Anna Louise Strong fue una fuente excepcional de información sobre el conflicto entre India y China de los años 50-60, azuzado por Estados Unidos, con el fin de perjudicar al poderoso país comunista. En Rusia, se convirtió en una defensora firme de la política bolchevique y, durante los juicios de los años 30, una contundente partidaria de estos, afirmando sin duda de que realmente había cómplices del nazismo alemán que intentaban perjudicar a la Unión Soviética y a la Revolución.
En China publicó una serie de cartas sobre este país, donde explicaba a sus colegas norteamericanos el funcionamiento y los éxitos del maoismo. Durante ese tiempo, desarrolló una relación cercana con el liderazgo chino. En una entrevista con Mao Zedong ella discutió con él sus puntos de vista sobre el futuro. En ella Ann dio cuenta de la famosa caraterización del imperialismo como un „tigre de papel” por el líder chino: ” Todos los reaccionarios son tigres de papel. Parecen temibles, pero en realidad no son tan poderosos. Visto en perspectiva, no son los reaccionarios sino el pueblo quien es realmente poderoso. En Rusia, antes de la Revolución de Febrero de 1917, ¿cuál de las dos partes era efectivamente poderosa? El zar era fuerte en apariencia, pero fue barrido de un solo soplo por la Revolución de Febrero. En última instancia, el poderío en Rusia estaba en los Soviets de obreros, campesinos y soldados. el zar no era más que un tigre de papel. ¿No se consideró un tiempo muy fuerte a Hitler? Pero la historia probó que era un tigre de papel. También lo fue Mussolini, también lo fue el imperialismo japonés. En cambio, la fuerza de la Unión Soviética y de todos los pueblos amantes de la democracia y de la libertad resultó mucho mayor de lo previsto. “.
En RBC hemos traducido dos cartas escritas por la revolucionaria norteamericana, protagonista de primera mano de la Revolución Soviética y partidaria fiel del maoismo tras su visita a Pekin con el objeto de describir los logros de la Revolución china a los lectores de Estados Unidos, en las qu detalla cómo China evitó las artimañas del gobierno de Nehru, marioneta yankee, de provocar una gran guerra entre los dos gigantes asiáticos.
Sin embargo, la diplomacia china consiguió lograr el apoyo de varios países asiáticos y africanos (como Pakistán, Nepal, Bután, Irak, Egipto o Siria…), desnudando las intenciones de provocar la guerra. Esa actividad política hizo que, finalmente, el gobierno de Nehru se viera obligado a firmar a regañadientes la paz, lo que fue una rotunda victoria diplomática, además de militar, por las escaramuzas del ejército indio que pudo detener con firmeza, de la China comunista de Mao.
Carta nº2 El conflicto fronterizo sino-indio: 31 de octubre de 1962
Queridos amigos,
Me escribís preguntándome por qué China está invadiendo la India. La respuesta es que China no está haciendo tal cosa. En realidad, todos los combates se han producido en territorio chino o en territorio tomado a China por parte de India desde 1950. Todas las invasiones han venido del lado indio. Pekín siguió pidiéndole a la India que negocie las fronteras, pero las tropas indias han seguido avanzando y tomando cada vez más territorio.
La llamada a la guerra proviene siempre de Nueva Delhi, la movilización, el “estado de emergencia”, la petición a las mujeres de que entreguen sus joyas para comprar armas, los ataques a la embajada china y a la sede de los comunistas indios. En China no se han movilizado ni declarado el estado de emergencia, ni han hecho propaganda anti-india. En China existe un gran deseo de amistad con India y esfuerzos de negociación sobre la frontera. Solo cuando Nehru el 12 de octubre ordenó a las tropas indias que echaran a los chinos de las áreas en disputa y cuando el 20 de octubre las tropas indias llevaron a cabo una “ofensiva general masiva” en toda la frontera, las tropas chinas, que hasta entonces mantuvieron el alto el fuego, respondieron con un fuerte contraataque que las fuerzas indias no pudieron resistir.
