29 de diciembre de 2014

Biografias de la antitransición: Lluis María Xirinacs

El objeto de la serie de biografías que hemos titulado “Biografías de la Antitransición”, cuya primera entrega publicamos ahora, es doble, doblemente revolucionario, entiéndase: por un lado, arrebatar de los tentáculos del olvido a que los ha arrojado el régimen actual a una serie de intelectuales que jamás se dejaron seducir por los cantos de sirena de la monarquía del 78, o por mejor decir, del 69, año en que el régimen fascista designó al monigote borbónico como sucesor del sangriento tiranuelo golpista nacido en El Ferrol; por otro, y quizá más importante, recuperar para la causa revolucionaria, de ruptura abierta contra este presente, a unos hombres y mujeres de quienes cierto progresismo travestido de radicalidad echa mano de cuando en cuando, pretendiendo hacerlos digeribles al delicado estómago pequeño burgués, para tratar así de desacreditar resistencias u organizar tablados de farsa electoral con que seguir dando cuerda al insoportable régimen imperante en el basurero capitalista en que vivimos. Para que a nadie quepa duda nos referimos a los vacuos teorizontes de la agresión de la OTAN contra Libia y Siria, a los filosofastros de la rendición de Euskalherria.


Precisamente, como se verá, en muchos de los biografiados la resistencia vasca desempeñó un papel de guía, de faro, de sus inquietudes intelectuales y revolucionarias. La amplia negativa del pueblo vasco a someterse al sainete borbónico y su heroica resistencia, que venía de atrás y se prolongaba como un destello luminoso entre las sombras, siniestras y diestras, de la “joven democracia”, sirvió de aglutinante de un pequeño grupo de intelectuales en que la figura colosal de José Bergamín hizo las veces de eslabón entre la generación que se batió en los campos de batalla contra el fascismo en la Guerra Revolucionaria de 1936-1939 y la que ahora, entonces, se negaba a embaular el inmenso trágala de mentira y desmemoria que tan bien representa la sonrisa campechana y babosa del monigote borbónico de turno.

No era tarea sencilla la de luchar contra la que se nos venía encima. Casi todos se habían subido a ese carro de los muertos vivientes, bautizado por la propaganda democrática como “Transición”; y cada cual con una misión bien definida: a Carrillo y su camarilla de traidores les tocaba desarticular el movimiento obrero y sus capacidades de autoorganización y lucha; a Arzallus y los nacionalistas vascos burgueses, mantener a Hegoalde dentro de España; a los “reformistas”, con Suárez a la cabeza, constitucionalizar a los asesinos y torturadores que habían dado 40 años de tranquilidad a la burguesía española.

Gracias, por una parte, a la resistencia popular, que vive en nuestra memoria en nombres como Reinosa, Euskalduna, Astander, la cuenca minera asturiana, los jornaleros andaluces, los astilleros gaditanos o, más recientes, como Gamonal o Can Bies, y, por otra, a los ensayos, los poemas, los artículos, incluso los sermones, de los biografiados, el éxito de la burguesía fue parcial, incompleto.

A todos ellos nuestro humilde homenaje.

***

Las biografías están tramadas a partir de información publicada en Internet, en libros y, en algunos casos, de recuerdos personales, y están realizadas con la colaboración del camarada Santiago Arroyo.


II- Lluis María Xirinacs, de "Gandhi catalán" a enaltecedor del terrorismo

Una de los objetivos de la llamada Transición Española fue el de mantener, con la pantomima democrática impuesta tras la muerte del criminal Franco, la idea fascista de la España Una, Grande y Libre, frente al ansia de libertad y soberanía de los diferentes pueblos del estado español.

La resistencia a la continuidad del franquismo en formato aparentemente democrático tuvo en la figura del protagonista de este texto, Lluis María Xirinacs Damians, a uno de los personajes más odiados por el fascismo español. Su evolución, no obstante, fue una prueba más de que contra el fascismo no se puede luchar con la palabra y la bondad y que la opción de Gadhi solo sirve, con gran placer de lasmetrópolis o de los explotadores, para, como mucho, acceder a una libertad atada y bien atada.

