Uno es el problema, dicho brevemente: se tiende a una gran liga muslímica, y a la supresión del poder europeo en la tierra árabe. Arranca de Constantinopla, llena a Trípoli y agita a Túnez la ola mahometana, detenida, no evaporada, al fin de la Edad Media.
El poderoso aliento de la independencia y la fatiga de tanta vergonzosa explotación, y tanta intervención extraña y oprobiosa ¿no mueven allí todos los pechos? […] Porque el aire que encienden con sus plegarias los panislamistas de Constantinopla, sopla abrasador en el septentrión de África, y empuja el brazo del rencoroso argelino Sheik Mahmoud contra Francia, y repite por todo el viejo dominio de Mahoma la palabra de reivindicación y de conquista que brota inspirada de los labios del hermoso sirio Abul Huda.
Presiéntese el acercamiento de la magna lucha entre el afán conquistador de los poderes europeos y el indómito anhelo de independencia de las comarcas africanas. En otro tiempo fue de Francia el ansia vivísima de poseer el Egipto, en tiempos de avaricia, deslumbramiento y gloria militar. Las reminiscencias de aquella política, la posibilidad vaga de regir definitivamente en Túnez, y los intereses que ha creado el Canal de Suez, apegan aún a Francia a aquella tierra de sus sueños, en que cegaron y murieron, bajo el más atrevido de sus hijos, sus bravos y aguerridos veteranos.
Así queda el problema: el ancla británica quiere clavarse en los ijares del caballo egipcio: el Corán va a librar batalla al Libro Mayor: el espíritu de comercio intenta ahogar el espíritu de independencia: el hijo generoso del desierto muerde el látigo y quiebra la mano del hijo egoísta del Viejo Continente".
La revuelta en Egipto: Interesante problema, José Martí
Publicado en La Opinión Nacional de Caracas (10 de octubre de 1881)
Fuente: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. XIV:113 – 117
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121659
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