Incluso entonces, el territorio sobre el que avanzaron los soldados chinos había sido de China hasta que India lo tomó por la fuerza en 1951. A la vez, cuando los chinos avanzaban para “recuperar” este territorio, el gobierno chino seguía enviando propuestas al gobierno indio, a todos los gobiernos de Asia y África y a todos los “pueblos amantes de la paz del mundo”, para colaborar en las negociaciones de una frontera común y para “promover la amistad chino-india”. China declaró que:
“China e India son grandes naciones con una gran responsabilidad en lograr la paz en Asia … Que China e India crucen espadas al otro lado de sus límites es algo que el pueblo chino, su gobierno y los pueblos amantes de la paz del mundo no están dispuestos a soportar . Es inconcebible que el límite se decida por la fuerza. ¿Cuál es la razón de estos enfrentamientos sangrientos? China no quiere ni una pulgada de suelo indio”.
Luego, China hizo una triple propuesta para asegurar rápidamente la paz. Ofreció que:
a) Ambas partes declarasen su intención de establecer la frontera mediante negociación.
b) Ambas partes dejan de pelear y se retiraran a doce millas de la “línea de control real” y se alejen unas de otras para relajar la tensión.
c) Ambos primeros ministros se reúnan en Pekín o Delhi para negociar.
Esta propuesta de paz, enviada el 24 de octubre, ganó apoyo en la prensa de Asia y África, así como en los diarios Pravda e Izvestia de Moscú. Pero Nehru se negó rotundamente desde el primer día, calificando las propuestas de “engañosas y confusas”. Exigió que las tropas chinas se retiraran primero a las posiciones que tenían el 8 de septiembre, antes de que se pudiera iniciar cualquier negociación.
El People’s Daily respondió el 27 de octubre que la “línea de control” actual no era muy diferente de la del 7 de noviembre de 1959, cuando China propuso por primera vez la retirada conjunta de 12 millas para evitar enfrentamientos; si China hubiera avanzado aún más en algunos lugares, se podría haber regresado a las posiciones de 1959. Pero para China retirarse a las “posiciones del 8 de septiembre de 1962” sería “irrazonable”, ya que esto supondría “legalizar” las incautaciones de territorio perpetradas por los avances bélicos de la India más allá de la frontera inicial. Estos incluyen:
a) 2.500 millas cuadradas (mi²) del territorio tomado por India en el sector occidental.
b) El área de Wuje en el sector central.
c) El valle del río Kechilang y muchos otros lugares en el sector oriental que India había movido incluso más al norte de la línea McMahon.
Esta lista reveló con claridad la extensión del territorio tomado por la India desde 1959, y también dejó clara la magnitud de su derrota en los últimos diez días de octubre de 1962. Fue la India la que había estado tratando de cambiar la frontera por la fuerza durante tres años; y el intento había fallado rotundamente.
* * *
Echemos un vistazo a la zona real de batalla. Tomemos Tawang, el único lugar poblado de gran tamaño hasta el momento según las noticias de la guerra. Nueva Delhi lo llama una “ciudad india tomada por las tropas chinas después de una lucha desesperada el pasado 24 de octubre”. Los guardias fronterizos chinos informan que entraron en el pueblo el 25 de octubre, encontrándolo “todavía en llamas”, pero que finalmente “restablecieron el orden”. Los indios se habían ido la tarde anterior después de quemar suministros y algunos edificios y llevarse a algunos habitantes … Pero ¿POR QUÉ estaban todos allí?
Tawang es una ciudad del Tibet, a unos 10,000 pies de altitud, en un área de montañas empinadas, bosques espesos, ríos violentos, con exuberantes pastos y buena tierra de cultivo en sus orillas. Dispone de un tribunal y de un monasterio. Su nombre es chino y significa “Gran Príncipe”. Durante casi 300 años, desde que el Quinto Dalai Lama, nombrado por el Emperador chino como “Rey de la Ley en la Tierra Occidental de Buda”, “unificó las tribus” alrededor de 1700, Tawang pagó impuestos a Lhasa y desde ahí se nombró a sus magistrados y jefes de monasterio … Cuando hace once años las tropas indias tomaron Tawang en ataque sorpresa, el 7 de febrero de 1951, expulsaron o encarcelaron a los magistrados y expulsaron a un “Buda viviente” que se quejó a Lhasa de que lo humillaron y se llevaron el grano que se había recogido para los monasterios de Lhasa. India convirtió a Tawang en su fortaleza central hacia el Tíbet, construyendo un camino de aproximadamente 120 millas para conectarlo con la llanura india del sur ¿Tawang es ahora una “ciudad india”? ¡Depende del punto de vista con el que se mire!
