Es más, los datos demuestran que la siniestralidad aumentó un 2,87%, registrándose un total de 657.169 accidentes, 17.765 siniestros más que en el mismo período de 2016.
Del mismo modo, la mortalidad aumentó en los accidentes ocurridos durante la jornada laboral (245 trabajadores fallecidos, un 8% más interanual), mientras que cayeron un 27% los fallecimientos en accidentes in itinere (55 víctimas mortales).
Ninguno de estos 300 obreros fallecidos ocupó un minuto del pensamiento de los altos cargos políticos del estado español, ni tampoco de los partidos parlamentarios. Recientemente murió un piloto del Ejército del Aire tras regresar con un avión Eurofighter del desfile del 12 de Octubre y , al contrario, ha merecido mensajes, discursos y lágrimas de cocodrilo (en realidad tampoco les importa debe importar demasiado) de muchos de ellos, además de una dedicación especial de los medios de propaganda ("información") del régimen.
Es lógico lamentar la muerte en lo que es también un accidente de trabajo del militar español, aunque también nos parece humillante y despreciable que la clase política se rasgue las vestiduras en este caso mientras olvida y desprecia la del resto de trabajadores.
Según el informe sobre la siniestralidad laboral del año 2017, la mayoría de los accidentes habrían podido evitarse, a pesar de que ni empresarios ni el gobierno tienen mucho interés en hacerlo. También podría haberse evitado el accidente del piloto, enviado a un desfile absurdo para agitar el nacionalismo y alabar las falsas glorias de una España sin soberanía con el objetivo de echar una cortina de humo que oculte los delitos constantes y graves cometidos por las corrupta clase política y empresarial del estado español.
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