Xirinacs fue ordenado sacerdote a los veintidós años. Desde muy pronto, combatió la vinculación Iglesia-Estado, entre otros métodos con una larga huelga de hambre, pero, sobre todo, siempre lucharía por la independencia de los Paises Catalanes, sin aceptar jamás las componendas „democráticas” del enjuague que daría lugar al estado de las autonomias. Así, Xirinacs se convertiría en los años 70 en un fenómeno mediático, y sus huelgas de hambre para pedir la libertad de los presos políticos, le convirtieron en el "Gandhi catalán", que incluso fue propuesto para Premio Nobel de la Paz en tres ocasiones. Su fama llegó al punto más alto cuando en 1975 se plantó delante de la Cárcel Modelo de Barcelona, afirmando que no se movería hasta que salieran los presos políticos. Y allí estuvo un año y medio hasta que éstos empezaron a salir. La feroz inquina de los militantes de extrema derecha contra Xirinacs cuando permanecía sentado en actitud de desobediencia civil pasiva ante la cárcel Modelo de Barcelona, agrediéndole e insultándole, fue muy ilustrativa de qué era realmente la Transición y a quien tenía a su lado y a quien no. Los activistas fascistas que camparon por la Barcelona de la primera transición tenían en Xirinacs a su verdadera bestia negra, lo odiaban de un modo feroz, más que a cualquier dirigente comunista

En las décadas de los 60 y 70 hizo cinco huelgas de hambre más, y sería uno de los impulsores de la Asamblea de Cataluña. El régimen franquista lo encarceló dos veces (1972 y 1974-1975).

Como ya hemos dicho, fue declarado seguidor de las tesis de Gandhi y de la lucha desde la no-violencia, estuvo de pie ante la puerta de la prisión Modelo de Barcelona, doce horas cada día durante un año y nueve meses, hasta que se aprobó en España la Ley de Amnistía de 1977. Debido a la utilización de formas pacíficas de oposición, Xirinacs alcanzó notable popularidad y fue nombrado candidato para el Premio Nobel de la Paz en 1975, 1976 y 1977, sin llegar a ganarlo.

Participó en la manifestación de sacerdotes de la diócesis de Barcelona frente a la Jefatura Superior de Policía, en 1966, protestando por la sumisión a torturas del joven estudiante Joaquim Boix Lluch, fundador del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona, hoy un alto dirigente del Partido Comunista de los Pueblos de España. Los sacerdotes fueron dispersados a porrazos por miembros de la Brigada Político-social y calificados de “bonzos incordiantes” por Ignacio Agustí en el diario TeleeXprés, aludiendo a los monjes budistas vietnamitas que se inmolaban como protesta por la agresión estadounidense a su país.

En el verano de 1976, formo parte de los impulsores de la «Marxa de la Llibertat» («Marcha de la Libertad»), un conjunto de manifestaciones y actos de protesta y sensibilización, que recorrieron toda Cataluña bajo las premisas de libertad y amnistía. Dicho movimiento sufrió la actuación represiva de la policía y la Guardia Civil.

La gran manifestación por la Libertad, la Amnistía y el Estatuto de Autonomía dio la vuelta al mundo con la foto que de ella tomó Manel Armengol y que se publicó en cientos los periódicos del planeta, en la que se veía al grupo de Captaires per la Pau impulsado por Xirinacs abatido a golpes por policías armados que se ensañaban.

