30 de diciembre de 2009

La represión fascista en Honduras se oculta

Desde el golpe del 28 de junio, dirigido por el ejercito y las elites hondureñas, y apoyado en la sombra por el premio nobel de la paz, se han contabilizado al menos 42 asesinatos, 120 desapariciones y más de 4.000 detenciones arbitrarias. Desde entondes, en Honduras los Derechos Humanos son brutalmente vulnerados. Se trata de una represión planificada, desde los órganos del gobierno, y dirigida contra los resistentes al golpe de Estado.

El 14 de diciembre, Walter Trochez fue abatido por dos disparos en el pecho. Diez días antes, este militante hondureño, comprometido en la Resistencia contra el golpe que derribó al presidente Manuel Zelaya, había escapado por poco de un intento de asesinato. El 16 de diciembre, el cuerpo decapitado de Carlos Turcio, responsable de la Resistencia, fue encontrado a 300 kilómetros al norte de Tegucigalpa. Cuatro días antes, Santos Corrales García, otro resistente corría la misma suerte.

Los Derechos Humanos son brutalmente despreciados en un contexto de indiferencia internacional, que aunque critica el acto fascista sin embargo mira para otro lado a la hora de denunciar los crimenes del régimen pinochetista de Micheletti y Lobo. Lejos de la mirada de la “Comunidad Internacional”, las autoridades usurpadoras tienen las manos libres para desplegar sus planes de muerte.

Para Reina Rivera, presidente del Centro de Investigación y de Promoción de los Derechos Humanos, Honduras está “frente a una política de Estado, la misma política de seguridad nacional de los años ochenta que consistió en ejecutar a los activistas de izquierda”. En esta época, 182 personas desaparecieron a manos del ejército, de la policía y sobre todo del batallón 3-16, transformado en escuadrón de la muerte (y entrenado y financiado, como hoy, por EE.UU.)

Tras el golpe de Estado, “muchos actores sociales han vuelto a salir a la palestra”, prosigue. Y esto molesta a los golpistas cuyo mensaje es claro : “la Resistencia está en el punto de mira porque el régimen de facto no tolera la existencia de ningún movimiento social”.

Igualmente, la ex – directora del Secretariado de Estado para la Cultura, Rebecca Becerra, fue detenida delante de su hija por una docena de policías. Ferviente opositora al golpe de Estado, la escritora habla de “caza de brujas incesante”. “Vivimos bajo una dictadura que no ha acabado con las elecciones de las que no esperábamos nada”, opina (antes de mencionar la desaparición de su hermano “porque era secretario general de la Federación de Estudiantes Universitarios”). “La guerra de baja intensidad de la ultraderecha hondureña nunca ha cesado”, explica Rebecca Becerra, aunque dice temer “nuevas estrategias de represión”.

Otros tres dirigentes, esta vez de la organización política “Los necios”, se han visto obligados a huir de Honduras en 48 horas tras haber sido amenazados de muerte por “encapuchados” de la policia .

Se trata de “socavar el movimiento de resistencia”, de abajo a arriba, porque es menos visible que si se toca a sus principales dirigentes, opina Reina Rivera. El objetivo es matar la asamblea constituyente impulsada por la Resistencia pero también la misma posibilidad de que una izquierda pueda existir”, tanto más cuanto que esta resistencia diversa y plural ha sabido captar “un movimiento popular hasta ahora ahogado por el capitalismo y un sistema cerrado a cal y canto”, apunta el sociólogo Antonio Cruz Oliva.

Una semana antes de su muerte, Walter Trochez fustigaba en una carta pública “un golpe de Estado, augurando un retroceso brutal en la región marcada esta última década por unos gobiernos (…) cuyo denominador común significaba un cambio de rumbo frente al neoliberalismo”.

Las palabras de Trochez explican bien el interes de los matones de Washington en Honduras, y el castigo al que estan sometiendo a la poblacion.

http://www.humanite-en-espanol.com/spip.php?article433

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