9 de abril de 2011

La OTAN reconoce que la agresion contra el pueblo libio no tiene como fin alcanzar la paz

Los terroristas de la OTAN nunca buscan la paz
La OTAN asumio el mando de la agresión contra el pueblo libio el pasado dia 31, bautizando la masacre como operación "Protector Unificado". Hoy, 9 de abril, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, admitió en el semanario aleman "Der Spiegel" lo que ya se sabe: que la operación militar de la alianza en Libia no traerá la paz al país.

Si la matanza de libios no va a conseguir la paz, ¿por qué la ejecutan?

Si echamos mano de la memoria histórica, que nos ilustra sobre otras matanzas similares a la de Libia en la que la OTAN ha participado, veremos que este brazo ejecutor de los intereses del régimen imperial, liderado por EEUU y bajo el que se alinean jerarquicamente sus paises vasallos, jamas ha buscado conseguir la paz, sino alargar y mantener la guerra.

¿Por qué? Esta claro que, ademas del interes en saquear recursos cuyo control esta dificultado por pueblos discolos el genocidio es un negocio donde las multinacionales de los paises alineados bajo la ideologia capitalista ganan muchísimo dinero. Se trata de un negocio redondo, ya que mientras las guerras suponen un alto coste para las arcas públicas de los paises intervinientes en el akelarre, cuya factura se pasa a los impuestos de los ciudadanos, al contrario son una incalculable fuente de ingresos para la industria militar, que es la que fabrica las bombas que caen sobre los niños libios y los aviones que los asesinan.

En resumen: los ciudadanos pagan la factura de la guerra, cuyo beneficio va a parar a los magnates que tienen en sus manos la industria militar. Si ademas logran controlar la explotacion de recursos naturales mucho mejor para los mismos beneficiarios, que suelen tambien tener en sus manos el negocio de los combustibles, la alimentacion, o la farmacia (debido a la constante e inevitable concentración capitalista).

Asi que, la paz no es algo necesario para justificar una guerra. Una guerra criminal como las que habitualmente dirige Anders Fogh Rasmussen, o como las que dirigio su antecesor Javier Solana, ambos sangrientos genocidas en nombre del capital, se justifica por los beneficios que genera, ya que los gastos los pagamos todos, los ciudadanos, mientras los beneficios se meten en el bolsillo de los que la azuzaron.

Lo raro es que estos sicarios (que en definitiva son simplemente mercenarios colocados para ejecutar los intereses de los propietarios de las grandes industrias) lo reconozcan, y digan con total descaro que sus matanzas no van (y aunque esto no lo digan, ni siquiera lo pretenden) a conseguir ninguna paz. Seguramente, al contrario, su objetivo principal es eternizar la guerra (y los beneficios a costa de muertos lejanos y contribuyentes sumisos).

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