En 1977 en las primeras elecciones del fascismo transformista de la Transición se presenta como candidato independiente a senador, sólo con su nombre, sin ningún partido político detrás. Obtiene 549.013 votos en la circunscripción de Barcelona por la que se presenta, y entra por la puerta grande de la Cámara Alta, en la que sólo permanecerá dos años hasta la convocatoria de nuevas elecciones en 1979.
La policia disuelve a palos la Marcha de la Libertad en 1976

En las segundas elecciones del régimen Xirinacs se presenta al Congreso de los Diputados, esta vez, con un partido político detrás, se trata del BEAN: Bloc d'Esquerres d'Alliberament Nacional (Bloque de Izquierdas de Liberación Nacional), un partido en la linea actual de la CUP catalan.

En 1980 se presentó también por el BEAN a las primeras elecciones al Parlamento de Cataluña después del franquismo, aunque tampoco obtuvo  representación.

Abandonó entonces la política activa, y en 1984 fue convencido por Agustí Chalaux para crear, junto con otras personas, el Centro de Estudios Joan Bardina con el objetivo de elaborar un entonces nuevo modelo político, económico y social.

En 1990 Xirinacs abandonó el sacerdocio, tras la constatación de que la iglesia catalana había aceptado la continuidad del régimen fascista y la división en autonomías artificiales de los Paises Catalanes.

A los 65 años, se doctoró en Filosofía, después de una brillante carrera de licenciatura, donde obtuvo matrícula de honor en todas las asignaturas..

El año 2000 decidió volver a sus métodos iniciales y plantarse cada día en la Plaça Sant Jaume para pedir la independencia de los Países Catalanes, aunque la censura mediática y la persecución contra toda oposición a la continuidad del franquismo hace que no se sienta respaldado en su lucha.

En 2002, en un mitin en el Fossar de les Moreres, donde se concentran las fuerzas extraparlamentarias independentistas, Xirinacs toma la palabra e hizo una valoración de su lucha hasta ese momento, declaraciones que escocerían a los cortesanos del régimen surgido en la Transición, y en las que también hacía autocrítica:

Gandhi decía que el no violento no puede tratar con neutralidad a las partes de un conflicto violento: el agresor es el enemigo, el agredido es el amigo, aunque sea violento. Yo he intentado toda la vida luchar por la vía no violenta. Sin embargo declaro aquí y lo digo bien alto por si me escucha algún policía o fiscal: me declaro enemigo del Estado español y amigo de ETA y de Batasuna. (...) Y además, con estilos diferentes. ETA, como está en guerra, mata, pero no arranca uñas. Yo he estado en prisión con gente de ETA con las uñas arrancadas. ETA mata pero no tortura. En cambio Lasa y Zabala murieron torturados. ETA, cuando tira una bomba en un lugar que puede herir a gente que no son militares o que no estén relacionados con los opresores avisa. ¿Sabéis lo que cuesta robar la dinamita, pagarla, transportarla, colocarla, y encima cuando tienen todo a punto, avisa que la desactiven? ¿Por qué hace esto? Lo hace porque aún conserva un poco de nobleza del estilo de Ginebra, y la conserva porque los otros no la han maleado más. ¿Por qué lleva la gente de ETA una vida de ratas, de escondidos, de cloacas, perseguidos? No pueden tener novias, no pueden tener hijos, no pueden ir al cine, no pueden tener nada, y si a veces hieren a algún inocente, no es su voluntad"

En la supuesta democracia de la libertad de expresión, sus declaraciones fueron denunciadas y juzgadas por la Audiencia Nacional, el nombre que adopta el Tribunal de Orden Público franquista en el nuevo régimen que continua, con algo de maquillaje democrático, la dictadura, acusándolo de algo que, después de diez años, sigue siendo el principal recurso represivo contra la protesta y la disidencia, a pesar de que ETA ya se ha rendido, el enaltecimiento del terrorismo; por ellas fue condenado a dos años de prisión y cuatro de inhabilitación, que, sin embargo, nunca llegó a cumplir.

