El texto aparece también recogido en el libro de poemas de Roque Dalton, Un libro rojo para Lenin, en el capítulo que él genial poeta comunista titula: Para una época.
“La actualidad de la revolución: he aquí el pensamiento fundamental de Lenin y el punto, al mismo tiempo, que de manera decisiva le vincula a Marx. Porque el materialismo histórico, en tanto expresión conceptual de la lucha del proletariado por su liberación, no podía ser captado y formulado teóricamente sino en el momento histórico en que, por su actualidad práctica, había accedido al primer plano de la historia. En un momento en el que, por citar las palabras mismas de Marx, en la miseria del proletariado no se muestra únicamente la miseria en cuanto tal, sino su aspecto revolucionario 'llamado a derrocar la vieja sociedad'. Por supuesto que también entonces era necesaria la mirada imperturbable del genio para vislumbrar la actualidad de la revolución proletaria. Porque al hombre medio la revolución proletaria sólo le resulta visible cuando las masas obreras se encuentran ya luchando en las barricadas. Y si este hombre medio ha recibido una formación marxista vulgar los fundamentos de la sociedad burguesa son tan inamovibles, que aun en los momentos de su conmoción más evidente no desea otra cosa que el regreso de la situación 'normal', no viendo en sus crisis sino episodios pasajeros y considerando la lucha, incluso en tales períodos, como la nada razonable rebelión de unos cuantos irresponsables contra el, a pesar de todo, invencible capitalismo. Los que luchan en las barricadas le parecen, pues, extraviados; la revolución aplastada 'un error' y los constructores del socialismo en una revolución victoriosa –aunque a los ojos de los oportunistas sólo pueda forzosamente serlo de una manera efímera– incluso criminales...Lenin ha restaurado en este punto la pureza de la teoría marxista. Y la ha captado precisamente en lo que a esto concierne, de manera clara y concreta. No es que haya intentado corregir de un modo u otro a Marx. Se ha limitado a introducir en la teoría –a raíz de la muerte de Marx– la marcha viva del proceso histórico. Lo cual significa que la actualidad de la revolución proletaria no es ya únicamente un horizonte histórico-universal tendido por encima de la clase obrera que pugna por liberarse, sino que la revolución se ha convertido en el problema crucial del movimiento obrero. Lenin podía soportar tranquilamente el reproche de blanquismo, etc., que le valió esa postura suya fundamental. Y no sólo por estar en buena compañía en este punto, ya que compartía dicho reproche con Marx (con 'ciertos aspectos' de Marx), sino porque en realidad no se ganó esta buena compañía sin merecimientos por su parte. Por un lado, ni Marx ni Lenin se plantearon nunca la actualidad de la revolución proletaria y sus objetivos finales como si su realización fuera posible en cualquier forma y en cualquier momento. Por otro, la actualidad de la revolución llegó a convertirse para ambos en el seguro criterio de acuerdo con el cual tomar las decisiones pertinentes en todos los problemas cotidianos. La actualidad de la revolución determina el tono fundamental de toda una época. Tan sólo la relación de las acciones aisladas con este punto central, que únicamente puede ser encontrado mediante el análisis exacto del conjunto histórico social, hace que dichas acciones aisladas sean revolucionarias o contrarevolucionarias. Como actualidad de la revolución hay, pues, que entender: el estudio de todos y cada uno de los problemas particulares del momento en su concreta relación con la totalidad histórico-social; su consideración como momentos de la liberación del proletariado. El enriquecimiento que en este sentido el marxismo debe a Lenin, consiste simplemente –¡simplemente!– en la vinculación íntima, evidente y cargada de consecuencias de las acciones individuales al destino global, al destino revolucionario de toda la clase obrera. Significa simplemente que todo problema actual –por de pronto ya como tal problema actual– se ha convertido, a la vez, en un problema fundamental de la revolución”.
György Lukács, Lenin, 1924.
Los subrayados son del administrador del blog
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