Nehru así lo defendió en base a una línea trazada en Delhi en un mapa en 1914 por un oficial británico llamado McMahon. Esta línea, ahora llamada con el nombre del inglés, arrancó alrededor de 35,000 mi² del Tíbet chino y se los dio a la India británica. McMahon consiguió convencer a un enviado tibetano llamado Shatra para firmar su mapa. Shatra, que luego declaró que había sido sobornado, no tenía ninguna autoridad para regalar territorio. El mismo Dalai Lama repudió la línea; todos los gobiernos chinos desde entonces rechazaron la línea. Sir Henry Twynam, gobernador británico de Assam en 1939, escribió más tarde en el London Times, el 2 de septiembre de 1959, que “La Línea McMahon no existe y nunca existió”.
Nehru usó este título contrahecho para ocupar el territorio en 1951. Primero se lo pidió a Lhasa, pero los notables tibetanos convocaron un consejo y se negaron con enfado. Nehru tenía prisa porque Lhasa estaba en aquel momento negociando un acuerdo con la nueva República Popular China, por el cual el Tíbet “volvería a la patria” e acogería al Ejército Popular de Liberación (EPL) como guardia en la frontera nacional. Entonces, la India se adelantó. Cuando el EPL llegó a la frontera a fines de 1951, las tropas indias se habían apropiado, en nombre de McMahon, unas 35,000 mi² del Tíbet chino. Así comenzó el problema de la frontera…
La posición de China fue desde el inicio la de que la Línea McMahon es ilegal y que esperaba que India negociara una frontera común, y mientras tanto se ordenó a las tropas chinas que no cruzaran la Línea McMahon para evitar enfrentamientos con India. La posición de Nehru era la de que, hasta que China reconociera la Línea McMahon, no se podía comenzar ninguna negociación. Después de 1959, la India hizo nuevos reclamos en el elevado desierto de hielo y roca en el sector occidental de la frontera. Por la naturaleza y la ocasión de estas afirmaciones, que comenzaron después de que la rebelión de Lhasa de 1959 fracasara, parecía que la cuestión no era principalmente la frontera, sino el control del Tíbet, pues parecía que la India no solo deseaba heredar el interés especial de Gran Bretaña en esa área, sino que estaba siendo empujada por el largo brazo de un imperialismo más nuevo y más fuerte, el norteeamericano.
Durante tres años, la India construyó carreteras, envió tropas, estableció puestos militares, y en octubre de 1962 tenía ya 43 puestos militares en el desierto, donde ni el control británico ni el indio habían penetrado antes. Se habían posicionado alrededor y detrás de los puestos chinos que ya estaban allí, acosando a los guardias chinos, emboscando su transporte, rompiendo sus líneas de suministro. India también construyó puestos adicionales en el sector oriental de la frontera, tomando nuevas tierras incluso al norte de la Línea McMahon.
Contra todas estas agresiones, China tenía una política definida, que me explicó alguien que acababa de regresar de la frontera. Se ordenó a los guardias chinos que nunca dispararan el primer tiro, y que no respondieran a los hostigamientos, excepto para salvar sus vidas, que dejaran de disparar si el enemigo se detenía y que no lo persiguieran si el enemigo se retiraba. Intentaron así convencer a los soldados indios de que no querían luchar, sino ser amigos, y demostrar a las naciones vecinas que no buscaban la agresión, sino la paz. Debían hacerlo el mayor tiempo posible, pero si se trataba de una ofensiva general de la India, estarían listos para contratacar para echar a los agresores. Por supuesto, así se lo advirtieron a India.
“Así ocurrió también en octubre, cuando Nehru, el día 12, ordenó a sus tropas que echaran a todos los chinos, el 17 desatara una andanada de artillería que causó grandes bajas, y el 20 hizo comenzar una ofensiva general antes del amanecer a lo largo de la frontera. Los chinos los arrojaron de allí en una hora y derrotaron a las fuerzas indias en unos pocos días. Sin embargo, incluso cuando los agresores cruzaron por primera vez la Línea McMahon, siguieron haciendo un llamamiento a la negociación, a la paz y a la colaboración afroasiática para resolver el problema”.