El 11 de agosto de 2007, el cuerpo sin vida de Lluís Maria Xirinacs es encontrado en una zona boscosa de la población de Orgassa en la comarca del Ripollés. En su bolsillo se encuentra un papel titulado "Declaración de soberanía" en el que puede leerse:

"He vivido esclavo setenta y cinco años en unos Paises Catalanes ocupados por España y por Francia desde hace siglos. He vivido luchando contra esta esclavitud todos los años de mi vida adulta. Una nación esclava, como un individuo esclavo, es una vergüenza de la humanidad y del universo. Pero una nación nunca será libre si sus hijos no quieren arriesgar su vida en la liberación y la defensa. Amigos, aceptadme este final victorioso de mi batalla, para contrarrestar la cobardía de nuestros líderes, masificadores del pueblo. Hoy mi nación se vuelve soberana absoluta en mi. Ellos han perdido un esclavo. Ella es un poco más libre, porque yo estoy entre vosotros, amigos"

Xirinacs nunca se tragó la estafa de la Transición, y la entendio tal y como fue: como una operación mediática y propagandística para continuar en vigor el franquismo aparentando que había sido sustituido por una democracia, y que, en una aberrante burla a los derechos humanos, iguala a opresores y oprimidos, a criminales con víctimas, perdonando a todos los asesinos franquistas que, no obstante, fueron los que diseñaron la transición y dirigieron, y dirigen,  el régimen actual.

El díscolo sacerdote catalán siempre defendió el derecho del pueblo catalán, de todos los Paises Catalanes, a la autodeterminación, y jamás aceptó ese mejunge adormecedor que fue la España de las Autonomias, con el que se consiguió contiunar la ideología franquista de la Una, Grande y Libre dándo una apariencia de libertad a los pueblos que, como se ve todavia hoy, en 2014, es solo zanahoria para el borrico. De hecho, este año hemos asistido al espectáculo paradójico de la supuesta democracia española, en la que se ha prohibido ejercer el derecho democrático básico, el del voto, a los catalanes para decidir su destino.

Algo que Xirinacs, que luchó por la libertad de los catalanes de elegir su propio futuro durante toda su vida, entendió desde el primer momento: la transición no es más que la pervivencia del depredador fascista disfrazada de ovejita democrática; al final se dio cuenta de que aceptando el papel de borregos no se puede vencer a los lobos, y por ello, al final de su vida, se atrevió a reconocer que la opción Gandhi no lleva a ningún sitio, salvo, como sucedió con la lucha del líder hindú, a dónde quería la metrópolis, una pseudoindependencia controlada, y que con el fascismo no vale para nada el diálogo ni las buenas intenciones pues, la única manera de acabar con la barbarie es destruyéndola, enfrentándose a ella con todas las armas disponibles. Reconocio, bastante tarde, lo que ya había afirmado el Ché Guevara en uno de sus famosos discursos, "con el imperialismo ni un tantito así".

Estemos o no de acuerdo con las ideas sobre los Paises Catalanes de Xirinacs, lo cierto es que fue un hombre lúcido que vio, mientras la mayoría de los intelectuales cerraban los ojos para tener acceso a su parte del pastel, la verdadera esencia de la transición, esa gran burla a los caidos por la democracia y el socialismo frente a la bestia fascista, cuyas consecuencias sufren cada vez de manera más sangrante los trabajadores y los pueblos del estado español.

Para acabar de entender sus ideas y su manera de ver las cosas y actuar hay disponible actualmente un video homenaje al luchador contra las miserias de la transición que fue Xirinacs,  editado por Llibertat.cat.

2 comentarios:

Loam dijo...

Xirinacs fue y siguirá siendo no sólo respetado, sino querido por cuantos le conocimos. Y temido, he de decir, por los boqueras de la cárcel de Carabanchel, en cuyo hospital coincidimos presos ambos.
Sirva esto de agradecimiento y afectuoso homenaje a su memoria: ¡No olvidamos!

Salud!

Piedra dijo...

Ilustrativo y merecido reconocimiento.

Saludos.

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