones a Corea del Norte, tanto China como Rusia tendrían una baza que jugar a la hora de negociar y mejorar sus relaciones con EEUU, pero EEUU lo ve como una victoria indudable -como así ha sido- y no considera necesario negociar nada. Y de eso son conscientes, de forma especial China cuando reconoce que "no va a ser fácil romper la arrogancia moral" de EEUU. Por lo tanto, no se entiende el voto en el CSONU, un voto a cambio de nada. Gratis total y un perjuicio evidente para sus intereses.

La compra de Rusia por China

Pero China y Rusia, aunque han votado lo mismo, lo han hecho por razones diferentes. En primer lugar, porque Rusia fue quien se resistió a votar a favor de las sanciones hasta el último momento y tuvo que ser convencida, o comprada, por China para que lo hiciese. Rusia no quería dar esa satisfacción a EEUU y menos una semana después de que Washington volviese a imponer sanciones a Rusia con la pretensión de impedir o dificultar la construcción del gasoducto Corriente del Norte 2 (North Stream 2) junto a Alemania.

El relato de lo ocurrido (6) es lo suficientemente expresivo como para sostener esta afirmación de compra de su voto por parte de China, por dura que parezca. El 3 de agosto el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia, fue muy explícito afirmando que después de la aprobación de sanciones por parte de EEUU contra su país "Rusia puede no subirse a bordo [de las sanciones a Corea del Norte], incluso aunque cuente con el consenso de China".

Esas declaraciones hicieron que rápidamente el embajador chino en la ONU, Liu Jieyi, mantuviese una reunión de urgencia con el ruso para "explicar en profundidad" el contenido de las sanciones. Está claro que fue algo más que una "explicación" y que lo que allí se alcanzó fue un compromiso: China ha afirmado que está dispuesta a negociar un Tratado de Inversión Bilateral con Rusia en virtud del cual las empresas chinas y rusas tendrían un estatus legal en cada país y recibirían un estatus de "política preferencial". China, en este contexto, ha ofrecido a Rusia su apoyo y colaboración para los planes en el Ártico, donde Moscú tiene un interés preferencial. Esto fue también el mismo día 3. Dos días después, el 5 de agosto, ambos países votaban junto a EEUU la imposición de sanciones a Corea del Norte.

La reunión de sus dos embajadores en la ONU sirvió para que China se postulase como el garante de Rusia frente a las sanciones impuestas por EEUU a ese país. Viene a decir que con el apoyo chino, esas sanciones son poco menos que irrelevantes. Y esto se certificó en Manila (Filipinas) el día 7 de agosto durante el encuentro formal que sostuvieron los ministros de Asuntos Exteriores de China y de Rusia en el marco de la reunión de los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Tanto Wang Yi como Sergei Lavrov coincideron casi en las mismas palabras con las que sancionaron el acuerdo que ya es estratégico entre los dos países: "China y Rusia construirán confianza entre ambos, fortalecerán su cooperación bilateral y se apoyarán mutuamente con independencia de la situación global" (Wang Yi); "Rusia y China se han comprometido a seguir considerándose mutuamente como socios internacionales de alta prioridad sin importar la situación del mundo, profundizar la cooperación estratégica, fortalecer la confianza mutua, el apoyo y la cooperación integral" (Sergei Lavrov).

Así que se puede decir que los únicos que han sacado tajada de toda esta situación han sido EEUU, indudablemente, y Rusia, que ha sabido sacar rendimiento a su voto en favor de las sanciones.
China emerge como claro perdedor no sólo en su histórica relación con Corea del Norte sino como referente mundial e impulsor de otra forma de hacer política exterior. Si hace unos años se hablaba del "socialimperialismo" de la URSS, ahora hay que hablar de "socialimperialismo" de China y su comportamiento está haciendo saltar por los aires cualquier atisbo de alternativa al orden mundial existente.


Lo que hay detrás de todo ello

Con su voto en la ONU a favor de las sanciones, China ha roto la política de equidad y acuerdos mutuos que mantenía con Corea del Norte desde 1961, en virtud del Tratado de Amistad, Ayuda Mutua y Cooperación firmado ese año. Es un hecho y es seguro que China no lo renovará cuando expire, formalmente dentro de tres años (hasta ahora se renovaba automáticamente). Corea del Norte ya lleva tiempo recriminando a China el incumplimento del mismo, especialmente desde que China votó en 2016 a favor de las dos tandas de sanciones que se impusieron a los norcoreanos ya ese año y acertó cuando dijo, en una crítica entonces inusual y ahora ya reiterada, que "China toma medidas inhumanas como el bloqueo total del comercio exterior" y que "labrándose el camino como una gran potencia, está bailando con la música de los EEUU".

Corea del Norte tiene toda la razón en su crítica, porque es lo que ha ocurrido. Pero ¿por qué y qué hay detrás de este cambio de postura? No es fácil descubrir la razón, aunque puede que haya tenido mucho que ver la constatación de que Corea del Norte es una potencia minera. Ya era conocido que el país tiene inmensas riquezas naturales como hierro, carbón, oro, magnesita, cinc, cobre, piedra caliza, titanio, vanadio, molibdeno, grafito... pero lo que ha generado la situación actual es el reciente descubrimiento de que el país es uno de los escasos en el mundo que cuentan con unas impresionantes reservas de tierras raras y eso amenaza directamente a la hegemonía que en este comercio tiene actualmente China puesto que el 80% de todo el comercio mundial de tierras raras está en sus manos.

