9 de febrero de 2014

El circo de la imputada: "no me consta, no me acuerdo, no lo sé"

Después de la declaración de la Infanta Elena podemos sacar una de estas dos conclusiones: o realmente los Borbones tienen problemas de retraso mental o la realidad es que son muy listos (listillos sería la palabra adecuada, por su capacidad de vivir del cuento sin dar palo al agua y aprovechando cualquier oportunidad para llenarse los bolsillos).

En el circo de la declaración, en el que por primera vez en la historia el juez salió a recibir a las puertas del juzgado al imputado, en esta ocasión de sangre azul, la infanta no sabe prácticamente nada sobre ningún tema de ninguna clase.

El letrado, en unas breves declaraciones en el receso del interrogatorio ordenado por el juez, aseguró que la interrogada estba respondiendo con muchas evasivas y que en muchos temas la respuesta habitual ha sido el recurrido “no sabe, no contesta”. En este sentido explicó que el 95 por ciento de las respuestas fueron evasivas.

Asimismo, el abogado de la acusación ha explicado que la Infanta ha acudido al interrogatorio muy preparada y que en todo momento está delegando en su esposo Iñaki Urdagarín la gestión de las empresas por las que ha sido imputada por los delitos de blanqueo de capitales y delito fiscal.

Por otra parte, ha respondido durante el interrogatorio del juez José Castro que desconocía que los empleados domésticos que trabajaban en su casa habían sido contratados a través de Aizoon, la empresa patrimonial que la Infanta compartía al 50 por ciento con Iñaki Urdagarín.

Según las mismas fuentes, la Borbona se ha desvinculado totalmente de la gestión tanto de Noos que recibió casi 6 millones de euros de las Administraciones balear y valenciana, como de Aizoon, la empresa patrimonial de la pareja a la que iban a parar una parte de los beneficios de la primera, pese que era una sociedad sin ánimo de lucro.

La hija del rey deja, en definitiva, un reguero de interrogantes sin despejar tras esta declaración histórica (una triste historia de España en la que la justicia no se ha aplicado en poquísimas ocasiones a los privilegiados).  Se ha dedicado, pues, a contestar a la mayoría de preguntas que le ha efectuado el juez con evasivas: "no me consta, no me acuerdo, no lo sé". Si fuera cierto que el desconocimiento de la ley no es un eximente para su cumplimiento, y que su aplicación a la luz de los hechos y sus consecuencias iguala a todos los ciudadanos, entonces se podría colegir que la infanta ha salido de los juzgados de Vía Alemania en Palma de Mallorca peor de lo que ha entrado.

En realidad, el circo de la declaración ha estado muy bien diseñado y, como conclusión, lo dicho al principio de esta entrada: aunque se haga la tonta, en este caso se trata de una evidente listilla que sabe muy bien lo que hace, también con su dinero (es decir, con el dinero de los españoles).

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