20 años del asesinato del joven antifascista Guillem Agulló

Hoy 11 de abril se cumplen 20 años del asesinato del joven antifascista Guillem Agulló, lamentablemente una mas de las victimas de los que se han esforzado de imponer la tan vendida como "pacífica" Transición a base de palizas, torturas y asesinatos.

Guillem Agulló era un militante antifascista e independentista de las organizaciones Sharp y Maulets en Valencia, y su muerte a manos de unos títeres nazis fue una muestra mas de la connivencia entre los aparatos del estado con la ultraderecha con el fin de hacer tragar la continuidad del franquismo con el cada vez menos retocado maquillaje democrático.

 La sentencia contra los asesinos de Guillem Agulló fue un insulto y una burla para el conjunto de la sociedad, y en especial para los ciudadanos de los Paises Catalanes. Mientras el estado español ilegaliza listas electorales porque uno de sus miembros fuera alguna vez militante de un partido abertzale, independentista vasco, el, asesino del joven valenciano sólo cumplió 4 años en prisión y pudo concurrir libremente a las elecciones de 2007 en una lista de un partido explícitamente nazi, la formación Alianza Nacional. Es curioso que en la estafa que llaman "estado de derecho" algunos cumplan más años de condena por quemar un cajero de una entidad bancaria que por matar a un joven solo por sus ideas.

Guillem Agulló se ha convertido en el símbolo de una generación a la que esta tragedia hizo asumir de la idea de que la transición y el autonomismo siempre han sido una farsa. Que detrás de la democracia formal habitaban los mismos monstruos fascistas que habíán saqueado España durante cuarenta años mientras humillaban y pisoteaban a sus trabajadores, como lo siguen haciendo en la actualidad.

La figura de Guillem Agulló es homenajeada cada año en el País Valencià, y 20 años después sigue representando un símbolo de lucha contra la violencia neonazi, que se reproduce continuamente sobretodo en el área metropolitana de Valencia mientras la justicia burguesa mira hacia otro lado, anulando el carácter político y sistemático de la violencia de la ultraderecha, absolviendo a los responsables de cualquier tipo de agresión por motivos ideológicos que estos grupúsculos cometen, regalándoles casi total impunidad para seguir perpetuando sus crímenes en la calle, haciendo de mamporreros de los grandes criminales económicos que se benefician de la injusticia del sistema.

Precisamente hoy en el Congreso, el diputado de Esquerra (ERC), Joan Tardà, ha aprovechado su intervención en el hemiciclo para hacer mención al joven valenciano antifascista Guillem Agulló, de cuyo asesinato se cumplen 20 años, en un Pleno del que ha sido expulsado por insistir en utilizar el catalán pese a las advertencias del presidente de la Cámara, el militantes del PP Jesús Posada, como protesta por la nueva imposición del español en la educación en las aulas de las autonomias por encima de su otra lengua oficial, por una decisión de la justicia central (según la cual, si un padre en la escuela exige que se hable español en el aula donde estudia su hijo, todos los demás tienen que plegarse a su exigencia, en lugar de la solución más lógica: que el solitario aprenda la lengua oficial que usan y prefieren los demás. Es decir, uno impone su capricho a la mayoria).

Y es que, si todavia no se habia fechado el final de esa trola llamada "Transición", donde la violencia de los franquistas ha pervivido en las calles, en los cuarteles y en el saqueo permanente de la riqueza del país a costa del empobrecimiento de los trabajadores, podriamos fijar la llegada de Rajoy al gobierno como el momento en el cual los gobernantes ya no necesitan ninguna excusa para hacer, ya abiertamente, lo que se venía haciendo sin escrúpulo alguno durante el franquismo, y que tuvieron que disimular tras una cortina democratica y de supuesto estado de derecho hasta hoy. 

Al contrario,  ahora ya pueden volver a tratar a los trabajadores como lo que estos siempre fueron para los parasitos de la clase dominante, meros esclavos asalariados, y a imponer a los diferentes pueblos españoles la tradicional idea de los que siempre han vivido del trabajo de los demás, siempre presente en la mentalidad de oligarquia española, de una España única, con una única lengua, y con un único pueblo, pasando la apisonadora de la ignorancia sobre la diversidad que, quieran o no, es la realidad mas evidente de esa construcción artificial que algunos se empeñan en seguir creyendo moldeable a su capricho como si se tratara realmente de una piel de toro. 

Video;Habeas Corpus pone música al documental "Ojos que no ven", sobre las víctimas 
de la sangrienta transición española (la canción es "Y después de la sangre qué")