Las tierras raras se denominan así porque tienen elementos químicos como el escandio, el itrio, el lantano, el cerio y así hasta otros 13 elementos más imprescindibles para el desarrollo de la vida actual en muchos aspectos, sobre todo tecnológicos. Aunque desde Pyongyang se mantiene un absoluto secreto sobre las reservas que pueda haber, comprobadas o probables, sus vecinos llevan un tiempo con los ojos puestos en estas inmensas riquezas que Corea del Sur estima en un montante que va entre los 6 y los 10 billones de dólares. Es decir, suficiente para costear el precio de una reunificación dirigida por Seúl tras una guerra en la que se aniquilaría al Norte y se destruiría su sistema político y económico. El Ministerio de Tierras, Infraestructura y Transporte de Corea del Sur ya en el mes de mayo invitó a las empresas del sector a presentar ofertas sobre proyectos relacionados con el sector minero del Norte (7).

Pero no es solo Corea del Sur quien aspira al tesoro, sino EEUU (en 2014 el Servicio Geológico de EEUU ya emitió un informe al respecto y recomendaba que se impusiesen sanciones económicas sobre la minería norcoreana para evitar el desarrollo del comercio de estas tierras raras) y, por supuesto, China y Rusia.

China es el principal cliente, exportador e importador, de Corea del Norte. Especialmente, de los productos mineros. Si el montante total del comercio exterior de Corea del Norte con China es del 92%, de esa cantidad el 54% se corresponde al sector minero, especialmente del carbón (el 40% del total). Las sanciones aprobadas por la ONU van dirigidas al sector minero, con lo que deja a Corea del Norte sin posibilidad alguna de comercio exterior en este campo (afectando de rebote a la propia China, con lo que se ha dado un tiro en el pie de forma voluntaria).
Imagini pentru imperialismo

En 2012 China invirtió unos 8.000 millones de euros en un proyecto de infraestructura en la zona fronteriza entre los dos países para facilitar el acceso a su territorio de estos recursos minerales. Desde entonces ha estado a pleno rendimiento hasta el año 2016, cuando Corea del Norte comenzó a restringir la exportación de ciertos metales a China como represalia por el voto chino en la ONU favorable a las sanciones. Pero restringir no es suspender, porque el comercio entre ambos continuó y a buen ritmo puesto que se incrementó un 37,4% sobre todo en hierro y carbón.

Sin embargo, China nunca ha visto con buenos ojos que Corea del Norte explotase y comercializase sus tierras raras sin contar con ella. Y lo mismo vale para el resto de países involucrados, sobre todo EEUU. Ya en las sanciones que la ONU impuso en marzo del año 2016 (y son siete las impuestas en total, a cada cual más dura, desde que inició el proceso de sanciones en 2006) se prohibía la exportación de oro, vanadio, titanio y "metales de tierras raras". Esto era lo que había pedido de forma expresa el Servicio Geológico de EEUU. Con las sanciones de ahora se da una nueva vuelta de tuerca y hace imposible en la práctica el desarrollo y comercio de esta industria.

Pero en toda regla hay una excepción, y esa puede ser Rusia. Aunque ha votado a favor de las sanciones, bajo presión china, desde 2014 viene desarrollando planes para reformar la red ferroviaria norcoreana a cambio del acceso a los recursos minerales del país y sólo está a la espera del visto bueno de Pyongyang para el inicio de las obras. Aunque son unos escasos 18 los kilómetros la frontera que comparten, se pueden convertir en vitales para esta industria dado que Pyongyang será muy generoso a la hora de recompensar a quienes han estado a su lado o han mostrado mayor comprensión hacia sus posturas.

Las sanciones de la ONU, aprobadas con el voto chino y ruso, se han producido en un momento dulce para la economía de Corea del Norte, que ha reforzado de forma considerable el liderazgo de Kim Jong-un y del propio Partido del Trabajo. Esto ha supuesto una mayor independencia respecto a China que este país no ha visto con buenos ojos. Al utilizar la amenaza y las represalias -porque eso es lo que ha sucedido con las sanciones- Beijing demuestra que su comportamiento difiere poco del tradicional del imperialismo clásico y que mientras no haya un cambio de rumbo (y eso implica el dar marcha atrás con Corea del Norte) las pretensiones de un Nuevo Orden Multilateral serán más quimera que realidad.

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Notas:
(1) Alberto Cruz, "El modelo de política exterior de China queda tocado con la crisis de Corea del Norte", http://lahaine.org/fG24
(2) Alberto Cruz, “Corea del Norte como ejemplo de la fase final del colapso del imperialismo”, http://lahaine.org/fF6S
(3) https://ssi.armywarcollege.edu/pubs/display.cfm?pubID=1358
(4) https://www.brookings.edu/research/the-korean-nuclear-issue-past-present-and-future/
(5) Oriental Review, 14 de agosto de 2017.
(6) http://elterritoriodellince.blogspot.com.es/2017/08/los-malos-son-malos-simples-ninos.html
(7) http://time.com/4775368/south-korea-north-moon-jae-in-sunshine-policy-kim-jong-un/
CEPRID
Texto completo en: https://www.lahaine.org/corea-del-norte-o-el


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