Nehru volvió a negarse, pero las naciones afroasiáticas no lo hicieron. Las primeras respuestas vinieron de las naciones más cercanas, Nepal, Pakistán, Ceilán, donde la prensa comenzó a apoyar la “triple propuesta” de China. Le siguió la prensa de Camboya, Indonesia, Iraq, luego comenzaron las consultas gubernamentales para la mediación en El Cairo y Bagdad. Muy significativa fue la actitud de Bután, un pequeño estado semiindependiente, con solo 700,000 personas, cuya frontera es tan cercana a los combates más acalorados tanto que sus habitantes probablemente escucharon los disparos y estallidos en los combates. Sin embargo, el primer ministro de Bután, cuando fue convocado por Delhi, rechazó cualquier ayuda militar india y le dijo a los periodistas de Calcuta, en su camino de regreso a casa, que en Bután no había movilización, ni “estado de emergencia” y que no iban a sumarse a esta guerra … La calma en Bután subrayó la histeria en la India.
Occidente ahora apoya a Nehru con armas para la guerra, que Washington intentará que se usen en la toma del Tíbet. Pero el pequeño Bután, con un asiento junto al ring en el que se combate, muestra fe en la fuerza no agresiva de China. La fe de Bután afectará a otras naciones asiáticas y africanas, ya que lo que se apoya es ayudar a China a hacer, no la guerra, sino la paz.
Suya,
Carta número 3. Pregunta actual: ¿Hacia dónde va la India? 10 de diciembre de 1962
Queridos amigos,
Acontecimientos sin precedentes en la historia tuvieron lugar en la frontera chino-india en los últimos días de noviembre. Las fuerzas chinas, denominadas “guardias fronterizos” en los lacónicos informes de Pekín, tan diferentes a los enfebrecidamente bélicos de Delhi, se extendieron en cuatro días, del 16 al 20 de noviembre, por la escarpada ladera del Himalaya, evitando y atrapando ejércitos indios que se extendían cientos de millas en la Agencia de la Frontera del Nordeste (NEFA). El pánico golpeó Tezpur, la base de guerra de la India en el Brahmaputra, mientras soldados, oficiales, autoridades y civiles eran arrastrados por la tormenta. La conmoción estalló en el Parlamento cuando Nehru anunció la caída de Walong, Se La, Bomdi La, últimas puertas hacia Assam. En dos días, al parecer, su gobierno podría caer. Air-India dejó en tierra todos los aviones, excepto una línea, de Bombay, y se preparó para salvar al personal británico de las plantaciones de té y yute de Assam, que representan una cuarta parte del comercio exterior de la India.
De repente, en la medianoche del 20 de noviembre, Pekín anunció que la lucha había terminado, que los chinos “cesarían el fuego” en veinticuatro horas y comenzarían el 1 de diciembre a retirarse de la montaña a las posiciones que tenían el 7 de noviembre de 1959, antes de que comenzaran los combates. Luego retirarían todas las patrullas armadas otros 20 kilómetros más atrás, para evitar otros enfrentamientos. En el espacio intermedio solo mantendrían a la policía con el fin de proteger a los habitantes de los bandidos. Habían ofrecido lo mismo muchas veces antes y esperaban que esta vez India aceptara hacer una retirada similar, de modo que las tensiones pudieran relajarse y se entablaran negociaciones para fijar la frontera común. Independientemente de si India lo hiciera o no, China dejaría de disparar y se retiraría unilateralmente, reservándose el derecho de legítima defensa si fuera atacada.
Nunca en la historia un ejército tan victorioso se había detenido después de tal victoria, declarando un alto el fuego y retirándose a las posiciones ocupadas antes del conflicto. A Nueva Delhi no se le ocurrió ninguna respuesta, excepto llamarlo un truco. La prensa occidental, asombrada, habló de la “mente oriental inescrutable”. Entonces, Nehru se recuperó y exigió que China no se retirara a sus posiciones de 1959, sino a las posiciones del 8 de septiembre de 1962. Lo que esto significaba estaba claro cuando Pekín respondió, cortés pero firmemente, que la posición del 8 de septiembre era “inaceptable”, porque sería “legalizar” todas las incautaciones de territorio por la India durante tres años, estableciendo así las posiciones apropiadas por Delhi tras lanzar sus ofensivas recientes. Tales posiciones ni eran “razonables” ni respondían al interés de la paz. Las posiciones de 1959, antes de que India avanzara e iniciara el ataque, eran “razonables, propicias para la paz y preservaban la igual dignidad de ambos lados”.
