El Juan Carlos de siempre

"Al generalísimo Franco, con mucho cariño y mayor respeto" 1970

El entonces príncipe de Asturias y heredero de la corona española por gracia del Caudillo, aparecia de esta guisa en la fotografía dedicada a Francisco Franco por el actual rey. De verdad que no tiene desperdicio:

El Borbón aparece pilotando un yate, de esos que tanto gusta manejar a los niños pijos de alto standing, con el fondo de una grandiosa bandera rojigualda, aquella impuesta por los fascistas tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936 y tres años de sanguinaria guerra civil ganada por Hitler y Mussolini.

El hoy Juan Carlos I de España sabía entonces, como aquel otro Borbón Enrique IV, que "París bien vale una misa", aunque en el caso del protegido de Franco el precio a pagar fuera convertirse en cómplice y sostenedor del mayor genocido cometido en la historia de España (total, lo que menos importa a los reyes en cualquier caso son subditos, salvo para que produzcan las riquezas y prebendas que ellos se encargaran de derrochar).

De tal palo, tal astilla

Asi que no es extraño que el actual rey, aquel que no dudo tampoco en jurar los Principios del Movimiento Nacional Franquista (manchados de sangre sobre la que todavia no se ha hecho justicia), y que hoy, tan bonachón él, intenta parecer muy democrático, siga siendo hoy lo que siempre fue: un mercenario oportunista capaz de cualquier cosa por vivir a costa de los demás, un vago redomado dispuesto a venderse a cualquier precio con tal de vivir sin dar palo al agua.

Y si para eso hay que ayudar al yerno Urdangarín a robar a los españoles, pues se hace. Pues al fin y al cabo, la familia real lleva casi cuatro decadas, como poco, haciendo lo propio a costa del miedo de los españolitos al ejercito sanguinario y a la policia brutal, tras años de disciplina impuesta a golpe de ejecución sumarisima, saqueo de los bienes, o exilio permanente, por el antecesor de Juan Carlos en el trono (aunque fuese sin corona).

Lo que es extraño es que, ante la revelación del socio de Iñaqui Urdargarín, Diego Torres, de que en los negocios sucios del exbalonmanista, y hoy infante de las Españas, estaban implicados casi todos los miembros de la familia real, con correos electrónicos que lo constatan, desde el suegro a la esposa, se haya creado esta polémica en torno a los que siempre fueron parásitos de la riqueza producida por los trabajadores españoles.

¿Como es posible que en la España saliente de cuatro decadas de terror franquista hubiera una supuesta mayoria de ciudadanos en pro de la monarquía o, al menos, sostenedores de aquella etiqueta hueca llamada "juancarlismo"? Solo hay dos respuestas posibles ante esta pregunta sin contestación racional y humana posible: o por miedo o por estupidez.

Infantes y golfantes

Porque, si bien es cierto que la oligarquia estaba y está tan contenta con el monarca, convertido en simbolo de la continuidad de la España del robo y la corrupción impune por la fuerza de las armas, transfigurada en la de mas de lo mismo pero con la fuerza de la mentira y la manipulación mediática (haciendo creer a todos que vivian en una aparente democracia y que todos disfrutaban de libertades sinigual), el 90% de los españolitos, de clase obrera algunos en determinados momentos con algunas infulas de clase media, tenia y tiene todavia que currar duramente no solo para mantenerse ellos y sus familias, sino para seguir alimentando a la bandada de buitres, ladrones, mafiosos y criminales que siempre formaron, y siguen haciendolo, la clase empresarial y política que dirigió y dirije este pais.

Un pais para el que, en este caso si, sirve como representante perfecto  la imagen del  tipejo de la foto, rey de España por deseo y capricho de Francisco Franco y de los de todos los criminales que le rodeaban entonces en su corte de bandidos, y que en realidad siguen tomando aun  las decisiones importantes en la España de hoy, mientras el rey y su familia se dedican, ademas de vivir chupando del bote del presupuesto publico, a  acumular dinero cómo sea, incluso, aprovechandose de la total impunidad del jefe de estado, a costa de estafar al propio estado que dicen, hipocritas, amar tanto (aunque ya sabemos que los ladrones y delincuentes de la oligarquia capitalista solo tienen una patria, y es su propio bolsillo).