Zapatero acaba de hacer público su Plan de Medidas para acelerar la reducción del déficit. Se trata de un plan absolutamente inaceptable por reaccionario, y cuyo objetivo es defender los intereses de la oligarquía española, que se sigue enriqueciendo a manos llenas, a costa de inmensos sacrificios de la mayoría trabajadora.
Entre otras medidas, el Gobierno impone: la reducción del salario de los trabajadores del sector público, en un 5% de media a partir de junio, y su congelación en 2011; la suspensión de la revalorización de las pensiones; la aplicación inmediata de la exigencia del requisito de los 61 años y el cumplimiento del 25% de la jornada en la jubilación parcial; la eliminación de la prestación de 2.500 euros por nacimiento; una reducción de 6.045 millones de euros en la inversión pública estatal, entre 2010 y 2011, y la exigencia de un ahorro adicional de 1.200 millones en el gasto de Comunidades Autónomas y Entidades Locales. Ni una medida que afecte a las grandes rentas, a las entidades financieras, etc.
Todas ellas son medidas que, además de suponer en muchos casos nuevos sacrificios para los trabajadores, van a provocar una contracción de la actividad económica, como ha reconocido el propio Presidente del Gobierno. De esta forma, se agrava deliberadamente la crisis de la economía real, para asegurar los vergonzosos beneficios de una minoría de especuladores sin escrúpulos que son, por otra parte, los responsables de la crisis.
Tras dos largos años de crisis con unas consecuencias sociales demoledoras y atendiendo a las presiones de la clase política de la monarquía y de las instituciones imperialistas, el Gobierno social-liberal de Zapatero da un nuevo paso, que se suma a las medidas anunciadas en febrero: aumento de la edad de jubilación y del periodo de cálculo de las pensiones, recortes del gasto público en 50.000 millones de euros, amenaza de reformar por decreto la legislación laboral, aumento del IVA un 2%, etc.
Paso a paso, se conforma un férreo bloque contra los trabajadores y las clases populares que debemos romper. La economía política no es neutra; sólo caben dos opciones: aplicar medidas de protección de los derechos sociales y laborales y del empleo, reformar drásticamente la fiscalidad para acabar con el fraude de grandes empresarios y especuladores, que supera los 70.000 millones, recuperar el Impuesto de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones, establecer un impuesto a las grandes fortunas, imponer un control social y político de la economía controlando la actividad antisocial de los especuladores financieros a cuyo frente se sitúan los grandes bancos; o, por el contrario, aplicar sucesivos recortes, cada vez más duros contra los trabajadores, recortar las prestaciones y subsidios sociales, plegarse completamente a la voluntad de los «mercados», eufemismo con el que se encubren sinvergüenzas con nombre y apellidos perfectamente conocidos, que sientan en sus consejos de administración a representantes de la clase política del régimen y establecen sólidas alianzas entre sí.
El Gobierno ha tomado partido desde el principio por esta segunda opción. Quienes han arruinado la economía española, imponen ahora unas medidas que van a suponer la pérdida de conquistas que han costado mucho sufrimiento y dolor a generaciones enteras de trabajadores y luchadores.
El Gobierno debe pagar en términos políticos su traición y debe ser el proletariado español, las clases populares, quienes zanjen cuentas con él y con el régimen podrido que sustenta a los ladrones que la clase política oficial ampara. El PCE (m-l) llama, por ello, a los sindicatos a responder de inmediato a este nuevo ataque con toda la contundencia. La clase obrera española, la mayoría social trabajadora, no entenderían más el silencio de quienes deben dirigir sus luchas. No cabe plantear que una confrontación directa con el Gobierno pueda favorecer a la derecha tardofranquista: este Gobierno se ha situado deliberadamente enfrente de los intereses de la mayoría y con ello ha firmado su sentencia política; pero debe ser el pueblo trabajador quien lo arroje. Es preciso seguir el ejemplo del proletariado griego y responder con contundencia a las provocaciones de la oligarquía imperialista de la Unión Europea y sus servidores.
Llamamos a todas las fuerzas y gentes de izquierda y progresistas a redoblar los esfuerzos por responder de forma unitaria a estos ataques, reforzando las convocatorias sindicales, y a trabajar con responsabilidad y firmeza por alumbrar una alternativa que supere al régimen monárquico y sus pantomimas seudo democráticas: un marco republicano que permita poner en su sitio a la minoría empresarial y financiera que nos arruina.
¡Viva la lucha de la clase obrera!
Secretariado del Comité Central del PCE (m-l)
12 de mayo de 2010
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