Así quedó claro para todos que entre el 7 de noviembre de 1959 y el 8 de septiembre de 1962, la India había tomado por la fuerza de las armas unos 4.000 kilómetros cuadrados. del territorio de China, y China lo había recuperado en cuestión de días.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania Occidental, Australia ofrecieron armas a la India, alentando la idea de una guerra muy, muy larga. Las naciones afro-asiáticas de Bandung acogieron con prontitud la oferta del alto el fuego y comenzaron a instar a negociaciones para una paz muy larga.
Entonces la pregunta era: ¿De qué lado estaría la India?
Esta espectacular llamada al alto el fuego, que Occidente definió como “inescrutable”, le pareció a Pekín la única forma que quedaba de proclamar al mundo, especialmente a la India y las naciones afroasiáticas la evidencia de que: “¡No queremos la guerra! ¡ No queremos la victoria! ¡No queremos una pulgada de suelo indio! Queremos una frontera pacífica y la amistad con la India. Esto no se puede lograr luchando, sino solo mediante un acuerdo mutuo en el que ambas partes negocien con igualdad y dignidad”. ¿China tuvo que bajar toda la pendiente del Himalaya para decir esto? ¡Parece que lo hizo! Muchas veces, en tres años, solicitó el alto el fuego y la retirada de las tropas; India siempre se negó. China incluso esperó tres semanas en Tawang, cerca de la cima de la ladera, y nuevamente solicitó la retirada. India declaró una nueva ofensiva con nuevas armas estadounidenses. Entonces China tuvo que dispersar a ese ejército indio que le había acosado durante tres años. Lo hizo echándolos de la ladera del Himalaya, de los 90,000 kilómetros cuadrados del territorio que India incluye en NEFA pero que ya era territorio chino hasta que fue conquistado por la fuerza por Delhi en 1947-51. China calificó esa incautación de ilegal, pero mantuvo la frontera pacífica sin cruzar la nueva frontera impuesta por India. Pero en 1959, India hizo más reclamaciones de territorio, otros 33,000 kilómetros cuadrados, de un desierto helado en la frontera occidental, llamado Aksai Chin, “Desierto de piedra blanca de China”, que contiene la única ruta entre Sinkiang y el Tíbet. India nunca en la historia lo había poseído y no lo iba a utilizar salvo para bloquear el camino de China hacia el Tíbet.
Durante tres años, 1959-62, las tropas indias avanzaron en esta área y establecieron 43 puestos armados, rodeando los puestos fronterizos de China, cortando sus líneas de suministro y hostigando a los guardias fronterizos. China protestó con notas diplomáticas, pero retuvo su fuego. India siguió adelante. Finalmente, el 20 de octubre de 1962, India lanzó una ofensiva general masiva para expulsar a todos los chinos. China hizo dos contraataques y expulsó a los indios. Luego la misma China rechazó los frutos de la victoria y regresó a donde todo había comenzado, volviendo al alto el fuego, a la retirada a las líneas iniciales y la negociación. Si esta vez la India se niega nuevamente, al menos el mundo sabrá quién fue quién pidió la paz. Tras esta dramática victoria y sorprendente retirada, todos miran a la frontera y se preguntan de qué se trata en realidad. También ha destapado el protagonismo de Estados Unidos en el conflicto y llama a los afroasiáticos a intentar ayudar en la consecución de la paz.
Los amigos estadounidenses hacen preguntas amistosas y cínicas:
1) ¿POR QUÉ China lucha por todo esa masa de hielo y roca?
2) ¿Necesita China una guerra armada para construir la moral en casa?
3) ¿No acaba de lanzar China a India al regazo de Estados Unidos?
1) La lucha NO es por hielo y roca y no por una más favorable frontera. Es por el control del Tíbet. La naturaleza de las demandas y ataques de la India lo han demostrado; la orden de Nehru del 12 de octubre para eliminar por completo a los chinos de la zona fue la prueba final. Estados Unidos, como Gran Bretaña antes, busca a través de la India el control de ese techo estratégico del mundo. China no puede cederle a India a los tibetanos que alguna vez fueron siervos y ahora son libres; tampoco puede permitir que Estados Unidos complete el cerco de China mediante el control de la alta meseta del Tíbet.
2) India, no China, necesita una guerra para construir la moral. China trató de evitar esta guerra. Cuando tuvo que luchar, lo hizo tan rápido, eficaz y económicamente como pudo, sin movilizarse, manifestarse o regodearse, sin ni siquiera usar la palabra “victoria”. Los “guardias fronterizos”, con algo de apoyo, hicieron el trabajo; el resto de China se concentró en su economía, que sigue adelante.
3) India ya estaba “en el regazo de Estados Unidos”, pero ahora el mundo lo sabe. La ayuda otorgada a la India por los Estados Unidos y los fondos controlados por ellos en los últimos diez años (ver “Ayuda extranjera” de la Administración de Cooperación Internacional de los Estados Unidos) promedió solamente $ 105.2 millones al año durante los primeros seis años mientras la India era neutral; luego, desde mediados de 1956 hasta 1959, cuando se movió hacia la derecha, India recibió $ 645.5 millones anuales. Ahora, durante los tres últimos años, 1959-62, en los que se esfuerza en luchar contra China, recibe un promedio de $ 1,290.8 millones al año. ¿Nehru ya no es un “agente libre”? ¿O está obligado a sus acreedores?
La acción de China obliga a la pregunta:
¿India elegirá ahora la paz o está obligada a la guerra?
A pesar de que las armas y la ayuda militar de todas las naciones de la OTAN y de la OTSA (La Organización del Tratado del Sudeste Asiático) llegan a la India, tentándola a una guerra muy larga, el acto de China ha reunido a las naciones afroasiáticas para trabajar por la paz. Mientras escribo estas palabras, seis naciones se reúnen en Colombo para buscar la paz entre China e India. Quieren a India como socio antiimperialista de Bandung, no un ejemplo de “asiáticos que luchan contra asiáticos” para el beneficio de Washington.
* * *
Mientras tanto, los guardias fronterizos chinos se retiran de las laderas invernales del Himalaya hacia las posiciones que tenían en 1959. De manera constante, liberan a los prisioneros indios enfermos y heridos en manos de la Cruz Roja India antes de partir. Los reporteros de Hsinhua ven como los “prisioneros” se despiden y dan las gracias a sus médicos chinos, pero a la prensa occidental no se le permite entrevistarlos cuando llegan a Tezpur.
Conmovedoras historias provienen de las despedidas de los habitantes locales, pocos de los cuales son indios por nacionalidad o tienen algún cariño por las tropas indias. Una de esas historias es de Walong, en el extremo oriental de la zona en disputa, cerca de Birmania. “A partir del 30 de noviembre, los guardias fronterizos limpiaron las casas donde se habían alojado durante once días, sacaron agua y recogieron leña para los dueños de las casas. En S. dejaron 40 paquetes de té para pagar la mano de obra en un puente dañado por los enfrentamientos”. En Ch. habían reconstruido casas de gente pobre que los soldados indios quemaron; antes de que los chinos se fueran ayudaron a la gente a mudarse a sus nuevas casas y obtuvieron leña para ellos. La gente dijo: ‘Nunca los olvidaremos, tan amables como ¡Buda!’
“Temprano en la mañana, la gente local, a menudo familias enteras, esperaban en el camino para despedirse. En una aldea de quince familias, todos caminaron con los guardias hasta el río, ayudando a sus viejos y guiando a sus hijos; luego todos se despidieron cuando los guardias cruzaron. Decenas de campesinos trajeron plátanos y papas y los metieron en los bolsillos de los guardias. En Walong, donde los guardias reconstruyeron muchas casas incendiadas, algunas personas les dijeron: ‘No tenemos un lenguaje escrito para registrar sus amabilidades, pero se los transmitiremos a nuestros hijos de generación en generación. “
Pocos en Occidente creerán estas historias; las registro aquí para esos pocos. En China, tales actos de solidaridad y ayuda a los pobres se conocen como tradición del Ejército Popular de Liberación. Ahora estos actos también se han realizado en India. ¿Pero es esta la India? ¿O es China? Es la tierra en disputa. Dondequiera que se establezca la frontera, sus pueblos serán “hermanos asiáticos” para el EPL.
Esta es la única victoria que se llevan con ellos del territorio que reclaman y ganaron, pero que no obtendrán a menos que sea a través de una negociación de paz.
Suya,
Anna Louise Strong
P.D. La conferencia de Bandung fue una reunión de Estados asiáticos y africanos, la mayoría de los cuales acababan de acceder a la independencia. Fue organizada por los grandes líderes independentistas: Gamal Abdel Nasser, presidente de Egipto; Jawaharlal Nehru, de India, y Sukarno, jefe de Estado de Indonesia, además de los líderes de Pakistán, Birmania y Ceilán. Estos últimos cinco países asiáticos invitaron a otros veinticinco a participar en la conferencia.